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¿Y si los buenos de Bengasi no son tan buenos?
Por Ramón Lobo - Sunday, Mar. 20, 2011 at 7:23 PM

Hemos creado dos bandos: el de los buenos y el de los malos. Los programadores están convencidos de que la simplificación da bien en televisión; otros creen que ayuda al lector o al oyente a comprender la realidad.

El malo oficial de esta guerra es Muamar el Gadafi. Se ha ganado el papel estelar tras 42 años de abusos, detenciones arbitrarias, desapariciones, asesinatos y atentados terroristas patrocinados en el extranjero, además de sufragar a las guerrillas en Liberia y Sierra Leona, entre otros países africanos.

Los buenos son los rebeldes de Bengasi, a los que llamamos "civiles" , quizá para justificar la respuesta bélica. En la propaganda no importa qué se dice, solo cuentan los resultados. ¿Civiles? Los civiles que nos llegan a través de las imágenes son milicianos encaramados en carros de combate, hombres que disparan con antiaéreos y derriban aviones.

Nada que ver con la plaza Tahrir de El Cairo.

Los rebeldes-civiles de Libia tienen un largo historial de antiamericanismo, armado y militante; eso los convierten, cuando menos, en una compañía dudosa. La apuesta occidental en su favor es muy arriesgada; quizá no había otra opción.

Libia fue el primer exportador per cápita de combatientes extranjeros a Irak, más que Arabia Saudí, cuna de Osama bin Laden y de la mayoría de los terroristas-suicidas del 11-S. La vasta mayoría de los voluntarios libios en Irak procedía del este de Libia, es decir de donde están los antigadafistas que ahora protege la comunidad internacional, incluida España. El activismo de los libios del este es conocido por el espionaje militar estadounidense, como explica Asian Tribune.

De acuerdo con un informe del think thank Combating Terrorism Center, la ciudad libia de Darnah, de 80.000 habitantes, fue la más activa: produjo 52 combatientes en Irak, más que ninguna otra ciudad árabe. El segundo grupo más numeroso procedía de Riad, capital saudí con más de cuatro millones de habitantes. La capital rebelde Bengasi envió a 21.

En Libia hay una guerra civil. La comunidad internacional interviene a favor de un bando con una resolución del Consejo de Seguridad en la mano. Los que deciden la ley internacional son los mismos que la aplican. Se bombardea Libia para proteger a los civiles armados. Oriente Próximo es una zona rica en injusticias y en resoluciones no cumplidas. Incumplidores de resoluciones de primera e incumplidores de resoluciones de segunda.

Caspar Wiemberger fue jefe del Petágono con Ronald Reagan. Era un hombre listo que gastaba demasiado en armas. Estableció la doctrina militar para las intervenciones de EEUU en el extranjero tras el fiasco de Vietnam. Tenía tres puntos: una guerra debe contar con el apoyo de la opinión pública; tener objetivos claros y una puerta de salida.

Bush hijo olvidó la Doctrina Weimberger en Afganistán (2001) e Irak (2003) con pésimos resultados. Obama, premio Nobel de la Paz, ha iniciado una guerra (al parecer justa). Pero la guerra es un ente vivo: se mueve independiente de la voluntad de quien la inicia y de quien la padece. Se sabe como empiezan, nunca como terminan.

Hay predecentes peligrosos que no conviene olvidar: Somalia

Tampoco conviene olvidar a Sun Tzu y su libro El arte de la guerra:

"Aquellos incapaces de comprender los peligros inherentes al empleo de tropas, son igualmente incapaces de comprender cómo emplearlas ventajosamente".

Extraido de EL PAIS (Madrid, 20/3/11)
http://blogs.elpais.com/aguas-internacionales/

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