Julio López
está desaparecido
hace 6402 días
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Arrancó el juicio del Circuito Camps
Por [Reenvio] APDH La Plata - Wednesday, Sep. 14, 2011 at 12:02 AM

El TOF 1 de La Plata juzgará a veintiséis imputados en una megacausa que abarca seis centros clandestinos que funcionaron bajo órdenes de la Policía Bonaerense. Durante el proceso judicial, que se estima durará más de un año, pasarán alrededor de 500 testigos por el banquillo. La primera desaparición de Jorge Julio López, el caso de Clara Anahí Mariani y los hechos de la calle 30, el secuestro del “Grupo Graiver” y la llamada “Noche de los Lápices”, son algunos de los hechos sobre los que será justicia.

Por Secretaría de Prensa y Difusión - APDH La Plata

(12SEP2011) - Veintiséis represores comenzaron a ser juzgados por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 de La Plata -integrado por los jueces Carlos Rozansky, Roberto Falcone y Mario Portela- por los crímenes de lesa humanidad cometidos en seis ex Centros Clandestinos de Detención que integraron al llamado “Circuito Camps”: la Comisaría Quinta, la Brigada de Investigaciones de La Plata, Delegación de Cuatrerismo de Arana, Puesto Vasco, COTI Martínez y la Brigada de San Justo.

El juicio de carácter oral y público dio comienzo al mediodía cuando los jueces ingresaron a la sala de la ex Amia, ubicada en 4 entre 51 y 53, y, el presidente del Tribunal (Rozansky), tomó la palabra: “Buenos días a todos. Ésta es la causa Almeida Domingo y otros sobre privación ilegítima de la libertad”. Luego, los magistrados procedieron a la lectura de la requisitoria fiscal de elevación a juicio, mediante la cual se explicitaron las conductas imputadas, las pruebas y calificación de los hechos de los que están acusados los ex policías de la Bonaerense y los ex militares, además del único civil, el ex ministro Jaime Lamont Smart.

Sin embargo, parte de los abogados de la defensa plantearon la posibilidad del retiro de algunos de los acusados por “motivos de salud” debido a su avanzada edad, aspecto al que se opuso el Ministerio Público Fiscal representado por el Dr. Hernán Shapiro, provocando el aplauso cerrado de las 150 personas que se hicieron presentes en calle 4.

Ante la ausencia “por demora del Servicio Penitenciario Federal” de quien fuera la mano derecha del Jefe de la Policía Bonaerense Ramón Camps, el represor Miguel Etchecolatz, el Tribunal resolvió avanzar en la lectura de la imputación de Jorge Antonio Bergés, al que acusó de “autor directo de alteración de estado civil” y “retención y ocultamiento de menor de diez años”. Durante la dictadura, el imputado había sido Oficial Inspector de la Provincia de Buenos Aires en el Servicio Médico.

Luego llegó la lectura de las acusaciones hacia Santiago Antonini por privación ilegal de libertad de Maria Isabel Chorobik de Mariani, abuela de Clara Anahí, la beba secuestrada el 24 de noviembre de 1976 mediante un bombardeo a la casa de la calle 30 entre 55 y 56, donde se imprimía material de Montoneros. Del operativo fueron víctimas Diana Esmeralda Teruggi y otros tres compañeros militantes, todos asesinados por personal comandado por el propio Etchecolatz.

Asimismo, la lectura recordó que las fuerzas de seguridad habían felicitado a Antonini por “la destacada actuación” del 15 de noviembre de 1977 en un operativo que también había terminado en masacre con asesinatos y desapariciones. “No hubo un enfrentamiento sino una masacre planificada”, expresaron los abogados de las víctimas en los papeles.

“Antonini fue a la casa de Mariani y la privó de su libertad ambulatoria el 10 de diciembre de 1976”, según las acusaciones, en las que el imputado fue calificado como “coautor penalmente responsable por privación ilegítima de libertad en carácter de funcionario público”.

Tras un cuarto intermedio, el represor Miguel Etchecolatz, ex Director de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires entre 1976 y 1977, se hizo presente en la sala de audiencias en medio de abucheos. Acto seguido, el ex ministro de la dictadura Lamont Smart manifestó al Tribunal el derecho a ejercer su defensa, lo que provocó las objeciones pertinentes por parte de las querellas de los organismos de derechos humanos.

La audiencia se reanudará mañana a las 10 con la lectura de la requisitoria fiscal y, según está previsto para los meses de septiembre y octubre, el juicio oral y público se desarrollará todos los lunes y martes en la sede de la ex Amia.



Crónica de un día histórico

Los veinticuatro asientos están vacíos y van a permanecer así hasta que ingrese el primer imputado en silla de ruedas. Detrás de él, otros dos en las mismas condiciones van a llegar para ubicarse próximos y dialogar. Los colocan en una tarima enrejada, en cuya parte inferior alguien colgó un pañuelo blanco que interpela: “¿Y Julio López?”. A su derecha y más abajo, hay dos butacas con pañuelos blancos, una fila vacía, cinco pañuelos blancos y, detrás, otros ocho. El público está sentado hace rato, pero el Juicio al Circuito Camps no comienza: luego el Presidente del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº1, Carlos Rozansky, va a explicar que esto se debe a que el Servicio Penitenciario Federal está demorado.
El resto de los acusados arriba, algunos custodiados, y él se sienta junto a los demás.

-¡Ese genocida está sin esposas! –una mujer del público señala lo que los oficiales no perciben- ¡Que le pongan las esposas al segundo, que se hace el rengo!

Los miembros del SPF colocan las esposas de todos los imputados que ya están presos por otras causas. Algunos visten camperas de cuero, otro de jean; algunos son calvos; otros lucen su pelo grisáceo. Pero ninguno se anima a dar la vuelta y mirar a las mujeres de pañuelo blanco y a todos aquellos que esperan con ansias el comienzo del juicio.

-¡Dan la espalda a la dignidad! –otra voz grita desde las butacas- ¡Si tienen algo de coraje, miren a la derecha que están los sobrevivientes!

No se voltean.
En la sala resuenan palabras aisladas, hasta que se construye un discurso colectivo que tiene, o debería tener, veintiséis destinatarios:

-¡Asesinos!
-¡Pervertidos, violadores!
-¡Lacras de la humanidad!
-¡Devuelvan a los chicos que robaron!
-¡Y las casas que saquearon!
-¿Qué hicieron con López?
-¿Y con Ogando? ¿Con Paniagua?
-¿Dónde está Clara Anahí?
-Guallama, hijo de puta, ¡decí a dónde te la llevaste!
-Veintiséis monstruos genocidas para la cárcel perpetua.
-Julio López era un anciano y no vino arrastrándose y haciéndose el enfermo como ustedes, vino con dignidad- el auditorio estalló en aplausos y risas-.
-¡La revolución va a desembocar en la alegría para las próximas generaciones!

Se van sumando cada vez más voces en un reclamo de justicia hasta que la querella y defensa se ponen de pie: los jueces están en el escenario. A Rozansky lo acompañan Roberto Atilio Falcone, Mario Portela y Liliana Barrionuevo. Para chequear que están presentes, la máxima autoridad pide a los imputados que levanten su mano cuando los mencionen:

-¿Almeida?

Ningún movimiento. La defensa le enseña al acusado qué debe hacer y éste lo copia. Uno a uno, los imputados se presentan con la mano alzada o un leve movimiento de cabeza, aunque todavía falta Etchecolatz. Son los represores del Circuito Camps que, después de treinta y cinco años, pagarán por sus crímenes
Continúa la lectura y se da lugar al requerimiento fiscal de elevación a juicio. Comienza la crónica un juicio histórico. Ha llegado, sin más, la hora de la Memoria, la Verdad y la Justicia.

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