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Israel solivianta al mundo con una matanza en la flotilla humanitaria
Por Ricardo Mir - Monday, Oct. 24, 2011 at 8:10 AM



• El Gobierno de Netanyahu defiende la actuación de los soldados y dice que fue en defensa propia

• El Estado hebreo sella su aislamiento al causar al menos nueve muertos en aguas internacionales

Otra vez las formas, pero también el fondo. El asalto israelí a la llamada Flota de la Libertad, cargada con cerca de 750 civiles y miles de toneladas de ayuda humanitaria para paliar el sufrimiento generado por los cuatro años de bloqueo en la franja de Gaza, levantó ayer una ola de condenas y estupefacción en todo el mundo. Manifestaciones en las capitales árabes, reproches a los embajadores israelís en Europa y hasta un asalto frustrado al consulado hebreo en Estambul.

El abordaje acabó con la muerte de entre 9 y 19 civiles. Con una agravante: se produjo en aguas internacionales, circunstancia que los expertos equiparan a un ataque de piratería.

El terrible incidente de ayer está llamado a arrastrar con virulencia a Israel por esa pendiente sin fondo por la que rueda desde la guerra de Gaza del 2009. La batalla por la opinión pública hace tiempo que la está perdiendo. Pero el Estado judío acumula además serios encontronazos con sus aliados, acusaciones de crímenes de guerra en los foros internacionales y órdenes de búsqueda y captura contra sus dirigentes. Todo ello mientras crece el apoyo internacional al boicot a sus productos.

La reacción de ayer es más propia de un Estado acorralado. Las autoridades israelís ya habían advertido a la flotilla que consideraban su iniciativa «una provocación» y un «acto de propaganda». Para evitar la colisión, les había instado a redirigirse al puerto de Ashdod, donde podrían descargar las 10.000 toneladas de medicinas y sillas de ruedas, material de construcción o esas libretas, bolígrafos y pupitres prohibidos por el bloqueo israelí.

«Dejémosles que construyan casas con madera porque el cemento lo utilizarán para los búnkeres», dijo el domingo el primer ministro, Binyamin Netanyahu, refiriéndose a Gaza. Pero nadie esperaba un desenlace tan dramático. Poco antes de que clareara el día y cuando la flota navegaba aún en aguas internacionales, según un portavoz militar hebreo, comandos de fuerzas especiales israelís abordaron seis embarcaciones fletadas por varias oenegés de Turquía, Suecia, Malasia y Grecia.

EL ESCRITOR MANKELL, A BORDO / Algunas imágenes muestran al pasaje del Mármara Azul, un buque turco con cerca de 600 civiles a bordo, haciendo frente a los soldados a medida que descienden desde los helicópteros. Israel sostiene que los militares actuaron en defensa propia para evitar ser linchados por los pasajeros, a los que acusa de utilizar «palos, cuchillos, tirachinas» e incluso munición real. Los palos y barras se ven en las imágenes, pero los organizadores niegan tajantemente que tuvieran armas.

En los barcos viajaban mujeres y niños, diputados, médicos, activistas, escritores como el sueco Henning Mankell y hasta algún superviviente del Holocausto. De momento se desconoce la identidad de las víctimas. El Ejército dijo ayer que hay al menos 9 muertos, aunque fuentes turcas hablan de 19. Los heridos podrían rondar los 60. Pero no es fácil verificar nada.

Israel ha impuesto la censura a la prensa local, mientras ayer prohibía a los medios y diplomáticos extranjeros la entrada en el puerto de Ashdod, donde poco a poco fueron remolcadas las seis embarcaciones. Para justificar la matanza, el número dos de su diplomacia, Danny Ayalon, acusó a los organizadores de la flotilla de estar vinculados al terrorismo y afirmó que Israel «no permitirá que se abra un nuevo corredor de contrabando de armas a Gaza».

Algunos piensan, sin embargo, que Israel ha querido mandar el mensaje inequívoco de que no aceptará que otros intercedan en sus asuntos. Especialmente Turquía, el patrocinador oficioso de la iniciativa. Netanyahu, antes de regresar a Israel desde Canadá, defendió a su Ejército, lamentó que hubiera víctimas, pero aclaró que el embargo a Gaza continuará.

MIEDO A DISTURBIOS / No es la primera vez que Israel mata a activistas internacionales, aunque hasta ahora lo había hecho dentro de su territorio. El caso más conocido fue el de la estadounidense Rachel Corrie en el 2003, aplastada por una excavadora cuando trataba de impedir la demolición de una casa palestina.
Ahora la preocupación más inminente estriba en que puedan desatarse los disturbios en los territorios palestinos o entre la población árabe de Israel. Anoche, las protestas habían sido moderadas.

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