Julio López
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Salió La Causa Obrera nº 67
Por PRS - Partido de la Revolucion Socialista - Sunday, Feb. 20, 2011 at 6:03 PM
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Viva la insurrección de los trabajadores de Egipto y Túnez...

Salió La Causa Obrer...
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Editorial

Movilizaciones revolucionarias enfrentan a los regímenes dictatoriales de África del Norte

Viva la insurrección de los trabajadores de Egipto y Túnez

Asistimos a una movilización de carácter revolucionario que se extiende por la región de África del Norte. Primero fueron las masas de Túnez que con su lucha derribaron al gobierno de Ben Alí. La onda expansiva cruzó a Yemen, Jordania, Libia, Argelia y otros países. Actualmente Egipto ocupa el centro de la situación internacional.
Regímenes dictatoriales han gobernado durante décadas esos países, todos ellos ocupando un rol clave al servicio de los intereses del imperialismo yanki y europeo.
El disparador de esta rebelión es sin duda la crisis internacional, que ha unido el odio a la dictadura con la lucha contra la carestía, el desempleo, y el conjunto de las manifestaciones de esta crisis económica histórica. La lucha de los explotados ha pegado un salto: de la enorme resistencia del movimiento obrero europeo contra los planes de ajuste de los gobiernos imperialistas a un proceso que ahora engloba las luchas revolucionarias de las masas de África del Norte.
La política imperialista intenta desviar la movilización hacia la conformación de gobiernos y regímenes “de transición”, pactados entre las fuerzas del “viejo” régimen y los partidos de la democracia burguesa, avalados por las potencias imperialistas. Este es el curso que el imperialismo quiere dar a las insurrecciones en curso, para desviarlas y derrotarlas. También para evitar que el proceso sea canalizado por el nacionalismo burgués islámico.
Para las masas, la resolución íntegra de sus demandas democráticas, económicas y políticas tiene una y sólo una vía para su triunfo: derrotar la dictadura no para que sólo cambie la figura presidencial y continúe el “viejo régimen”, ni para que asuma una variante burguesa democrática (pactada o no), ni los islamistas, sino para que sea la clase obrera, en alianza con el pueblo pobre y el campesinado quién tome el poder y gobierne. Al momento de escribir este artículo cayó Mubarak y asumió el gobierno el Consejo Militar Supremo, quién disolvió el actual parlamento, anuló la constitución, anunció la convocatoria a elecciones en un plazo de seis meses y se comprometió a respetar todos los acuerdos y compromisos internacionales asumidos por el régimen de Mubarak. Este gobierno militar provisional parece inscribirse en la primera variante. Pero los trabajadores si bien en general se han replegado a partir de la caída de Mubarak y del prestigio del que gozan las fuerzas armadas en aquel país, siguen movilizados. Según relatan diversos medios periodísticos algunos cientos intentaron mantenerse en la plaza Tahir hasta que el gobierno militar diga claramente cuáles serán los plazos de cumplimiento de las demandas exigidas y sean liberados los presos políticos, pero fueron reprimidos. Un sector del movimiento obrero se mantiene en huelga por demandas económicas, reclamando satisfacerlas ya mismo. Es un momento crítico que plantea en lo inmediato las posibilidades de una represión para consolidar el nuevo gobierno militar o la prosecución de la insurrección por parte de las masas, disconformes con el recambio únicamente del ex - presidente.

Latinoamérica acompaña este proceso de crisis y lucha internacional. En Bolivia y Chile se han dado huelgas, movilizaciones y piquetes contra los gobiernos de Evo Morales y Sebastián Piñera.
Evo Morales fue obligado a retrotraer un aumento del precio de los combustibles que repercutía en los artículos de primera necesidad. La lucha desnudó tanto el rol asumido por el gobierno al servicio de las empresas imperialistas como el fracaso de la política de renegociación de los contratos con estas, que el gobierno calificó engañosamente como “nacionalizaciones”. Sectores de los trabajadores y el pueblo boliviano han avanzado en una ruptura con el gobierno de Morales y la burocracia sindical que es su aliada.
En Chile, los trabajadores de la zona de Magallanes rechazaron la eliminación de los subsidios al gas, obligando a retroceder al gobierno de Piñera.
Hay dos conclusiones centrales: tanto el proimperialista Piñera, como el nacionalismo pequeñoburgués de Evo, respondieron a la crisis de forma idéntica, mostrando que cuando la crisis aprieta y afecta los intereses de la burguesía y el imperialismo, no existe un gobierno burgués que encarne un “mal menor” para los trabajadores.
En segundo lugar, que la movilización contra el gobierno de Evo Morales, demostró que los trabajadores no le “hacen el juego a la derecha” sino que pueden imponer sus demandas cuando intervienen con independencia política.

Argentina definitivamente está cruzada por estas tensiones. Esto se refleja en el conjunto de la política kirchnerista.
Cómo hemos señalado, a nivel latinoamericano en la adopción de la cláusula de “seguridad democrática”, con el cuál el nacionalismo burgués intenta responder –desde una posición de completa subordinación- a la ofensiva del imperialismo yanki en la región, que ha dado un golpe militar triunfante en Honduras (2008) y uno fallido en Ecuador (2010), en ambos casos a través de agentes políticos locales.
A nivel interno, la “perspectiva” que maneja el gobierno es el recrudecimiento de la crisis social. Por eso, el gobierno fortalece todos el andamiaje represivo del estado. La salida de mayores contingentes de la gendarmería volcados a la tareas de policía, el régimen penal juvenil y la baja de la edad de imputabilidad, la represión a los pobres en el Indoamericano, a los indígenas Qom en Formosa, a los desocupados de Salta, en José León Suárez (hechos donde la represión policial dejó 9 muertes). También el procesamiento de dirigentes obreros y sociales, como Roberto Martino y los miles de luchadores procesados.
El correlato argentino de la crisis, alrededor de los precios de los combustibles –como en Bolivia y Chile-, son los aumentos lanzados por la Shell (3%, para empezar) y los tironeos que se han abierto con el gobierno alrededor del precio de la nafta. El gobierno opta, por ahora, en aumentar subsidios (que han pegado un salto del 47% en 2010, a 47 mil millones con más de la mitad volcados a energía y combustibles), pero esta política chocará inevitablemente con un límite. Otro tanto sucede con el precio de los alimentos. Los patrones de la Mesa de Enlace lanzaron un nuevo lockout por la liberación del precio del trigo.
No negamos, por el contrario venimos sosteniendo, que dentro de esta situación general, Argentina pasa temporalmente por una coyuntura caracterizada por una reactivación económica y, alrededor de esta, de una “recuperación” política del gobierno, por la vía de concesiones menores (que el gobierno ha calificado, ni más ni menos, como revolucionarias) cómo la asignación por hijo u otras de carácter democrático, formales y ultralimitadas (matrimonio igualitario). Pero asimismo remarcamos el carácter relativo, inestable, producto de este “marco” internacional, que plantean la posibilidad de “giros” en la situación política. La situación se desarrolla entre estas dos tendencias.
Por eso ha pasado sin pena ni gloria la tentativa de un pacto social con la que el gobierno pretendía dar una respuesta a la inflación creciente, limitar los reclamos en paritarias y que la disputa electoral transite en un marco de paz social.
Ni los empresarios están dispuestos a aceptar límites a los precios, ni la burocracia sindical está dispuesta a atarse a un porcentaje de aumento, porque utiliza las paritarias para negociar su poder (y sus negocios) dentro del peronismo y en el gobierno.
Mucho menos, será el período pre-electoral una “avenida ancha” para el gobierno y los partidos del régimen. Las distintas facciones burguesas, se cruzan acusaciones de todo tipo y salen a relucir los negocios de uno y otro lado (el “narcoavión”, la mafia de los medicamentos, la prisión del recaudador de la campaña electoral de Cristina Héctor Capaccioli y la del burócrata duhaldista de la UATRE “Momo” Venegas, etc). Esta disputa es particularmente virulenta en el peronismo y en el kirchnerismo, a partir de la muerte de Néstor Kirchner, que ocupaba un rol hegemónico dentro del peronismo. Pero además estas cosas “se saben como empiezan pero no donde terminan”, la detención de Venegas, motivó un pronunciamiento de Moyano y los “cuerpos orgánicos” de la CGT, que vieron un avanzada de un ala del gobierno contra el conjunto de la burocracia sindical. Esta situación originó una crisis política en el gobierno, que tuvo que recular e intervenir para que Venegas sea liberado rápidamente.

Toda esta situación converge en la ubicación del gobierno, que “se ha corrido al centro político”. De allí se postula como el mejor garante de los negocios del imperialismo y la burguesía. Anuncia a través de Boudou nuevos pagos de la deuda externa (que parecen no conformar a Obama que ha decidido no incluir en su gira un encuentro con el gobierno) e intenta responder a las demandas de seguridad de un sector de la pequeñoburguesía desde una posición de derecha. Este corrimiento “desordenado” será fuente de nuevas crisis al interior del kirchnerismo.

La clase obrera y el pueblo pobre están siendo duramente castigados por la política kirchnerista. Los aumentos en alimentos y productos de primera necesidad. Los bajos salarios y la precarización laboral. La no resolución de los problemas de la vivienda, de la salud, de la educación, que afectan a millones, etc.
Por eso se suceden diversas luchas como la de los ferroviarios contra las tercerizaciones, la lucha por la vivienda, etc. En los sectores del movimiento obrero, sindicalizados y en blanco, el deterioro de las condiciones de vida se produce de una forma más gradual, a partir de la pérdida del salario real con respecto a la inflación, atenuado por las paritarias y las horas extras.
Ahora se abre una nueva ronda de negociaciones salariales. La política de la patronal y el gobierno es continuar con este “modelo salarial”, limitándolo al máximo posible. Las paritarias estarán cruzadas por fuertes pujas entre los distintos sectores en que ha quedado dividida la burocracia sindical, tanto de la CGT cómo de la CTA, expresando la tensa relación entre las distintas facciones burguesas que representan. Tensan para posicionarse en las elecciones y negociar sus cargos.
Los sectores combativos del movimiento obrero debemos intervenir con propuesta y con independencia de las facciones burocráticas, para impulsar la lucha por las reivindicaciones de los trabajadores y como medio para desarrollar la lucha contra la burocracia y la organización del activismo.

Necesidad de una política clasista y de un partido de trabajadores revolucionario

El gobierno nacional evitó deliberadamente pronunciarse sobre la insurrección en Egipto. De esta forma, es solidario, no con aquel pueblo sino con Obama, Sarkozy y el resto de los gobiernos imperialistas que quieren derrotar su lucha a partir de la instauración de un gobierno de transición, pactado con el viejo régimen. En este punto sí que el gobierno y la oposición patronal mantuvieron un acuerdo, basado, claro está, en la sumisión de todos ellos.
La solidaridad sólo puede provenir del movimiento obrero internacional, para contribuir al desarrollo y fortalecimiento de la clase obrera y las masas egipcias. Desde esta solidaridad activa, militante, cómo punto de partida, nuestra corriente política, el PRS la Causa Obrera, pretende que los acontecimientos de Egipto contribuyan a la clarificación política de los trabajadores y los jóvenes. Para eso desarrollamos también nuestro punto de vista, nuestro programa, cuyo eje central se sintetiza en la siguiente idea: que el inicio de la revolución obrera y socialista en Egipto no debe detenerse en la caída de su figura más odiada, Hosni Mubarak, para que asuman los militares, la Corte Constitucional u otro gobierno burgués, sino que si ha sido la clase trabajadora y el pueblo pobre fueron quienes pusieron el pecho para derrotar a la dictadura proimperialista deben ser ellas mismas quienes deben asumir el gobierno, a través de las propias organizaciones democráticas de lucha, apoyadas en milicias obreras.
Que sean los propios partidos que se reivindican de la izquierda revolucionaria los que reclamen al gobierno la “ruptura de relaciones con Mubarak y el régimen” (IS, PTS, MAS) va en el mismo sentido que la exigencia de que “Cristina rompa con Pedraza” (PO), diluyen el señalamiento, claro y firme, tanto de su carácter cómo de su política. ¿Se podía esperar otra cosa del gobierno de Kirchner en relación al sostenimiento de la política imperialista (al igual que con respecto al sostenimiento de la burocracia sindical peronista)? Ciertamente, tampoco es un planteo táctico válido desde el punto de vista del desarrollo de la ruptura del gobierno con su base social. ¿Está planteada la posibilidad de que sectores de masas que “confían” en el gobierno “exijan”, es decir, protagonicen una movilización política para reclamar la ruptura de Cristina con Mubarak? Estas corrientes desarrollan una “táctica” contradictoria con el programa que dicen defender.

Nuestra corriente plantea que es necesario que la clase obrera, el pueblo pobre, la juventud trabajadora y estudiantil, enfrentemos al gobierno patronal y proimperialista de Cristina Kirchner. Que esta lucha debe orientarse con una política clasista e independiente no sólo contra el gobierno sino contra el conjunto de las facciones y partidos patronales que las representan. Rechaza las posiciones de los distintos partidos que dicen defender los intereses de la clase obrera pero llevan a esta al apoyo de una u otra facción patronal (el PCR, MST, IS, etc, que han apoyado a la patronal Mesa de Enlace, PC y otros grupos que apoyan al gobierno).
Desde esta posición intentamos aportar al desarrollo de un movimiento obrero clasista participando en la medida de nuestras fuerzas en la recuperación de las comisiones internas y cuerpos de delegados enfrentando a la burocracia sindical.
Hoy damos especial importancia a la conformación de un polo clasista en la CTA, a partir de mantener el agrupamiento de comisiones internas, delegados y activistas clasistas que se nuclearon alrededor de la lista 5 en las pasadas elecciones de la Central, para enfrentar a Yasky y Michelli que han dividido la CTA en función de su apoyo a distintas facciones patronales. Para eso convocamos a todos los activistas y luchadores de los sindicatos enrolados en la CTA a conformar este agrupamiento.
En el mismo sentido impulsamos en ATE la conformación de una lista con un programa clasista para enfrentar a la burocracia de la verde, encabezada por Micheli y a la lista encabezada por los kirchneristas Frondizi y Depetri.

Los acontecimientos de Egipto muestran el enorme poder de la clase obrera, el pueblo pobre y los jóvenes movilizados. Son un nuevo golpe para todas las corrientes políticas e ideológicas que habían decretado la muerte de la clase obrera y la revolución y que lo único que queda es la resignación a míseras reformas.
La espontaneidad de la movilización de masas marca un límite, es cierto. Pero ya Lenin, uno de los principales dirigentes de la revolución bolchevique dijo que “la espontaneidad es lo conciente en estado embrionario”. El problema de la construcción de un partido de trabajadores revolucionario tiene una candente vigencia.
Decimos las cosas como son: más que un límite, el desarrollo de esta nueva crisis marcará de forma dramática, haciendo pagar con duras derrotas a la clase obrera la falta de ese partido internacional.
Por eso no hay tarea más importante para la vanguardia obrera y la juventud trabajadora y estudiantil que la construcción de ese partido.

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