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Todos con Osvaldo Bayer - Miércoles 19 de octubre en Tribunales 19 hs.
Por Fuente: Marcelo Valko - Tuesday, Oct. 18, 2011 at 5:50 PM
marcelovalko@yahoo.com.ar

Para ciertos sectores de la sociedad, existen tres tipos de lo que siguen denominando “indios”, por cierto, bastante diferentes entre si. Para esos sectores, el más atrayente es el indio muerto. Es el espécimen por antonomasia que conservan celosamente los museos. Es el indio preferido de los académicos, es un “tema” que da prestigio y a través del cual es relativamente posible conseguir subsidios para investigaciones. El indio de la repisa, se encuentra inmóvil, quieto, sin el menor atisbo de movimiento, es muy agradable de etiquetar y permanece en el estate donde se lo rotula invariablemente en tiempo pasado: habitaban, creían, cazaban, comían. Son habitantes de una la vitrina, son la autentificación de una presencia.

El segundo ejemplar, todavía presenta rasgos que lo hacen agradable, es el indio fenomenizado. Un indio que oscila entre lo circense y el caso de libro. Espectáculo o tema de exotismo antropológico poseedor de costumbres e indumentaria extraña que resulta tanto más atractivo cuanto más alejado del centro académico se encuentra. Precisamente el prestigio de su “estudio” se incrementa en virtud de la lejanía y de la dificultad para ir a observarlo en su “hábitat”. No causa problemas siempre y cuando se mantenga dentro de esos parámetros de exotismo, es decir, danzando en Borneo y pronunciado conjuros a la naturaleza amazónica. De esa forma no molesta en absoluto y en su derredor hasta se construyen corrientes de etnoturismo que pronto puede degenerar en la ayahuasca-tour o peyote-tour. Incluso puede devenir en fugaz artista televisivo grabando algún CD utilizando sus “primitivos” instrumentos musicales.
Sin embargo, cuando un indígena advierte que sus bosques son arrasados por la soja, cuando extraen recursos naturales como el petróleo destruyendo el medio ambiente que rodea a su comunidad, cuando abandona su tierra corrido por empresarios privados o directamente por el poder omnímodo del Estado como el caso de los qom de La Primavera y alza su voz y sus brazos en busca de ayuda y justicia deja de ser simpático. Ese indio comienza a molestar. Ese indio que vive, que es real, que transpira y sueña, al que le fue arrebatado todo y necesita un trabajo, indudablemente molesta. Incomoda su tenaz y cariñoso arraigo a la tierra, esa “tierra que camina” como los denominó alguna vez Atahualpa Yupanqui. El indio vivo tiene memoria de un tiempo hermoso que fue quebrado por el mayor genocidio de la historia.
El indio vivo siempre molestó. Era visto como algo anacrónico, como algo que sobraba. Desde Roca, desde Sarmiento, desde Mitre y antes también. Le molestó a Rivadavia y para eso contrató a Friedrich Rauch “para exterminar a la raza carnicera de los ranqueles”, le molestó a los saladeristas del tiempo de Rosas. Le molestó a la Sociedad Rural, y por eso se encolumnó como un solo hombre detrás” de la Zanja de Alsina primero y tras los remington de Roca después. El indio vivo que camina, que come, que recuerda, que necesita un espacio, que transpira y que sueña siempre causó fastidió, siempre sobró en los planes de aquel sector que ambicionaba sus tierras para construir un país chiquito enquistado en el puerto de Buenos Aires.
Por eso Auka Liwen les molesta por que parte de la memoria para denuncia las falacias de la Historia Oficial, les molesta Osvaldo Bayer porque su ejemplo de vida y su ética en busca de un mundo mejor donde quepan todos los descoloca por completo, les molestan los pueblos originarios porque de un tiempo a esta parta nos están marcando un camino de justicia y dignidad para seres humanos y para la tierra que habitamos todos.
La docencia que Osvaldo Bayer viene haciendo hace décadas en nuestro país ha herido de muerte a la pedagogía de la amnesia y la desmemoria de lo que fue el mayor genocidio de la historia mundial. La presencia de tanta gente que apoya lo que representa Auka Liwen es un claro indicador del cambio que se está gestando y los deseos de tantos de terminar con un país y una historiografía que conmemora genocidios y encumbra genocidas.
Los Hernán Cortes, los Francisco Pizarro, los Julio Argentino Roca, los Jorge Videla deben quedar atrás de una buena vez. Deben quedar atrás aquellos racistas que no pueden aceptar la condición humana del indígena, aquellos que necesitan que los pueblos originarios mantengan su lugar de siervo de la gleba, de combustible biológico, de bárbaro sin raciocinio ni cultura, de sirvientes, en definitiva: de esclavos ante la sombra del amo. Contra todo esto se alza la voz del Maestro que es nuestra voz.
Viva Auka Liwen!!!
Viva nuestro querido Maestro de la Ética don Osvaldo Bayer!!!
Marcelo Valko
Prof. Titular de la Cátedra “Imaginario Étnico, Memoria y Resistencia”
Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo

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