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"Los pliegues del linaje", de la antropóloga Ana Ramos
Por Avkin Pivke Mapu-Komunikación MapuChe - Monday, Jan. 24, 2011 at 2:27 PM
avkinpivkemapu@yahoo.com.ar

La autora enseña en la Sede Andina de la Universidad de Rio Negro desde su apertura. Mucho antes comenzó su trabajo de campo en Colonia Cushamen (Chubut). Allí trabajó con las “Memorias y políticas Mapuche-Tehuelche en contextos de desplazamiento”, según indica el subtítulo del libro recientemente editado por EUDEBA.

Por El Cordillerano

La Editorial Universitaria de Buenos Aires (EUDEBA) acaba de publicar “Los pliegues del linaje. Memorias y políticas mapuches-tehuelches en contextos de desplazamiento”, libro que tiene como autora a la antropóloga Ana Ramos. La investigadora se desempeña para el CONICET y es docente en la Sede Andina de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN). Sus estudios hacen foco en costados dramáticos de la historia de la región que todavía hoy piden a gritos su esclarecimiento y difusión.

Vecina de Bariloche desde que abrió sus puertas la nueva casa de estudios, la investigadora explicó que el volumen “empieza a ser pensado más o menos en 1995, cuando empiezo el trabajo de campo en Cushamen, porque el libro trata sobre Colonia Cushamen, en la provincia de Chubut, aunque está centrado ahí para contar una historia más general. Por entonces empecé a pensar muchas de las cosas que están en el libro, muchas de las conversaciones que transcribo son de esos primeros años, pero fue un largo proceso llegar a esta idea de los pliegues del linaje y al modo como quería contar estas historias. Recién 10 años después con la tesis de doctorado, cuando este era un capítulo de esa tesis de doctorado, se empezó a gestar la idea de Los pliegues del linaje”.

Pocas veces con tan pocas palabras, se pueden incluir tantos conceptos. “La idea de pliegues es de un autor, que tomando algunos filósofos, trabaja esa idea. Yo la retomo desde el lugar que llamo pliegues del linaje, porque tiene que ver con cuestiones diferentes. Por un lado, es un modo distinto de contar la historia en este sentido: darle muchísima importancia a lo que es la perspectiva del otro, o sea es una historia contada desde la memoria, desde la forma en que las personas recuerdan... Y la idea de pliegue hace pensar en una memoria que fue transmitida de generación en generación y oralmente, pero en contextos de represión y de des-estructuración de las familias mapuches y tehuelches”.

La posibilidad de conectar

Ramos trajo a colación que “hay un concepto que es la memoria humillada: esa memoria que se decide no contar de padres a hijos para evitar discriminación... Entonces, en ese contexto que se transmite la memoria, ésta se suele recibir fragmentada, aparentemente desconectada. Inclusive, no exclusivamente en forma oral, porque se puede transmitir a partir de expresiones corporales, rituales o frases aisladas. También de silencios, de llantos, de tristezas... La memoria se transmite a partir de un montón de fragmentos diferentes y la idea de pliegues, que estaba comentando, hace énfasis en la posibilidad de conectar”.

Después de 15 años de trabajo en conjunto con la gente “lo que uno va viendo, sobre todo en los últimos tiempos en los más jóvenes que buscan su identidad o inclusive en los más ancianos que quieren conocer la historia y comprender procesos, es una búsqueda por conectar esos fragmentos... Entonces, la idea de pliegues es una conciencia histórica, un marco de interpretación sobre la historia para tratar sobre estas conexiones... Conexiones del pasado hechas desde el presente. Esa sería la metáfora general. Y obviamente, al ser los pliegues del linaje, también está hablando de relaciones sociales, está discutiendo y reformulando nociones de parentesco”, señaló la antropóloga.

A través de sus páginas, “el libro se centra en un conflicto específico que ocurre en Cushamen. En los momentos de conflicto, todo esto de las memorias, las discusiones, los marcos desde donde se discute, los argumentos, los conocimientos y lo que aparentemente estaría olvidado, sale a flote. En la crisis se discute, entonces para discutir, se retoman todas estas cuestiones. Parto de un conflicto específico, un conflicto por el camaruco y a partir de ahí, voy viendo estas diferentes aristas: las historias tristes, por un lado; las historias de lucha, que se engloban como las historias de andanza... Porque es un libro de camino, empieza con una frase del cacique Florentino Nahuelquir, que en un discurso en 1992, decía: Nuestros pies están encallecidos por los largos caminos que nos ha tocado recorrer... Esa también es la postura del libro, lo que van articulando y rearmando estos pliegues son historias de desplazamiento, de itinerarios, de cómo los grupos se van conformando, se van separando y se van reuniendo en otros”. De lectura imprescindible.

Recurrir a “toda esa profundidad histórica”

Aportes como el que formula Ana Ramos en “Los pliegues del linaje” se abren paso no sólo en el mundo académico, sino también en los estrados judiciales. “Parte de lo que había escrito para este libro es lo que utilicé como testigo en el juicio de Benetton, pensando en ese conflicto en particular. Estaba en discusión si una familia mapuche pertenecía o no a ese territorio específico, que era el lote Santa Rosa. El argumento con el cual se discutía a esta familia y se la veía como ilegal en ese juicio, era que esta comunidad había llegado tardíamente a ese lugar. Que eran inmigrantes de una provincia a otra en el mejor de los casos, o de un país a otro, es decir, de Chile a Argentina”. Argumentos que en el plano de la opinión pública, se escuchan hasta el cansancio...

Pero que ya tienen su réplica. “También se decía que la Compañía de Tierras del Sud Argentino había estado antes. Entonces, cómo discutir eso... No se puede discutir en el marco temporal de un expediente ni el marco temporal de los documentos. Ahí uno introduce la idea de pliegues del linaje, toda esa profundidad histórica... ¿Dónde estaban, por ejemplo, las familias que eran parte de ese territorio en momentos en que la Compañía de Tierras del Sud adquiría esas tierras? Justamente, estaban en Chichinales, en un campo de concentración, prisioneros”, ilustró la doctora en Antropología.

La investigadora exhortó a “entender todos esos procesos. De dónde vienen, cómo se juntan, quiénes son... La introducción del libro empieza con eso: se dice que Atilio (Curiñanco) y Rosa (Nahuelquir), la familia mapuche del conflicto con Benetton, no tiene relación con el pueblo mapuche del lugar. Al terminar el libro, uno ve que sí, que todas estas familias están relacionadas. Entre sí y con el espacio”.

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