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Tigre: 200 personas celebraron el año nuevo del Hemisferio Sur en Punta Querandí
Por Indymedia Pueblos Originarios - Tuesday, Jul. 05, 2011 at 2:41 PM
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El paraje rural Punta Canal, a 50 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, fue escenario de una gran confluencia de personas que con su cuerpo apoyaron el reclamo de preservación de un lugar público con restos arqueológicos indígenas. El predio en conflicto, ubicado en frente de un cementerio de mil años de antigüedad que quedó debajo de un barrio privado, es codiciado por la desarrolladora inmobiliaria EIDICO y está siendo protegido por vecinos y el Movimiento en Defensa de la Pacha.

Fotos de Georgina García para Indymedia Pueblos Originarios

Fotogalería: Esperando la salida del Sol - Recorrido por la Vía Muerta - La ceremonia
Además: Reflexiones en tiempo de Inti Raymi

La celebración por la renovación de los ciclos de la naturaleza en el Hemisferio Sur, realizado en el campamento de Punta Querandí desde la noche del viernes 24 de junio hasta la mañana del sábado 25 de junio, fue un encuentro entre diversos sectores sociales, generaciones y culturas. El Inti Raymi, una de las denominaciones de esta ceremonia ancestral que vive una profunda revalorización en el área metropolitana, congregó a vecinos del paraje Punta Canal, ambientalistas, docentes, músicos, miembros de espacios culturales y de organizaciones indígenas del Gran Buenos Aires.

Las dificultades para llegar de noche y el frío no intimidaron a quienes vinieron desde lejos. Se acercaron en auto, combinando más de un colectivo y el tren, o en bicicleta. Arribaron desde las vecinas localidades de San Fernando, Tigre y Escobar, pero también de la Capital Federal, Quilmes, Vicente López, La Matanza, Moreno, Campana, y San Miguel. Algunos pertenecían a las nacionalidades indígenas kolla, quechua-aymara, diaguita, guaraní, comechingón, charrúa y qom. Había argentinos pero también uruguayos, paraguayos, ecuatorianos, mexicanos, chilenos, bolivianos, colombianos, costarricenses, canarios y españoles, quienes residen en la llamada París de Sudamérica y que "en realidad esconde otra realidad debajo", como dijo recientemente uno de los jóvenes indígenas que defiende Punta Querandí.

A la 1 de la mañana se formó un círculo alrededor de cuatro fogones en el centro del campamento. El abuelo kolla Pedro Moreira, de la Biblioteca Inti Huasi de San Miguel y uno de los pioneros del Movimiento en Defensa de la Pacha, dio las palabras de bienvenida y abrió la ronda de presentación. Uno por uno, 137 personas compartieron los motivos que lo llevaron al lugar. Sorprendió la diversidad de orígenes y procedencias, y sobresalió la presencia de jóvenes.


VOCES QUERANDÍES. "Soy vecino del acampe, siempre estoy acompañando el reclamo, si no fuera por ellos este lugar ya no existiría más y jamás me hubiese enterado que soy descendiente de los tobas", dijo Eduardo Duarte, de 18 años, quien vive desde hace 8 años a cien metros de Punta Querandí y participó junto a sus hermanos Lucas (14) y Facu (12).

Miguel Alvarez, un aymara de 40 y pico de años que llegó desde Quilmes y acompaña la lucha desde hace algunos meses, expresó en la ronda: "Nos está guiando el abuelo que sacaron del enterratorio de en frente (debajo del country Santa Catalina)". "Los ancestros están contentos con esta gran convocatoria. Hoy cada uno de nosotros es un querandí", agregó Miguel, que vino acompañado por Olga Choque y Saturnino Maraz Camacho, otros dos luchadores por los derechos indígenas. Y destacó que estas problemáticas no pasan por una cuestión de color de piel, ya que "hay muchos hermanos que traicionan a sus propios pueblos".

Otro vecino aledaño al predio en conflicto, Carlos Arrambide, quien concurrió con su pareja Fabiana y su hijo Nico (10), expresó: "Si no fuera por los pueblos originarios la empresa ya me habría aplastado, a pesar de que tengo los papeles que demuestran que las tierras son públicas". Charly destacó que el lugar es de un antiguo ferrocarril: "Es tuyo, es mío, es de todos". A la mañana también estuvo Patricia Neil, la responsable del Merendero Madre Teresa del paraje, siempre solidaria con los miembros del campamento.



FESTEJO COMUNITARIO. Cada persona aportó un poco de comida y se hizo una mesa comunitaria. El grupo de sikuris Churay Churay (de Tigre) le puso música andina a la noche y la madrugada, como ya lo había hecho en otros dos importantes momentos de la lucha por Punta Querandí: la marcha al Municipio de Tigre, en noviembre del año pasado; y el aniversario del campamento, el último 19 de febrero.

La madrugada transcurrió entre un poco de música y baile, charlas e intercambios distribuidos en los cuatro fogones. A las 7 y media comenzaron los preparativos para la ceremonia. Se hizo una ronda en el predio en conflicto, alrededor de la Apacheta, el montículo de piedras que identifica los lugares sagrados. Se entregaron tres hojas de coca a cada persona. Una piedra pasaba de mano en mano, en el momento de recibir la sahumeriada realizada por Pedro Moreira, con la ayuda de Sandra Barrientos Callamullo y Renzo Fontán Barrientos. Luego, todos los presentes, de a pares fueron haciendo la ofrenda a la Pachamama. Y para finalizar, se saludó al Sol, al Tata Inti, en distintas lenguas originarias.

EL NUEVO SALÓN. El Movimiento en Defensa de la Pacha "estrenó" un saloncito de madera y troncos para que funcione como centro comunitario. En su interior expusieron unas 20 fotografías que hacían un recorrido por distintos momentos de esta lucha. La humilde estructura se realizó a pulmón y con la solidaridad de la comunidad local, luego de que en marzo desconocidos destrozaran las instalaciones del campamento. Las paredes se hicieron con maderas aportadas por la familia de Marga y Crespién, del "Almacén del Gauchito Gil" del paraje Punta Canal. Mientras que los tirantes y las chapas para el techo fueron financiados con una rifa que se había sorteado una semana antes.


ESPALDARAZO. Tras un año de mucho esfuerzo en esta verdadera batalla que no da tregua, la jornada fue un gran espaldarazo para los vecinos y el Movimiento en Defensa de la Pacha. Es que del otro lado no hay una empresa común y corriente, sino la corporación EIDICO, cuyos dueños son familias de grandes apellidos que tienen aceitados vínculos con el poder político y los sectores más conservadores de la Iglesia Católica, el Opus Dei, además de ser activos defensores de la última dictadura militar. Es una lucha desigual, en un paraje limítrofe de Tigre y Escobar que está rodeado por los barrios privados del Complejo Villanueva (desarrollado por EIDICO), por un lado, y por el otro, por los emprendimientos que crecen del otro lado de la ruta 26, a un kilómetro del campamento.

Del Inti Raymi participaron agrupaciones indígenas como la Organización de Comunidades de Pueblos Originarios (ORCOPO), la Comunidad Vascolet Inchala (Charrúas en Buenos Aires), Mujeres Originarias Autoconvocadas Autónomas y el Centro Cultural Indígena Inalmama, entre otros. El presidente de la comunidad qom Yeckthakay de Tigre, que reclama al Municipio un terreno con título comunitario para construir un barrio indígena, no pudo participar por problemas de salud.

Fueron invitadas formalmente las autoridades políticas del distrito y todos los bloques legislativos del Concejo Deliberante. Del Municipio de Tigre no asistió nadie pero, previa gestión ante el presidente del cuerpo legislativo, Julio Zamora, aportaron un micro desde la estación de tren que facilitó la llegada de un numeroso contingente. En tanto, el concejal Luis Cancelo (CC-ARI) estuvo presente desde temprano colaborando con los últimos ajustes del campamento, luego se tuvo que ir pero volvió a la madrugada y participó de la ceremonia.


UN AÑO INTENSO. En junio de 2010, la resistencia en el lugar era más dura, se permanecía las 24 horas con carpas y no había agua potable porque los camiones de Tigre y Escobar no descargaban en el campamento. Los manifestantes se preparaban para resistir el duro invierno, en un espacio que no tiene reparos del viento ya que EIDICO destruyó toda la vegetación y abrió nuevos canales de agua.

Hoy el campamento tiene su tanque de agua, su instalación eléctrica, volvió a tener salón techado -esta vez como centro comunitario- y, a diferencia del año pasado, el ritmo de actividades no se detiene a pesar del frío. Sin ir más lejos, el viernes posterior al Inti Raymi -uno de los días más fríos del año- vinieron unos 30 chicos de 5° y 6° grado de la Escuela Raíces y Alas de Escobar, como parte de las actividades educativas que se desarrollan en el lugar.

Punta Querandí se consolida y crece como un espacio de encuentro, de recreación y de reivindicación de la Buenos Aires que desconocemos. Aunque sea sólo una pequeña punta de lanza de las nuevas luchas que se avecinan para descolonizar nuestra identidad.

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