Julio López
está desaparecido
hace 6423 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Aya Marka o Aya Marq'ay (Noviembre)
Por Fuente: Víctor Hugo Chinchi Roca Q. - Wednesday, Nov. 02, 2011 at 12:50 PM

CONCEPCION DE LA MUERTE

Para el Aymara la vida es concebida como eterna en el PACHA (universo)

Por: Víctor Hugo Chinchi Roca Q.

AYA MARKA O AYA MARQ´AY (NOVIEMBRE).

El culto a los muertos, los MALLKUS (cóndores) fueron espíritus de los muertos que protegían a los familiares. En este mes rendían culto a las CHULLPAS (momias) de los INKAS WAUQES, divinidades que fueron paseados en procesión y eran en total 12. Los españoles vieron con estupor esta escena y para el año siguiente implantaron el CORPUS CHRISTI, en ves de cargar CHULLPAS, el pueblo empezó a cargar a los santos y santas.

Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen. A través de la concepción aymara de la muerte veremos que este problema no se plantea en términos de un antagonismo entre la vida y la muerte, sino más bien una especie de contradicción armónica, porque la muerte es concebida como la continuación de la vida bajo la forma de “pasaje-viaje” que al cerrar el ciclo volverá a la vida real entre los vivos.

Sin embargo para la mejor compresión del tema incluiremos dos elementos sin los cuales seria imposible llegar a la esencia misma de lo que significa el pasaje-viaje o muerte para el aymara, las mismas que están interrelacionadas: Por un lado la estadía real precede al pasaje-viaje y por otro lado, es en este contexto real que juegan implícitos el Ajayu inmanente y Trascendente (se emplea estos dos términos a falta de otros, que mejor puedan traducir las definiciones Aymaras de Ajayunaka, uno es interno y el otro separable). Es decir, que la concepción aymara de la vida difiere de otras (de la cristiana por ejemplo), ya que para comprender la misma es necesario tener en cuenta siempre las tres dimensiones básicas en las que se divide el PACHA (tiempo, época), en ALAX, (espacio eterno, cielo) AKA (esto, esta, este) y MANq’A (comida, víveres)

Veamos un poco algunos términos referentes a la vida: Jakaña = vivir actualmente, Jakantaña = acercarse, Jaktaña = revivir, Jaka = vida, Jakasiña = vivir con alguien, Wiñay Jakaña = vivir para siempre, Jaqi = ser humano, etc. a través de estos conceptos podemos percibir una compleja teoría Aymara de la vida.

Para el Aymara la vida es concebida como eterna en el PACHA (universo). El origen de la vida tiene su principio, en la creación, por el SER, supremo PACHACAMAK. La vida es sagrada, es decir, darán siempre un lugar a cada cosa; sobre todo la vida humana es inatacable e intocable.

La vida desde un punto de vista más general, para el Aymara es esa actividad funcional de los seres orgánicos, indispensables para la conservación y para la reproducción. La vida es también ese, modo de vivir peculiar que tiene el Jaqi. Ya sea a nivel cotidiano como espiritual: Es regida, por el supremo ideal de la ética, lo que genera ejercicios de virtudes completo y pleno, en armonía consigo y con los demás. Este era una de las condiciones del concepto Jaqi. Jaqi es la base y la resultante del concepto de unidad, de vida y de totalidad. Porque por ese conjunto de fenómenos que caracteriza a los seres humanos, es que se nutre, piensa y se reproduce. La idea directora es la vida armónica, la vida se la prueba mediante el sentimiento de vivir, Jakaña, que fue transpuesta el Ayllu donde todo es una arquitectura de equilibrio entre, el Jaqi lo social y lo político. Similar al organismo viviente, en la que se nota la trascendencia de un espíritu de solidaridad en todos los niveles de existencia aymara. Es por eso que el Ayllu tenía un grado elevado y casi perfecto de organización, éste tenía carácter de fenómeno que organizaba la vida en todos los niveles, facilitando la felicidad plena del hombre y permitiendo la dinámica de la sociedad como modelo durable y permanente.

Por otro lado, la vida es el principio de la acción, de los fenómenos de la vida espiritual moral e intelectual, la actividad de la vida es tácita en su organización cuyo objetivo principal era y es el de conservar la vida, el de permitir su adaptación a las leyes sociales, en tanto que transposición de la ubicación armónica de los cuerpos celestes. La filosofía de la vida era cosmicista y mística. La vida concebida esencialmente como unidad interna e intermedia, principio inmanente armónico, además la vida es principio de percepción, de asimilación y de participación en todo.

Percepción que expresa y digiere el Pacha. La vida para el Aymara es concebida como armonía, como equilibrio, como justicia, como solidaridad, mismos considerados como elementos básicos de la felicidad, es dentro esta concepción que la existencia de los Tanpu adquiere su importancia y su verdadera significación; en otras palabras corresponde a una política de provisión ante las catástrofes naturales. Otro de los dominios en que podemos ver esta regla transpuesta es a nivel de relaciones sociales, las mismas que se producen tanto vertical como horizontalmente, es decir que la movilidad dentro de la sociedad Aymara se produce de una manera igualitaria como una relación básicamente simétrica y la otra jerarquizada en tanto que efecto de la organización en sociedad por el hecho que crea principios, normas y reglas en la relación entre Jaqis, y Ayllus. Desde cualquier ángulo que se vea el mundo aymara siempre encontraremos elementos que confirman estas verdades. La armonía entre sus actos y pensamientos, donde no se ve la avaricia ni la envidia, ni la prepotencia que están a la base de las concepciones de otros pueblos.

Finalmente, la concepción Aymara de la vida, podemos afirmar que es unitaria en sí misma. Puesto que hombre y mujer constituyen la UNIDAD PRIMORDIAL. Sólo partiendo de ella es posible entender la filosofía de los Aymaras de cómo concebían la vida en tanto que tal. Sólo una vez realizada esta unidad primordial tiene la llave que abre los diferentes niveles de su mundo.

En cuanto a la concepción Aymara del Ajayu (ánima, espíritu, alma), este encierra un doble principio: INMANENTE Y TRASCENDENTE (lo que da el valor del ser en sí), lo que aclara el Jaqi, es decir el hombre Aymara está dotado de dos principios vitales, esto conforme a la concepción de Vida-Pasaje Viaje-Vida. Porque para los Aymaras el Jaqi no muere en el sentido cristiano del término. Según esta concepción de la muerte (Pasaje-Viaje) se utiliza a menudo la palabra Chhaqhtawayxatanawa (se había perdido). Es decir que el Aymara posee Ajayunaka es por eso incluso antes de que muera el Jaqi dirán el Jaqi tal o cual no tiene Ajayu, y que este Jaqi Sarxaniwa (se irá, morirá), para la misma recurrirán al Ajayu irpiri, para que vuelva a ser Jaqi pleno o total. Porque cuando le falta el Ajayu trascendente es considerado como chikatjaqi (media persona).

El Aymara piensa que cuando el Ajayu trascendente se separa del cuerpo es cuando se presenta el pasaje o la muerte. Pero, para comprender tenemos que ver otros aspectos de la misma, por ejemplo, cuando hay separación del Ajayu trascendente se dan dos procesos lentos de Pasaje-Viaje, es la separación del Ajayu, se produce un proceso lento de Pasaje-Viaje, es decir, que en este recurren el Ajayu irpiri, porque el pasaje-viaje no se produce instantáneamente; es este Ajayu trascendente que se reencarna en un otro ser; esto es lo que siempre se ha dicho en cuanto a la concepción Aymara del Ajayu. Pero la esencia misma de ésta, es bastante diferente según el fundamento de la misma; el Ajayu trascendente no se reencarna, se constituye o se deposita en objetos de Akapacha (este mundo tierra o planeta) o Alaxpacha (espacio eterno, cielo). El Ajayu trascendente es concebido como el elemento de perfección ilimitado. Es el principio de la vida, el pensamiento en tanto que se manifiesta en actividad.

Porque es sabido por todos los Aymara que cuando observan a un hombre sin creatividad, sin invención, sin juicio, sin humor, sin decisión ni voluntad, entonces lo definen como sin Ajayu, y tenemos las siguientes nociones, Ajayu saraqata, Ajayu tuquqayta, Larphata, Ajayu Apaqata, lo que más claramente se ve es a nivel moral, porque el concepto Jaqi interpretado en su pleno sentido “no puede ni debe tener escisión en sus actos ni ideas”, es decir no puede hacer ni decir otra cosa, en otras palabras es acto y pensamiento; esta es una diferencia sustancial del Aymara, de otros mundos culturales.

Además la vida cotidiana nos demuestra a cada instante una diferencia fundamental entre el Jaqi Aymara y el hombre occidental, por ejemplo el comportamiento escindido entre el acto y la idea es una virtud para el occidental, esto para el Aymara es incomprensible. Esta concepción tiene su origen principalmente en la triada de la naturaleza, de fin y de cosmicidad porque el Aymara dice que hay que tener o poseer Ajayu para sentir, tener gusto, para pensar. Prosiguiendo con este análisis debemos decir que es una de las explicaciones de la existencia de Achachilas y Awichas como de Apus porque precisamente el Ajayu trascendente se halla cobijado en estos espacios; éstos a su vez irradian energías vitales o vitalizantes que serán reconectados a través de ceremonias o ritos ceremoniales (lo que deja abierto a otra forma de reencarnación?).

Pero veamos un poquito esa cuestión de cerca, porque cuando una persona es definida sin Ajayu; qué es lo que se hace?, en primera instancia se abordarán cuestiones de etiología, luego se diagnosticará, es decir, se identificará el problema lo que supone su ubicación en el tiempo espacio, para luego resolverlo; es decir la recuperación o la canalización del Ajayu trascendente para que vuelva a unificarse con el cuerpo del Jaqi siendo éste uno de los principios de la unidad de la vida.

Mientras que Ajayu inmanente es el principio del ser eterno a través las diferentes etapas de la vida. Pero la vida del Jaqi no termina ahí, pues tiene que vivir en “otros mundos”: Alax y Manq’apacha, por lo menos transitoriamente, lo que significa que en el pasaje-viaje de Aka (esto, esta, este) a Alex (espacio) el Ajayu trascendente se separa.

El Ajayu inmanente es el que permite realizar el pasaje-viaje por los otros dos mundos: según la concepción aymara del Jaqi se trata de un viaje en el pleno sentido de la palabra, este pasaje-viaje es concebido lleno de vicisitudes. El sentido profundo de este viaje es de orden y contenido moral, es decir la naturaleza del viaje dependerá según cómo se vivió en Akapacha. Si su vida no fue conforme al concepto Aymara de Jaqi lo que se define con los siguientes conceptos, Anupachacha, Jaqi uñtani, Anjamkisa, Anur uñtata, el viaje tendrá el mismo carácter definiéndose con los conceptos: Walmutpachaxa, Mutuntapinpachawa, Muturasipinpachawa, Uñt’apinpachawa, Amtas Antasaw Sarpacha Sarnaqanpacha. (Mutuña = Padecer, sufrir).

El Ajayu inmanente es pues otro de los principios vitales que posibilita completar el cielo de la vida, puesto que una vez realizado el viaje por Alax y Manq’apacha, comienza o recomienza la vida en Akapacha. Es necesario hacer notar que en la concepción Aymara de la vida-pasaje (muerte) y de la vida misma no existe una idea dual de vida infernal por un lado y de vida celestial por otro.

Debemos recordar que en occidente cristiano, la muerte es concebida como la cesación definitiva de la vida, en espera de un día en que las almas resuciten los cuerpos para alcanzar la vida eterna. En la concepción Aymara de la muerte no hay tal idea. La muerte es sólo un pasaje-viaje para culminar el ciclo completo de la vida, es decir vida-pasaje-viaje-vida, para este hecho se utilizan nociones como Sarawayxchixaj, Sarxatanawa Sarxañapataki, este último hace referencia a los conceptos de Alt’ayana, P’amp’achaña, es decir que Sarxañapataki significa que antes del entierro se realiza una ceremonia denominada Wakt’ayarapiña, que consiste en aportar al difunto todos el “equipaje” necesario para su viaje (utensilios, instrumentos, alimentos, representados por objetos simbolizados en miniatura. Incluso es definida la “vuelta” del viajero difunto como completamente Tuku sita, t’antxtata, Januñt’kaya. De ahí que concluyen que el pasaje-viaje debe ser largo y penoso tanto en el tiempo como en el espacio.

En cada fecha determinada por una reglamentación precisa y durante tres años después de una muerte (tres años en el calendario gregoriano, un año de Arkaya) se seguirán enviando al Awiyu de una manera formal. Además de que cada día del pasaje-viaje (DIA de los muertos) suelen prepararse Manq’añanaka (manq’a = comida víveres).

Para el Aymara el pasaje-viaje (muerte) se produce por la separación del Ajayu trascendente, pero en el cuerpo del Sariri (viajero) está aún el Ajayu inmanente. No existe pues en el aymara un sentimiento angustiante y obsesionado respecto a la muerte como ocurre en otras culturas, tampoco es el “motor” de la actividad (vivir apresuradamente, tratando de dar un sentido rápido a todo), ni es un objetivo último.

Otro aspecto es el post-Chaq’ayawi, denominado Jisk’at luraña. Esta ceremonia se realiza poco después del deceso, en una primera fase se reúne todo lo necesario para el viaje (awiyu) principalmente a base de objetos y alimentos. En una segunda fase se presentan alimentos, unos para usos inmediatos y otros para uso mediato (de larga conservación). Una tercera fase es el acopio de implementos necesarios para que en el pasaje-viaje no sufra frío y pueda resolver los problemas a los cuales puede estar confrontado. Una cuarta fase se refiere al elemento de transportar la sagrada llama debe ser escogida entre las más fuertes, hermosas y debe ser de color negro, pues según la tradición es sobre este animal que el viajero transporta todo su equipaje.

En todo este ceremonial el fuego tiene un rol importante, pues se trata de un equipaje simbólico, todo este equipaje será sometido al fuego. Una vez ejecutada esta ceremonia de Jisk’at lurawi, los sitani y sus acompañantes se alejarán a una distancia ya fijada para observar e interpretar el modo cómo el viajero recibirá y cargará su equipaje en la llama en una dirección que será designada conforme a reglas preestablecidas, todo ello será comprobado a través del lenguaje del humo y del fuego, pues se analizarán los matices del humo, la dirección del viento, la altura del humo igualmente el color y la amplitud del fuego.

Según se dice el fuego hace oficio de pantalla, en la cual se ve al viajero, normalmente acompañado de los que le han precedido en el tiempo, pero también se observa a los viajeros que emprenderán posteriormente el pasaje-viaje.

Después de esta ceremonia, el viajero emprenderá el pasaje-viaje propiamente dicho, visitando el Akapacha hasta llegar al Ajayu marka, allí descansa por un tiempo limitado. El Ajayu marka es considerado el lindero entre el Akapacha y Alaxpacha. Después de visitar de un extremo al otro el Alaxpacha pasará al Mankapacha, recorriéndolo completamente. Una vez que visitó estos tres mundos volverá al punto de partida, es decir al Akapacha para vivir entre los jaqinaka.

El tiempo tiene una importancia gravitacional, pues es la que determina la concepción aymara de la muerte dentro de la concepción cíclica de la vida. Con el pasaje-viaje se completa el ciclo humano: la vida es un recorrido siempre nuevo que no es nuevo, tal vez habría que entenderlo en el sentido de renovado.

Del momento que el Jaqi “muere” hasta que su cuerpo es llevado al cementerio, se considera que el viajero está todavía en casa, una vez Chaq’ayatsti (muerto) el viajero se irá alejando de una manera paulatina, en ese tiempo los de la región dirán que han percibido la presencia del difunto, luego hasta la ceremonia de Jisk’atiwi estará en la comarca, lo que indica que el viajero se va alejando de una manera espiral, esto durante tres meses, que se puede denominar tiempo interno. Después viene un tiempo limitado (parece ser tres años) en el cual se hace el viaje por todo el Akapacha, posteriormente viene un tiempo limitado (o tiempo externo) en el cual viaja por los otros Pachanaka. Podemos concluir diciendo que la concepción aymara de la muerte implica una concepción cíclica, esta idea cíclica es el cimiento y fundamento de nuestra sociedad y es necesario tenerla siempre en cuenta en todo accionar con el hombre andino.

agrega un comentario