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La matanza de Jose Leon Suarez. Policía y medios: un cóctel asesino
Por reenvío agencia walsh - Thursday, Feb. 10, 2011 at 6:59 PM

(AW) El jueves 3 de febrero la policía asesinó a dos jóvenes que iban a juntar desperdicios al basural del CEAMSE. Al margen de las excusas policiales y oficiales, estas muertes forman parte de un modelo que necesita del terror para inmovilizar al pueblo y garantizar los privilegios de clase de las minorías pudientes. Medios masivos y policía son parte, engranajes de una maquinaria de control social genocida.

Por Rodolfo Grinberg

Buenos Aires, 9 de febrero de 2010.-

Los recientes asesinatos de Franco Almirón y de Mauricio Arce vuelven a poner de manifiesto algo que subyace en esta realidad argentina. Dos adolescentes pobres; dos villeros caen bajo las criminales balas policiales y sacan a la superficie otra vez, algo que está en la base de nuestra sociedad.

No se trata solo de la reafirmación de que la injusticia reina por estos pagos. Lo que aparece con obstinada persistencia, más allá de toda la manipulación mediática, es el interminable genocidio que se sigue cometiendo contra nuestro pueblo, contra sus integrantes más desvalidos.

Ya había ocurrido el 23 de noviembre de 2010. En Formosa, en Laguna Blanca, dos hermanos del pueblo Qom integrantes de la comunidad Navogoh (La Primavera), fueron asesinados por bala policial. Reclamaban la devolución de sus tierras. Tierras que por ley les pertenecen.

En ambos casos los violentos asesinatos posibilitaron, "show televisivo" mediante, que muchos tomaran conocimiento de la existencia de la Carcova o de la existencia del pueblo Qom. En ambos casos lo más grave no fueron los violentos asesinatos de personas indefensas. Con toda la gravedad que esta circunstancia reviste. Lo más terrible es el genocidio cotidiano, el genocidio silencioso e implacable que se comete contra ellos El genocidio por exclusión, por hambre, por deficientes o nulas condiciones sanitarias, por enfermedades evitables. El genocidio por indignidad.

Poco parecido tienen la Carcova y la comunidad qom Navogoh. Poco se parece una villa del Gran Buenos Aires a una comunidad rural de Formosa, pero comparten la miseria, el raro "privilegio" de ser víctimas principales de las políticas genocidas de olvido y exclusión.

Rodolfo Walsh no sólo supo desentrañar los mecanismos del accionar policial cuando habló de la "secta del gatillo alegre". En la ejemplar "carta de un escritor a la Junta Militar" en la que denunció la atroz política represiva de la dictadura apuntó al fondo de la cuestión: la planificación de un genocidio que hoy continúa.

Walsh decía en la carta:"Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada."

La miseria planificada sigue porque el modelo económico de exclusión sigue. Impuesto a sangre y fuego durante la dictadura y profundizado durante la década menemista necesita de la represión y el terror para garantizar su continuidad. En este marco deben entenderse los asesinatos de Franco y Mauricio. En este marco habría que leer toda la política represiva y las campañas por la inseguridad. Medios de difusión masiva y policía, como es lógico, prestan un gran servicio a los poderosos.



Manipulación mediática

Con una velocidad pasmosa los principales medios audiovisuales llegaron el 3 febrero a José León Suárez e hicieron suya la versión policial del descarrilamiento provocado, del enfrentamiento y la represión. La muerte de los pibes fue presentada como la de los "delincuentes" que dispararon contra la policía y rápidamente vincularon lo sucedido con la muerte de un "efectivo" sucedida horas antes en la misma localidad. Una vez más volvieron a encender las alarmas por la inseguridad.

A ninguno de estos medios y periodistas se les pasó por la cabeza la posibilidad de poner en duda la versión oficial. Ni de hacerse eco, teniendo los elementos a su disposición, de la versión que finalmente se comprobó: los chicos asesinados fueron muertos a sangre fría a muy corta distancia por escopetas policiales. Pertenecían a familias pobres que iban, como lo hacen miles de personas diariamente, a la montaña del CEAMSE a cirujear para sobrevivir.

No fueron capaces de denunciar la inseguridad que genera para la salud de toda la población, esa montaña que recibe diariamente los desperdicios de millones habitantes de la CABA y del Gran Buenos Aires. Mucho menos se atrevieron a vincular estas muertes con los asesinatos cometidos en Formosa y a los cientos de episodios que se repiten en todo el país.

Pronto, más de lo que se pueda creer, el hecho será borrado de los titulares mediáticos. Ocupará pequeños espacios en forma esporádica a medida que avance alguna causa judicial.
La injusticia madre nunca será reflejada y pasará al olvido mediático como ocurre actualmente con el reclamo de los qom por justicia para los asesinados y devolución de las tierras. Reclamo que ya lleva dos meses de digna resistencia en el acampe de 9 de Julio y Av. De Mayo.

Fragmentar la información, sacarla de contexto. Repetir las mismas imágenes hasta el cansancio. Utilizar y abonar sólo las fuentes policiales y oficiales violando un principio elemental del periodismo. Buscar el lado más macabro a la hora de entrevistar a las víctimas. Lejos de ser inocentes y mucho más lejos de ser "objetivas" formas de entender el periodismo, la manera en que se presentan las noticias en los grandes medios, apuntan en general al objetivo político empresarial de sembrar el terror en la población, de paralizar, de dividir y enfrentar entre sí a diversos sectores sociales. Se trata de un modus operandi común a la mayoría de los medios. Es justo en este contexto apartar pocas pero honrosas excepciones.

Estos medios no disparan las armas asesinas, pero las cargan y las sostienen con su prédica terrorista.

Ayer cuando se realizó una multitudinaria marcha dentro de la Carcova en reclamo de justicia por los chicos asesinados y se les realizó un homenaje frente al monolito que recientemente se construyó en el lugar donde fueron asesinados, los vecinos no permitieron que lo móviles de los grandes medios ingresaran al barrio. La buena salud empieza a aparecer en los vecinos a pesar de la indigencia.

La maldita policía: al servicio del poder, haciendo de la pobreza un gran negocio.

Medidas como la intervención de la Comisaría Cuarta de José León Suárez, dispuesta por el ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, Ricardo Casal, o el pase a disponibilidad de los policías que dispararon o el imprescindible juicio y castigo a los asesinos no resuelven la cuestión de fondo, ni van a evitar que estos crímenes se repitan. De hecho no es este el primer caso de asesinato policial en La Carcova, ni es el primer cambio de caras en la comisaría.

Vecinos afirman que el asesinato de jóvenes por parte de la policía es una realidad cotidiana "Ha matado a otros pibes, por matarlos" relata una señora que prefirió no dar su nombre durante la marcha que se realizó ayer en el barrio, "a algunos, es cierto, los encontraron robando. Pero ellos los cargaron en el patrullero, los llevaron al camino del Buen Ayre, les pegaron un tiro en la cabeza y después lo pasaron como enfrentamiento". Esto no es un secreto "todo el mundo en el barrio la sabe" afirma nuestra interlocutora.

Es conocida en La Carcova la fama de un policía que recibe el apodo de "Cadenita de Plata". Se trata de un ser brutal que junto al jefe de calle y otros policías manejan la droga en el barrio, "ellos les dan protección a los transas" nos cuenta con temor un adolescente. Todos los conocen, son: "el Andrés"; El jefe"; "el gordo Pei" y otros. "Les hicieron el año pasado varios allanamientos. No pasaban dos horas que ya estaban afuera. Y eso que tenían armas, drogas, de todo..." remata el joven.

Andrés fue la única persona no perteneciente a la policía que fue visto disparando un arma de fuego el día del descarrilamiento. Llamativamente lo vieron disparando contra los vagones desde donde la policía antes había reprimido. Muchos vecinos suponen que fue un pequeño servicio para que los uniformados pudiesen hablar de enfrentamiento.

Tampoco es secreto para nadie en este país que la policía no solo asesina pobres a través del gatillo fácil. También lo hace a través de los negocios sucios que regentea. Negocios que cuentan con la participación de dirigentes políticos y empresarios. Negocios que van desde el tráfico de drogas, armas, la trata de personas hasta el manejo de bandas de pibes que roban y los desarmaderos de vehículos. Negocios de los que rara vez hablan los medios del poder o cuando lo hacen, lo presentan como excepcionales en la institución.

Por eso los medios presentan a la institución policial como a los "defensores del orden". Porque es cierto: defienden el orden, el modelo de exclusión capitalista, el orden donde pocos son dueños de todo. Se trata de un modelo genocida que no duda en apretar el gatillo contra indígenas que defienden su mínimo lugar en el mundo de la voracidad sojera o contra jóvenes villeros que deben dejar su dignidad en la montaña de la quema.

"Cadenita de Plata", a pesar de haber sido trasladado y no estar más en la comisaría cuarta de José León Suárez, hasta el día de hoy va al barrio a cobrar la cuota a los transas. El día de los asesinatos fue visto en el barrio pocas horas después de lo acontecido.

Negocio sucio como pocos la montaña del CEAMSE

Muchos vecinos y vecinas afirman que "Cadenita de Plata" también es uno de los que maneja el negocio de "la quema", la montaña de basura del CEAMSE.

Allí todos los días, con excepción del domingo, miles de personas se congregan para aprovechar la única hora de permiso que les otorga policía y la guardia civil para entrar y llevar lo que se pueda. Desde alimentos vencidos "pero en buen estado"; pasando por cartones, metales y todo producto reciclable, hasta si hay suerte, electrodomésticos descartados por fábricas y distribuidoras. Eso cuando lo permite la policía. El "humor" policial determina también el acortamiento de la jornada y/o la represión directa. Según numerosos relatos son ellos los que tienen el privilegio de cirujear primero. Por eso cuado llegan productos de valor como los electrodomésticos, rara vez son los vecinos los que los llevan.
Los abusos son moneda corriente en el CEAMSE. Es un secreto a voces que muchas veces se les exige sexo a las muchachas jóvenes sólo para dejarlas entrar.

Ayer algunos familiares de las víctimas de la masacre se reunieron, antes de la marcha, con el jefe de la Policía Bonaerense, Juan Carlos Paggi; con el subsecretario de Política Criminal e Investigaciones Judiciales de la provincia, César Albarracín, y con el titular del Centro de Protección de los Derechos de las Víctimas, Alberto Palacio.

"Ellos me dijeron que los dieciséis policías que tiraron ya fueron echados de la fuerza, pero eso no garantiza nada. Nosotros queremos que estén presos porque asesinaron a mi nieto y al otro chico. Queremos que haya justicia y que cuiden de la policía a los otros chicos del barrio, que siempre son reprimidos y golpeados cuando van a trabajar al Ceamse" Declaró María Julia, abuela de Mauricio Arce, al matutino Página 12.

Ayer se marchó una vez más en este país. Una vez más se marchó en reclamo de justicia por el asesinato de jóvenes pobres. Ayer en la Carcova, antes en Laguna Blanca, Formosa y en cientos lugares del país.

Y será así porque no es posible terminar con el genocidio, si no se termina con sus causas más profundas. Seguiremos perdiendo a nuestros jóvenes, a sus hijos y a sus padres, ya sea por bala, por olvido o por las cientos de formas en que el capitalismo asesina. No se trata de dar más planes sociales o como carajo los llamen. Se trata de una vez por todas de dar vuelta la torta y terminar con el modelo de privilegios.

AGENCIA DE COMUNICACIÓN RODOLFO WALSH

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