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La resistencia sigue en Punta
Por Sebastián M. Furlong, El Mensajero de Escobar - Sunday, Feb. 27, 2011 at 10:50 PM
seba.fg@live.com.ar

Acampe en Punta Querandí

La esperanza en Punta Querandí está lejos de apagarse: la lucha en defensa del patrimonio cultural-histórico celebró su primer año de existencia. Crónica de un lugar sagrado que pugna por subsistir frente al interés de empresarios y sus tentaciones emprendedoras.

La resistencia sigue...
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Carpas versus countries. Una pequeña asamblea de vecinos, con sus bolsillos vacíos, enfrentada a un grupo poderoso de empresarios dispuestos a invertir millones…

En febrero del año pasado, las caras de los integrantes del Movimiento en Defensa de la Pacha se alargaban al comprobar el avance de las topadoras y máquinas cargadoras que destrozaron parte de la fauna y flora autóctona del bendito lugar. Contradictoriamente, de aquel sacrilegio fueron testigos preferenciales una suntuosa capilla, perteneciente al movimiento católico Opus Dei, y una serie de exclusivos barrios cerrados, con denominaciones de santos. Aún más absurdo, el responsable de aquel pecado fue ni más ni menos que Jorge O´Reilly, hombre, según cuentan, muy cercano a la Iglesia. Empresario de perfil neoconservador, ex asesor del Intendente de Tigre Sergio Massa y actual director de la empresa EIDICO S.A., desarrolladora de los emprendimientos privados tigrenses (¡vaya paradoja!) Santa María de Tigre, Santa Catalina y San Marcos, entre otros. La conclusión a la que arribaban vecinos, pobladores, ecologistas e integrantes de pueblos originarios, tras haber presenciado los estragos, era que la nueva presa elegida por O´Reilly se llamaba “Punta Canal/Querandí”.

Ubicado geográficamente en el límite territorial entre los Partidos de Escobar y Tigre, Punta Querandí es un yacimiento prehispánico que albergó al pueblo indígena querandí, gran proporción de ellos exterminados durante la conquista española en América. Actualmente la zona conserva restos arqueológicos milenarios: vecinos han encontrado “restos de instrumentos, de vasijas, arpones de huesos, puntas de flecha… de todo”. En noviembre del 2009, el sitio fue declarado de interés por la Cámara de Senadores bonaerense y, en abril del 2010, el Museo Etnográfico de la Universidad de Buenos Aires (UBA) certificó fragmento de cráneo humano hallado en Punta Querandí.

“Despedite del cementerio, metieron las máquinas”, fue la frase hecha de bronca y desazón salida de boca de un poblador un 18 de febrero de 2010 para referirse a la intromisión de una excavadora que removía tierra, rompía restos y tumbaba árboles. “De acá no nos vamos”, respondieron los valientes vecinos, quienes echaron una y otra vez a Eidico y a su firme intención de construir un nuevo country con nombre de beato, y decidieron que la única forma de defender el patrimonio cultural-histórico era plantando carpas en sus inmediaciones. Un día después se iniciaba el famoso acampe.

En los meses siguientes comenzaron a descubrirse serias irregularidades en la supuesta adquisición del terreno por parte de la empresa Eidico. Se comprobó que esas tierras eran propiedad del Estado Nacional, y que por allí corría el tendido del ex ramal ferroviario Mitre, clausurado en 1967, que unía Ingeniero Maschwitz con Dique Luján. En 2007, dos sociedades anónimas (Chilespa SA y Desarrolladora San Benito SA) habían tramitado ante el ONABE (ahora ADIF) la compraventa de los terrenos y más tarde transfirieron a Eidico aquellos boletos, aunque sin concluir los trámites de escrituración. En agosto del 2010, el Movimiento en Defensa de la Pacha denunció la ilegalidad de estas ventas por parte del Estado Nacional y exigió que la Administración de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) anulara la privatización de diez hectáreas del ramal 56 del Ferrocarril Mitre.

¿Cómo siguió el asunto? Desafortunadamente, los atropellos por parte de la empresa no cesaron. Después de que un directivo de Eidico destruyera un altar indígena en el mes de octubre, el Municipio de Tigre decidió clausurar las obras constructoras en Punta Canal por falta de habilitaciones. También intervino la Defensoría del Pueblo de la Nación, la cual pidió que se cesara con la construcción de barrios privados sobre humedales. Asimismo, variadas instituciones de prestigio y alcance nacional ofrecieron su apoyo para proteger Punta Querandí. Uno de los últimos avances logrados, por otra parte, fue el paso a archivo de la causa penal de Eidico contra el acampe por “turbación de la propiedad”, ordenado por la Fiscalía de Benavidez.

Año nuevo, misma filosofía empresarial parecería ser el lema. El mes pasado, los patoteros de siempre intimidaron con desalojar el campamento y cerrar la calle Brasil que oficia de acceso al lugar. Pero lo único que lograron con esta amenaza fue fortalecer la unidad solidaria del tenaz grupo. De esta manera llegaron a cumplir doce meses del inicio de esta inusual medida de fuerza, destinada únicamente a defender un lugar sagrado indígena y espacio público históricamente disfrutado por el conjunto de la sociedad. Y están felices, por supuesto.

“Al principio mucha gente era escéptica de que pudiéramos resistir frente a un poder político-económico tan importante. En esta lucha fue muy importante Indymedia, un medio de comunicación humilde que difundió la situación e hizo que algunos medios nacionales se acercaran al lugar. Siendo poca gente, demostramos que se puede”, expresó a El Mensajero Valentín Palma, joven miembro del Movimiento, el 19 de febrero, día del aniversario del acampe. Por su parte, Liliana Leiva, también integrante de la misma organización, contó sus sensaciones: “Esta es una lucha emblemática y significativa para toda la provincia de Buenos Aires, un modo de reivindicar nuestra historia, la cual se inició con anterioridad a la llegada de los españoles”.

Algunos conocedores del conflicto coinciden en que “no está lejos el día en que se va a lograr una definición positiva”, mientras que otros involucrados prefieren todavía mantener la cautela. En conjunto afirman que seguirán velando por Punta Querandí, hasta el día en que el legendario espacio sea finalmente preservado y reconvertido en un predio público con especies nativas y un museo a cielo abierto para albergar las más de cien mil piezas encontradas, hasta el momento, por los arqueólogos.
Por Sebastián M. Furlong

Fuente: El Mensajero del Norte (semanario del Partido de Escobar)

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