Julio López
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Carlos Fuentealba, maestro y piquetero.
Por ADMS - Wednesday, Mar. 30, 2011 at 10:13 AM

Carlos Fuentealba, m...
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Carlos Fuentealba, maestro y piquetero.

El próximo lunes 4 de abril se cumplen 4 años del asesinato del docente luchador Carlos Fuentealba. Las y los docentes tenemos la oportunidad de no delegar su memoria en alguna vaga mención televisiva, o en un simple comentario de pasillo. Por su importancia, no podemos permitirnos olvidar.

La presente es una invitación a aportar un granito de arena en la memoria colectiva. Es nuestra memoria, la de nuestras familias, la de nuestras compañeras y compañeros de trabajo, la de nuestras alumnas y alumnos. Como docentes, disponemos de muchas herramientas para comunicar. Podemos plantearnos hacer una mención de lo sucedido, una lectura en la sala de maestros, una charla-debate o video-debate con los alumnos, la producción colectiva de una representación, la búsqueda de información y análisis con los alumnos, etc. Por supuesto, cada docente sabrá elegir la forma más apropiada para la reflexión.

Desde la Agrupación Docente María Saleme, ponemos a disposición el siguiente texto como posible insumo para abordar esta conmemoración desde una perspectiva crítica de nuestra historia reciente, las luchas sociales y la represión.

La persecución a luchadores sociales, a 35 años del golpe militar en Argentina, sigue siendo moneda corriente en todo el continente. En sus casos más extremos, esa persecución llega hasta el asesinato.

El cuatro de abril del 2007 caía asesinado en una ruta neuquina Carlos Fuentealba, docente. El arma homicida la empuñaba un agente del Estado, la decisión de matar la había dictado el gobernador de la provincia, Carlos Sobisch, quien al día de hoy camina libre por las calles de Argentina.

Este crimen impactó en la sociedad argentina; que el asesinado haya sido un docente causaba una gran indignación. El asunto es que a Carlos Fuentealba no lo mataron por ser docente, sino por estar en la ruta luchando por una vida digna. No era la primera vez que salía a la ruta con sus compañeras y compañeros de la Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén, ya hacía un tiempo que habían adoptado el piquete como método de lucha, ante la falta de respuestas a sus reclamos por parte del gobierno.

En todo caso, no lo mataron por ser un docente que se queda en el aula, enseñando “en abstracto” mientras en la calle las injusticias se suceden una tras otra.

Dos años después, en Honduras, Roger Vallejo, también docente, era asesinado por resistir al golpe de Estado que días antes nos había despertado de un sueño en el cual las dictaduras eran cosa del pasado en América Latina. A Vallejo también lo asesinaron por luchar, porque las violaciones a los Derechos Humanos tampoco son cosa del pasado, sean cometidas por el Estado o por sus sectores aliados. Vale subrayar que, de la misma manera, la impunidad y la falta de justicia alrededor de estas violaciones siguen vigentes.

A días de haber recordado los 35 años del golpe de 1976, que también se llevo la vida de muchas maestras y muchos maestros, el 4 de abril aparece en el calendario como un signo de alerta que nos avisa que la represión y la muerte continúan siendo recursos validos, aunque extremos, para acallar la voz y las acciones de quienes se resisten a ser sometidos y sometidas. El caso de los tobas de chaco, de los muertos de Soldati o el asesinato de Mariano Ferreyra son algunos ejemplos que nos dejo el 2010.

Decimos que el asesinato es un recurso extremo, porque en los últimos años otros métodos más “sutiles” se vienen perfeccionando, como es el caso de la judicialización de los militantes sociales.  Este mecanismo represivo suma procesados y procesadas en el país y el continente, mes a mes y año a año. En Argentina hemos llegado a la aberración judicial de pretender juzgar a un militante social por antisemitismo. Es el caso de  Roberto Martino, quien al día de hoy se encuentra detenido. ¿La causa? ¡Haber participado de una marcha contra las políticas genocidas del Estado de Israel!

Hoy ya son 4 años en los que Carlos Fuentealba, como tantos otros luchadores y luchadoras que dieron su vida por un mundo mejor, está más presente que nunca. Nuestro compromiso con ellas y ellos, más que reclamar justicia a un Estado que fluctúa entre cómplice y brazo ejecutor, es seguir luchando día a día por el mundo que soñaban, un mundo donde la posibilidad de asesinar a quienes luchan por ese sueño este totalmente descartada. Sean docentes, obreras u obreros, desocupadas o desocupados o cualquiera que resista cualquier tipo de opresión.

¡Carlos Fuentealba! ¡Presente! ¡Ahora y Siempre!

P.D.: Al momento de preparar esta nota nos llega una infausta noticia: la represión en Honduras se cobró una nueva vida. Ilse Velásquez Rodríguez, maestra y directora de una escuela hondureña que, casualmente, se llama “República Argentina” fue asesinada, al igual que Roger Vallejo, por resistir un gobierno ilegítimo. También es con ella nuestro compromiso de seguir luchando.



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DAN ASCO
Por RODRIGO - Monday, Apr. 04, 2011 at 11:39 AM
RODRIGO_32@GMAIL.COM.AR

me cansaron, no los soporto a ustedes, porque son contaminan el pais con tanto odio y resentimiento, escribieron (maestros que enseñan en sus alulas en abstracto) no aceptan que piensen diferentes a ustedes, basta vagos de mierdas, que aportan? quieren que el estado les de casas, les crien sus hijos, les den todo, que hijos de puta que son, yo trabajo para el estado, pago mis impuestos, mis creditos vivo muy dignamente, no tengo nada con los policias,pero ustedes lo discrimina, cuando le pasa algo corren a la policia, son un asco hijos de mil putas

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Rodrigo chupate esta pija
Por Johny Gamble - Monday, Apr. 04, 2011 at 2:10 PM

Dale, chupala

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