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Cuando el progresismo muestra la hilacha
Por Miguel Brevetta Rodriguez - Tuesday, Sep. 13, 2011 at 8:52 AM
brevettarodriguez@hotmail.com (Casilla de correo válida)

Otra vez atentando contra de los valores tradicionales.

En nota editorial de la fecha, el diario La Nación expresa que: “ La diputada porteña del bloque Encuentro Popular para la Victoria, María José Lubertino (abogada recibida con medalla de oro en la Universidad Católica Argentina), antes de que se acallaran los ecos de su propuesta de repartir preservativos en las escuelas, ha presentado otro proyecto de ley en la Legislatura de la ciudad, con el fin de que se prohíban todos los símbolos religiosos en los edificios públicos y se supriman los ya existentes, con la sola excepción de los cementerios y los hospitales, "en tanto se encuentren en un espacio reservado y se garantice la multiplicidad de credos". (1)
Para quienes no la conocen, se trata de una bella mujer que desde joven militó en las filas de la UCR y desde allí –con el equilibrio de un canguro- saltó hacia diversos espacios de opinión, como por distintos partidos políticos de tinte, digamos filo-progresistas.
No es la primera vez que Lubertino es mencionada en un recorte periodístico, digamos mejor que es reconocida como una suerte de abonada a las noticias se corte sensacionalista o inverosímiles, ya que causan más estupor que admiración, en cada oportunidad que abre la boca para opinar o publicitar algún proyecto de su autoría.
Una trayectoria de permanentes contradicciones e inocultables insatisfacciones jalonan su carrera. Desde su prédica de egresada de la Universidad Católica Argentina a su postura anticlerical, pasando por sus adhesiones a casi todo el mapa político nacional, caracterizan su desempeño como el de un personaje poco serio.
No existe peor zoncera en el ámbito de la política que la invocación de la propia torpeza, que es lo mismo que hablar de los propios yerros, para que se cumpla el dicho que dice: “En política del ridículo no se vuelve”. La tendencia maniquea del “progresismo a toda costa”, agudiza la observación de quienes no adherimos a esa postura, por lo que debieran evitar “escupir para arriba”, así no sufren las consecuencias y de paso – como decía mi abuela- no muestran la hilacha.
Las acciones que conllevan a “prohibir” o “suprimir” lo ya existente, resultan impropias, en contradicción evidente con la llamada “tendencia progre” que vocifera sobre la implantación de libertades sin límites sin que les importe que nuestra Constitución Nacional en su art. 14 prevé las “leyes que reglamentan su ejercicio.
Sin dudas el proyecto de Lubertino ofende a muchos más, que a quienes podrían resultar beneficiarios de su antojadiza iniciativa. Lo que en verdad extraña, es que la legisladora con esa mentalidad fuera gratificada con el voto ciudadano, que no hace mucho fijó una postura diametralmente opuesta.
Recuerdo que hace más de treinta años, cuando catedrático (2), con el acuerdo de todos los alumnos del último curso - previa consulta con las autoridades escolares- mandamos a construir crucifijos artesanales y los hicimos entronizar en las aulas de los quinto año como símbolo de la fe y la devoción cristiana.
Lo hicimos en ejercicio de la plena libertad, con la conformidad de un acuerdo ajeno a las mezquindades individualistas, sin una sola objeción que diera lugar a un acto discriminatorio. Es más, lo hicimos en completo silencio, cuando sabíamos que estábamos gestando una noticia en proyección. Hoy resulta que una “iluminada” con patente de impunidad, pretende – mediante un simple proyecto de ley- echar por tierra un sentimiento milenario, que no pretende otra cosa que la realización del Ser humano en el ámbito de su excelsa dignidad.


Fuente:
1- Editorial Diario La Nación, 12/09/2011.-
2- 1980 Escuela Nacional de Comercio en Termas de Rio Hondo (S del E)

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