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La Ciudad de México: una urbe, muchos pueblos
Por BBC Mundo - Monday, Aug. 08, 2011 at 1:17 PM

Pocos pueden imaginar que en la Ciudad de México -una de las ciudades más pobladas del mundo con más de 20 millones de habitantes- hay algunas personas que todavía sienten que viven en un pueblo.

Son aquellos que viven donde se asentaban los "pueblos originarios" de la ciudad, las pequeñas poblaciones dispersas en el Valle de México que, con el paso de los años, dieron lugar a la formación de la enorme urbe que es hoy la capital mexicana.

Todavía se puede encontrar vestigios de esos pueblos, pequeños rincones donde se encuentran aspectos de las tradiciones, la arquitectura y la organización vecinal que tuvieron en su origen hace cientos de años.

Y esto tiene un impacto en la identidad de los pobladores de estas zonas.

"Los habitantes de cada barrio, en vez de sentirse capitalinos, sienten que pertenecen a ese barrio", asegura Jorge Pedro Uribe Llamas, cronista de la ciudad.

"Los pueblos originarios de la Ciudad de México existen porque se hacen necesarios para los habitantes", agrega.

Los pueblos también se encuentran en varios puntos cardinales de la capital. Acompáñenos en un recorrido por tres de los pueblos originarios de la Ciudad de México: Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta.

Xochimilco: flores y trajineras

Xochimilco es una de las regiones de la Ciudad de México más conocidas internacionalmente, ya que fue declarada como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1987.

En los 14 pueblos originarios de la zona, se rentan trajineras, embarcaciones que antes permitieron a los habitantes navegar entre los canales y lagos que estaban por todo el Valle de México y hoy son un fuerte atractivo turístico de la capital.

En el recorrido por los canales, se ven las chinampas (cultivos flotantes) y en tierra firme se puede visitar el mercado de plantas más grande de la ciudad y el Bosque de Nativitas.

Los pueblos de Xochimilco celebran vistosamente las numerosas fiestas, como cuenta Manuel Barrón, vecino del barrio de Tablas San Lorenzo.

"Es una lástima que sean tan pocos pueblos los que conservan estas tradiciones y que se hayan perdido tantas otras", asegura.

Tláhuac: los mejores carnavales

Para llegar desde el Centro Histórico del Distrito Federal hasta Tláhuac, en el oriente de la ciudad, el viaje de autobús puede durar hasta tres horas.

Llegando, se pierde la noción de ciudad y los edificios desaparecen para dar lugar al cielo azul sobre las casas (algunas hechas de piedra) y tener al fondo los volcanes Tecuauhtzin y Guadalupe.

Es en el centro de la demarcación donde la plaza y la catedral dan la bienvenida a la feria que parece nunca irse; también hay restos de las aduanas que alguna vez estuvieron en las entradas a la ciudad.

"Las tradiciones de Tláhuac se mantienen gracias al interés que han puesto los vecinos de sus siete pueblos", comenta Carlos Mancilla, responsable del Centro Documental Histórico de Tláhuac.

Uno de estos cementerios famosos es el de San Andrés Mixquic, conocido en toda la ciudad por su celebración del Día de los Muertos en noviembre, en el que se cubren de flores de cempasúchil, veladoras y platillos típicos las tumbas.

Una línea de metro que se está construyendo podría integrar a Tláhuac a la mancha urbana - aunque muchos residentes no creen que eso amenazará las tradiciones que han sobrevivido.

Milpa Alta: nopales y mole

Milpa Alta es la parte más al sur de los casi 1.500 kilómetros cuadrados que abarca el Distrito Federal y la zona más alejada del centro de la ciudad.Es en esta zona casi completamente rural donde aún se produce el 80% del nopal (cactácea popular en México) que se consume en todo el país y donde se celebra la Feria Nacional del Mole, uno de los platillos típicos mexicanos más afamados, una salsa hecha de maní, cacao, especias y chile.

El viaje para llegar al centro de la región, se atraviesan las milpas (sembradíos) de los habitantes, llenas de nopales y maíz.

Los pueblos son pequeños y en palabras del presidente del Consejo de la Crónica de Milpa Alta, Manuel Garcés Jiménez, casi todos los vecinos de los barrios se conocen y participan en las manifestaciones religiosas o de otra índole, aprenden sus tradiciones y la forma en que se pueden preservar a través de la educación de nuevas generaciones.

La particular organización vecinal de estos pueblos se basa en un líder, llamado mayordomo, seguido de sus respectivos auxiliares como el tesorero, el secretario y sus locales.

Cada fin de semana, pasan a todas las casas a recaudar el dinero para la siguiente fiesta.

Pero con el paso del tiempo, las tradiciones van cambiando.

Por ejemplo, durante las fiestas, se solía tomar bebidas como el mezcal o el pulque (obtenidas de cactáceas). Hoy, se consume cerveza.

Esos cambios y evolución de las tradiciones, dice el cronista Jorge Pedro Uribe Llamas, indican que las tradiciones, pese a haber sobrevivido durante siglos, podrían desaparecer.

"Las tradiciones de cada comunidad dejarán de existir cuando ya no le digan nada a las personas sobre su identidad", asegura.

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