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Los Rebeldes libios piden ayuda a Israel
Por (reenvio) Fernando Casares - Tuesday, Aug. 30, 2011 at 12:40 AM

Mientras Irán solicita a los Rebeldes libios no permitir ningún tipo de injerencia extranjera en el nuevo gobierno, dando así un cachetazo de sorprendente ingenuidad política o simple seguimiento de su particular agenda (muy cortoplacista por cierto). Mientras Hezbollá reconoce a los rebeldes libios como nuevo gobierno legítimo y popular, dando así otro cachetazo a los que todavía confiamos en su coherencia.

Mientras todo esto se sucede, no sólo tropas extranjeras de Gran Bretaña, Francia, Jordania y Qatar se pasean por Trípoli (con sus kalashnikov y M16 debajo del brazo), sino que ahora, el portavoz del Consejo Nacional de Transición libio (CNT) Ahmad Shabani solicita ayuda al mundo entero y al mismísimo Israel. Como ya todos sabemos, el filósofo francés filosionista, Bernard Henri Levy, ya tuvo en su momento el honor de dar una conferencia en una reunión extraordinaria del CNT hace unos meses e interceder con las autoridades israelíes para una más que probable relación con Israel en el futuro nuevo gobierno.

Según Haaretz, Shabani dijo:

"Pedimos a Israel que use su influencia en la comunidad internacional para poner fin al régimen tiránico de (el líder libio, Muamar) Gadafi y su familia"

Y ante la pregunta de reconocer a Israel, Shabani agregó:

"Es un tema muy delicado. La cuestión sería si Israel nos reconocería"

¿Queda claro? ¿Y quién es Shabani?

Este señor es fundador del Partido Democrático de Libia e hijo de un ex ministro de Gabinete del rey Idris I, que fue depuesto por el golpe de Estado revolucionario de los "Oficiales Libres" en 1969, encabezado por el propio Coronel Gadafi.

Tras el golpe, Shabani y su familia huyeron del país y se establecieron en Londres. Posteriormente, Shabani regresaría a Libia para trabajar para un grupo de oposición en el país.

Pero es que luego nos deja más claro de qué dependería el probable reconocimiento mutuo entre Rebeldes e Israel, confirmado los informes de la Inteligencia israelí sobre el tráfico de armas desde Libia hacia otros lugares de la región como la Franja de Gaza (a través de Egipto), como dimos cuenta en un artículo anterior en Rompiendo Muros según la agencia Debka. Shabani señaló que la oposición es consciente de estos hechos y que esperaba poder poner fin a la situación.

¿Real politik le dicen? Pensamos que ese término sigue formando parte de la enorme lista de eufemismos en el lenguaje político y periodístico que se hace fundamental descolonizar si se quiere ir entendiendo un poco este trágico y confuso siglo XXI.

Muchas sorpresas nos va deparando esta segunda década, mientras buena parte de la izquierda europea se autoproclama cadáver político y abono de la derecha más reaccionaria, y ésta última se va apropiando cada día más del viejo lenguaje de la izquierda en ciertas materias.

Parece que hoy más que nunca será el Sur quien deba seguir pariendo revolucionarios auténticos, aunque luego el Norte los imprima en una camiseta.

fuente http://rompiendo-muros.blogspot.com/2011/08/los-rebeldes-libios-piden-ayuda-israel.html#comment-form

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NO ABANDONEMOS A KADHAFY!!!!!
Por REENVIO - Tuesday, Aug. 30, 2011 at 9:04 AM

ROMA.- Cuando Anastasio Somoza Debayle huyó a Miami, en julio de 1979, el búnker al pie de la loma de Tiscapa, en Managua, que fue su último refugio, donde vivía y se mantenía al tanto de las operaciones militares, quedó indefenso y abandonado y los primeros guerrilleros que entraron en aquel recinto, considerado hasta entonces una fortaleza inexpugnable, se encontraron con sus estancias desiertas. Hay una foto que revela mejor que nada su conquista final: uno de los guerrilleros, con la dicha pintada en su cara, disfruta metido en la bañera del dictador.

Comparado con el complejo militar de Bab al-Aziziyah, desde donde reinaba el coronel Khadafy, el búnker de Somoza parece modesto, apenas unas cuantas oficinas, una sala de sesiones y un dormitorio. Khadafy tenía un sentido más faraónico del poder, era más histriónico, empezando por su infinita colección de disfraces y uniformes militares, unas veces vestido con suntuosidad oriental, como los califas de Las mil y una noches, y otras, de mariscal de campo, como cualquiera de los viejos sátrapas latinoamericanos: las vistosas charreteras y la casaca cargada de medallas. Y sus palacios. Los que ocupaba él, y los que ocupaban sus hijos, ya que era pródigo al dispensarles lujos y caprichos.

Al momento del derrumbe de su régimen de largos 42 años, la prole numerosa del coronel Khadafy era de ocho hijos, entre propios y adoptados, unos útiles a su aparato de poder, otros inútiles y ociosos, pero todos ellos dueños de una abundante parcela de riqueza, mansiones, yates, jets privados, flotillas de automóviles, villas en el extranjero, cuentas cifradas y legiones de criados.

Ahora que las mansiones de todos ellos en Trípoli fueron ocupadas por los rebeldes, podemos enterarnos de cómo vivían, de cuáles eran sus gustos y sus manías para gastar el dinero que recibían a raudales de las arcas sin fondo de su padre. Gastar el dinero que no cuesta ganarse parece ser el más irreprimible de los vicios. Caprichos, fijaciones, obsesiones, fastuosidad. La riqueza es el reino de la exageración. Todo lo que la imaginación y el deseo dicten. Poseerlo todo a la vez, no privarse de nada, encontrar gusto en tener lo que no se necesita. Todo lo que está colocado entre la avaricia y la sensualidad del ocio bien vivido, la riqueza como instrumento de poder y de dominio, la exacerbación sin fin de los sentidos.

Junto con los rebeldes armados entró el pueblo llano y silvestre en las mansiones amuralladas de la familia, una de ellas la de Al-Saadi el Khadafy, el hijo al que papá le compró el sueño de ser futbolista de la liga italiana, lo que logró haciéndose de un paquete de acciones del equipo Udinese. El muchacho jugó un total de media hora, para luego calentar de manera permanente la banca. Pero eso no es todo. Llegaba a los entrenamientos en un helicóptero o al volante de un Lamborghini, y siempre tenía a mano su jet privado para escaparse a París, aficionado como era a los shows del cabaret Crazy Horse.

En uno de los infinitos cuartos de baño revestidos de mármol de la mansión abandonada de Al-Saadi, cuyas almenas miran al mar Mediterráneo, un muchacho de la calle, que ha entrado en el tropel, se apropia de un cepillo de dientes con mango de oro. No se sabe bien si el cepillo pertenecía al dueño de la mansión, o a Dina, su perra doberman, que disfrutaba de su propia suite y de su propio cuarto de baño, y solía comer filet mignon, su plato preferido. Un criado se encargaba de lavarle los colmillos tras cada banquete.

Otro se lleva como trofeo media docena de jeans Diesel, la marca preferida del futbolista fracasado. En un estacionamiento subterráneo, hay media docena de vehículos, un Laborghini, una Hummer, un BMW, un Audi, un Mercedes, un Ferrari. Y, por supuesto, en los predios de la mansión, una cancha de fútbol profesional con grama artificial y torres de iluminación. Según las historias que corren, Al Saadi pagó una vez a Maradona un millón de dólares para que lo entrenara. De muy poco le sirvió.

También ha entrado el pueblo a la mansión de Aisha el Khadafy, abogada de profesión, y a quien se recuerda por haber sido parte del bufete de abogados que se encargó de la defensa de Saddam Hussein. Presidía también en Libia una organización de caridad, para ayudar a los beduinos pobres y a los menesterosos de las calles. Madre amorosa, sólo el pabellón de juegos de sus niños era un verdadero parque de atracciones, y en una sala adyacente había una biblioteca infantil con cerca de dos mil volúmenes. Si a su hermano Al Saadi le gustaban los jeans Diesel, las preferencias de Aisha iban por las chaquetas de cuero Dolce & Gabbana, de las que tenía una amplia colección en sus roperos.

Todos los Khadafy, padre e hijos, se esfumaron como por arte de encantamiento, y solamente quedaron atrás sus mansiones vacías, intactas, cada cosa en su lugar, el aire acondicionado andando, las pilas de videos junto a los televisores gigantes, los gimnasios con sus aparatos a punto, las camas recién hechas, los refrigeradores colmados de alimentos y agua Perrier, los cepillos de mango de oro en los cuartos de baño de mármol.

En la mansión de Aisha, la abogada de los pobres y de los perseguidos, hay que bajar en ascensor hasta el piso que ocupa la piscina de aguas turquesa donde suena en los parlantes ocultos la voz de Beyoncé, la artista pop preferida de los Khadafy, que canta "Déjà-vu". Lo ya visto. ¿No es cierto que todo esto ya lo hemos presenciado antes, dictadores que caen, y juntos con ellos la gloria y la riqueza de sus hijos que se creyeron dioses dispendiosos?

En el agua turquesa de la piscina, una pelota de goma se balancea sin saber qué rumbo tomar. Todo parece idílico. Lástima. Llenos de furia y resentimiento, los intrusos que andan por todas las estancias, armados de piquetas, barras y palos no tardarán en destruirlo todo, sin olvidar llevarse consigo lo que puedan, las copas de cristal de bohemia de Aisha, manteles, espejos, alfombras, cuadros, sillones, camas, televisores de plasma. Y los cepillos de dientes con mangos de oro.

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no importa
Por Los zurdos defienden la usura internacional - Tuesday, Aug. 30, 2011 at 12:49 PM

No importa total los comunistas, trotskistas, anarquistas, y demás paladines del sistema nunca van a ver como es la cosa...el puzzle es muy complicado para ellos...nunca van a entender que todas las megacorporaciones capitalistas llevan el sello de SION, del sionismo que en la ultima década empezaron a hablar tímidamente y sin entenderlo, ni explicarlo ni aclararlo....

p.D: Hagan como siempre corran y den aviso a la policia...

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