E- ¿Qué análisis hacés de estos diez años de la
Fábrica Zanon en manos de sus trabajadores?
Omar Villablanca: Creo
que no se puede hacer un análisis de lo que significa la lucha de los
obreros/as de Zanon, sin antes analizar de dónde surge nuestra
experiencia y de dónde venimos. En primer lugar recuperamos la comisión
interna, cuestión que no fue para nada fácil, para ese grupo de
compañeros entre los que se encuentra Alejandro López, Raúl Godoy,
Mario Balcazza, Carlos Acuña, por nombrar algunos de los que luego se
transformaron en dirigentes históricos. Ellos fueron los que comenzaron
ese laburo de boca en boca para concienciar a cada uno de los que
trabajábamos en aquellos años. En el año 2000, a pesar de las maniobras
de la burocracia del sindicato, encabezado por los hermanos Montes y la
patronal, se logró recuperar el Sindicato Ceramistas de Neuquén. Esto
fue esencial, para que al momento del cierre y abandono de la fábrica,
de parte de la patronal, hayamos tenido una conducción
consolidada que se puso el conflicto al hombro.
Sin lugar a dudas, considero que a 10 años de haber
puesto la fábrica a producir nuestra lucha se caracteriza por la
solidaridad. Desde un principio parte de lo que producimos lo donábamos
a las familias que más lo necesitaban, pero también a las escuelas,
hospitales, etc. Afrontamos la desocupación y la crisis creando más de
220 nuevos puestos de trabajo. Fuimos siempre solidarios con las luchas
de nuestros hermanos de clases y rompimos con las divisiones que nos
quieren imponer las grandes centrales, eso de que sos de la CGT o CTA,
nosotros decimos luchar con tod@s los trabajador@s.
Durante estos años abrimos la fábrica a la comunidad
para que se conozca en qué y cómo trabajamos. Obtuvimos solidaridad de
artistas, músicos, intelectuales, etc. que se acercaron a nosotros para
que nuestra experiencia sea reconocida internacionalmente.
Todo ese apoyo lo supimos conseguir, gracias a las
políticas impulsadas desde nuestro sindicato que logró torcer la
voluntad política del gobierno provincial y consiguió que se votara la
ley de expropiación. El balance en ese sentido es más que positivo.
E- Si tuvieras que hacer una cronología rápida de estos 10
años de Gestión Obrera: ¿qué momentos o circunstancias te vienen a la
mente? ¿Qué significaron para ustedes?
Omar Villablanca: Fueron
muchos, todo lo que hemos vivido y transitado sin dudas nos cambió la
cabeza. Desde el cierre y abandono de la fábrica, en un contexto de
crisis política y económica de nuestro país, en el que se vivía con
mucha incertidumbre, donde la desocupación superaba el 20% y más de la
mitad de la población vivía por debajo de la línea de la pobreza, hasta
hoy si tomamos en cuenta que los gobiernos actuales mienten en las
estadísticas, disimulando la crisis.
Debemos remarcar que en el primer tiempo la
comunidad fue muy solidaria con nuestra resistencia en las carpas, nos
ayudaban con alimentos qué cambiábamos por un volante. Creo que la
gente nos reconocía que siempre nos consideráramos trabajadores y
que defendiéramos nuestra fuente de trabajo. Pero el hecho más
significativo durante el acampe, fue cuando los compañeros
privados de la libertad, detenidos en la Unidad Penitenciaria Nº 11 que
queda detrás de la fábrica, donaron por una semana parte de sus
raciones de comidas. También cuando las Madres de Plaza de Mayo
Regional Alto Valle fueron a hacer la ronda de los jueves frente a la
rotonda de la fábrica. Otro hecho importante se sucedió el 28 de
noviembre del 2001, cuando la patronal nos despidió a tod@s y
fuimos a exigir respuestas a casa de gobierno, allí quemamos los
telegramas porque sabíamos que eran inconstitucionales los despidos en
masa. Ese día la respuesta a nuestro reclamo fue la represión, que duró
varias horas y se extendió por todo el centro neuquino como una cacería
de ceramistas. 14 compañeros cayeron presos. Esa experiencia nos sirvió
para entender que la lucha no solo era contra la patronal sino también
contra el gobierno neuquino que, como siempre, protege a los
empresarios en detrimento de los trabajadores.
La verdad que cada momento que vivimos fue
indispensable para entender nuestra propia historia, para crecer en
experiencia política. Aprendimos de nuestros compañer@s las
obreras de Brukman, que tienen unos ovarios terribles, cómo resistir a
la represión y el desalojo. Aprendimos de la solidaridad de muchos
compañer@s que nunca conocimos, y quizá nunca conozcamos, que desde la
distancia nos enviaron una moneda como fondo de huelga para que
nosotros resistiéramos. Aprendimos de la solidaridad de
clase, todo eso nos enseñaron los compañeros en lucha: como los
compañeros del Bauen, que cuando estaban acampando frente al hotel,
limpiaron las primeras habitaciones para que nosotros pudiéramos
descansar.
Muchos fueron los hechos que marcaron a los ceramistas. La unidad de
trabajadores desocupados del MTD y ceramistas a principios del
conflicto fue también un hecho relevante, y quedó manifiesta en nuestra
acción conjunta cuando much@s de ell@s pasaron a ser parte de la
gestión obrera.
Uno de los hechos más importantes es haber logrado
torcer la voluntad política del gobierno del MPN cuando en la
Legislatura de Neuquén leímos el prólogo clasista del Prólogo del
Estatuto del S.O.E.N.C, lo hicimos frente a las Cámaras de Empresarios
que habían ido acompañadas por el Sec. Gral. Sergio Ramírez de la CGT,
ambos se oponían a nosotros, pero el reconocimiento social de nuestra
lucha nos permitía cambiar el rumbo de nuestro sindicato. Algunas de
las líneas de nuestro estatuto expresan que: “El SOECN es una
organización sindical de lucha y defensa de los intereses económicos y
sociales de los trabajadores/as ceramistas en la actual sociedad
capitalista. En la sociedad hay cada vez más una reducida minoría que
disfruta de todas las ventajas del desarrollo económico, social y
tecnológico; mientras el resto está condenada a la sobreexplotación, la
desocupación y los bajos ingresos. La sociedad se desarrolla en el
contexto de la lucha de las clases sociales. Por eso el SOECN reconoce,
se orienta y basa su práctica en la lucha de clases y bajo los
principios del sindicalismo clasista, conservando su plena
independencia del Estado y sus instituciones, del gobierno y todas las
organizaciones patronales. El SOECN reconoce que la clase obrera no
tiene fronteras. Somos hermanos de los trabajadores y los pueblos
pobres y oprimidos de América Latina y el mundo. Luchamos contra la
dominación de las potencias imperialistas que saquean al mundo con su
secuela de hambres y guerras. La fraudulenta deuda externa o la
intromisión del imperialismo en las principales fuentes de riqueza
nacional, como es el caso del petróleo y el gas en nuestra región,
consolida su dominio sobre los instrumentos y medios de producción,
impidiendo el desarrollo nacional independiente y soberano. El SOECN
libra una lucha consecuente por los legítimos intereses de la clase
trabajadora y en alianza con los sectores populares buscando elevar la
conciencia de clase de los trabajadores y lograr una sociedad sin
explotadores ni explotados”
Sin dudas, estos y otros hechos han generado que, en
mayor o menor medida, ningun@ de l@s que somos parte de esta
experiencia seamos los mism@s. Desde hace 10 años hasta ahora hay un
avance significativo en nuestras conciencias. También nos tocó afrontar
junt@s la pérdida de nuestros compañeros: Boquita (Jorge Esparza), Polo
(el abogado Leopoldo Denaday), Basualdo, etc, a los que encontramos
presentes siempre en nuestra lucha.
E- ¿En qué momento político asumiste la conducción del SOECN?
Omar Villablanca: No
era un momento fácil, por varias cuestiones. Primero porque estábamos
ocupando el lugar, en el sindicato, de dos referentes históricos como
lo son Raúl y Alejandro, no solo referentes para los ceramistas sino
también para la comunidad. Cómo nueva conducción sabíamos que no era
fácil romper con esa personificación de las cosas, por eso nos
propusimos varios desafíos. Segundo porque en el país atravesábamos la
crisis del campo y el gobierno, que produjo una recesión de la
construcción, a la cual, como productores de piso cerámico y
revestimientos, estamos directamente relacionados. Esa crisis en la
construcción se sentía en las fábricas. Luego es nos tocó afrontar el
conflicto de la Cerámica Stefani de Cutral Có, cuando su dueño abandonó
la fábrica, argumentando crisis. De esa lucha logramos que l@s
compañer@s de Stefani estén hace un año produciendo bajo control
obrero. La lucha de los compañeros de Stefani fue impresionante, el
haber resistido siete meses en las carpas hasta agotar casi todas las
alternativas y haber madurado en la totalidad de los compañer@s la
puesta en marcha de la fábrica, fue un aprendizaje enorme. Con el
respaldo de la comunidad de Cutral Co, de las organizaciones logramos
realizar un referéndum donde a pesar de la contra campaña de Río Seco,
el intendente y su concejo deliberante, logramos un amplio respaldo de
la comunidad. O sea, l@s trabajador@s obtuvimos más votos de los que él
obtuvo para gobernar la localidad. Ese fue un espaldarazo enorme para
conservar y puesta en marcha de la fábrica.
Otro tema que nos cargaba de responsabilidad
era luchar por la finalización del trámite de expropiación, ley que
logramos en el 2009 y que al día de hoy no se termina.
Para nada era fácil el desafío que afrontábamos, como no lo será para
l@s compañe@s que nos tengan que reemplazar en el futuro. Nuestro
sindicato tiene que dar una constante pelea política e ideológica
contra los gobiernos y las patronales. Tres de las cuatro fábricas
(Cerámica Zanón- Fasinpat; Cerámica del Valle y Stefani) de nuestra
filial están en manos de los trabajadores y eso no se lo bancan.
Estamos inmersos en un sistema capitalista y para ellos la propiedad
privada es sagrada, pero para nosotros los puestos de trabajo y las
fuentes de trabajo s no se negocian, se pelean.
E- ¿Cómo han respondido a sus reclamos las instituciones del
Estado?
Omar Villablanca: La
respuesta inmediata fueron las causas judiciales que cargamos por
luchar. No solo en Zanon, sino también en Stefani, donde la totalidad
de nuestros compañeros están con causas, muchos de ellos con más de
dos, y en la mayoría de los casos, casualmente, los testigos son
policías, y agentes del servicios de inteligencia de la provincia,
DIE, que a pesar de que fueron disueltos por la legislatura,
siguen operando con el total respaldo del poder político.
Visualizamos que estas políticas de represión
judicial se extienden en todo el país, con más de cinco mil
compañeros procesados y con presos presos políticos que son el ejemplo
claro de la judicialización de la protesta social.
E- ¿A diez años de la fábrica sin patrón, qué valor se le
sigue otorgando a la consigna “Zanon es del pueblo”?
Omar Villablanca: Creo
que más que una consigna la comunidad lo entendió así.
Neuquén conoció a Zanon antes y después de la gestión obrera. Esa
fábrica que era tabú hoy la recorren miles de estudiantes y
trabajadores y conocen nuestra historia, ellos ven que nuestra lucha
está parada en dos patas, por un lado está la producción y por el otro
la lucha en las calles.
La comunidad es testigo que hace 30 años por el playón de la
fábrica caminaban los militares y Luis Zanon, en oposición a eso
hoy lo transitan las Madres de desaparecidos. La comunidad sabe que de
los cerámicos que producimos, parte son donados en solidaridad con los
que menos tienen. Ven que nunca intentamos salvarnos solos, por eso
luchamos junto a los estudiantes, los trabajadores de la educación y
salud pública y la comunidad toda. Por eso, en la misma práctica se
visualiza que “Zanón es del pueblo”.
E- ¿Qué mensaje final?
Omar Villablanca: Mirá,
en el año 98 cuando los compañeros nos decían que había que recuperar
la comisión interna, la burocracia era muy fuerte, estaba sostenida por
la patronal, muchos creíamos que era imposible, y se logró. En el 2000
nos propusimos recuperar nuestro sindicato y lo logramos. En el 2001
cerró la fábrica, nos decían que no se podía poner en marcha sin la
patronal y hoy llevamos 10 años de control obrero en Zanón. También
Cerámica del Valle y Stefani funcionan bajo control de l@s
trabajadores. Cuando apostamos a participar del Frente de Izquierda
(FIT), muchos nos dijeron que era una locura y hoy logramos un diputado
obrero ceramista.
Hay una cuestión que fue fundamental durante estos
diez años, nuestra organización, los mecanismos de discusión en
asamblea y lo más importante es que confiamos en nuestras propias
fuerzas, buscando y llevando solidaridad.
Con nuestra experiencia demostramos que somos l@s trabajador@s l@s que
movemos el mundo, una fábrica sin trabajadores, un hospital sin médicos
ni enfermeros, una escuela sin trabajadores del la educación ni
estudiantes, un campo sin trabajadores, son solo espacios vacíos, somos
nosotros l@s trabajador@s los que movemos el mundo, por eso hay que
creérsela y confiar en nuestras fuerzas, no depositar la confianza en
los empresarios, ni en los gobiernos, ellos responden a sus propios
intereses que de ninguna manera son los nuestros.