Julio López
está desaparecido
hace 6427 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Situación política: 2011, bajo el signo de la crisis internacional
Por PRS - Partido de la Revolucion Socialista - Friday, Feb. 25, 2011 at 1:59 PM
prs-juventud@live.com.ar

Este número de la Causa Obrera es el primero de 2011. Teniendo en cuenta esto, nos proponemos en esta nota apuntar las tendencias más importantes de la situación económica y política nacional, en el marco de la crisis histórica que atraviesa actualmente la economía mundial capitalista.

Situación política: ...
lco_67_foto_grande.jpgkposn9.jpg, image/jpeg, 600x865

Desaceleración del crecimiento, con alta inflación
La tendencia más importante y determinante es la crisis económica mundial. La economía argentina sufrió los primeros golpes de la crisis mundial en 2009 cayendo en recesión. Alrededor de 500 mil despidos, rebajas salariales por medio de suspensiones masivas y el aumento de la pobreza fue la receta de la burguesía y su gobierno “popular” para descargar los costos de la crisis sobre los trabajadores y el pueblo. Como antecedente, los primeros síntomas de agotamiento del “modelo” económico ya se habían comenzado a sentir a partir del 2007 y dieron como resultado un año después el lockout patronal agropecuario, es decir, la ruptura del equilibrio entre los sectores patronales bajo el arbitraje kirchnerista.
El 2010 estuvo marcado por una recuperación económica relativa. Los precios de la soja y los cereales, principales productos de exportación, volvieron a subir gracias a la masa de capitales especulativos volcados al mercado de materias primas y la sostenida demanda de China. Otro sector que volvió a crecer fue la industria automotriz traccionada fundamentalmente por el mercado brasilero. Este escenario de superganancias para los sectores más concentrados y dominados por los capitales imperialistas le permitió al gobierno de Cristina una distribución, principalmente de la renta agraria, hacia los sectores patronales más ineficientes ligados al mercado interno y los servicios, recomponiendo hasta cierto punto su rol de árbitro entre los sectores burgueses. Sin embargo, la inflación siguió y sigue minando la base del modelo exportador. La importante devaluación del dólar por parte de EEUU fue un golpe duro a la política de cambio “competitivo” del gobierno y profundizó la “guerra monetaria” en el plano internacional.
Para este año, la perspectiva de la economía nacional es de desaceleración económica con alta inflación. Esto volverá a poner en cuestión qué sector burgués impone sus intereses a costa del resto. Este “conflicto de intereses” ya comenzó a evidenciarse el año pasado cuando el gobierno aplicó medidas proteccionistas contra mercancías chinas a favor de los sectores industriales mercado-internistas más ineficientes (textiles, juguetes, etc.), perjudicando al sector aceitero exportador que sufrió el contraataque del gobierno chino, cerrándole temporalmente su mayor mercado. También la Mesa de Enlace realizó un lockout por la liberación del precio del trigo.
Una desaceleración lenta del crecimiento económico, con altas tasas de inflación parece ser el escenario más probable.

Situación política
Las elecciones de octubre (precedidas por las internas abiertas a mitad de año) son uno de los ejes principales por el que creemos transitará la situación política, y en el cual se canalizarán parte de las actuales disputas interburguesas, convirtiendo la campaña electoral en un fuego cruzado de denuncias de uno y otro lado. Muchos “trapitos” saldrán a tomar sol alrededor de la cuestión de la corrupción, el narcotráfico, los negociados, etc. Esta disputa, cómo se ve, ocurre dentro y fuera del gobierno, en los partidos de la oposición patronal, etc.
Pero no sólo intereses sectoriales pesan en las disputas por arriba. El otro eje sobre el que giran los distintos planes patronales es el problema del “orden social”. Con la bandera del “combate a la delincuencia” el gobierno inunda los barrios pobres de gendarmes y policías. El principal objetivo de estos “perros de presa” son los jóvenes, bajando cada vez más la edad de imputabilidad.
Los asesinatos de los tobas en Formosa, de los ocupantes del Parque Indoamericano y de los jóvenes en José L. Suarez demuestran cual es la verdadera cara de la política de “seguridad democrática” de Cristina. Y si no alcanza con las fuerzas represivas, la jauría se agranda con las patotas de la burocracia sindical como se vio con el asesinato de Ferreyra. La necesidad de la burguesía de avanzar sobra las condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo pobre para descargar los costos de la crisis inevitablemente la obliga a mostrar los dientes, y usarlos, para derrotar a quienes salen a luchar y atemorizar a quienes aún no lo hacen.
Es cierto que actualmente la burguesía y su gobierno no sufren un ascenso generalizado de luchas por parte de los trabajadores, pero el instinto de la clase dominante y su larga experiencia de explotación la obligan a no dormirse en los laureles de una coyuntura favorable.
Se puede trazar un paralelo con lo ya dicho sobre la situación económica y sus perspectivas. En este plano, esto significa que por más “tasas chinas” de crecimiento que los patrones puedan saborear y aprovechar hasta ahora, la crisis mundial volverá a golpear la puerta. De la misma manera, por más “paz social” que aún predomine en la situación nacional, los enormes combates que las masas están dando en el mundo también ejercerán su influencia en la Argentina. Y no solo el principio de la revolución obrera y popular en el norte de África, que pueden parecer lejanas para algunos, despiertan la conciencia de los trabajadores en la Argentina. Los trabajadores al frente de las masas populares en Chile, y principalmente en Bolivia, han hecho retroceder a sus gobiernos en su afán de descargar los costos de la crisis sobre ellos.
No podemos prever el ritmo, pero la situación se encamina hacia la transición entre un crecimiento económico con una relativa “paz social” y el desarrollo de la crisis económica, agudizando la lucha entre las clases y entre sectores de la misma clase dominante.

El gobierno de Cristina Kirchner
Nuestra corriente ha señalado que la coyuntura económica favorable permitió una recuperación relativa también del gobierno nacional. Recordemos: Cristina Kirchner venía de una dura derrota política por el lockout patronal de la Mesa de Enlace, perdió las legislativas de 2009, y un sector de la burguesía, expresado en Duhalde y otros políticos patronales, planteaba una línea de forzar la salida anticipada del gobierno. Claramente, esa situación cambió.
Nosotros insistimos en dos aspectos centrales con respecto a una caracterización del gobierno: Uno, el carácter relativo y frágil de esta recuperación, porque la política kirchnerista, que se apoya en mínimas concesiones a sectores del movimiento de masas no tiene perspectiva en el marco de una agudización de la crisis internacional. Dos, que pese a su carácter no deja de ser una recuperación que debe ser tenida en cuenta.
Ahora el gobierno ha iniciado un nuevo giro de carácter reaccionario, hacia el “centro político”, a partir del cuál se postula frente a la burguesía y el imperialismo como garante de sus negocios y cómo el más capaz para darle “seguridad” a la burguesía frente a las distintas expresiones de la crisis social que se suceden en todo momento y a las luchas obreras y populares. Creemos que el gobierno, a partir de la implementación de esta política, chocará con el movimiento de masas, lo cual reabrirá un proceso de desgaste.

Situación de la clase obrera y principales procesos políticos
No pretendemos disimular que actualmente la clase obrera en la Argentina no se encuentra en un ascenso de su movilización. No “ocupa el centro de la escena política” (PCR) en el cuál esta todavía se encuentra la disputa entre facciones burguesas, que la clase obrera “observa”. Ni tampoco “están en auge las tendencias sindicalistas clasistas de base” (PTS, PO), sino que la inmensa mayoría de la clase obrera se ubica de forma pasiva con relación a la burocracia sindical.
Esta burocracia y las direcciones políticas conciliadoras hacen su trabajo llevando a los trabajadores al callejón sin salida de apoyar a uno u otro sector patronal.
Sin embargo, la división de la burguesía tuvo un hijo: la división de la burocracia sindical y la centroizquierda reformista abriendo grietas a la loza que oprime a los trabajadores.
Por su parte, el proceso de recuperación de organismos de base (seccionales, cuerpos de delegados, comisiones internas) por parte de la vanguardia clasista que tuvo, con avances y retrocesos, una acumulación importante a partir del 2001, viene retrocediendo ante al avance del kirchnerismo y su aliada, la burocracia sindical moyanista que ha cooptado distintos dirigentes antes combativos e independientes de esta.

Cuando planteamos que el 2011, es un año signado por la crisis internacional, nos referimos a que su profundización hará sentir con más fuerza sus efectos en la lucha de clases. Es una tarea de primer orden en ese sentido contribuir a que la clase obrera comprenda su carácter y su profundidad, para que pueda avanzar (su vanguardia) hacia un programa que dé salida a esa situación y la construcción de un partido de trabajadores revolucionario.
Trabajar también en la clarificación del carácter de clase del gobierno de Cristina Kirchner, en el sentido de que ningún gobierno patronal y proimperialista como este puede considerarse (con el ejemplo de Grecia o España donde “ajusta” la socialdemocracia, o en Bolivia donde Evo Morales ataca a los trabajadores) un “mal menor”. En la necesidad de una política de clase, que explique la necesidad de la lucha por un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre.
Creemos que en el 2011 se producirán (o habrá continuidad de) varios procesos políticos de importancia en los cuales se plantea la necesidad de intervenir a partir de estos ejes políticos y programáticos.
Primero, la intervención en la crisis abierta en la CTA a partir de su ruptura, lo cuál creemos, plantea la posibilidad de la construcción de un polo clasista, con el antecedente de la confluencia de un sector de trabajadores y agrupaciones clasistas que conformaron la lista 5 en las elecciones de la Central.
En segundo lugar, un proceso político en la juventud trabajadora y estudiantil. Esta juventud está a la vanguardia de las insurrecciones de África del Norte y las enormes movilizaciones en defensa de la educación en Europa. Cómo parte de este proceso los estudiantes argentinos también protagonizaron una lucha en defensa de la educación pública y alrededor de esta de un proceso de politización de un sector de la juventud.
En tercer lugar, estarán las elecciones nacionales que serán un eje de la situación política y plantean la necesidad de una intervención política, para luchar, también en este medio de lucha política, contra los partidos de la burguesía.

Link para leer la Revista "La Causa Obrera": http://www.prs-lco.com.ar/periodicos/lco_67.pdf

agrega un comentario