Julio López
está desaparecido
hace 6427 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Libia, el fruto más maduro de la revolución árabe
Por Prensa Convergencia Socialista - Monday, Mar. 07, 2011 at 9:19 AM

Libia, el fruto más maduro de la revolución árabe

Libia, el fruto más ...
jovenes_exsoldados_gadafi.jpg, image/jpeg, 340x227

Se quebró el régimen

En Trípoli, la capital Libia, se refugian Muamar el Gadafi y sus mercenarios a la espera del único final posible a estas alturas, su derrocamiento. Miles de muertos costará la intentona sangrienta del dictador más antiguo del norte de África, que pretende evitar la suerte que corrieron Mubarak en Egipto y Ben Alí en Túnez.

La pelea es la más sangrienta y dura que vimos desde el inicio de las revoluciones democráticas en los países árabes, y eso se debe a que es la que va más a fondo, ya que la lucha contra Gadafi hundió a todo el régimen.

En países donde existen dictaduras militares, las fuerzas armadas tienen la tarea de sostener al régimen prácticamente en solitario. No existen partidos políticos ni parlamento o sindicatos, que son otras de las instituciones en las que se reparte el poder en los regímenes de carácter democrático burgués.

En Egipto y en Túnez las protestas debilitaron a las fuerzas armadas pero no las derrotaron. En esos países los militares le soltaron la mano a sus respectivos dictadores y abrieron un poco la participación democrática, canalizando –por lo menos hasta el momento– las protestas. Por eso en esos países la revolución democrática, a pesar de los triunfos parciales, continúa en curso.

En Libia, que también estaba gobernaba por una dictadura, la lucha revolucionaria directamente partió en dos a las fuerzas armadas, abriendo la posibilidad de que surja un nuevo régimen, en el cual los trabajadores y el pueblo conquisten un protagonismo inédito.

El ocaso de Gadafi

Gadafi dejó de ser el joven coronel que en 1969 encabezó la asonada militar que terminó con la monarquía del rey Idris para nacionalizar el petróleo e intentar la unidad de la nación árabe contra Israel, algo similar a lo que hizo, salvando las distancias, Nasser en el poderoso país vecino, Egipto.

Mucho camino ha recorrido este burgués nacionalista que en los setentas jugaba al “socialismo” y que ahora en su vejez disfruta de una fabulosa fortuna mientras su familia protagoniza escándalos en el jet-set europeo.

Los pozos petroleros, que antes de las nacionalizaciones estaban en manos norteamericanas, volvieron a ser propiedad de las multinacionales, aunque ahora europeas.

Los dueños de los hidrocarburos son ahora la BP de Inglaterra, la italiana ENI, la francesa Total, la angloholandesa Shell, la austriaca OMV o la alemana BASF-Wintershall. Gadafi, de dirigente anti-imperialista mutó a recaudador de las regalías que le tributan estos monopolios.

Pero además, su acercamiento al imperialismo yanki lo llevó a manifestar que ya no tiene sentido realizar acciones contra Israel y que es necesario apoyar la guerra “contra el terrorismo” iniciada por la familia Bush y continuada por Barak Obama.

Por eso no es casual que le haya reprochado al actual presidente de los EE.UU. por “dejarlo solo” luego de los esfuerzos realizados para erradicar a los grupos insurgentes antinorteamericanos, como Al Qaeda.

En ese contexto, para sostenerse Gadafi se apoya en su entorno más reducido y en sus fuerzas especiales, integrada por la elite militar y miles de mercenarios, fuerzas de choque con personal muy bien pago y gran disponibilidad y calidad de armamentos.

Es obvio que ese ejército privado no ha sido construido para enfrentar posibles invasiones de las potencias extranjeras, sino al servicio de reprimir y someter al conjunto de las masas libias, sumidas en la peor de las miserias.

Esas fuerzas de choque, mucho más leales y confiables que el resto de las fuerzas armadas –que estallaron por los aires con los primeros disturbios– se han hecho fuertes en Trípoli y sus alrededores.

Los Consejos de Guerra

Contagiados por lo que pasó en el hermano mayor de la nación árabe, Egipto, miles de personas, encabezadas por los jóvenes, se lanzaron a las calles de Bengasi, al este de Trípoli con la idea de sacarse de encima cuarenta años de dictadura, tal cual hicieron en el país de los farones.

Rápidamente, la protesta se extendió por toda la zona este y sur de Libia, y empezaron las manifestaciones en Trípoli. La represión fue inmediata y brutal: ametrallamientos, bombardeos y francotiradores sobre la población civil. Hubo centenares de muertos en los primeros ataques.

Las bases militares del este (donde está el foco de la revolución) rechazaron las órdenes, negándose a masacrar a sus hermanos. Cientos, quizá miles de oficiales y soldados desertaron o se pasaron al bando de los revolucionarios, aunque con escaso armamento y municiones debido a los constantes recortes presupuestarios.

Las fuerzas leales a Gadafi rápidamente se agruparon en la capital y en Sirte, la ciudad en donde nació el tirano. Desde allí atacan al resto del país, intentando recuperar los territorios y ciudades perdidas.

Para hacer frente a las escaramuzas del gobierno fueron surgiendo los Consejos Militares, verdaderas milicias populares que se extendieron por todo el país, organizada por los desertores quienes se encargaron de instruir a los jóvenes, trabajadores y explotados que luchan heroicamente contra los mercenarios de Gadafi.

Los Consejos Militares han comenzado a unificarse alrededor del recién creado Consejo Nacional, situado en Bengasi, un organismo de doble poder que, para derrotar a Gadafi, debería avanzar aun más en la centralización de las acciones políticas y militares.

Igual que en otros procesos revolucionarios del siglo anterior, la disolución del ejército producida por la insurrección abrió la posibilidad del surgimiento de un nuevo régimen, asentado en las organizaciones de masas que, fusil en mano, luchan por su existencia.

A pesar de que el ejército de mercenarios está mejor preparado y pertrechado, los Consejos Militares cuentan con la solidaridad de las masas de las naciones vecinas como Egipto, que a diario envían comida y medicinas.

De manera heroica, miles de personas sin experiencia en combate, resisten los bombardeos y se aprestan para lanzar el último asalto sobre Trípoli.

El marco de la revolución árabe, un proceso revolucionario de alcance planetario

La fase actual del ascenso obrero y popular –de carácter revolucionario– es inédito, ya que por primera vez en mucho tiempo recorre prácticamente todo el mundo.

Comenzó con las huelgas generales europeas, cruzó hasta la China con violentísimas luchas proletarias, empezó a desarrollarse en los Estados Unidos, continúa en Latinoamérica y después de años de enormes retrocesos, producidos por las derrotas y el saqueo, volvió al África, explotando violentamente en Egipto, Túnez, Libia y otros países de la región.

Los efectos de la tremenda crisis mundial de 2008 y 2009 comenzaron a aparecer con crudeza, ya que los imperialistas decidieron –otra no les quedaba– descargarla sobre los hombros de gran parte de la población mundial, comenzado por la clase obrera y los pueblos de sus propios países.

La crisis económica mundial, combinada con la represión y opresión feroz de las dictaduras y la corrupción descarada de la mayoría de los gobiernos burgueses, unificaron a millones de obreros con las clases medias urbanas de las capitales y principales ciudades.

La vanguardia de esta situación revolucionaria es la juventud, que de conjunto repudia la falta de horizontes a que fue condenada por un crecimiento económico que da lugar solo a los sectores más acomodados, a los hijos de los ricos y funcionarios gubernamentales.

Los jóvenes precarizados tunecinos, egipcios y libios que no soportaron más los sistemas políticos, económicos y sociales que las marginaban, fueron empujados a la rebelión por el ascenso europeo y mundial, un ejemplo que los motivó a enfrentar regímenes sanguinarios y hasta hace muy poco tiempo prácticamente intocables.

Al igual que en la mayoría de los países vecinos, la integración a la globalización imperialista desembocó en un crecimiento económico que no creó empleos, sino más bien una concentración de riqueza sin precedentes, un desarrollo desigual de los países y una degradación general de las condiciones de vida y de trabajo.

El tremendo aumento de los precios de los alimentos y productos de primera necesidad combinado con la creciente desocupación y la precarización laboral de la mayoría de los jóvenes que tuvieron la “suerte” de acceder al mercado laboral, fueron parte sustancial del cóctel explosivo que provocó las insurrecciones norafricanas.

La crisis europea provocó otro factor que exacerbó la revolución árabe: el cierre de sus fronteras, negándole la posibilidad de estudio y trabajo a esos millones que años atrás emigraban, alejándose de la pobreza y la contracción del mercado laboral en sus respectivos países.

La lucha de clases irrumpió en el norte del África mediante el reclamo generalizado de consignas democráticas elementales, como la exigencia de contar con el derecho de elegir a los gobernantes, la posibilidad de obtener un trabajo y un sueldo digno o de acabar con los estados policiales.

Una de las razones por las cuales estas rebeliones no han sido cooptadas por los movimientos islamistas más reaccionarios es que la juventud que las encabeza no tiene su mirada en el Medio Oriente, cada vez más empobrecido y opresor, sino en Europa.

Allí se han educado muchos de sus vecinos y vecinas, estudiantes y trabajadores que vienen de protagonizar tremendas peleas en el interior de los países imperialistas, principalmente en Francia.

Otra cuestión importante que aleja a los jóvenes de la variante islámica es que una parte sustancial del movimiento revolucionario está conformada por miles de mujeres, que no quieren retroceder a la situación de opresión a la que son sometidas sus compañeras de los países árabes más atrasados como Arabia o Afganistán.

Las clases populares —y, en primer lugar, la clase obrera— de esta región están adquiriendo los medios más avanzados para luchar por las libertades democráticas; y las mujeres, para reivindicar sus derechos y la igualdad con los hombres.

Los trabajadores están adquiriendo las herramientas políticas y organizativas para enfrentar a un nivel muy superior a los programas de sobreexplotación del neoliberalismo y para desestabilizar los mecanismos del dominio imperialista sobre la región, tanto europeos como estadounidenses.

Por todo esto el Gobierno israelí, verdadero gendarme de los intereses imperiales en Medio Oriente, no se equivocó cuando exigió el apoyo de Occidente a los dictadores justo hasta el final.

La revolución árabe impactó al resto del mundo

La dinámica revolucionaria de los países árabes tendrá, inevitablemente, sus efectos movilizadores y desestabilizantes en el mundo entero, como ya lo ha tenido en Jordania, Yemen, Bahrein, Siria, Libia, Argelia, Marruecos y Mauritania.

No es casual que la “abrupta” irrupción del movimiento obrero yanky en Ohio, Wisconsin y otros estados, donde cientos de miles de trabajadores paralizan sus tareas y marchar contra el intento de recortar conquistas fundamentales como la de poder negociar convenios colectivos.

La revolución está creando las condiciones para que vuelvan a pelear las masas palestinas, para asestarle un golpe de gracia al régimen dictatorial de Irán o para que la resistencia Irakí de un salto de calidad en su pelea contra el gobierno títere de los yankis.

Por esto, más allá de los discursos a favor de la “democracia” y contra Gadafi de los funcionarios imperialistas y sionistas, los gobiernos de Europa, EE.UU. e Israel tiemblan frente a esta nueva situación de la lucha de clases, que es profundamente antiimperialista, ya que golpeó en la línea de flotación de los gobiernos cipayos.

Argentina no está al margen de este proceso. El encarcelamiento de José Pedraza, una de las figuras del sindicalismo burocrático peronista, es un producto genuino de esta oleada de luchas democráticas que en nuestro país tuvo uno de sus pico más altos en la gran marcha que puso tras las rejas a varios de los asesinos de Mariano Ferreira.

Esta movilización puso a la defensiva a la burocracia sindical, uno de los pilares en los que se asienta el régimen semicolonial encabezado por Cristina, tanto que por primera vez en años se abrió la posibilidad de construir una dirección combativa y democrática alternativa.

Con la crisis terminal de la dirigencia tradicional del movimiento obrero, la revolución argentina entró en una fase tal que la ubica en sintonía con los procesos más avanzados del mundo. Una situación que además se combina con la existencia, a diferencia de otros países, de miles de activistas y militantes educados por el trotskismo.

El Imperialismo interviene en el proceso

Todos los imperialistas y gobiernos burgueses, tanto de derecha como de “izquierda” están preocupados por el proceso revolucionario que explotó en Libia, ya que de continuar afectará sus intereses económicos en ese país o influirá directamente en el estado de ánimo de los trabajadores y el pueblo que intentarán insurreccionarse en otras regiones como actualmente lo hacen con Gadafi.

Las potencias europeas pretenden negociar e influencia a los dirigentes de los consejos apoyándose en los viejos funcionarios del régimen que cambiaron de bando o los ejecutivos que trabajan para las petroleras y están radicados en la ciudad de Bengasi, cerca de donde están los pozos y el corazón de la insurrección.

Estados Unidos a falta de petroleras en la región tiene marines y aviones que ubica en las cercanías con el objetivo de negociar presionando militarmente. Sin embargo Obama no puede intervenir militarmente sin contar con cierto apoyo de la población.

Esta situación parece no existir, como lo demostraron las declaraciones de los funcionarios más prooccidentales del gobierno provisional, quienes más allá de sus continuos pedidos de ayuda a los gobiernos imperialistas, también alertaron sobre los peligros que provocaría una invasión de tropas de estos países.

Tal es así que las milicias expulsaron de Bengazi a los “guardaespaldas” de una delegación de diplomáticos franceses que llegaron a esa ciudad para negociar con el nuevo gobierno. Estos personajes eran miembros del servicio secreto francés, quienes habían aterrizado en la zona mediante un helicóptero portando armas de grueso calibre.

A pesar de esto y de que los imperialistas aún siguen girando dólares al Banco Central de Libia, Chávez, Ortega, Fidel y otros gobiernos “socialistas” o “progres” de Latinoamérica agitan con fuerza el fantasma de la intervención imperialista, defendiendo directa o indirectamente al dictador Gadafi.

El objetivo de esta gente es sostener a un régimen con el cual mantienen negocios económicos y políticos cuando tendría que denunciar el genocidio, romper relaciones diplomáticas con Gadafi y exigir que sea juzgado por crímenes de guerra.

Libia: una oportunidad para los revolucionarios

Todos los gobiernos burgueses, imperialistas o no, están tratando de desviar y abortar la revolución. Los revolucionarios concientes debemos hacer lo contrario, apoyando activamente la insurrección armada, organizando movilizaciones, actos y todo tipo de iniciativas a lo largo y a lo ancho del planeta.

Pero además de esto debemos contrarrestar la influencia política burguesa enviando delegaciones solidarias para ponerse a disposición de la resistencia militar.

Las organizaciones más importantes de la izquierda internacional, principalmente aquellas que tienen grupos en Europa o el Norte del África, deberían impulsar y organizar la conformación de brigadas internacionalistas dispuestas a combatir junto a los trabajadores y al pueblo de Libia.

Estos destacamentos, que podrían entrar por la frontera de Egipto, aprovechando la situación que culminó con la caída de Mubarak, además de aportar militarmente, lo harían en el plano político, alentando la necesidad de que los consejos populares y militares rompan con los funcionarios que pretenden acercarse a “occidente” y se hagan cargo del poder asentados en organismos de democracia directa, consultando y decidiendo todo en con el conjunto de la población obrera y pobre de Libia.

Estos consejos tendrían que decretar la expropiación de los pozos petroleros y gasíferos y ponerlos a funcionar bajo control obrero, llamando al conjunto de las masas de Africa, Europa y demás países a apoyar esta medida y todas las que impliquen un avance en la liberación nacional y social de Libia.

Los socialistas revolucionarios tenemos que agitar y propagandizar, desde afuera como desde adentro de Libia, la única política que rescatará a los trabajadores y al pueblo de ese país de la pobreza extrema y el atraso: la construcción del Socialismo mediante un gobierno obrero y popular.

La izquierda no puede mirar estas explosiones revolucionarias inéditas como periodistas que después del resultado cuentan lo que ocurrió y lo que tendría que haberse hecho. Debe actuar audaz y decididamente sobre estos procesos para pelear su dirección, jugándose a modificar positivamente el curso de los acontecimientos.

Las organizaciones más importantes, aquellas que cuentan con partidos en varios países del mundo y se organizan internacionalmente, como la Lit/Ci (que tiene influencia en Latinoamérica) deberían ponerse al frente de esta tarea convocando actos masivos y organizando las brigadas internacionalistas.

De hacerlo, cientos, quizá miles, de jóvenes de todo el mundo acudirían a la cita, una cita a favor de la Revolución.

agrega un comentario


Dementes
Por Perogrullo - Monday, Mar. 07, 2011 at 9:36 AM

A estos de CI, o CS o CI ota vez, ya no recuerdo... les falta un tornillo, no? Me lo imagino a Beica en Tripoli, jajajaja

agrega un comentario


Lo mismo decian en relacion a los locos que viajaron a españa
Por Pipi - Monday, Mar. 07, 2011 at 10:30 AM

Algo parecido decia gente como vos de los brigadistas internacionalistas que fueron a combatir a la revolución española. ¿Porqué los trabajadores y el pueblo árabe y de Libia no pueden recibir el mismo trato que los compañeros y compañeras del estado español?

¿O solo el imperialismo está habilitado para mandar a su gente, mediante tropas y funcionarios diplomáticos que van a Libia para que fracase la revolución? ¿No sería bueno que los revolucionarios, de una vez y por todas dejemos de hacer propaganda y le pongamos el pecho a la revolución yendo allí donde este se desarrolla?

agrega un comentario


Perogrullo. y vos que queres
Por Julio - Monday, Mar. 07, 2011 at 10:47 AM

Y vos que queres perogrullo... dejarlos sueltos a los yankys...

agrega un comentario


No son locos... operan!
Por conteston - Monday, Mar. 07, 2011 at 12:14 PM

Son una banda de ridículos...
Ustedes, rufianes al servicio del imperialismo, son un invento para sembrar la confusión y el divisionismo en el seno de los trabajadores.
Su prontuario histórico es realmente nefasto, harto se ha discutido en indymedia de ello, de ustedes, del grupo del cual se desprendieron ustedes, del que se desprendió a su vez este y etcetera. Impresentables todos!!!
Hoy, como era de esperar, están en contra de la revolución Verde (liderada por Gadafi) y a favor del imperialismo; posición exactamente igual a la que tiene el títere canciller timermann que retira, desde Nueva York, al embajador argentino... hoy son pro-K, pero cuando los K quieren acrecentar el impuesto al agro, hay, ustedes eran anti-K; están a la derecha del PJ: PAYASOS!!. Y se dicen socialistas? Por favor!

No a la intervención imperialista en libia.
En contra del apoyo argentino a la rapiña petrolera de la EEUU-OTAN.
Fuera desviacionistas del campo popular y...
FUERA CONTRAREVOLUCIONARIOS DE INDYMEDIA!!!!

agrega un comentario


de que hablan
Por hh - Monday, Mar. 07, 2011 at 12:31 PM

En Libia hay ya guerra civil. La direccion del bando anti Kadafi la tiene la fraccion militar que rompió con el regimen. La propuesta de CS va mas allá de ir a "abrir" un trabajo politico, lo que cada grupo puede legitimamente encarar pese a las inmensas dificultades. Proponen, en cambio, "brigadas internacionalistas". Es una caracterización poco solida de la situación, los bandos no estan delimitados claramente como en España o Nicaragua, por ejemplo. Pero además la cultura politica de la izquierda trotskista en occidente en los ultimos 30 años, y su debilidad, hacen extremadamente improbable (para ser suave) que se genere una movida asi (no da ni para riesgo de aventurerismo politico).

agrega un comentario


Como que no hay bandos claros
Por Pipi - Monday, Mar. 07, 2011 at 12:37 PM

Hay dos bandos muy claros, por un lado kAdafi defendido por sus mercenarios y el imperialismo, que mas allá de los amgues lo sostiene manteniendo el flujo de dolares al banco central libio. Por el otro el pueblo que se insurreccionó, que obviamente tiene direcciones no socialistas a las cuales hay que enfretar
En españa pasaba lo mismo la clase obrera y el pueblo estaba dirigido por quienes, al final terminaron traicionando la revolución, los estalinistas y frentepopulistas, incluido los anarcos que entraron al gobierno del frente popular.
Más allá de las direcciones el deber de los revolucionarios, no solo trotskistas es alinearse militarmente con el bando popular y desde alli dar la pelea política por el curso que deberiá tener la revolución. Asi de sencillo mas allá de lo dificultoso y peligros de la situación.

agrega un comentario


si que son claros los bandos
Por conteston - Monday, Mar. 07, 2011 at 3:04 PM

los bandos son bien claros:
Por un lado el pueblo libio, del otro algunos monárquicos cirenaicos nostálgicos de la libia "europea", el imperialismo, los pulpos petroleros, los gobiernos títeres de los países dependientes y estos curiosos "socialistas".

Pero por desgracia estos farsantes no van a ir a pelear a libia, y se quedaran con nosotros, como tampoco fueron a combatir a los sandinistas en nicaragua, ni tampoco fueron a pelear en Yugoslavia a favor de los desintegradores de la federación... no lo harán, no por cagones, como parecería a simple vista, viendo como se comportan contra represores y dictadores en nuestro país.
No irán a pelear a Libia por que su función consiste en sembrar la confusión y el barullo; para hacer esa "revolucionaria" tarea se moviliza la VI flota y la OTAN.

Quien sera sino la pata "zurda" para cuando el enemigo sea Iran, Bielorusia, las FARC o Cuba?

agrega un comentario


Sinvergenza Sucialista:
Por Comandante Muammar Brutus - Monday, Mar. 07, 2011 at 11:19 PM

Estos morenistas serviciales de opereta son los mismos que en los 70' caracterizaban al proceso genocida como "la dictadura mas democratica de latinoamerica" .
Ahora van con todo por una nueva Brigada mercenaria "Simon bObama" (version libia).
EstarŽ siempre aqui para recordarles con creces -en un futuro muy proximo- el destino politico y la podredumbre de esa "fruta madura".

Desde el Brutus Fans Club Internacional llamamos a repudiar todo acto de solidaridad con esta rebelion mercenaria.

Muammar seguro, al yanquee puto dale duro!!!!

agrega un comentario