Julio López
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Comunicado del EZLN sobre la muerte de Don Samuel Ruiz
Por Red de Solidaridad con Chiapas - Friday, Jan. 28, 2011 at 7:45 PM
redchiapas_bue@yahoo.com.ar

Red de Solidaridad con Chiapas
Buenos Aires - Argentina

COMUNICADO DEL COMITÉ CLANDESTINO REVOLUCIONARIO INDÍGENA-COMANDANCIA GENERAL DEL EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.
MÉXICO.


ENERO DEL 2011.

AL PUEBLO DE MÉXICO:

El Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional manifiesta su pesar por la muerte del Obispo Emérito Don Samuel Ruiz García.

En el EZLN militan personas con diferentes credos y sin creencia religiosa alguna, pero la estatura humana de este hombre (y la de quienes, como él, caminan del lado de los oprimidos, los despojados, los reprimidos, los despreciados), llama a nuestra palabra.

Aunque no fueron pocas ni superficiales las diferencias, desacuerdos y distancias, hoy queremos remarcar un compromiso y una trayectoria que no son sólo de un individuo, sino de toda una corriente dentro de la Iglesia Católica.

Don Samuel Ruiz García no sólo destacó en un catolicismo practicado en y con los desposeídos, con su equipo también formó toda una generación de cristianos comprometidos con esa práctica de la religión católica. No sólo se preocupó por la grave situación de miseria y marginación de los pueblos originarios de Chiapas, también trabajó, junto con heroico equipo de pastoral, por mejorar esas indignas condiciones de vida y muerte.

Lo que los gobiernos olvidaron propositivamente para cultivar la muerte, se hizo memoria de vida en la diócesis de San Cristóbal de Las Casas.

Don Samuel Ruiz García y su equipo no sólo se empeñaron en alcanzar la paz con justicia y dignidad para los indígenas de Chiapas, también arriesgaron y arriesgan su vida, libertad y bienes en ese camino truncado por la soberbia del poder político.

Incluso desde mucho antes de nuestro alzamiento en 1994, la Diócesis de San Cristóbal padeció el hostigamiento, los ataques y las calumnias del Ejército Federal y de los gobiernos estatales en turno.

Al menos desde Juan Sabines Gutiérrez (recordado por la masacre de Wolonchan en 1980) y pasando por el General Absalón Castellanos Domínguez, Patrocinio González Garrido, Elmar Setzer M., Eduardo Robledo Rincón, Julio César Ruiz Ferro (uno de los autores de la matanza de Acteal en 1997) y Roberto Albores Guillén (más conocido como “el croquetas”), los gobernadores de Chiapas hostigaron a quienes en la diócesis de San Cristóbal se opusieron a sus matanzas y al manejo del Estado como si fuera una hacienda porfirista.

Desde 1994, durante su trabajo en la Comisión Nacional de Intermediación (CONAI), en compañía de las mujeres y hombres que formaron esa instancia de paz, Don Samuel recibió presiones, hostigamientos y amenazas, incluyendo atentados contra su vida por parte del grupo paramilitar mal llamado “Paz y Justicia”.

Y siendo presidente de la CONAI Don Samuel sufrió también, en febrero de 1995, un amago de encarcelamiento.

Ernesto Zedillo Ponce de León, como parte de una estrategia de distracción (tal y como se hace ahora) para ocultar la grave crisis económica en la que él y Carlos Salinas de Gortari habían sumido al país, reactivó la guerra contra las comunidades indígenas zapatistas.

Al mismo tiempo que lanzaba una gran ofensiva militar en contra del EZLN (misma que fracasó), Zedillo atacó a la Comisión Nacional de Intermediación.

Obsesionado con la idea de acabar con Don Samuel, el entonces presidente de México, y ahora empleado de trasnacionales, aprovechó la alianza que, bajo la tutela de Carlos Salinas de Gortari y Diego Fernández de Cevallos, se había forjado entre el PRI y el PAN.

En esas fechas, en una reunión con la cúpula eclesial católica, el entonces Procurador General de la República, el panista y fanático del espiritismo y la brujería más chambones, Antonio Lozano Gracia, blandió frente a Don Samuel Ruiz García un documento con la orden de aprehensión en su contra.

Y cuentan que el procurador graduado en Ciencias Ocultas fue confrontado por los demás obispos, entre ellos Norberto Rivera, quienes salieron en la defensa del titular de la Diócesis de San Cristóbal.

La alianza PRI-PAN (a la que luego se unirían en Chiapas el PRD y el PT) en contra de la Iglesia Católica progresista no se detuvo ahí. Desde los gobiernos federal y estatal se apadrinaron ataques, calumnias y atentados en contra de los miembros de la Diócesis.

El Ejército Federal no se quedó atrás. Al mismo tiempo que financiaba, entrenaba y pertrechaba a grupos paramilitares, se promovía la especie de que la Diócesis sembraba la violencia.

La tesis de entonces (y que hoy es repetida por idiotas de la izquierda de escritorio) era que la Diócesis había formado a las bases y a los cuadros de dirección del EZLN.

Un botón de la amplia muestra de estos argumentos ridículos se dio cuando un general mostraba un libro como prueba de la liga de la Diócesis con los “transgresores de la ley”.

El título del libro incriminatorio es “El Evangelio según San Marcos”.

Hoy en día esos ataques no han cesado.

El Centro de Derechos Humanos “Fray Bartolomé de Las Casas” recibe continuamente amenazas y hostigamientos.

Además de ser haber sido fundado por Don Samuel Ruiz García y de tener una inspiración cristiana, el “Frayba” tiene como “delitos agravantes” el creer en la Integralidad e Indivisibilidad de los Derechos Humanos, el respeto a la diversidad cultural y al derecho a la Libre Determinación, la justicia integral como requisito para la paz, y el desarrollo de una cultura de diálogo, tolerancia y reconciliación, con respeto a la pluralidad cultural y religiosa.

Nada más molesto que esos principios.

Y esta molestia llega hasta el Vaticano, donde se maniobra para partir la diócesis de San Cristóbal de Las Casas en dos, de modo de diluir la alternativa en, por y con los pobres, en la acomodaticia que lava conciencias en dinero. Aprovechando el deceso de Don Samuel, se reactiva ese proyecto de control y división.

Porque allá arriba entienden que la opción por los pobres no muere con Don Samuel. Vive y actúa en todo ese sector de la Iglesia Católica que decidió ser consecuente con lo que se predica.

Mientras tanto, el equipo de pastoral, y especialmente los diáconos, ministros y catequistas (indígenas católicos de las comunidades) sufren las calumnias, insultos y ataques de los neo-amantes de la guerra. El Poder sigue añorando sus días de señorío y ven en el trabajo de la Diócesis un obstáculo para reinstaurar su régimen de horca y cuchillo.

El grotesco desfile de personajes de la vida política local y nacional frente al féretro de Don Samuel no es para honrarlo, sino para comprobar, con alivio, que ha muerto; y los medios de comunicación locales simulan lamentar lo que en realidad festinan.

Por encima de todos esos ataques y conspiraciones eclesiales, Don Samuel Ruiz García y l@s cristian@s como él, tuvieron, tienen y tendrán un lugar especial en el moreno corazón de las comunidades indígenas zapatistas.

Ahora que está de moda condenar a toda la Iglesia Católica por los crímenes, desmanes, comisiones y omisiones de algunos de sus prelados…

Ahora que el sector autodenominado “progresista” se solaza en hacer burla y escarnio de la Iglesia Católica toda…

Ahora que se alienta el ver en todo sacerdote a un pederasta en potencia o en activo…

Ahora sería bueno voltear a mirar hacia abajo y encontrar ahí a quienes, como antes Don Samuel, desafiaron y desafían al Poder.

Porque est@s cristianos creen firmemente en que la justicia debe reinar también en este mundo.

Y así lo viven, y mueren, en pensamiento, palabra y obra.

Porque si bien es cierto que hay Marciales y Onésimos en la Iglesia Católica, también hubo y hay Roncos, Ernestos, Samueles, Arturos, Raúles, Sergios, Bartolomés, Joeles, Heribertos, Raymundos, Salvadores, Santiagos, Diegos, Estelas, Victorias, y miles de religios@s y seglares que, estando del lado de la justicia y la libertad, están del lado de la vida.

En el EZLN, católicos y no católicos, creyentes y no creyentes, hoy no sólo honramos la memoria de Don Samuel Ruiz García.

También, y sobre todo, saludamos el compromiso consecuente de l@s cristian@s y creyentes que en Chiapas, en México y en el Mundo, no guardan un silencio cómplice frente a la injusticia, ni permanecen inmóviles frente a la guerra.

Se va Don Samuel, pero quedan muchas otras, muchos otros que, en y por la fe católica cristiana, luchan por un mundo terrenal más justo, más libre, más democrático, es decir, por un mundo mejor.

Salud a ellas y ellos, porque de sus desvelos también se nacerá el mañana.
¡LIBERTAD!
¡JUSTICIA!
¡DEMOCRACIA!

Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del EZLN.

Teniente Coronel Insurgente Moisés. Subcomandante Insurgente Marcos.

México, Enero del 2011.

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Cinco mil indígenas despiden restos de obispo que intercedió con zapatistas
Por EFE - Sunday, Jan. 30, 2011 at 8:56 PM

San Cristóbal de las Casas (México), 26 ene (EFE).- Unos 5.000 indígenas del estado mexicano de Chiapas, sureste de México, se concentraron hoy para despedir al obispo Samuel Ruiz, conocido por su intermediación en el conflicto zapatista y por su defensa de los derechos de los más necesitados.

El conocido como "obispo de los pobres" fue enterrado en una multitudinaria celebración que tuvo lugar en la Catedral de San Cristóbal de las Casas, donde descansarán sus restos mortales.
Durante la concentración en la plaza principal frente al templo, el nuncio apostólico Cristophe Pierre encabezó las exequias en una emotiva ceremonia que incluyó elementos autóctonos que Ruiz adopto de las culturas chiapanecas en los 40 años que estuvo al frente de la diócesis.
En la ceremonia se leyeron textos bíblicos en lenguas tzotzil, tzeltal, se hicieron peticiones en chol, tojolabal y zoque, las principales lenguas originarias, además de quiché, de Guatemala.
Además se hizo sonar el caracol, algo que se acostumbra en las ceremonias en las comunidades.
Al comenzar la ceremonia, el representante del Papa leyó el pésame del Vaticano, firmado por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado de Benedicto XVI, quien recordó que el obispo fallecido el pasado lunes participó en el Concilio Vaticano II.
En el concilio Vaticano II, celebrado en los primeros años de la década de 1960, fue la reunión donde nació la llamada "teología de la liberación" o como la denominaban los obispos "la iglesia de los pobres", opción de la que Ruiz fue un destacado representante en México.
En nombre de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) habló su vicepresidente, Rogelio Cabrera López, arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, quien estuvo acompañado de unos diez obispos, entre ellos Alvaro Ramzzini, obispo de San Marcos Guatemala y amigo de Samuel Ruiz.
Cabrera destacó la labor de Ruiz García como la de un promotor incansable de la paz y una voz clara de la justicia", además de su "liderazgo para promover la paz y los derechos humanos en México y en sus ponencias a nivel internacional".
"La presencia multitudinaria indígena, es garantía de que lo que hizo en nombre de Dios seguirá adelante", dijo el religioso.
Durante la misa se escucharon los sones de la marimba chiapaneca, que acompañaron las oraciones y cánticos religiosos en las cinco distintas lenguas indígenas que integran la diócesis y los testimonios de amor hacia quien bautizaron como "Tatik", padre bueno en su lengua.
También participó un indígena del pueblo Quiche de Guatemala, quien agradeció el apoyo del obispo a los más de 40.000 refugiados guatemaltecos durante la guerra en su país.
El padrenuestro fue rezado de manera simultánea en español, tsotsil, tzeltal, chol, zoque, tojolabal y otras lenguas extranjeras.
El titular de la diócesis, Felipe Arizmendi, agradeció a su antecesor "por haber hecho conciencia desde 1975 que quien no asuma esta opción por los pobres no tiene lugar en esta diócesis".
Recordó que el obispo, ordenado hace 51 años en el mismo templo donde fue mediador de los diálogos entre la guerrilla del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el gobierno mexicano, afirmaba que habría de esperar el "juicio final" para conocer si verdaderamente su vida fue de servicio.
"Pero las filas interminables de quienes han querido darte su último adiós en tu féretro en estos dos días, sobre todo de tantos indígenas, mujeres y marginados, nos dan el juicio de los pobres, y nos demuestran claramente que fuiste luz y sal que trató de darle sabor al mundo", agregó.
Uno de los sobrevivientes de la masacre de Acteal, donde murieron 45 personas en 1997, dijo que sin el obispo los indígenas seguirían "esclavizados y ciegos por el mal gobierno".
"Ahora ya no caminamos encorvados, ya no bajamos la cabeza ante los poderosos, gracias Tatik", agregó.
Tras las ceremonia, un grupo de familiares, colaboradores cercanos y jerarcas religiosos ingresó a la Catedral para depositar el féretro en el sitio donde descansará para siempre.
Los miles de indígenas concentrados en la plaza pudieron observar desde la plaza toda la ceremonia a través de una pantalla gigante.

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Samuel Ruiz, el obispo de los pobres
Por Fuente: Página/12 - Sunday, Jan. 30, 2011 at 8:57 PM

Samuel Ruiz, el obis...
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Como obispo de la diócesis de Chiapas saltó a la fama mundial en 1991 tras el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Su intervención impidió una masacre que habría lindado el genocidio.

Por Gerardo Albarrán de Alba
Página/12 En México Desde México, D.F.

“Yo vine para evangelizar a los indios, pero terminé evangelizado por ellos”, contó alguna vez Samuel Ruiz García, a quienes las comunidades lo llamaban “el obispo de los pobres y de los pueblos originarios”. Ayer murió y muchos lloran la ausencia de quien daba voz a los sin voz.

Tatik Samuel –como lo llamaban en las comunidades indígenas– habría sido objeto hoy de una celebración preparada desde hace meses en San Cristóbal de las Casas, al cumplirse 51 años de haber tomado posesión como obispo de la diócesis de Chiapas, de la que se retiró en noviembre de 1999, cuando cumplió 75 años. En lugar de ello, sus restos son velados desde anoche en la catedral de San Cristóbal, donde será sepultado mañana.

Inmerso en los debates teológicos y canónicos del Concilio Vaticano II y los subsecuentes concilios de Medellín, Puebla y Santo Domingo, Samuel Ruiz fue partícipe y promotor de la Teología de la Liberación y de la opción preferencial junto a los pobres que impuso en su diócesis desde 1975, en una época en la que primaban los golpes de Estado y las dictaduras militares en Latinoamérica. Pero fue a partir de su adhesión a la corriente de la antropología cultural que llegó al que sería el axioma de su pastoral: “la dualidad opresión-libertad y la propuesta de un propio ser cultural, culminando con la iglesia autóctona” que provocaba reacciones encontradas dentro y fuera de la Iglesia Católica, según el historiador mexicano Jean Meyer, quien alguna vez lo comparó con los obispos Helder Camara, de Brasil, y Arnulfo Romero, de El Salvador, “arraigados en la tradición y flexibles en la acción”, que reaccionaron “de manera complicada a situaciones complicadas”.

Pero no era marxista, como le achacaban sus detractores, ni de lejos. Católico tradicional y ortodoxo, Samuel Ruiz llegó a Chiapas en 1959 como obispo de la diócesis de San Cristóbal, apenas 12 años después de haber sido ordenado sacerdote al término de sus estudios de teología en la Universidad Gregoriana de Roma. La realidad lo abofeteó: algunas regiones de Chiapas vivían con estructuras sociales tan atrasadas que semejaban al Medioevo, y su alma quedó atribulada por el trato de los indios esclavos que se compraban y vendían como hatos de ovejas. Samuel Ruiz sustituyó a un Estado ausente y se convirtió en defensor de los pobres y procurador de los indios, promovió el respeto a la mujer y al niño, la toma de conciencia de los actores sociales y la “revolución de las expectativas crecientes”. En 1988 fundó el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, uno de los más importantes y reconocidos en el país hasta la fecha.

Figura central en la Conferencia Episcopal Latinoamericana y en Roma, saltó a la fama mundial en 1991 tras el alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Su intervención impidió una masacre que habría lindado el genocidio, y se convirtió en un actor fundamental en las negociaciones de paz entre el EZLN y el gobierno mexicano al que le había declarado la guerra, aunque el propio Jean Meyer documentó la condena del Tatik Samuel a la lucha armada y su distanciamiento del mítico Subcomandante Marcos, que nunca hizo públicas. Pese a ello, en mayo de 1998, el entonces presidente Ernesto Zedillo acusó al obispo de encabezar la “pastoral de la división” y la “teología de la violencia”, debido a que el Tatik dedicó su vida a formar comunidades eclesiásticas de base en cada una de las poblaciones indígenas de Chiapas.

El papel conciliador de Samuel Ruiz propició que desde hace un par de años formara parte de una comisión de mediación entre otra guerrilla mexicana, el Ejército Popular Revolucionario (EPR), y el gobierno federal. En esta misma comisión participaba también el escritor Carlos Montemayor, fallecido el año pasado.

Samuel Ruiz vivía desde hace varios años en Querétaro, 200 kilómetros al norte de la capital del país, aunque realizaba visitas esporádicas a la diócesis de la que fue nombrado obispo emérito. La distancia que mantuvo obedecía a su intención de no obstruir la labor de su sucesor, pero sus 40 años de labor en ese estado del sureste mexicano dejó una impronta que el nuevo obispo Felipe Arizmendi no pudo alterar, particularmente lo que el propio Tatik llamaba “la autonomía participativa” de clero y laicos, a riesgo de provocar “una verdadera sangría”, como advirtió en su momento el historiador Jean Meyer.

Como obispo de la diócesis de Chiapas, Samuel Ruiz desarrolló una intensa acción a través del Comité de Solidaridad con los pueblos de América latina, iniciando viajes a diversos países, con grupos, y movimientos sociales cristianos y no cristianos. Una de sus intervenciones más conocidas fue en favor de los miles de guatemaltecos que huyeron hacia México a fines de los ’90 y principios de los ’80 para evitar ser masacrados por el ejército de aquel país y sus escuadrones de la muerte, conocidos como kaibiles.

Su activismo venía de antiguo. En agosto de 1976, apenas unos días después del asesinato del obispo de la Rioja, monseñor Enrique Angelelli, por la dictadura militar argentina, participa en el Encuentro de Obispos Latinoamericanos celebrado en Riobamba, Ecuador, y es detenido por la dictadura militar de ese país junto con otros 20 obispos, sacerdotes, teólogos y asesores, entre quienes se encontraba Adolfo Pérez Esquivel. Veinticinco años después de ese episodio, el hoy Nobel de la Paz argentino presentó la candidatura del obispo mexicano al mismo premio.

El 16 de septiembre de 2001, en coincidencia con un aniversario de la independencia de México, Pérez Esquivel ofreció un discurso laudatorio sobre Samuel Ruiz en el Centro de Derechos Humanos de Nuremberg, que le otorgó ese año su Premio Internacional de Derechos Humanos, uno de los tantos que recibió el obispo emérito de Chiapas.

Pérez Esquivel dijo entonces que Samuel Ruiz era una de las “voces proféticas que anuncian y denuncian la situación de violencia e injusticias que vive la mayoría de los pueblos latinoamericanos. Son las voces de los desposeídos, los sin voz que van recuperando su protagonismo histórico, el sentido de vida, de dignidad y esperanza en que es posible construir un mundo más justo y humano para todos”.

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