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¿Qué intereses defiende el kirchnerismo?
Por Juventud del PRS - Tuesday, May. 17, 2011 at 8:07 AM
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Esta nota es parte del nuevo Suplemento de la Juventud del PRS

¿Qué intereses defie...
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En el último año, las agrupaciones kirchneristas vienen creciendo, principalmente en las facultades mas politizadas, como Sociales y Filosofía y Letras. En el reciente Congreso de la FUBA representaron la tercera fuerza (sumando las listas que se presentaron separadas), con 24 votos, atrás del frente ganador (PO, MELLA, SUR y La Corriente) y del “Frente Reformista”.
Pero este crecimiento no es casualidad, sino que se enmarca en el fortalecimiento del gobierno nacional, basándose en una coyuntura económica más que favorable, en donde los precios de las materias primas, principalmente de la soja, se encuentran a altos precios en el mercado mundial.
El crecimiento de estas agrupaciones, como la Cámpora, La JP Evita, o que responden a Sabbatella, que defienden el proyecto “nacional y popular” de este gobierno, nos llevan a una serie de preguntas: ¿Qué intereses defiende el kirchnerismo? Este gobierno, ¿representa los intereses de la juventud trabajadora y estudiantil?

El kirchnerismo surge a la palestra política a principios de la década con un objetivo claro, el de recomponer las instituciones del estado burgués (entre ellas a las desprestigiadas fuerzas armadas y de seguridad) y recomponer la figura presidencial para encauzar las masivas movilizaciones que estallaron en el 2001 por las vías de la democracia burguesa, transformándose en uno de los agentes más valiosos del imperialismo.
En esos momentos de inestabilidad política, en los cuales cayeron cinco presidentes en una semana y Duhalde se vio obligado a llamar a elecciones anticipadas tras el asesinato de Maximiliano Kosteky Y Darío Santillán, la burguesía debió apelar a su ala de políticos “centro-izquierdistas”, representada por Néstor Kirchner, para frenar el proceso revolucionario que se había abierto.
Esto no solo se dio en Argentina, sino que respondió a un giro obligado de la burguesía latinoamericana en varios países, como por ejemplo en Ecuador o en Bolivia, donde tanto Correa como Evo Morales asumieron para frenar los procesos revolucionarios en sus respectivos países. Estos sectores se “montaron” sobre los procesos y aspiraciones de las masas que se estaban desarrollando, utilizando un discurso de “izquierda”, necesario, ya que los levantamientos se enmarcaban en el rechazo a las políticas “neoliberales” que venían llevando a cabo los gobiernos anteriores.

Pero si bien Kirchner no era un personaje conocido para el conjunto de la población, ya desde tiempo atrás venia cosechando sus frutos para convertirse en un político burgués.
Ya en los 70´, kirchner trabajaba como abogado privado, sin ninguna vinculación en la lucha contra la dictadura, como lo confirman distintos organismos de derechos humanos. En los 80' llega a la intendencia de Río Gallegos y en el 89' apoya a Cafiero y después apoya la candidatura de Menem, para luego lanzar una corriente interna dentro del peronismo.
En "los 90'" asume como gobernador de Santa Cruz y en el año 92' estrecha sus lazos con Menem y es, por gobernar una de las principales provincias petroleras, uno de los principales responsables e impulsores de la entrega de YPF, a cambio de los llamados "fondos de Santa Cruz" que todavía son uno de los "casos de corrupción" más resonantes de la actualidad (investigación que actualmente está detenida).
En el 95' apoya nuevamente a Menem, "el mejor gobierno de la historia después de Perón" según el propio Kirchner.

Pero también desde su asunción en el 2003 hasta la actualidad, el kirchnerismo viene demostrando que su programa político es patronal y pro-imperialista, que no defiende los intereses de la clase trabajadora y los estudiantes, sino el de las empresas y los capitales internacionales.



La política anti-educativa del gobierno

El gobierno de los kirchner demuestra su orientación pro-imperialista pagando religiosamente la “deuda externa” a los usureros del FMI y el Club de París, aportando tropas de ocupación para garantizar las invasiones yankys como en Haití, e intentando “revalorizar” las fuerzas armadas (mientras enjuicia a solo a una minoría de los personajes involucrados en la última dictadura).

Pero además, lleva adelante su programa de subordinación en el ámbito educativo. El kirchnerismo, mantiene los lineamientos básicos del modelo educativo que empezó a implementar el menemismo, es decir, el de sostener el modelo privatizador, financiar la educación privada y religiosa mientras desfinancian la educación pública y pretender reformar los planes de estudio al servicio directo de las necesidades empresariales a través de la acreditación a la CONEAU en el marco de la Ley de Educación Superior (LES), dictadas por el Banco Mundial.
Este gobierno se llena la boca hablando del aumento al presupuesto educativo. Pero ¿Quién maneja ese presupuesto? En el ámbito universitario ese palabrerío se desvanece en la nada cuando vemos que, como lo denuncian algunos sindicatos y comisiones internas del sector, hay miles de docentes “ad-honorem”, es decir, que no perciben salario alguno, cuando vemos el estado deplorable de los edificios en donde estudiamos, las condiciones en que cursamos, etc.
Mientras los órganos de difusión del gobierno hablan del porcentaje de PBI que se destina a la educación, vemos como las escuelas públicas se caen a pedazos, como las becas no alcanzan ni para una minoría de los estudiantes, como los docentes deben trabajar más horas para llegar a la canasta familiar, etc. Y si se les ocurre reclamar por sus derechos, el gobierno utiliza sus patotas sindicales para reprimir a los trabajadores, como sucedió con los docentes de Santa Cruz, que sufrieron una brutal golpiza por parte de la UOCRA.
¿Puede un gobierno representar los intereses de la juventud cuando la mayoría de los estudiantes cursamos en lugares paupérrimos, trabajamos en pésimas condiciones, con sueldos miserables, en negro, en empresas tercerizadas, con contratos basura, mientras garantiza las super-ganancias y aporta subsidios millonarios a las principales patronales del país?
¿Puede, el gobierno que reprime las protestas estudiantiles, que mantiene los edificios de estudio en condiciones lamentables, representar nuestros intereses?

La discusión del “mal menor”

Muchos compañeros pueden estar de acuerdo con lo que decimos más arriba, pero igualmente decirnos que el kirchnerismo, frente a otras variantes patronales como Duhalde, Macri o los Radicales, es un “mal menor”. Las experiencias mundiales recientes demuestran todo lo contrario. El PASOK en Grecia, o el “Partido Socialista” de Zapatero, que asumieron gracias al descontento de amplios sectores por los partidos conservadores, mostraron estar al servicio del imperialismo y no vacilaron al lanzar brutales ajustes a los trabajadores. Recientemente, la vinculación de Evo Morales con el capital financiero quedó demostrada cuando el gobierno boliviano intentó ajustar a los trabajadores aumentando el precio del gas. Medida que tuvo que retroceder gracias a la intervención independiente de la clase obrera (en la actualidad enfrenta un fuerte proceso de movilizaciones en rechazo de sus políticas de gobierno, encabezadas por la COB, Central Obrera Boliviana).
Como lo demostraron las experiencias en Europa frente a la Crisis, y como lo demostró el kirchnerismo con su orientación política patronal y pro-imperialista en general y en el 2009 durante la crisis económica (rebajas salariales, despidos, cierres de fábricas, etc), los trabajadores y la juventud no podemos optar por el mal menor.
Es que dentro del sistema capitalista, la sociedad está divida en clases sociales que mantienen intereses antagónicos e irreconciliables entre sí. Es decir, que un gobierno, necesariamente, no puede representar los intereses de toda la sociedad. Dentro del sistema capitalista, el gobierno de turno trabaja como el brazo administrativo que se encarga de garantizar los intereses de la clase dominante, es decir, burguesa. En un sistema capitalista, inevitablemente, el gobierno debe representar los intereses de la clase capitalista.
La concepción del “mal menor” sólo provoca confusión y hace que quedemos desarmados para enfrentar los atropellos del futuro.
La única forma de enfrentarlo es arrancar el problema de raíz. Esto significa, hacer saltar las bases que sustentan este modo de producción y luchar por un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre.
Pero para eso, nosotros los jóvenes debemos organizarnos en un partido de los trabajadores revolucionario, que sostenga un claro programa de independencia de clase.
La clase obrera es la única que liberándose de sus cadenas podrá cumplir el conjunto de sus aspiraciones y la de los jóvenes.

Ese debe ser el objetivo de la juventud trabajadora y estudiantil de izquierda.

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