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La identidad de Escobar: ¿Por qué no Municipio Chaná, por qué no río Querandí?
Por Jorge L. Bonfanti - Wednesday, Feb. 23, 2011 at 1:11 AM

Lunes 5 de mayo de 2008

Nuestra intelectualidad, sea de izquierda o de derecha, padece de "eurocentrismo", un síndrome que los hace renegar de su condición de americanos para aceptar mansamente que todo lo europeo es mejor. No es de ahora. El principal ícono de las derechas, el Restaurador de las Leyes, eligió morir en la ¿odiada? Inglaterra. Y un incuestionable como San Martín, quizá porque se soñó un Napoleón de la revolución de estos pagos, prefirió dejar este mundo en Francia. De los próceres que figuran en nuestros billetes, sólo Sarmiento eligió el exilio en la América profunda, en el calor de Asunción, una ciudad capital de un país devastado entre otros por el propio presidente durante la guerra de la Triple Alianza.
¿Saben por qué Brasil, Argentina y Uruguay aniquilaron al pueblo guaraní? Porque tenía un proyecto independiente de los grandes centros mundiales, en ese tiempo europeos, un proyecto de desarrollo igualitario y sustentable. América es un continente destinado a la expoliación extranjera desde su mismo nombre, ya que lleva el elegido por los europeos, y no Awiayala, como llamaban los majestuosos pueblos andinos a su mundo conocido.
Escobar se llama así en homenaje a un español nacido en el Paraguay colonia española, que vino con Garay y por tal recibió tierras. El río se llama Luján porque en sus orillas murió el sobrino de Pedro de Mendoza, el capitán Diego de Luján, muerto por una coalición de autóctonos que defendían su terruño. No es ni más ni menos que si los irakíes que resisten hoy a la invasión yanki que busca su petróleo, cambiaran el nombre del Tigres o el Eufrates, ríos que vieron el nacimiento de las civilizaciones, por el de algún soldado Ryan.
Tenemos la manía de arrimarnos a felicitar al opresor y no a consolar y proteger a su víctima.
Es como si una mujer, que engendra un hijo producto de una violación, lo bautiza con el nombre de su agresor; como si una hinchada coreara el nombre del que nos metió el gol con que perdimos.
Rumbo a sus cincuenta años como municipio, rumbo a los doscientos como parte de la patria, nuestro terruño debería buscar caminos para adquirir una personalidad propia. Se puede. ¿Cómo que no? ¿Cómo que las cartas ya están tiradas?
En primer lugar, dilucidar si, como cada vez es más aceptado por los especialistas, la fundación de la primera Buenos Aires fue asentada en lo que ahora son nuestras tierras, para lo cual se debería autoconvocar una asamblea de profesores de historia. Por otra parte, el Estado municipal debería preservar los sitios arqueológicos que se encuentran a la buena de dios. Hoy el conocido como Punta Canal, en el zanjón Villanueva, está en peligro de desaparecer por la acción depredadora humana y por la posible construcción de un barrio privado.
Anahí y Las Vizcacheras están mejor por su difícil acceso, pero este último necesita obras porque el agua del río come las costas y se lleva quizás testimonios invalorables de nuestro pasado, que no fueron encontrados por los saqueadores que asolaron y todavía hoy asolan en busca de piezas.
Se puede organizar un circuito donde el turista pueda ver los terrenos donde se desarrolló el combate de Corpus Christi, el 15 de junio de 1536, primer episodio de una resistencia al invasor que duró y dura siglos. Pedro de Mendoza venía con la orden de dominar estos parajes, para construir desde acá la ruta terrestre hasta el Pacífico; la derrota de Corpus Christi significó una demora de 45 años en los planes de los invasores. No conocemos los nombres de ni uno solo de los que protagonizaron esa primera gesta; después sí, ya sabemos, algunos, muy pocos, que hubo un cacique Telomian, jefe querandí muerto en La Matanza por los soldados de Garay, y existió un cacique Bagual, pariente de aquel, que fue reducido a una especie de ghetto en el río Areco, y de allí se escapó una y otra vez para vivir su vida, hasta que lo mataron los soldados españoles de Irala.
No terminó allí la guerra Pampa contra el blanco barbado que venía a robarle su forma de vida, y no vayan a creer que eran salvajes; eran felices. En la próxima entrega veremos cómo evolucionó la guerra Pampa desde el cacique Mayupulquiya hasta la derrota final, cuatro siglos después.
Basta de llamarnos Escobar, basta de río Luján, basta de nombres que si vivieran hoy serían del FMI, Repsol o Telefónica; los que antes nos saqueaban por medio de la espada hoy lo hacen por medio de las coimas a los políticos corruptos, y porque nosotros, mansas ovejas aunque nos veamos como bravos toros, nos dejamos seguir insultando con esos nombres.
Tal es nuestro desapego por nuestro pasado, que un grupo de colaboradores de los arqueólogos y antropólogos que trabajan en la zona están investigando si desaparecieron valiosas piezas del Museo "Agustín Campiglia". Dicen que dichas piezas fueron trasladadas a otros museos municipales, pero fuentes, más que confiables, interesadas, aseguran que algunas, como un peto español del siglo XVII, nunca habría llegado a su nuevo destino.

Jorge L. Bonfanti

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