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Nuestra posición frente a los resultados en las elecciones primarias
Por Fogoneros -
Tuesday, Aug. 30, 2011 at 9:09 PM
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Los titulares de los diarios, tras conocerse los datos de las elecciones, dieron su veredicto. “El huracán Cristina…” y “Arrasó CFK” (LA NACION, Ámbito Financiero), “Alta participación y un rotundo apoyo a Cristina” (Clarín), “Afanó Cristina” (Libre), “Lluvia de votos” (Página 12) y en el mismo sentido el diario Tiempo Argentino tituló “La fuerza de los votos”, por su lado Crónica dijo “Paliza“, el Diario Popular “Cristinazo“. Los medios de comunicación tienen un rol preponderante en este entramado...
Nuestra posición frente a los resultados en las elecciones primarias
Los titulares de los diarios, tras conocerse los datos de las elecciones, dieron su veredicto. “El huracán Cristina…” y “Arrasó CFK” (LA NACION, Ámbito Financiero), “Alta participación y un rotundo apoyo a Cristina” (Clarín), “Afanó Cristina” (Libre), “Lluvia de votos” (Página 12) y en el mismo sentido el diario Tiempo Argentino tituló “La fuerza de los votos”, por su lado Crónica dijo “Paliza“, el Diario Popular “Cristinazo“.
Los medios de comunicación tienen un rol preponderante en este entramado que presume de democrático. Por eso, las campañas y los resultados electorales son manipulados de acuerdo a las necesidades de las clases dominantes.
En las primarias que recién terminan, la idea predominante que reflejan las empresas propietarias de los medios de comunicación es que el gobierno nacional ganó la compulsa. En un sentido es cierto: el kirchnerismo es la oferta capitalista que más votos recaudó, superando por lejos a sus contrincantes electorales que al mismo tiempo son sus socios en los grandes negocios que se hacen todos los días a expensas del pueblo, incluyendo los que devienen del montaje y desarrollo del circo electoral.
De hecho, ese “más de 50 % de los votos” propagado incluso por los medios periodísticos es también falso, en la medida en que está basado en la cantidad de votantes y no en el padrón electoral.
Vamos a las cifras. Aún desde los guarismos oficiales más de 7 millones de personas en condiciones de votar no fueron a las urnas, de manera tal que el “más de 50 %” baja rápidamente al 36 % en términos de apoyos electorales reales, y para el resto de los candidatos vale la misma regla. A su vez, un millón votaron en blanco o impugnaron su voto.
Sin embargo, ante la euforia mediática basada en el triunfo de Cristina, cabe preguntarse por qué los kirchneristas y los medios opositores incluidos, tuvieron que publicitar una cifra mucho mayor. ¿No alcanzaba acaso con la verdad? ¿No alcanzaba con decir que Cristina fue la figura más elegida en el menú electoral que se ofreció?
Y es que si hay algo en lo que gobierno y oposición del sistema coinciden absolutamente, es en la falsa representación del régimen electoral vigente. De esa manera, inflando porcentajes, tratan de legitimar a un sistema basado en la falsedad y la mentira muchas veces dicha. No es información, es propaganda lo que hacen.
Desde la perspectiva de los que necesitan mantener este régimen expresan que el gobierno hizo una muy buena elección, que los grandes derrotados fueron Alfonsín, Duhalde y Elisa Carrió. El Frente Amplio Progresista vino a cumplir en estas elecciones el rol que jugó Pino Solanas en las anteriores.
Un capítulo aparte, es el papel desempeñado por la izquierda del sistema. Como consecuencia de la reforma electoral esos sectores utilizaron como motor de campaña pedir votos para llegar a las elecciones de octubre, poniendo toda su energía militante detrás de esa política, lo cual no solo representó un aval a la farsa electoral en términos generales llamando a cambiar el estado de las cosas a través del sufragio, sino que incluso arrastró a diversos agrupamientos políticos que se sumaron así a convalidar el engaño.
Claramente el gobierno se posiciona como el que se va a mantener al frente del estado porque la diferencia que le sacó a los segundos es, al día de hoy al menos, irreversible para octubre. En este sentido, para los distintos sectores de la burguesía en disputa, el hecho de que no haya un referente claro sobre el que puedan aglutinar a la oposición es un problema.
Por último, lo que demostró esta elección es que una proporción del pueblo que votó lo hizo por la continuidad más allá de a qué fracción partidaria pertenece. Así, en Capital Federal, donde ganó por amplio margen Macri sobre el Gobierno, una parte importante del electorado que apoyó al PRO para Jefe de Gobierno, en las presidenciales lo hizo por CFK. Lo mismo ocurrió en la provincia de Santa Fe con Bonfati para gobernador (PS) y con de la Sota (PJ) en Córdoba, donde en ambos lugares ganó el FPV. Otro elemento que se desprende de esto es que no se vota más a los partidos como proyectos políticos, si no a personajes. No hay diferencias sustanciales entre los mismos, sólo cuestión de estilo.
Igualmente los voceros de nuestros enemigos expresaron que era muy alta la participación debido a que eran elecciones internas donde no se definía nada. Este argumento es una falacia ya que tal primaria interna no existió porque, por solo poner una categoría como ejemplo, a presidente no hubo más que un sólo candidato por partido, por lo que esta elección es la de octubre adelantada. Además, dicho por ellos mismos, fue una campaña donde los gastos -imposible de conocer a ciencia cierta- fueron mucho mayores a las anteriores elecciones y el aparato puesto a funcionar fue sin precedentes. Sumado al rol de los medios masivos de comunicación (todos los canales, diarios y radios) que estuvieron continuamente llamando a respaldar la “democracia” por medio del voto donde resaltaron ante todo la “alta participación popular” y “la concurrencia masiva a las urnas”. Esto se dio inclusive entre los medios no oficialistas, que remarcaron con alivio que la “gente acata la institucionalidad”. Un ejemplo de esto es el titular de Clarín del 15/08: “Rotundo apoyo a Cristina y alta participación electoral” y el de La Nación: “La participación fue más alta de lo esperado: superó el 76%”. Asimismo, La Voz del interior de Córdoba tituló: “Amplio compromiso ciudadano: votó el 77%”(1). En dicha nota se lee en un párrafo: “…El nivel de participación de la gente fue contundente en todo el país con picos en torno al 80 por ciento en algunas jurisdicciones como Buenos Aires, Tucumán, La Pampa o Mendoza. Asimismo, en ninguna jurisdicción la participación fue inferior al 70 por ciento…” Esta última afirmación se desmiente fácilmente si se revisan las cifras oficiales de las elecciones primarias, que muestran que en Santiago del Estero el porcentaje de votantes no llegó al 70% y en Mar del Plata al 65%. Además, resaltar “picos de participación del 80%” en un país donde las elecciones son obligatorias y en las cuales generaron una campaña mediática amenazando permanentemente con las sanciones que se aplicarían contra aquellos que no voten, remarcando la obligatoriedad particularmente el mismo día de las elecciones es una muestra de la falta de legitimidad.
A pesar de todo esto, los datos chocan con la campaña mediática en torno a la supuesta gran participación electoral: los porcentajes de votantes no variaron en relación a las últimas presidenciales del 2007(2).
Que se vayan todos!
Otro elemento a tener en cuenta es que no se fue ninguno, están todos. La expresión “que se vayan todos” dirigido a toda la clase política en el 2001 incluía a prácticamente la totalidad de los candidatos para estas presidenciales. Esto muestra por un lado la ausencia de recambios para la burguesía y la debilidad de los sectores del campo popular para no permitir esta situación.
De esto no se habla…
Ellos aprendieron de qué cosas no se puede hablar, ya que por querer perjudicar a algunos salen perjudicados todos, por que todos están en la misma.
Concretamente en estas elecciones fue en las que más dinero se gastó en campañas municipales, provinciales y nacionales, y en poner a funcionar el ejército de punteros, prebendas, arreglos, etc. además de garantizar fiscales, presidentes de mesa y toda la estructura de la maquinaria formal para que el circo se despliegue. No se habló, como en el 2009, de la fortuna que se gastó De Narváez, o de la cantidad de dinero que puso el gobierno de las arcas del Estado en pauta oficial, ni del poco claro origen de los fondos privados de las campañas de los distintos candidatos (bancos, laboratorios vinculados con el narcotráfico, empresas mineras, etc.).
Pero para poner sólo algunos datos sobre esto, solamente J.M. de la Sota (Córdoba) y Das Neves (Chubut) gastaron aproximadamente 40 y 30 millones de pesos respectivamente, mientras que Cristina sumó, a través de la Secretaría de Comunicación Pública, 8,5 millones de pesos más en publicidad oficial en la últimas semanas de campaña.
Como se ve, con sólo algunas muestras, los gastos de campaña fueron obscenos, todo ese dinero no va para vivienda, para mejorar el sistema de salud o la educación, para el 82% móvil de los jubilados, para puestos de trabajo… Quienes participaron de estas elecciones, conciente o inconcientemente convalidaron esta situación que se repite cada vez que nos llaman a votar.
Lo que se viene: Continuidad y profundización…
Cristina finalmente tuvo que decir que el “mundo está complicado” y “hay que unirse para enfrentar la situación de crisis internacional”, siendo que todas las declaraciones anteriores fueron en función de desestimar la situación de inestabilidad por la que atraviesa el capitalismo mundial.
De la misma manera fue el sentido de los ministros de economía de los países que conforman el UNASUR, donde buscan medidas de cómo campear el temporal.
La situación mundial, sumado a las políticas económicas en nuestro país en beneficio de una minoría explotadora, marcan que se seguirá profundizando la explotación, con mayores aumentos de los costos de vida.
Al día siguiente de las elecciones aumentó 6% las naftas lo que repercute en toda la cadena de distribución y por lo tanto en los productos. Además hay que sumarle el acuerdo con el Club de París y los vencimientos del pago de la Deuda Externa, entre otras cuestiones.
Inflación, despidos en la industria, pagos de la deuda externa, represión cada vez más cruenta como lo demuestra la creciente cantidad de muertos a manos de las fuerzas policiales y paramilitares del régimen durante protestas sociales, forman parte de un presente y de un futuro que puede predecirse sin temor al error.
Ante esta situación: Unir y organizarse
En este contexto, es justo reconocer que como pueblo tenemos aún una manifiesta debilidad en cuanto a la construcción de un proyecto de liberación nacional y social, que se desarrolle en un camino de confrontación con el poder burgués. Es fundamental seguir abonando a la lucha y la organización, construyendo poder popular y revolucionario, desarrollando con más fuerzas todas nuestras políticas contra al orden hegemónico actual, resistiendo el bombardeo ideológico constante del sistema, desechando cualquier tipo de vacilación o claudicación ante los cantos de sirena o la presión de los enemigos del pueblo, en unidad de acción junto a otras organizaciones, otras compañeras y compañeros, decididos a poner todo lo que esté a nuestro alcance para terminar con este sistema opresor y construir la sociedad nueva, sin explotadores ni explotados.
[1] http://www.lavoz.com.ar/noticias/politica/amplio-compromiso-ciudadano-voto-77
[2] 2007. Padrón: 27.137.719; Total Votantes: 20.679.327; % Votantes: 76,2 %
2009 (legislativas) Padrón: 27.933.000; Total Votantes: Total (diputados): 18.805.264; % Votantes (diputados): 67,32 %, casi 8.700.000 personas no votaron, votaron en blanco o impugnaron su voto.
2011. Padrón: 28.853.153; Total Votantes: 21.757.053; % Votantes: 75,4%.
Todos los datos son extraídos de http://www.primarias2011.gob.ar
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http://www.fogoneros.org/2011/08/28/nuestra-posicion-frente-a-los-resultados-en-las-...