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Halloween y otras intoxicaciones
Por Juan del Sur - Sunday, Oct. 30, 2011 at 9:20 PM
juan.delsur2@gmail.com (Casilla de correo válida)

El ideal de los explotadores es obtener el control de todo nuestro tiempo: el laboral y el del ocio. Con las “fiestas” se adueñan de nuestra imaginación y, si se puede, también de nuestros consumos.

Ya lo he dicho otras veces: el ocio regimentado es la otra cara de la vieja obligación. Al hacer lo que el sistema espera de nosotros incluso cuando disponemos de tiempo “libre” desaprovechamos la ocasión de expresar lo profundo de nuestras esencias: trabajamos de divertirnos.

En esas “fiestas” que nos proponen, lo único que deberíamos celebrar es que no lograsen imponernos ningún festejo ortopédico (y alienante).

O sea: si es por festejar, un día cualquiera, o varios, o todos los días, festejemos que no nos pudieron inocular Halloween, San Valentín, Carnaval, San Patricio, el Día del Amigo, San Fermín y la Inmaculada Concepción de la Virgen.

Festejemos solo lo venturoso que nos sucede a nosotros y a quienes nos importan: estar vivos, tener afectos, un encuentro dichoso, una superación propia o ajena, un crecimiento: esas son situaciones dignas de ser celebradas.

Esto viene a cuento porque hoy sale una nota en "Perfil" acerca de "comandos" de resistencia anti-Halloween*. Después de leerla no sé si no prefiero a los pro-Halloween (exagero, no se asusten). Porque entre los opositores están los más enchastrados de sebo de velas. Y vienen encarando mal: al parecer no tenemos opción, debemos ser cristianos, sí o sí.

En Córdoba proponen una "Celebración de la Luz" para enfrentar a esa "nueva moda y costumbre traída del extranjero". “A nosotros nos alarmó porque, como argentinos, vimos que se estaba festejando Halloween como una fiesta nuestra", dice Luz (¡oh!, ¿es una autocelebración?) López. ¿Qué quiere decir con "como argentinos"? Porque si es como habitantes de estas tierras, todos los cultos usuales aquí, desde Jesucristo hasta Olorum, pasando por la Pachamama, se han originado fuera de nuestras fronteras. Y si con "argentinos" se refiere a nuestro origen migratorio, este no es solo de españoles e italianos (y, entre ellos, no todos cristianos), sino también turcos, chinos, escoceses, alemanes, árabes y otras incontables procedencias, con sus creencias, sus dudas, sus apostasías y sus agnosticismos.

El asunto es motivo de debate en internet. "Entre los comentarios de los usuarios —continúa la nota—, uno de ellos propone la idea de organizar una fiesta anti-Halloween para el año próximo, que incluya gorros colla como dress code."

¡Sí, sí, everybody with colla hats como dress code, para resistir toda esta invasión de lo foráneo, man! ¡Y lo colla es tan cool!

¿Podían faltar los docentes en este aquelarre? No, claro que no: entre todos los náufragos en esta tormenta —me refiero al descalabro de valores, identidades y horizontes— ellos son de los que peor la llevan. Veamos la nota: "El tradicional festejo también llega a las aulas de establecimientos educativos bilingües y de institutos de inglés. 'Los propios alumnos proponen celebrar y disfrazarse. Me pareció un elemento más para articular la clase', explica Soledad Sanchez [sic], docente de arte".

¡Pobrecitos, están (estamos) tan perdidos que no hay forrada en que no se anoten para demostrar sumisión ante los alumnos! El día llegará en que cuando el tema de la clase verse sobre la antigua pena de azotes, ellos ofrezcan sus espaldas para que los alumnos practiquen.

*http://www.perfil.com/contenidos/2011/10/30/noticia_0003.html

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