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La apertura del pensamiento para avanzar sobre las ruinas
Por Kenni Bolaños para ABP Ecuador - Thursday, Jun. 23, 2011 at 6:40 PM

Porque ¿dónde se triunfa? En el pueblo, no en la televisión ni en la radio, sino con la gente de carne y huesos.

La apertura del pens...
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La apertura del pensamiento para avanzar sobre las ruinas

Kenni Bolaños para ABP Ecuador

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Estando Winston apresado y sometido a la tortura para aniquilar su pensamiento y lavarle el cerebro, se desenlaza entre él y O´Brien —su torturador— una conversación sobre la que se destaca una batería de preguntas y respuestas esclarecedoras respecto al pensamiento y la estructura de una maquinaria que ejerce el control y el poder político e ideológico.

Durante el interrogatorio y lavado cerebral, le dice O´Brien a Winston con relación al estado proletario construido por el “Partido” revolucionario: “Los proletarios no se sublevarán ni dentro de mil años ni de mil millones de años. No pueden. Es inútil que te explique la razón por la que no pueden rebelarse; ya la conoces (…) El Partido no puede ser derribado por ningún procedimiento. Las normas del Partido, su dominio es para siempre. Debes partir de ese punto en todos tus pensamientos.

“O´Brien se acercó más al lecho.

“–¡Para siempre! –repitió–. Y ahora volvamos a la cuestión del cómo y el porqué. Entiendes perfectamente cómo se mantiene en el poder el Partido. Ahora dime, ¿por qué nos aferramos al poder? ¿Cuál es nuestro motivo? ¿Por qué deseamos el poder? Habla –añadió al ver que Winston no le respondía.

“(…) Sabía Winston de antemano lo que iba a decirle O´Brien: que el Partido no buscaba el poder por el poder mismo, sino sólo para el bienestar de la mayoría. Que le interesaba tener en las manos las riendas porque los hombres de la masa eran criaturas débiles y cobardes que no podían soportar la libertad ni encararse con la verdad y debían ser dominados y engañados sistemáticamente por otros hombres más fuertes que ellos (…) Que el Partido era el eterno guardián de los débiles, una secta dedicada a hacer el mal para lograr el bien sacrificando su propia felicidad a la de los demás. Lo terrible, pensó Winston, lo verdaderamente terrible era que cuando O´Brien le dijera esto, se lo estaría creyendo (…) Lo había entendido y pesado todo y, sin embargo, no importaba: todo lo justificaba él por los fines (…)

“–Nos gobernáis por nuestro propio bien –dijo débilmente–. Creéis que los seres humanos no están capacitados para gobernarse, y en vista de ello...
“Estuvo a punto de gritar. Una punzada de dolor se le había clavado en el cuerpo. O´Brien había presionado la palanca y la aguja de la esfera marcaba treinta y cinco.

“–Eso fue una estupidez, Winston; has dicho una tontería. Debías tener un poco más de sensatez.

“Volvió a soltar la palanca y prosiguió:

“–Ahora te diré la respuesta a mi pregunta. Se trata de esto: el Partido quiere tener el poder por amor al poder mismo. No nos interesa el bienestar de los demás; sólo nos interesa el poder (...) Somos diferentes de todas las oligarquías del pasado porque sabemos lo que estamos haciendo (...) –Somos los sacerdotes del poder –dijo–.”

El texto anterior proviene del libro 1984, escrito por George Orwell en 1949, y les recomendamos la lectura de esta novela, provee de muchas luces, como lo hacen otros muchos libros, para comparar el estado actual de todos los asuntos humanos, familiares y sociales de los salvadoreños, y entender a la cúpula del fmln.

Algunos se preguntan ¿pero por qué tanto empecinamiento en la crítica a la cúpula del fmln? Algunos creen que la crítica es hasta sesgada y desgarradora. Otros la califican de resentida, es decir, que entraña profundos resentimientos sociales.

Y, sí. Es cierto, la crítica es punzante, es sesgada, es desgarradora y se caracteriza por un profundo resentimiento social, de lo contrario no podría jugar el papel que merece en la construcción de oposición hacia el modelo social, político, económico, institucional, cultural e ideológico.

Pero continúa la insistencia en la pregunta: ¿por qué la crítica tiene como principal blanco a la dirigencia del fmln y no hacia la derecha? Por varias razones. Esta dirigencia del fmln se ha convertido en la nueva derecha que la hace de las veces de frasco donde se resguarda el eterno viejo espíritu de la derecha: reaccionario. Y de la izquierda su involución más despreciable:
contrarrevolucionario.

Son los personajes O´Brien de la obra 1984 de Orwell que con precisión manifiesta la radiografía de la actual cúpula del fmln que basa su control en el engaño sistemático y el control del pensamiento, pero que muy contrario y contradictoriamente al “Partido” de O´Brien no ostentan, no detentan el poder.

La dirigencia es un híbrido macabro porque es el engendro de una aberración consanguínea entre la derecha y la izquierda. De la derecha reproduce su espíritu reaccionario y de la izquierda es la construcción de una enfermedad autoinmune que reprodujo su espíritu contrarrevolucionario.

De allí que haya surgido ya para ellos una nueva denominación, un nuevo concepto para definir el carácter y espíritu de la cúpula: una secta de lumpendirigentes.
La cúpula del fmln es una desclase de la izquierda, de la clase revolucionaria que ni es proletaria ni es burguesa ni es lumpenproletaria ni es lumpenburguesa sino lumpendirigente, una clase de oportunistas reaccionarios y contrarrevolucionarios engendrados en el Hades, es decir el inframundo, para maldecir y luchar contra los procesos de transformación social y política.
Constituyen una clase intermediaria y sirviente del poder que posee más características de mercenarios políticos que de clase política. Más precisamente, son una clase electorera. De allí que su principal y más destacable característica sea la de convertir en legítimo el juego de la democracia de los poderosos según los intereses y conveniencia de estos interponiéndose en la lucha social y política del pueblo.

Pero más allá o a diferencia del “Partido” de O´Brien, la cúpula del fmln apenas es un intermediario del poder autoengañándose con que detentan el poder. A pesar de que poseen ciertas cualidades del “Partido” de O´Brien estas no le alcanzan para ejercer el poder.
Apenas son mandadores y capataces de finca.

Sin embargo, le son útiles tales características para dos cosas: para mantener el estado de privilegios que se han arrogado y para comercializar como mercancía al partido que cada día le van dando la forma de un aparato que garantizará la sobrevivencia del modelo y del estado de injusticia estructural y social, al instituirse en medio de adormecimiento, en opio del pueblo.

Aquí radica la verdadera importancia del libro de Orwell respecto a nuestra realidad, la síntesis, la tesis más importante del “Partido” de O´Brien, que no es tanto el hecho de ostentar el poder, sino el poder de dominar el pensamiento que lo resume el “Partido” en dos consignas: “La libertad es la esclavitud” y la otra, “La ignorancia es la fuerza”.

Como ya hemos dicho antes, todo lo que hace la dirigencia del fmln, su arrogancia, su petulancia, su obstinación, sus fachas de omnipotente lo hace bajo la certeza de que la gente y el pueblo ya no tienen “otro palo donde ir a ahorcarse” en las próximas elecciones, y esto es lo que en verdad constituyó la peor afrenta de la sentencia de la Sala de lo Constitucional respecto a la pertinencia y constitucionalidad de las candidaturas independientes y los listados abiertos para las elecciones.

“La libertad es la esclavitud”. Es decir, los únicos garantes de la libertad, los únicos adalides de la libertad son los dirigentes del fmln, y por tanto todo mundo debe depositar en ellos y ellas su propia libertad. Es como decir que para ser libres hay que ser esclavos de la cúpula del fmln.

Luego, “La ignorancia es la fuerza”. Mientras más ignorante sea la masa, su militancia y el pueblo más fuerza son capaces de acumular para ellos mismos y más fácil les será el dominio del pensamiento, tan fundamental no solo para mantener el dominio en el aparato partidario, sino para solapar o explicar tan cínicamente sus propios y verdaderos objetivos y propósitos que les garanticen sus intereses y privilegios, sin que experimenten oposición. Bajo estas dos consignas de subterfugios van avanzando hacia el evento electoral del próximo año, que es todo lo que les interesa.

Pero están equivocados. No son el único palo donde ahorcarse y tampoco han carecido de desprecios y repudios, de descrédito y crítica que exponen con contundencia oposición a la inmoralidad política. Hay muchas opciones de cómo y dónde suicidarse. Si escucharan, si prestaran atención a los rumores y los clamores de la calle sabrían que ni son los depositarios absolutos de la libertad ni poseen la fuerza a consecuencia de la ignorancia.

Ni aún con las arreadas de las camisetas rojas que emprenden con sus militancias les alcanza para superar a la calle, a la gente de carne y huesos que hoy no solo está hastiada del engaño, sino desesperanzada, decepcionada y frustrada, y sin camino.

La cúpula partidaria del fmln ha llevado a su partido al borde del abismo. Pocos asuntos objetivos faltan para que la dirigencia precipite al instrumento al despeñadero, y pierda del todo su relente de condición subjetiva de instrumento popular.

La institución ya perdió las siguientes cualidades fundamentales: confianza, credibilidad, carácter de instrumento de cambio, moral y ética social y política, ejercicio transformador del poder y poder de transformación, su valor como medio histórico de transformación social y política, y su cualidad de depositario del carácter histórico consecuente como instrumento de lucha del pueblo, con lo que ha perdido la confiabilidad histórica.

Frente a la maraña de los procesos electorales, se interponen los procesos sociales y políticos, y las formas y contenidos del comportamiento social y político determinan los resultados de un proceso electoral.
En cada uno de los siete factores indicados la cúpula ha demostrado a la saciedad que ha fallado. El predominio de los intereses y la lucha por los privilegios personales es ahora el único patrimonio que interesa a esta lumpendirigencia.

Para el pueblo, en cuanto al papel y el compromiso de la izquierda, las elecciones constituyeron un medio no un fin. El fin, los propósitos, los objetivos eran los cambios, y estos a su vez solo eran posible bajo la verdad y la realidad de las prácticas en el ejercicio del poder.

Los cambios estaban esencialmente vinculados a los factores ético y moral y de justicia del quehacer político y social, y en el ejercicio del poder.

De manera que la cúpula, sus fanáticos y sus mercenarios políticos no deberían dejarse guiar por lo que quieren ver sus ojos, sino por lo que no distinguen cuando ven y por lo que no ven. No deberían dejarse guiar por lo que quieren oír sus oídos, sino por lo que no quieren oír y por lo que tampoco oyen.

Por ejemplo, es cierto que la oposición al decreto 743 y la exigencia de su derogación no se ha manifestado en su forma clásica o esperada de tumulto social, sino de manera dispersa y casi silenciosa. Sin embargo, el silencio es penetrante, muy parecido a la quietud, a la expectativa del rumor que recorre el ambiente cuando inicia un terremoto o un viento huracanado que viene esparciendo y acumulando su fuerza desde lejos.

Por esto sabemos que ha puesto en jaque mate a medio mundo. En la dispersión está la fuerza de la valoración y opinión multitudinaria que empujará a la acción política que por lo menos llegará a manifestarse más tarde en voto, en decisión electoral.

Mientras en el silencio de las conversaciones interpersonales en la calle, en el trabajo, en el hogar, en las reuniones espontáneas se gritan las verdades de la desilusión, de la frustración y del retiro del apoyo social al fmln, al gobierno, a Funes, a los diputados, a todos los diputados, a los partidos, a todos los partidos.

La gente de carne y huesos, descamisada del color rojo no dice la cúpula sino el fmln para depositar las culpas del estado de cosas. Y como en forma de transliteración y de burla sobre sus condiciones de vida empeoradas con sus propios votos, se refiere al gobierno de continuismo, al gobierno de derecha, como al gobierno del cambio. Y dicen: “nos equivocamos”, de una forma lapidaria, sin esperanzas.

Esto demuestra que para la gente el camino de la derecha estaba agotado y perdidamente superado y no quedaba ya duda de que había que cambiar de rumbo. Así que la crítica y el repudio contra la cúpula del fmln no son porque se quiera volver a la derecha, a arena, sino porque en verdad en el fmln se depositó, se apostó todo, bajo el supuesto del compromiso histórico que entraña su construcción como medio e instrumento de lucha del pueblo. Esa es la razón más importante: la frustración por desesperanza, o por la esperanza asesinada.

Se puede entonces aseverar que la cúpula pretende llevar al pueblo y a la gente a un callejón sin salida, y casi lo logra. El 743, ese decreto, es la última evidencia que se necesitaba para dejar por sentado cómo es y qué papel juega en realidad la dirigencia. No hay otra explicación porque su desnudez lo explica todo.
Sin embargo, el comportamiento de mucha de la militancia, y nos referimos específicamente a la militancia decente del fmln, es como el del dueño de un bus que confía el vehículo al conductor, pero que este lo maneja a su antojo, lo mantiene descuidado y que continua poniendo en riesgo y amenaza la vida de los pasajeros al manejarlo irresponsablemente, a pesar de que haya cometido ya varios daños y accidentes. Con esta clase de conductor, el propietario solo tiene dos alternativas: lo despide o por fin el conductor llevará a la muerte a los pasajeros y destruirá completamente el bus.

Aunque la dirigencia no puede saber esto. Desde su mundo mágico y maravilloso solo son capaces de construir ilusiones y mentiras que de aquí en adelante únicamente les servirán para engañarse a ellos y ellas mismas. Y por eso este es el momento de la izquierda.

Despejada cualquier duda, aclarada cualquier interrogante con la realidad de las cosas, es el momento de avanzar sobre las ruinas, sobre los escombros. Queda todavía una salida en el callejón y una oportunidad de recuperar la confianza y credibilidad en la izquierda: el trabajo social y político.

Dentro de esto, como un flanco de lucha y con el objetivo de acumular en fuerza política el descontento y el asco hacia los partidos, con el propósito de mantener el calor de la esperanza y con el duro compromiso de no permitir, de no dejar camino abierto a la derecha, a cualquiera que sea su expresión, es de emprender camino.

Es fundamental la unificación de los liderazgos y medios dispersos de la izquierda. Es igualmente esencial agrupar las posibles candidaturas de izquierda pero independientes del aparato electoral ― o sea apartidarias― en un bloque capaz de desempeñar la lucha política. El evento electoral próximo no es un objetivo en sí mismo sino un medio para la lucha política. No importa si se ganan o no diputados sino lo que se acumule políticamente para el proceso. Tampoco es tiempo para formar un nuevo partido político porque este camino por hoy está desacreditado.

Llamémosles candidaturas apartidarias, independientes, desombligadas de los partidos. Pero forjémoslas como candidaturas dependientes del pueblo y de la gente. Los actuales liderazgos, o las mejores expresiones de izquierda del país pueden ser aglutinados alrededor de este esfuerzo. Tal unificación puede dar como resultado la expresión de un movimiento social y político que critique, cuestione y presione franca, severa, contundente y profundamente en la construcción de los cambios y de un nuevo modelo de país en todos los sentidos.

Los recursos están en el pueblo. Si estamos preparados para convertirnos en luchadores sociales y políticos en nuestras casas, en nuestras comunidades, en nuestro trabajo, en nuestras conversaciones en la calle, en la tienda, donde vamos a comprar las tortillas, en nuestros centros de estudio, en el mercado y donde no tengamos necesidad de mayores recursos que nuestra disposición y voluntad política, allí multiplicaremos el potencial.
Porque ¿dónde se triunfa? En el pueblo, no en la televisión ni en la radio, sino con la gente de carne y huesos.

A diferencia de O´Brien que le dice a Winston: “Recuerdas haber escrito en tu Diario: «Comprendo el cómo; no comprendo el porqué»? Cuando pensabas en el porqué es cuando dudabas de tu propia cordura”, a nosotros ya no nos interesa el porqué, pues ya lo conocemos. Nos importa el cómo construimos y reconstruimos. Esa es ahora nuestra tarea.

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