Julio López
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Avellaneda de película: la toma de sus vidas
Por reenvío lavaca - Friday, Nov. 25, 2011 at 7:17 PM

En la entrada del Instituto Municipal de Arte Cinematográfico de Avellaneda (IDAC) la bandera del Centro de Estudiantes en lucha decora la reja. Una instalación artística informa como una premonición: “Toma 1 – Escena 5”.

A cuatro cuadras de allí, en la Plaza Alsina está comenzando un Festival. No es un festival de cortos, no es un festival de fin de curso, es un festival contra el cierre de una carrera llamada Realización Cinematográfica. El Instituto de Arte Cinematográfico pretende cerrar una carrera donde se aprende a hacer cine. ¿Estamos todos locos? Por suerte los estudiantes de la carrera están más locos. Hay bandas. Hay solidaridades de otros Institutos. Hay una performance que termina con las siguientes palabras: “¡Viva la revuelta de nuestra escuela!”. Hay ovaciones y lágrimas. El festival había sido planeado unos pocos días antes pero hubo un ingrediente de último momento agregado el día anterior.

Atrapar sueños y edificios

Cansados de las mentiras y las decisiones abruptas y autoritarias que les transmitían las autoridades, la noche del lunes 21 de noviembre y ante el peligro de que no los dejaran entrar más, los estudiantes decidieron quedarse a cuidar el Instituto, a su carrera de Realización Cinematográfica y a la realización de los sueños de sus vidas. Sin planteos teóricos se lanzaron en la práctica, a la toma del edificio y a la toma del destino en sus manos.

El IDAC no es una institución educativa en la cual uno va caminando por la calle y se anota porque no sabe qué estudiar, o para ver “qué onda” mientras se decide qué hacer en la vida. Allí eligen formarse habitantes de distintos puntos del planeta tierra: del interior del país, de Latinoamérica y también de Europa. El IDAC es un patrimonio cultural de todos. La toma del edificio es una declaración sobre qué cosas hay que defender.

Deci$ione$

Fernanda Chaín, “Feña”, 21 años, chilena, cuenta por qué hacen el festival: “Queremos informar a la comunidad de Avellaneda lo que está pasando en el IDAC, el intento de reemplazar la carrera de arte cinematográfico por la de técnico en televisión, argumentando que otorga título oficial pero en realidad la Municipalidad de Avellaneda quiere pasar el IDAC a la órbita de la Provincia de Buenos Aires. El problema es que nos ofrecen un plan de estudios con contenidos mínimos. Nosotros sabemos que podemos tener las dos cosas pero nuestro Rector interino Raúl Tosso y las autoridades políticas prefieren imponernos un plan en lugar de adaptar los planes de Provincia a nuestra necesidad. Simplemente defendemos que no se nos cierre la carrera que tenemos ahora. Quienes toman estas decisiones no tienen ni idea de cine, el rector sabe pero se deja guiar por intereses económicos y políticos. Está en juego nuestro futuro y queremos que se nos tenga en cuenta a la hora de las decisiones.”

Lo que está en disputa, entre otras cosas, es una trayectoria de 40 años de formación artística. Continúa Feña “Me vine a estudiar al IDAC porque no me parecía justo pagar dos lucas argentinas a una entidad privada por una educación universitaria. Creo en la educación pública. El título que otorga no es oficial, eso ya lo sabíamos y no importa mucho. Lo que importa es la calidad de lo que te enseñan, la vocación de los profesores, eso es lo que buscamos en el instituto. En otras instituciones educativas se perdió el trato profesor-alumno que hay acá. Eso me pareció increíble. La toma del edificio fue una medida de extrema necesidad”

Mentiroso mentiroso

“Michu” es María Fernanda Carrizo, tiene 19 años y es salteña. Vino a estudiar cine al IDAC para rescatar la tradición popular y cultural de su provincia para que no sea olvidada. Relata: “Hace tres semanas nos enteramos que nos iban a cambiar el plan de estudios con el fin de oficializar el título pero dejando de lado la carrera de realizador cinematográfico, que es la carrera por la que nos anotamos todos. La mayoría de las materias del nuevo plan de estudios son de publicidad y el arte no tienen nada que ver con la publicidad ni con el mercado. Hoy el mercado tiene una necesidad y a raíz de ello quieren reformar nuestro lugar para ponerlo al servicio de ganar plata. Nuestro Rector interino, Raúl Tosso, no nos da pelota, está en contra de nosotros. Está en el cargo de manera “interina” hace dos años y sólo se puede ser interino seis meses como plazo máximo. Hablamos con el Director de Enseñanza Artística de Avellaneda Osvaldo Di Pace y el Secretario de Cultura Hugo Caruso quienes nos mintieron diciendo que ellos habían hecho todo lo posible para oficializar el título de Realizador Cinematográfico y que Provincia no los dejaba, que no podían hacer nada y por eso nos pasaban a este plan. Fuimos a averiguar a La Plata para ver qué es lo necesario para que una institución emita títulos oficiales y nos dijeron que nuestra carrera sí podría tener un título oficial”.
Tomala vos, dámela a mí, los funcionarios muestran a veces que la palabra es una exageración: en realidad, no funcionan.

La merca-cultura

Sigue María Fernanda, sin perder la indignación en la voz y en el alma: “Les reclamamos la parte edilicia que no aguanta inspección alguna ¿Cómo pretenden meter el doble de matrícula en el mismo espacio y con los mismos equipos? El lugar no da abasto. Ante este planteo, nos dijeron ‘-Bueno, el año que viene entran menos’, o sea que la solución para ellos es que la escuela se termine cerrando. Quienes supuestamente tienen que velar por la cultura, no tienen ni idea de nada, sólo defienden la cultura del mercado. Tenemos tres cámaras para todos que las compramos desde la cooperadora. No pueden plantearnos que en vez de hacer cine hagamos publicidad. Nos imponen una carrera técnica y no artística. La televisión tiene otro formato distinto al cine. Argentina atraviesa una crisis cultural. No nos bancamos la mentira, queremos que haya cultura para todos. Un día llegamos a clase y el rector nos dice que se terminó el ciclo lectivo 2011. Empezaron a jubilar profesores”. Sólo hubiera faltado un cartelito: “The End”.

Vaci Arte

Alejandro Cohen, egresó del IDAC en el año 2005 en la especialidad documental y fue docente en la parte de guión. Es miembro de Documentalistas Argentinos (DOCA) y está preproduciendo su cuarto largometraje. Hace años persigue al rector interino que le niega el título: “El municipio de Avellaneda desde hace muchísimo tiempo, incluso desde que yo estaba estudiando viene haciendo un vaciamiento progresivo de todas la escuelas de formación artística que funcionan a nivel municipal. El cuerpo docente y los alumnos siempre tienen que estar enfrentando los atropellos de está política. El IDAC es una institución histórica, la única que tiene una formación que se especializa en cine documental.
Para Alejandro, la necesidad de mercado de formar técnicos para televisión no implica que se tenga que terminar con la carrera de cine: “Al IDAC le agradezco la formación que tuve. Si bien es una escuela pobre, del tercer mundo, tiene una calidad educativa muy buena. Aprendí incluso cómo encarar una lucha frente al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) por recursos. Esto sirve para pensar la cuestión de una política cinematográfica independiente que no esté atada a los vaivenes del mercado o de la gran industria. Gracias a la lucha que tuve en el IDAC y ahora desde DOCA puedo tener una carrera como cineasta, algo que la gran mayoría de estudiantes de este país no tiene la posibilidad”.
Alejandro promete armar una red de egresados del IDAC en apoyo a la toma.

Música eléctrica (concierto de fusibles)

Dicen presente en esta jornada festivalera los estudiantes la Escuela de Música Popular de Avellaneda (EMPA, ver nota en Mu nº 17). Juan Pablo estudia piano y por lo que cuenta parece que la degradación cultural en Avellaneda no es una cuestión puntual sino una tendencia: “Nuestra escuela existe hace 25 años y hace 25 años que no tiene edificio propio. En un principio funcionaba donde hoy funciona el IDAC, luego de años de lucha conseguimos que nos mudasen a la sede de Avenida Belgrano y luego conseguimos el anexo en Avenida Mitre. El problema es que ninguna de las dos sedes están habilitadas para dar clases: los inspectores que vinieron a revisarlas firmaron un documento donde no se hacen responsables de lo que pueda pasar. No tenemos salidas de emergencia. La sede Belgrano funciona al lado de un gimnasio y no se pueden abrir las ventanas porque entra la música del gimnasio. En la sede Mitre a principios de año hubo un principio de incendio en la caja de fusibles eléctricos que está ubicada en la entrada, la gente permaneció dentro ya que no hay salida de emergencia. El lugar estuvo un mes cerrado hasta que lo refaccionaron. Nos vienen prometiendo el edificio nuevo en un terreno sobre Avenida Belgrano, incluso se anunció en un acto con el entonces Gobernador Felipe Solá. Estamos viendo si lo empiezan a construir realmente”.

Más allá de los problemas de infraestructura, hay problemas educativos: “Mucha gente entra y quiere empezar a cursar pero se encuentra sin horas de instrumento, ni los elementos. Las condiciones de cursada son bastante deplorables y son las condiciones de la educación pública a nivel municipal, provincial y nacional.”

La clase del vecino

Daiana estudia canto en la EMPA. En un rato estará hipnotizando el festival acompañada en percusión por el trío Juan-Rodrigo-Juan. Por ahora cuenta: “Las dos sedes son casas viejas alquiladas por el Estado a precio muy bajo, que no tienen las condiciones necesarias para lo que es una escuela de música. Las habitaciones de esas casas son nuestras aulas sin aislamiento o con aislamientos inapropiados como el Durlock y te encontrás en tu clase escuchando también a los músicos de la clase de al lado. La formación básica no tiene reforma del plan de estudios desde hace más de 10 años, al hacerse el ingreso irrestricto no hay horas para toda esa gente que ingresa. Los mismos docentes deben repartir horas para las nuevas clases que se agregaron. El presupuesto estatal es el mismo para una mayor cantidad de alumnos. Lo que se logró hasta ahora fue por cortes de calle, cortes en el Puente Pueyrredón, en el 2007 hubo una toma importante durante siete meses, de ahí se consiguió el anexo Mitre”.

Plomería y promesas clonadas

Elisa estudia en el Instituto Municipal de Artes Plásticas (IMAP) que funciona en la Casa de la Cultura de Avellaneda, además, preside el Centro de Estudiantes de Artes Plásticas de Avellaneda. Nos cuenta por qué se acerca al festival: “Los institutos de Avellaneda están pasando por la misma problemática que tiene que ver con la falta de interés en que la cultura sobreviva. En los talleres del IMAP apenas si hay baños, no tenemos bachas para poder trabajar con esculturas, no tenemos las herramientas que necesitamos. Hay poco presupuesto y lo que hay, lo bancamos desde la cooperadora, del bolsillo de los estudiantes. Esa es otra cuestión, ¿Hasta qué punto la educación es pública y es gratuita? ¿Hasta qué punto no somos nosotros quienes estamos financiando la educación? No sólo comprando los materiales sino también pagando una cooperadora que además de comprar una bolsa de yeso también se encarga de arreglar cañerías, de cambiar herramientas, de cambiar atriles, de cuestiones que se debería ocupar la municipalidad. Más teniendo en cuenta que la gestión municipal se jacta con el programa ‘Cultura viva’, que de cultura no tiene nada.”

Otras preguntas que se hace Elisa: “¿Hasta qué punto el traspaso de institutos municipales a la esfera provincial o hacia la Universidad de Avellaneda no es sólo un intento de sacarse de encima una responsabilidad? ¿Hasta qué punto se asignan recursos, partidas presupuestarias hacia esos edificios nuevos? Antes de las elecciones había plata y promesas y promesas de edificio nuevo. Pasaron las elecciones y no hay más plata, nos presentaron unos planos que son exactamente iguales a los planos que tenemos en la Casa de la Cultura: cinco aulas, una biblioteca con las mismas dimensiones. El predio que nos prometen es el mismo que le prometen a los estudiantes de la EMPA, nos prometen los mismos predios a todos los institutos.”

Fotosolidaridades

También acercaron su solidaridad los estudiantes de la Escuela de Arte Fotográfico de Avellaneda (EDAF) quienes a los costados del escenario montaron una muestra con sus trabajos. Están padeciendo el cambio hacia jurisdicciones provinciales que permite un título oficial pero lograron que se respete la esencia del plan de estudios. Una comisión habla por el micrófono: “Es lamentable que quieran cerrar una carrera, por eso los estamos apoyando. En nuestro caso hubo una opción, pudimos elegir. A ustedes no les dieron otra vía para solucionar las cosas”.

IUNA y dos y tres…

Los estudiantes de audiovisuales del Instituto Universitario Nacional de las Artes (IUNA): “Luchamos hasta el hartazgo contra los vaciamientos de carreras que ocurren en desmedro del contenido artístico, nuestra lucha es la misma. La educación artística debe ser pública y no mercantilista”.

Continuará

Termina el festival y empieza la asamblea en la toma del edificio, se hace un análisis del festival, se felicita a todos y a todas. Se organizan las guardias. Toman la palabra los estudiantes del Instituto Superior de Formación Docente Nº 1 de Avellaneda que ¿adivinen qué están haciendo? (Tache lo que no corresponda)
a) Estudian normalmente
b) Se toman vacaciones en el Caribe.
c) Están tomando el edificio.

Si eligió c), acertó: están tomando su instituto desde hace 15 días y traen palabras de aliento y reconocimiento en la lucha. Siento que fuese una charla fraternal entre espejos. Continúa la asamblea. Las palabras que flotan son:
“hablar”,
“comunidad”,
“decidir y actuar”,
“toma histórica”,
“admiración”,
“avance”,
“defensa de la historia”,
“desafío”,
“contagiar”,
“depende de nosotros”.
Comienzan las votaciones. El reloj merodea las dos de la madrugada. Me voy así puedo escribir la crónica lo más rápido posible.

Contacto:
http://realizacionidac.blogspot.com/
prensaidac@gmail.com

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