Julio López
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Alicia Castilla, presa por cultivar marihuana
Por La Radio Rebelde - Wednesday, Feb. 23, 2011 at 11:34 AM

En este momento Alicia Castilla se encuentra detenida en Canelones, Uruguay a la espera de un juicio que tiene una clara motivación política, porque, como ella misma lo afirma, el cultivo y el consumo de cannabis son hechos políticos de una sociedad que se planta frente al sistema y se seguirá plantando por siempre.

manifestacion el viernes 25 en cancilleria
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Nuevamente, el poder estatal arremete en contra de los derechos civiles; como le es habitual, en contra de la voluntad popular. Esta vez se trata de una ciudadana argentina, Alicia Castilla, la “señora cannabis”. Todos han visto, aunque sea de paso, su libro, Cultura cannabis, en los quioscos de revistas. Ella misma hizo todo el trabajo: lo escribió, lo editó y luego lo distribuyó por muchísimos lugares de Buenos Aires. Cuenta que los canillitas creían que les iba a dar un libro de poemas, y que les cambiaba la cara cuando veían la chala impresa en la tapa de los libros. Luego de repartirlos se tomaba el colectivo de vuelta a su casa y en el viaje empezaba a recibir llamados de los quiosqueros a quienes les había repartido el libro pidiéndole más ejemplares. También ella misma fue a venderlos. Se puso un puestito en plaza Francia y, como era de esperarse, fue un éxito, sobre todo entre sus compañeros de feria.

Alicia Castilla es una mujer de 59 años, es licenciada en ciencias de la educación y psicoanalista. En su biblioteca cuenta con libros como Plantas de los dioses, Historia general de las drogas, Las puertas de la percepción. Es una pionera en materia de difusión de información acerca del cannabis, y eso le ha costado caro: ha enfrentado múltiples denuncias en una clara violación de su derecho de expresar sus ideas libremente. Pero, como todos sabemos, las ideas son peligrosas para aquellos que no quieren que se piense. En estos tiempos la sociedad exige un cambio de perspectiva con respecto al cannabis y exige el reconocimiento y aval del autocultivo (práctica que ha sido promovida por Alicia en otro de sus libros, Cultivo cannabis). Pero el autocultivo también parece ser peligroso para el poder económico.
Es evidente el rotundo fracaso de la política anti-drogas llevada a cabo por éste y otros (casi todos) gobiernos. Constantemente vemos entrar a las cárceles a personas que han sido llevadas por fumarse un porro o por cultivar algunas plantas sin ningún fin comercial. Del mismo modo, vemos a nuestro alrededor ese oscuro poder llamado narcotráfico, al que sabemos poseedor de mansiones, aviones, pistas de aterrizaje, zoológicos, diputados, presidentes. Personas que a pesar de estar violando la ley de modo flagrante, gozan de impunidad total y de protección de los gobiernos que tienen dentro de su bolsillo. Y la ciudadanía asiste inerme a la hipocresía del poder estatal, cuyas leyes no son menos que un escupitajo en la cara. Alicia Castilla, nuevamente, ha sido víctima de este sistema hipócrita y corrupto hasta la médula.
Hace tan sólo algunos meses Alicia decidió mudarse a Salinas, Uruguay, en busca de una vida más tranquila. Pero esa tranquilidad no le duró casi nada, porque un vecino “anónimo” la denunció por tener sus plantitas: en total eran 29 plantines y 24 gramos de marihuana. Una muestra más de la decadencia de nuestro sistema legal, político y judicial, que atenta en contra del pueblo, persigue a quienes debería proteger y los convierte en criminales por el sólo hecho de cultivar una planta sagrada para el consumo personal. Es otro de los tantos atropellos en contra de los derechos civiles y la libertad (la verdadera libertad, no la de mentira que se compra con dinero). En este momento Alicia Castilla se encuentra detenida en Canelones, Uruguay a la espera de un juicio que tiene una clara motivación política, porque, como ella misma lo afirma, el cultivo y el consumo de cannabis son hechos políticos de una sociedad que se planta frente al sistema y se seguirá plantando por siempre. La voz de Alicia Castilla no puede ser acallada ni siquiera desde una jaula. Al contrario, este hecho debe ponernos a todos más alertas que nunca y nuestro grito debe escucharse en todos los rincones; el grito por la libertad de Alicia, el grito por nuestra libertad.

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