Julio López
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discusión entre ex-peretistas
Por conteston - Monday, Jun. 06, 2011 at 6:35 PM

hay va la discucion entre dos ex-peretistas que toca (sacando temas personales) cuestiones sobre moral revolucionaria. Concretamente es un articulo publicado por Arnold Kramer (mattini) en la fogata y la respuesta dada por Juan Carlos ledesma (cacho)


Los que empuñamos armas y los miserables

Por Luis Mattini

Es curioso como en esta época de apología de la memoria, algunos viejos militantes del PRT-ERP, olvidan fundamentos éticos que fueron condición esencial para asumir el ejercicio de la lucha armada. Es verdad que ética no era una palabra muy común entre nosotros, pero fue una práctica consecuente asumida en particular del Che Guevara.

Yo tuve la suerte de ser uno de los primeros que asistió a una escuela militar después del V Congreso en Cuba. Y recuerdo perfectamente que Santucho recomendó a las regionales que, en esos primeros cursos, enviaran a los compañeros más politizados, porque independientemente de las técnicas militares que recibiríamos, sería, sobre todo una escuela política. No lo fue en el sentido específico del término, pero fue riquísima en la discusión de lo que podríamos llamar ética militar. No tanto por lo que podrían enseñar los instructores cubanos, sino por el resultado del intercambio colectivo de los veinte cuadros perretianos casi todos fogueados en la lucha armada, compañeros de tal calidad humana, que parecía confirmar el actual acerto de un oficial de nombre Richter, gravemente herido en un combate contra el ERP, quien afirma que el que empuña un arma difícilmente puede ser un miserable porque se juega el pellejo. Que los miserables están en otra parte.

Recuerdo cómo discutimos aquella anécdota del Diario del Che cuando levanta una emboscada porque los soldaditos bolivianos venían durmiendo y las discusiones que nosotros teníamos con los instructores cubanos cuando les decíamos que los soldados conscriptos eran combatientes obligados, parte del pueblo y por ello debíamos evitar al máximo herirlos. Los instructores nos respondían efusivamente con esa poco sutil lógica, típica de los cubanos "Chico, el conscripto tiene un fusil que mata, mata"

De todos modos las obras completas del Che estaban en la biblioteca y en ellas leímos expresiones contundentes, como ser que el prisionero, los civiles o el enemigo fuera de combate, son sagrados; no se los debe matar ni maltratar. Además vimos decenas de textos vietnamitas que decían que no siempre la victoria es el aniquilamiento físico del enemigo, sino que también puede ser hasta más eficaz su aislamiento para dejarlo fuera combate. Los propios documentos del V Congreso hablan de ese tema.

Todas estas cosas debatidas en aquellos primeros tiempos en que en el PRT, se discutía todo, gracias al aspecto más positivo de la herencia marxista trotskista, conformaban, como suele ocurrir dos tendencias que convivían sin mayores dificultades porque la acción del Comité Central, y dentro de este, la influencia inapelable de Santucho, fijaba línea. Y la ética guevarista fue línea impulsada por Santucho y aprobada reiteradamente por el Comité Central.

Claro, también el Comité Central solía equivocare. El caso de la aprobación de la propuesta del Buró Político de realizar ejecuciones indiscriminadas a oficiales de la Fuerzas Armadas en represalia a los asesinatos de compañeros en Catamarca, es uno de los ejemplos más penosos. Era admisible ordenar ejecuciones de represalias a oficiales culpables de asesinatos, pero nunca podrían haber sido indiscriminadas. Fue un grueso error del Comité Central admitido después.

Porque además, los comandos recibieron la orden de buscar oficiales y, desde luego, los oficiales comprometidos no se dejaban ver, o salían con fuerte escolta, y por lo tanto los objetivos, de hecho, fueron en varios casos técnicos, sanitarios o ingenieros.

La cuestión hizo crisis cuando un comando del ERP accionó contra el Capitán Viola, quien en ese momento estaba con sus hijas pequeñas, sin embargo los combatientes dispararon a pesar de la presencia de las niñas matando a una e hiriendo de gravedad a la otra. Claro que no dispararon apuntando a las niñas, pero no se puede explicar porque el comando accionó sin pensar en el riesgo que corrían la pequeñas.

Santucho, sumamente indignado, calificó esa actitud como de un exceso injustificable, repito, injustificable, y a raíz de tan cruento hecho, propuso levantar las ejecuciones indiscriminadas contra oficiales de las FF.AA, como homenaje, - textuales palabras-, "a esas criaturas inocentes". Pero en la discusión en aquel Buró Político, con la presencia de Santucho, Mena, Urteaga, Ledesma, Germán y yo, empezamos a conjeturar la consideración sobre las dificultades del ERP para componer suficientes comandos con autonomía de criterios como para decidir por razones éticas ante cada combate. Recuerdo que Domingo Mena comentó que por la fuerza de la necesidad política, la mayoría de los que habíamos asistido a aquellas primeras escuelas político militares, no estábamos frente a unidades militares. Evidentemente los compañeros de tal comando no tenían esa formación.

Lo cierto es que ese hecho fue de una gravedad inexcusable, del que nuestra organización siempre se ha hecho cargo con absoluta sinceridad y condenándolo sin atenuantes, porque precisamente Santucho afirmaba que la verdad es revolucionaria y hay que asumirla. Asumimos colectivamente el hecho de que un comando del ERP se haya comportado de esa manera contraria a la ética guevarista y aspiramos a que los miembros del comando asuman su responsabilidad, porque nunca estuvo en la doctrina perretiana aceptar el criterio de "obediencia debida". Es decir, el comando que cometió semejante brutalidad, no podía argumentar el cumplimiento de órdenes.

Bien, todo este repaso viene a cuento porque en el libro de Daniel Gutman, "Sangre en el Monte" el autor comenta que encontró varios casos de ex compañeros que justificaron la acción que hemos narrado. Pero hay un caso que menciona con nombre y apellido y que, a mi juicio, es muy grave: Se trata de Juan Carlos Ledesma, quien argumenta que la esposa de Viola, entrevistada por Gutman, no dice que tal oficial era de inteligencia y por lo tanto habría torturado compañeros.

Es muy difícil comprender semejante razonamiento. Es tal el estupor que produce que uno piensa que quien lo dice no debe ser una persona en sus cabales. Pero ocurre que Ledesma, a quien le decíamos el Vizcachón, es un viejo cuadro del PRT, una especie de archivo verbal a tal punto que la mayoría de los investigadores lo consultan, y además fue subordinado mío. Por lo tanto lo conozco bien, bueno digamos lo conocía bien. Claro el no pasó por las escuelas que he mencionado, pero tenía suficiente formación política como para dominar la ética guevarista. Por eso mi asombro y enorme indignación. Porque cualquier lector normal, puede interpretar que Ledesma está diciendo que a las hijas de los torturadores o los asesinos o los enemigos del pueblo hay que fusilarlas. O, bueno bajemos el tono, al menos justifica que con tal de "hacer justicia" ejecutando al padre, se corra el riesgo cierto de herir o asesinar a sus hijas, como ocurrió en este caso. O también implicaría admitir que un comando del ERP es una máquina de matar difícil de controlar.

Bueno, digamos, y no como chiste, porque no estoy para bromas, sino como una patética realidad que con amigos como Ledesma, el ERP no necesita enemigos

¿Acaso exagero en pensar que los lectores, sobre todo las nueva generaciones que no conocen las circunstancias y los hechos que se sucedieron en los setentas pueden interpretar que sólo un demonio puede pensar así, o sea no escatimar métodos crueles para combatir la crueldad?

El único amargo resultado de esto que he comentado, no es la miserable actitud de Ledesma, sino que me quedo con la sensación de que no todo el PRT-ERP cultivaba la ética guevarista de la cual yo siempre he manifestado nuestro orgullo, incluso que es lo que me llevó a afirmar que Santucho fue el sucesor el Che.

Le llamo ética guevarista el rescate que hizo el Che Guevara de la ética de Marx, trasgredida, en nombre de la defensa de la revolución, por todas las revoluciones. Tal ética se basa en una expresión nunca demasiada divulgada del viejo Marx "No se pueden lograr fines justos con medios injustos"

Fuente: lafogata.org




Respuesta de Juan carlos ledezma

“Luis Mattini y los miserables”
Hace casi tres meses cumplí 70 años. Pertenezco a una generación que discutía
mirandose a la cara, franca y apasionadamente. No estoy habituado a las formas que
propone la tecnología. Me parece que estoy viejo, un viejo “vizcachón”. Acaso por
esto es que he meditado largas horas si responder o no, al artículo del señor Luis
Mattini, “Los que empuñamos armas y los miserables”, publicado en el sitio
lafogata.org.
Días pasados un compañero y amigo, periodista tucumano, me llamó para
compartir su indignación por la nota que había leido en internet. A partir de ahí,
este asunto estuvo dando vueltas en mi cabeza. Hubiera preferido ahorrarme este
momento; pero no puedo, ni quiero, dejar pasar tales declaraciones, Es por esto que
decidí escribir, para que los dichos y responsabilidades que, ud. Mattini, me
adjudica, no tomen entidad de cosa cierta. No tengo la pretensión de realizar un
analisis más profundo y complejo de algunas cuestiones que ud menciona , pues
creo, que excede, por mucho, estas líneas. No tengo interés de polemizar en los
términos en los que ud propone, ni de hacerlo por este medio, al que accedemos solo
algunos pocos. Me limitaré a responder a lo que entiendo como una provocación de
su parte.
Tuvimos, tenemos y tendremos diferencias, claro está. Estas, son las que nos
posicionan-politica e ideológicamente- en lugares distintos para pensar la historia
del PRT-ERP. Son estas mismas, las que subyacen en su reflexión, chicanera e
injuriosa, cuando intenta bastardear y deslegitimar mi palabra.
Ahora bien. Puntualizemos algunos hechos.
Corría el mes de Septiembre del año 74´ y yo formaba parte de la dirección de la
Regional Tucumán, como segundo responsable. Cabe aclarar que no integré el
Comité Central ni el Buró político del PRT-ERP. Este, se conformaba por Mario
Roberto Santucho (Robi), Enrique Gorriarán Merlo, Benito Urteaga, Domingo Mena,
Luis Mattini y Juan Eliseo Ledesma, el memorable comandante “Pedro”.
El 10 de Agosto de 1974, la compañía de monte del ERP, “Ramón Rosa Jimenez”,
intenta tomar el Regimiento N°17 de Infanteria Aerotransportado con asiento en
Catamarca. Dicha operación militar fracasa pues el grupo es detectado. En el curso
del día, tras largo resistir, los diesciseis combatientes son cercados y deciden
rendirse luego de parlamentar ante el Teniente 1°, Mario Nakagama (actualmente
está siendo juzgado por esta causa). Horas después son fusilados sumariamente. Este
suceso -violatorio de cuánto principio legal sostiene el Derecho Moderno- se
conoce como “La Masacre de capilla del Rosario”.
En respuesta a esta masacre, en el mes de Septiembre, el Comité Central resuelve la
línea de “Represalías indiscrimindas sobre la Oficialidad de la FFAA”.
Esta resolución del Comité Central, que el Buró Político procede a instrumentar
como órgano ejecutivo, es bajada a todas las regionales y zonas, y discutidas por la
militancia. Recuerdo que, en ese momento, manifesté mi desacuerdo y lo
fundamenté. Mi posición se basaba en dos cuestiones. Por un lado, sostenía que esta
decisión no “obligaba a una oficialidad cebada a respetar las leyes de la guerra”
como decía textualmente la Resolución, sino que -por el contrario- el caracter
“indiscriminado de las ejecuciones” nos ponía en un plano de igualdad con las FFAA.
Por otro lado, sabiamos que al interior de las Tres Armas, había cuadros y oficiales,
críticos con el accionar de las mismas, y que las represalías podrían eliminar esas
diferencias y cohesionarlas en su mentalidad represora.
Esta es la posición personal que sostuve en aquel entonces. Largos debates se dieron
en el seno de las distintas regionales. Finalmente, se puso en práctica la Resolución.
En ese marco histórico, y en cumplimiento de las Represalias a la Oficialidad, se
produce el ajusticiamiento del capitán Humberto Viola.
El 1° de diciembre de 1974, una unidad del ERP ajusticia, en San Miguel de
Tucumán, al capitán de inteligencia Humberto Viola. En esa desgraciada acción
muere, también, la hija menor de 3 años, María Cristina, y es herida de gravedad la
mayor de las niñas, María Fernanda.
Ante los acontecimiento el Buró Político del PRT asume la responsabilidad de lo
ocurrido, promete investigar el “exceso injustificable” y, cumplido el objetivo, dá por
concluida la campaña de represalias indiscriminadas.
Vale decir, que en aquellas circunstancias yo estaba en Tucumán y presencié, con el
mismo estupor que ud siente 37 años después, el dolor que causó en la gente este
penoso suceso. Fue el inicio, en mi opinión, de otra historia en relación al respeto y
simpatía que el pueblo tucumano sentía por el PRT-ERP. Aquellos meses de Agosto y
Septiembre del 74´, fueron difíciles para el conjunto del partido en Tucumán. En esa
coyuntura, es detenido el Comité Regional durante una reunión del mismo,
derrotada la huelga de los trabajadores cítricolas (los de fábrica y los de campo) y
desarticulado, a pesar de los esfuerzos de Leandro Fote y Benito Romano, el
Congreso de Unidad Sindical convocado por la FOTIA (Federación Obrera de
Trabajadores de la Industria Azucarera). La intensidad de la represión se iba
extendiendo por toda la provincia, mientras se gestaba el “Operativo
Independencia”, bajo la cobertura legal del decreto 261.
Hasta aquí, una breve reseña.
Ahora bien. Paso a analizar algunas de las aseveraciones que hace ud de mi .
Sostiene ud en su escrito:
“Bien, todo este repaso viene a cuento porque en el libro de Daniel Gutman, "Sangre
en el Monte" el autor comenta que encontró varios casos de ex compañeros que
justificaron la acción que hemos narrado. Pero hay un caso que menciona con
nombre y apellido y que, a mi juicio, es muy grave: Se trata de Juan Carlos Ledesma,
quien argumenta que la esposa de Viola, entrevistada por Gutman, no dice que tal
oficial era de inteligencia y por lo tanto habría torturado compañeros.
Es muy difícil comprender semejante razonamiento. Es tal el estupor que produce
que uno piensa que quien lo dice no debe ser una persona en sus cabales. Pero
ocurre que Ledesma, a quien le decíamos el Vizcachón, es un viejo cuadro del PRT,
una especie de archivo verbal a tal punto que la mayoría de los investigadores lo
consultan, y además fue subordinado mío. Por lo tanto lo conozco bien, bueno
digamos lo conocía bien. Claro el no pasó por las escuelas que he mencionado, pero
tenía suficiente formación política como para dominar la ética guevarista. Por eso
mi asombro y enorme indignación. Porque cualquier lector normal, puede
interpretar que Ledesma está diciendo que a las hijas de los torturadores o los
asesinos o los enemigos del pueblo hay que fusilarlas. O, bueno bajemos el tono, al
menos justifica que con tal de "hacer justicia" ejecutando al padre, se corra el riesgo
cierto de herir o asesinar a sus hijas, como ocurrió en este caso. O también
implicaría admitir que un comando del ERP es una máquina de matar difícil de
controlar.
Bueno, digamos, y no como chiste, porque no estoy para bromas, sino como una
patética realidad que con amigos como Ledesma, el ERP no necesita enemigos.”
En principio es, por lo menos, cuestionable que, ud. Mattini “instruido” en la ética
guevarista cite, como única fuente, el libro “Sangre en el Monte” de Daniel Gutman.
Podría haber mencionado otras: el documental “Operativo Independencia” del
realizador Dante Fernandez, el reportaje del periodista Gabriel Rot en la Revista
“Lucha Armada”, el documental “Gaviotas Blindadas” del Grupo Mascaró ,por citar
solo algunas. Por lo tanto, asumo que la elección de la fuente es antojadiza y su
única finalidad agraviarme, en el supuesto de una preocupación genuina. Falso
humanismo que tiene tufillo al peor de los oportunísmos. Asimismo, ante la falta de
cassets ( o de otro registro) en el que D. Gutman grabara mis expresiones debo,
necesariamente, referenciarme al corto texto de su libro. Transcribo el fragmento en
cuestión: “ Sin saber como evitar que se levantara de la mesa y me dejara solo en el
bar, pensé que podía despertar su interés con el relato de mi fallida entrevista a la
viuda de Viola. Pero cuando empecé a contarle él me interrumpió. “Lo que ella no te
va a decir es que Viola pertenecía al área de inteligencia y todos sabemos que en
área de inteligencia se torturaba”, me dijo antes de irse.” ( “Sangre en el monte”. Cap.
XXVI , pag. 144). No me detendré aqui, sólo diré que me sorprendió
desagradablemente el relato de Gutman sobre nuestro encuentro.
Bien, por otro lado, releyendo el parrafo en cuestión, no se infiere, de manera
alguna, que haber recordado la condición de Oficial de inteligencia de Viola,
implique justificar el abuso de fuerza que se materializó en la acción donde las
niñas fueron victimas inocentes. Por lo mismo, la lectura e interpretación, que ud
hace de mis palabras, es forzada. Mis reflexiones sobre este acontecimiento, y otros,
que tuvieron al PRT-ERP como protagonista, las he compartido en múltiples
ocasiones y con interlocutores diversos. Nunca eludí críticas, o preguntas
incómodas, o responsabilidades. Me siento con la suficiente autoridad y ética, para
decir lo que pienso en relación a una de las experiencias revolucionarias más
generosas de la historia argentina, de la que fui parte desde sus inicios. No necesito
bronces ni laurales para ello; si el respeto de mis compañeros y compañeras, de mi
familia, de aquellos que son parte de mi cotidiano. Además, ser una “especie de
archivo verbal”, como ud. me caracteriza peyorativamente, me ha brindado la
alegria de transmitir y compartir, con cientos de jovenes interesados por conocer y
repensar esta historia . Será tarea de las nuevas generaciones tomar lo mejor de
nosotros, y resignificarlo en una práctica política superadora.
Para finalizar, los agravios que me dedica en su escrito, revelan más de usted que de
mi. Me asombra leer que hace propias las palabras del Teniente Coronel Rodolfo
Richter-oficial que participó del combate de Pueblo Viejo en el marco del
“Operativo Independencia”- cuando sostiene, en el mismo texto, que “quien empuña
un arma dificilmente sea un miserable, porque está arriesgando el pellejo”.
Concepto que ud dignifica como patrón de ética y moral, calificandolo de “actual
acerto”. Como si no hubiese miserables en el ejército que ,empuñando las armas,
asesinó a cientos de obreros y campesinos durante el mismo “Operativo
Independencia”; esas mismas armas que, años después, dispararon contra jovenes en
las jornadas de Diciembre de 2001. Según este “actual acerto” tampoco habría
miserables entre los torturadores de sus compañeros.
Por ventura, dónde ud. ve caballeros batiéndose en nobles contiendas, con altura y
honor, la justicia argentina ha hallado genocidas, y los ha condenado.
Juan Carlos “Cacho” Ledesma.

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Mattini alcahuete y boton stalino
Por Comandante Brutus - Monday, Jun. 06, 2011 at 11:45 PM
brutuspresidente@protocolo.zzn.com

Ahora entiendo porquŽ te echaron del PRT tras el congreso en Roma donde defendiste la necesidad del "repliegue tactico", para terminar fungiendola de operador neo-videloide a cuenta del PC de Codovila y Athos Fava en plena dictadura.
Porque sera que nunca hablas de eso, miserable?

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