Julio López
está desaparecido
hace 6427 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Fusilamiento. Hay poca Justicia, por eso hay muchas balas
Por reenvío agencia walsh - Wednesday, Aug. 17, 2011 at 7:23 PM

(AW) La Justicia determinó que el policía Nicolás Ernesto Benacardio mató a Saúl "Camilo" Pérez de un disparo a corta distancia; a pesar de que la víctima estaba tirado en el piso boca abajo, lo fusiló. Sin embargo, el Tribunal desestimó la calificación de homicidio agravado, reduciendo la condena del asesino.

Buenos Aires, martes 16 de agosto de 2011 (CORREPI)

"QUE PASE EL QUE SIGUE..."

Según el tribunal oral nº 3 deLa Matanza, así murió Saúl "Camilo" Pérez, hermano de nuestra compañera Rosa:

"Encuentro materialmente acreditado que el 3 de junio de 2010, a las 18:45, en la calle Obligado 2740 de Gregorio de Laferrère, un sujeto masculino, mediante la utilización de una pistola reglamentaria provista por la policía bonaerense, calibre 9mm, marca Bersa Thunder, cargada con 17 proyectiles, redujo y sometió boca abajo a dos jóvenes varones, para luego realizar un disparo a corta distancia a uno de los chicos, identificado luego como Saúl Enrique Pérez, ocasionándole su deceso". El homicida que fusiló a Camilo es Nicolás Ernesto Bencardino, de 38 años, oficial principal de la policía de la provincia de Buenos Aires, y miembro del Halcón, su grupo de elite.

El dueño de la remisería frente a la cual Camilo, con un amigo, esperaba que su novia saliera de trabajar, contó esto en la instrucción: "Estaba en mi negocio con mis tres hijos, y escuché gritos: '...tirate al piso, hijo de puta, te dije que te tiraras al piso, la concha de tu madre...", así que me asomé, y vi, en la vereda de la casa de al lado, dos jóvenes tirados en el piso, boca abajo, con los brazos extendidos a los costados y un sujeto con una 9 mm en la mano. Uno de los jóvenes giró su cabeza y le dijo a su agresor: '...yo no fui, yo no hice nada...', ante lo cual el sujeto armado le disparó. Luego, lo agarró de las ropas y lo zamarreó, y le decía ¡levantate hijo de puta', y cuando vio que mi hija y yo estábamos mirando, nos gritó que nos metiéramos adentro, pero no lo hicimos. Al ver que el chico seguía sangrando y no se movía, el agresor se puso a buscar algo en el suelo, incluso moviendo el cuerpo, supongo que buscaba la vaina del disparo, y se fue. Yo salí, subí a mi auto y lo seguí, y justo de enfrente venía un patrullero, y les grité que ése había matado un chico. Como no podía escapar, se acercó al patrullero, y dijo que era policía". Otros cinco testigos ratificaron cada detalle.

Frente a un fusilamiento tan claro, el policía estuvo detenido (custodiado por sus camaradas en una comisaría, claro). CORREPI, representando a Rosa Pérez, la hermana del pibe asesinado, y el fiscal Federico Russo, pidieron la elevación a juicio por homicidio agravado, por haber sido cometido por un miembro de las fuerzas de seguridad del estado, delito que prevé la pena única de prisión perpetua (art. 80 inc. 9º del código penal). Pero claro, una cosa es la instrucción, y otra la condena efectiva. Ni bien la causa llegó al tribunal oral, el mismo fiscal se sentó a charlar con la defensa del policía, y acordaron un juicio abreviado. Así, sin audiencia ni debate, el fiscal bajó su acusación a homicidio simple, que permite penas de 8 a 25 años de prisión, y el policía admitió su responsabilidad.

Cuando nos informaron del arreglito, nos opusimos, exigiendo que se realizara el juicio, donde, dijera lo que dijera el fiscal, íbamos a reclamar la prisión perpetua, sin ningún tipo de componendas. Ahora, el tribunal dictó sentencia, rechazando nuestra oposición, y concediendo el trámite abreviado, sin juicio. Además, resolvió que, aunque las cosas pasaron como lo transcribimos más arriba, "no se advierte que Bencardino se haya aprovechado de su función o cargo". O sea, que lo que hizo Bencardino (reducir a los chicos, tirarlos al piso, inmovilizarlos, y disparar a quemarropa con su reglamentaria) es ajeno a su condición de policía... Conclusión, en lugar de prisión perpetua, lo condenaron a 10 años y ocho meses de prisión, cosa que, descontando el año que lleva preso, en tres empezará con salidas transitorias, y en seis más estará totalmente libre.

Un detalle de color: en la sentencia, cuando los jueces se refieren a uno de los policías que declaró, lo llaman "el compañero del orden". Como el juez de instrucción Yrimia, que decía "mis muchachos" cuando hablaba del GEOF, los jueces tienen bien claro quiénes son sus compañeros, y cuál es el orden que les permite mantener a raya a sus enemigos de clase.

Y una explicación para el título de esta nota: En el último punto resolutorio de la sentencia, mandan devolver a la jefatura de la policía bonaerense la pistola Bersa Thunder y las 16 balas que sobraron. Así, el jefe de la bonaerense podrá decir ¡Que pase el que sigue!, y le dará esa pistola a otro policía, que ocupará el lugar del que no calculó bien, y se dejó agarrar.

http://www.correpi.lahaine.org

AGENCIA DE COMUNICACIÓN RODOLFO WALSH

agrega un comentario