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Sin palabras: “El día que apagaron la luz”
Por (reenvio) Javier Cusimano * - Sunday, Feb. 27, 2011 at 3:07 AM

El deterioro y limitación del vocabulario es una tendencia cada vez más poderosa. Detrás de esta pérdida se oculta la imposición de un orden cultural menos conceptual y más concreto que implica limitaciones en el alcance del pensamiento y pone en juego la diversidad cultural. En la siguiente nota, un análisis sobre la aniquilación del lenguaje y la cultura, y una búsqueda en pos del redescubrimiento del goce de la palabra.

Patricia se ha desempeñado como profesora de lengua y literatura por más de quince años. Para ella cada nueva generación de alumnos llega a las aulas con serias dificultades para interpretar textos y reconocer palabras.

"El espectro de palabras utilizadas por los jóvenes es cada día menor, sumado a la proliferación de palabras vacías hace muy difícil la enseñanza", nos comenta, y agrega: "Si bien no puede decirse que todos los alumnos se encuentran en las mismas condiciones, es llamativo el desprecio generalizado por el idioma, por su uso y su cuidado".

Patricia, que siente adoración por su trabajo, nos habla del poder creador de la palabra: "Cada palabra es una luz, sin ellas el mundo comienza a oscurecerse". "Sin lenguaje no hay mundo y con un lenguaje pobre sólo hay un mundo chato, un mundo miserable," concluye.

Los griegos fueron los primeros occidentales en advertir la relación intrínseca que existe entre el lenguaje y el conocimiento. Tanto es así que para ellos el término logos significa tanto palabra o discurso como razón o intelecto. Cuando nos comunicamos ponemos en común un conocimiento y la transferencia de información sólo es posible mediante el uso de determinadas palabras.

Las palabras evocan significados, son vehículos para transmitir un pensamiento. Remiten a un objeto del mundo, pero en muchos de los casos son el objeto mismo, lo que equivale a decir que existen determinadas realidades que sólo son posibles por el uso de la palabra. El desarrollo del vocabulario se relaciona con el componente conceptual, con el ejercicio de la memoria, la exactitud y la concisión; en consecuencia, si se limita este se ve afectado directamente el léxico.

En el Génesis Dios nombró al Universo y con ese acto el mundo existió. Las palabras, como pequeñas llamas, alumbran nuestro propio universo de sentido, nos alejan de la caverna del vacío y crean el mundo.

Según Fernando Savater, no son simplemente el instrumento mediante el cual reflejamos la realidad, y mediante el cual construimos socialmente esta realidad, sino que también son en cierta forma, la realidad misma. Cuando aparecen y desaparecen palabras, aparece y desaparece realidad. Resumir el lenguaje significa resumir la realidad a una descripción sucinta y por ende manejable. Puesto que el lenguaje como acción práctica y social es instrumento de control y poder, de lucha y conflicto.

Cada día asistimos al empobrecimiento gradual del lenguaje, y no sólo porque determinadas palabras entren en desuso. La lengua como reflejo social es un sistema vivo, que se modifica y cambia constantemente. Su normal funcionamiento implica pérdida pero también enriquecimiento. Sin embargo, el deterioro y limitación del vocabulario, tendencia poderosa, va más allá de lo esperado.

Muchas son las causas que propician el fenómeno. Algunos expertos no dudan en señalar que las transformaciones suscitadas son el resultado de tres grandes hechos concatenados: la incorporación de nuevas tecnologías informacionales, el predominio social de la imagen por sobre cualquier otra forma de percepción y la decadencia de la cultura letrada. En conjunto, estos aspectos serían las claves que servirían para entender el fenómeno.

Sin embargo para estudiosos en ciencias sociales, detrás de esta pérdida se oculta la disposición de un sistema cuya lógica conduce irreversiblemente hacia un orden cultural menos conceptual y más concreto que implica limitaciones en el alcance del pensamiento y pone en juego la diversidad cultural. Un enfoque hegemónico que ultrajando al lenguaje mediante su progresiva instrumentalización, despoja al hombre de su capacidad para comprenderse y representarse en el nuevo espacio mundial.

La violencia sufrida por el lenguaje emana del poder y pretende monopolizarlo como instrumento de uso privándonos del conocimiento, la crítica y el contacto más profundo con los otros y con nosotros mismos. El filósofo Cornelius Castoriadis, receloso de los cimientos mismos de la cultura occidental y en sintonía con la discusión, expresa su reflexión de la siguiente manera: "Con un lenguaje reducido a lo instrumental, se puede efectivamente -durante algún tiempo- operar y calcular, pero no se puede pensar".

En tal sentido, la sociedad del conocimiento es una falacia. La sobreinformación obstaculiza cualquier intento de argumentación, las imágenes subordinan los discursos y el énfasis se traslada hacia lo concreto en detrimento de lo abstracto.

La ideología de la información, se basa en una política del lenguaje que pretende, en resumidas cuentas, estandarizar la comunicación en base a fórmulas, expresiones hechas y vacías, esquemas sencillos y banales que puedan circular en tiempo real por el globo de manera veloz y eficaz.

Las palabras convertidas en mercancías se vuelven abstractas e impersonales pierden el peso de la tradición contenida en ellas y se flexibilizan hasta convertirse en huecos. Palabras que en otros tiempos movilizaban conciencias e interpelaban lo más profundo del hombre hoy ya no significan nada.

La proliferación de signos inmediatos no hace más que entorpecer la reflexión y comprensión.

Si, como dice Lacan, los sujetos se constituyen mediante la trama del lenguaje y gracias a este, ya que es el lenguaje lo que permite singularizarnos como individuos, el escenario planteado convierte a las personas en seres de subjetividades frágiles, flexibles y volubles, compuestos de vivencias cambiantes y un pensamiento fragmentado incapaz de entender procesos.

Un individuo que al no poseer marcos de referencia estables se convierte en un sujeto de fácil manipulación y control. Sujeto que es "sujetado" a seguir determinadas consignas, programas prefigurados a los que se les ha sido amputada cualquier posibilidad de réplica, ya que la réplica como tal no ha sido diseñada como opción en el diagrama de comunicación planteado.

Para Héctor Schmucler la instrumentalización de la palabra opera cuando la palabra se separa del mundo. "¿Desde cuándo las palabras comenzaron a perder fuerza? ¿Desde cuándo los hombres dejaron de ser en la palabra?", se pregunta a sí mismo, y responde diciendo:

"Los grandes mitos fundadores de Occidente aluden a la escisión originaria entre la palabra y el mundo. En la tradición judeo cristiana la caída relatada en el Génesis puede pensarse como el momento de la ruptura. Conocer luego de transgredir la prohibición, fue clasificar, desde entonces la palabra dejó de ser nueva cada vez, dejó de ser creadora y el hombre se extrañó del mundo. Distante del mundo, el hombre intentará usar la palabra para dominar el mundo".

Una chispa desde la literatura

Nada mejor para resumir esta tendencia que la apocalíptica mirada ofrecida por George Orwell desde su novela 1984. En ella uno de los personajes, "Syme", trabaja en la edición definitiva del diccionario de la neolengua y comenta al respecto de su oficio: "Lo que hacemos es destruir centenares de palabras cada día. Estamos podando el idioma para dejarlo en los huesos. ¿Qué justificación tiene el empleo de una palabra sólo porque sea lo contrario de la otra?

La finalidad es limitar el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente. Al final acabaremos haciendo imposible todo crimen del pensamiento. En efecto, cómo puede haber crimen si cada concepto se expresa claramente con una sola palabra, una palabra cuyo significado está decidido rigurosamente y con todos sus significados secundarios eliminados y olvidados para siempre."

Por una ecología del lenguaje

Quizás pueda entenderse mejor este fenómeno si se lo analiza en el contexto más amplio de la cultura. "Salven a la cultura", ese sería el lema de nuestra época, puesto que asistimos a la utilización de la cultura como materia prima. La cultura reabsorbida por el mercado pierde la autonomía que la caracterizó durante siglos y se integra a la producción de mercancías en general. Jeremy Rifkin, que analiza de cerca los cambios introducidos en la sociedad con la incorporación de nuevas tecnologías, comenta al respecto:

"En los siglos XIX y XX aniquilamos especies, hábitat y recursos físicos, en el siglo XXI vamos hacia el contenido, y eso significa, la extracción, explotación, utilización y comercialización de miles de años de historia. La gran batalla está dada entre la cultura y el comercio. La cultura es valor intrínseco, el comercio es valor de uso".

Para el estudioso "es necesario crear un equilibrio inteligente entre cultura y comercio", es decir, una nueva conciencia ecológica que preserve la biodiversidad cultural para resistir los embates de la configuración del capitalismo en su fase actual. La lingüista Ivonne Bordelois, en su libro "La palabra amenazada", denuncia las razones por las cuales el presente sistema intenta aniquilar la conciencia lingüística, pero también propone estrategias ecológicas, es decir, varias vías para preservar, proteger y estimular el ser del lenguaje.

Como primer punto considera imprescindible romper con el extendido prejuicio que define la lengua sólo como medio de comunicación. "Cuando se considera el lenguaje como mediación para otra mediación, nos olvidamos que es fuente de placer sagrado y acaso la forma más elevada de amor y de conocimiento".

También plantea como medida un retorno cultural hacia el silencio. "El silencio es la condición primera y fundamental de la palabra genuina, la que viene de lo necesario y lo íntimo y no es simple resorte de respuesta mecánica". La lingüista hace un llamado de atención sobre la importancia que merece la educación y el cuidado de la infancia, y finalmente considera fundamental "el refrescante descenso al aljibe etimológico. La pregunta por el origen de las palabras permitiría rescatarlas en su savia histórica y semántica".

"La escucha atenta del lenguaje cotidiano, el prestar oídos a las novedades y hallazgos del habla coloquial e infantil y el recrearnos en el lenguaje como fuente de humor". Presenciar el diálogo entre lenguas "como un espectáculo de iluminaciones mutuas", estar alertas ante las depredaciones provocadas tanto en el mundo del espectáculo como en la política y siempre, y ante todo, aproximarnos a la poesía "como la zona más alta y misteriosa del lenguaje".

Las palabras por Pablo Neruda

“… Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen… Vocablos amados…

Brillan como perlas de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío… Persigo algunas palabras… Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema… Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas…

Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto… Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola…

Todo está en la palabra… Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció. Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto trasmigrar de patria, de tanto ser raíces… Son antiquísimas y recientísimas… Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada...”

* Nació en Mendoza en 1983. Es librero y periodista. Estudia para la Licenciatura en Comunicación Social. Ha publicado artículos en diferentes medios gráficos y online de su país. Trabajó para la producción de programas de radio sobre espectáculos y literatura. También se ha desempeñado como guionista.

fuente http://www.literaturas.com/v010/sec1003/educomania/educomania.htm

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