Julio López
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EL FRACASO DE DIOS
Por Counterpunch - Monday, Feb. 07, 2011 at 5:55 PM

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El fracaso de dios


Alexander Cockburn
Counterpunch


Traducido del inglés por Germán Leyens




Al encender la televisión escuchará los rebuznos predecibles de tipos también predecibles como Mort Zuckerman, Zbigniev Brzezinski, John Bolton y de todo el lobby israelí de que, se diga lo que se diga, Mubarak, el presidente expulsado de Túnez Ben Ali, y otros tiranos probablemente tambaleantes son “nuestros hijos de puta”, como dijo Franklin Delano Roosevelt, y deberíamos apoyarlos en reconocimiento a sus décadas de servicio útil al Imperio. Los republicanos machacarán a Obama por “perder” Túnez , Egipto y tal vez etc. en el próximo ciclo electoral.
El modelo ahora es el de 1979, cuando el Imperio “perdió” Irán y Nicaragua durante el mandato de Carter. Henry Kissinger hizo discursos apasionados sobre la ingratitud estadounidense hacia el Sha mientras éste volaba por el mundo buscando refugio (antes de que finalmente se instalara en Egipto). El punto de vista intelectual –aunque sea una palabra demasiado lisonjera– fue presentado por Jeane Kirkpatrick en un artículo en la edición de noviembre de 1979 de Commentary de Norman Podhoretz, publicado en aquel entonces bajo los auspicios del Comité Judío Estadounidense.

El truco de Kirkpatrick fue utilizar dos palabras diferentes para los dictadores de los otros y los nuestros. Los de los demás eran “totalitarios”, los nuestros “autoritarios”, una fina distinción que fue rápidamente aprovechada por los comentaristas en general y se celebró como una maravilla de perspicacia intelectual. Los regímenes “autoritarios” pro occidentales eran siempre preferibles y más susceptibles de reforma que los regímenes “totalitarios” que podrían sucederlos.

Tanto Irán como Nicaragua, concedió igualmente Kirkpatrick, estaban “dirigidos por hombres que no habían sido elegidos en elecciones libres… que a veces invocaban la ley marcial para arrestar, encarcelar, exiliar y ocasionalmente, se afirmaba [sic], torturaban a sus oponentes.

Pero por otra parte “eran amistosos con EE.UU., enviaban a sus hijos y otros a que se educaran en nuestras universidades, votaban con nosotros en las Naciones Unidas y apoyaban regularmente los intereses y posiciones de EE.UU., incluso cuando implicaban un coste personal y político. Las embajadas de ambos gobiernos eran… frecuentadas por poderosos estadounidenses. El propio Sha y Somoza eran ambos bien recibidos en Washington y tenían numerosos amigos estadounidenses”. Entonces, “en vista de desarrollos internacionales en términos de… una versión contemporánea de la misma idea de progreso que ha traumatizado las imaginaciones occidentales desde la Ilustración”, el gobierno de Carter cometió un error fatal: alentó el cambio de régimen”. (Gracias a Serge Halimi, director de Le Monde Diplomatique por recordarnos la visión de Kirkpatrick, en la edición actual de LMD.)

Ataque contra la ilustración, tortura legítima… Kirkpatrick iba de camino al éxito. Llegó a ser una gran estrella y Reagan la nombró embajadora en la ONU.

De modo que el Imperio fomentó su cordón sanitario de “regímenes autoritarios”, que iba desde hijos fanáticos del Islam (Ul-Haq en Pakistán, el reino saudí), a Hussein en Iraq y Mubarak en Egipto, hasta llegar al Magreb.

El embajador de EE.UU., Godec, envió desde Túnez su famoso cable de julio de 2009 al Departamento de Estado, filtrado por WikiLeaks, describiendo “un Estado policial, con poca libertad de expresión o asociación y serios problemas de derechos humanos”, gobernado por una familia de ladrones codiciosos. Washington suministró rápidamente 12 millones de dólares de ayuda militar a Túnez, un obsequio del cual, como señala Noam Chomsky, “Túnez sólo fue uno de los cinco beneficiarios extranjeros: Israel (rutinariamente); las dos dictaduras de Medio Oriente Egipto y Jordania; y Colombia, que ha tenido desde hace tiempo el peor historial de derechos humanos y la mayor ayuda militar de EE.UU. en el hemisferio.”

En 1979 Kirkpatrick estaba totalmente obsesionada por las teorías de desarrollo económico promovidas por Rostow y otros en los años sesenta, argumentando que nuestro sistema podría suministrar los bienes económicos a sus satélites mejor que ellos mismos.

Ahora estamos en 2011 en medio de los escombros de esas teorías, tres décadas de neoliberalismo y “reestructuración” a la fuerza. Los antiguos satélites soviéticos también están aprendiendo la lección. Queréis capitalismo. Hay que pagar una cuenta. Pero existe un límite para lo que la gente está dispuesta a aceptar. Como dijo Simone Weil en su gran ensayo sobre la Ilíada, “los fuertes nunca son toralmente fuertes, ni los débiles son totalmente débiles”. En estos días, en medio de la inmensa inflación en el precio de las materias primas básicas, el aumento acelerado del desempleo, las perspectivas nulas para los jóvenes, el parasitismo plutocrático en su clímax, todo tiene que caer, como ha sucedido en Túnez y Egipto y sucederá en otros sitios.

Como escribe la cineasta y escritora egipcia-estadounidense Suzy Kassem en nuestro sitio:

“Un ser humano tiene un límite de lo que puede aguantar si se le niegan sus derechos básicos como ciudadano de la tierra, o se le venden a un precio elevado. Cuando hay que pagar por el agua potable, un estrable que no se derrumbe, un utilitario que cuesta el doble debido a los impuestos y tiene que tolerar sobornos y corrupción a todos los niveles sólo para recibir el correo, pagar una cuenta, obtener un documento, comprar el pan o abrir un negocio, el agua acaba hirviendo y silba muy fuerte. Y Egipto finalmente silba a su capitán diciéndole que ya basta”.

Hay un dios que está fracasando –por lo menos en sus pretensiones benignas– y se llama capitalismo.

Ahora mismo las realidades para la Casa Blanca comienzan con (a) la credibilidad internacional, y (b) el lobby de Israel. Después de dos años, la promesa de una nueva era de respeto y entendimiento con el mundo árabe y el Islam, proclamada por Obama en El Cairo, se ve como un escarnio en toda la región. Obama se ve como el chico de los recados de Netanyahu y se desprecia a Mubarak por su papel de facilitador en la engañifa del “proceso de paz”.

Por otra parte, la Casa Blanca está asedidada por el lobby israelí, que sigue el guión escrito histéricamente por la prensa en Tel Aviv y Jerusalén con titulares como “Estamos solos”, “La traición de Obama a Mubarak”, y “Una bala en la espalda del Tío Sam”.

Aparte del espíritu de patriotismo desinteresado es sorprendente que alguien quiera la tarea de gobernar Egipto. Hay que tener por lo menos 60 años para recordar claramente que antaño Egipto recibía honores de todo el mundo árabe. Políticamente es un Estado policial particularmente cruel. El ejército –al que EE.UU. ha dedicado miles de millones de dólares– no debería sobreestimarse como una fuerza benigna, a pesar de que los conscriptos, miserablemente pobres, lo pensarían dos veces antes de disparar contra otros aldeanos o sus parientes en las ciudades. Mubarak sólo recibe desprecio, como ha sucedido durante toda su carrera. Actualmente mutilado por políticas neoliberales que le han impuesto los organismos internacionales habituales, el país es una zona de desastre económico, que sólo puede alimentar a su población, que crece vertiginosamente, durante nueve meses al durante nueve meses al año. La actual explosión política ha agravado fuertemente la crisis económica.

Los custodios del imperio estadounidense tienen motivos para preocuparse. Las multitudes en Túnez y en El Cairo, que se enfrentan a proyectiles “made in USA” saben perfectamente quién es en última instancia el patrocinador de las tiranías contra las que se levanten. Un tardío gorjeo por la “democracia” por parte de Obama o de la secretaria de Estado Clinton no limpiará ese historial. Un encuesta de Brookings publicado el pasado mes de agosto mostró que algunos árabes están de acuerdo con Washington en que Irán es una amenaza: sólo un 10%. Ven a EE.UU. e Israel como las mayores amenazas (77%; 88%); ¡un 57% piensa que la seguridad regional se vería reforzada si Irán tuviera armas nucleares!

Mientras pierde la partida políticamente y está frenado militarmente en Iraq, EE.UU. se ve ahora abocado a una rápida retirada. Ahora Irán tiene mucha influencia en Bagdad. Sólo dos compañías petroleras de propiedad estadounidense –Exxon y Occidental– tienen actualmente concesiones para las gigantescas reservas de Iraq. Irán, Iraq y Arabia Saudí son, por así decirlo, las joyas de la corona cuando se trata de reservas petroleras. El imperio ha perdido efectivamente Irán e Iraq. ¿Y Arabia Saudí? Yemen ya se tambalea. Jordania tiembla. Supongamos, por improbable que sea, que se abran brechas en el propio Reino...

Dudo de que ante una coyuntura semejante vayamos a oír a Washington hablando mucho sobre “democracia” o transiciones ordenadas. El imperio enviaría su Airbone 101, incluso mientras Osama bin Laden se orienta hacia el oeste desde el Hindu Kush y el dólar se derrumba en el sur. Sería más que un temblor. Sería un terremoto.

¿Queréis el panorama completo? Os mostraré a la Casandra demente de Fox Channel, míster Glenn Beck, y su mapa, puntero en mano. Glenn siempre es un placer, y mucho más divertido que un informe del Consejo Nacional de Seguridad de Obama, que probablemente dirá lo mismo, pero mucho más largo:

“Un califato se materializaría como sigue:

“Somalia e Irán ya están de verde. Ahora, agreguemos Túnez.

“Después lo mismo con Egipto. Aquí está Egipto, los Hermanos Musulmanes están de acuerdo. Quieren arrebatar el poder a Mubarak… Luego tenéis Jordania, el rey ya está consideradp un títere porque se alinea con fuerzas occidentales. Hoy, dijo que va a cambiar su gobierno.

“Luego temenos Siria y Jordania. Siria ya es un títere de los iraníes. Y luego está Yemen. Ésta es Arabia Saudí. Todo vuestro petróleo procede de allí… Y tenemos el Líbano. Hizbulá, respaldado por los iraníes, tiene el puesto de conductor en su gobierno…

“Si volvemos a África tenemos Nigeria. Algunas partes del país ya están controladas por la Sharia. La mayor parte de Somalia vive ahora mismo bajo la ley islámica. En Sudán, el país está dividido, el norte también impone la Sharia. La mayoría del sur es cristiano. Se están matando entre ellos.

“Aquí tenemos Argelia. Notad su ubicación. Es posible que al-Qaida ya tenga importancia en este país. Luego tenemos Costa de Marfil, inmerso en un casos electoral entre los cristianos y el nuevo presidente islámico.

“Y además están todos los demás que se tambalean, Libia ya es antiisraelí y pro terrorista desde hace mucho tiempo.

“Y después viene Marruecos, donde hay una importante actividad de al-Qaida. Iraq es verdaderamente importante, especialmente para los chiíes, especialmente para los duodecimanos que están ahora a cargo del país. ¿Qué hay en Iraq? Dijimos a nuestros bombarderos que bombardearan ese sitio. ¿Alguien sabe de cuál se trataba?

“Dos guerras en Iraq. Nosotros [Sí, los dos Bush son siervos del Profeta] dijeron que había que bombardear ese sitio. La Antigua Babilona. ¿Por qué? Porque la Biblia nos dice que es la sede –ahí mismo– de un imperio, el imperio global del mal.

“Turquía fue originalmente la sede del Imperio Otomano, el último califato. La actual Turquía moderna tiene un gobierno islamista que está derivando agresivamente en favor de Irán y contra Israel.

“Arabia Saudí, que dios los ayude, no sé qué les pasa a esos muchachos. Los Estados del Golfo son todos pequeños y están casi indefensos. Añadidlos. ¿Me entienden?

“Y ahora, ¿qué pasa? Pasáis a Asia y los agarráis, una vez que las piezas de dominó comienzan a caer y los musulmanes comienzan a ver, oh dios mío, podríamos tener un califato. Podríamos ver que el Islam impone la Sharia en todo el mundo.

“La península ibérica es muy débil.

“Hablamos de cerca de un 22% de desempleo en España. También fue un país musulmán. Tiene muchas poblaciones musulmanas. Ya tiene problemas. Mala situación económica, los precios de los alimentos aumentan.

“Bueno, quisiera preguntaros lo siguiente. Aquí está España. Aquí está Francia. ¿Qué pasa en Francia? Ya hay muchos argelinos. Si vais a Italia hay libios en ese país. Tenéis Gran Bretaña, donde muchos son de Pakistán”

Alexander Cockburn. Periodista, codirector del bimensual CounterPunch y del sitio internet homónimo (http://www.counterpunch.org).

Fuente: http://www.counterpunch.org/cockburn02042011.html

rCR



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