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La "profundización del modelo" es hundir a los trabajadores
Por Nuevo MAS - Saturday, Dec. 03, 2011 at 10:11 PM

Cristina deja clara las cosas
en la 17ª Conferencia Industrial

La "profundización del modelo" es hundir a los trabajadores

Por Editorial SoB 214

“La siempre misteriosa idea de ‘profundizar el modelo’, tan repetida en la campaña electoral, resultó que era esto: facturas de servicios más caras, achique en las empresas públicas (al menos en Aerolíneas Argentinas), reapertura de las relaciones con Estados Unidos, presión judicial y política a los gremios combativos, freno a los reclamos sindicales que más irritan a los empresarios…” (La Nación, 23/11).

El gobierno de Cristina sigue avanzando con el trabajo sucio de cara a su próximo mandato que arranca el 10 de diciembre. A apenas semanas del contundente triunfo con el 54% en las elecciones nacionales, en la 17ª Conferencia Industrial, y frente a toda la cúpula de la UIA, el discurso de Cristina dejó en claro que el gobierno va a una alianza casi matrimonial con la elite de la patronal. Con críticas a los conflictos obreros, a la ley de reparto de ganancias impulsada por Moyano y brindando garantías para que las empresas puedan seguir fugando dólares al extranjero, Cristina dejó chochos de la alegría a los capitalistas chupasangre que estaban en la reunión, que la aplaudieron como nunca.

Un ajuste en regla

Mientras tanto, el gobierno sigue adelante con el “ajuste redistributivo”, lisa y llanamente un tarifazo, y va a repercutir de manera directa en el salario de los trabajadores.
Claro que esto, como todo lo que hace el kirchnerismo, buscan pintarlo con un barniz “progresista”: Julio de Vido, ministro de Planificación, salió a decir muy suelto de cuerpo que “la quita de subsidios no va a afectar a los más necesitados". Pero la realidad es que cuando empiecen a llegar los aumentos de los servicios a todas las casas y se empiecen a disparar (como ya lo están empezando a hacer) los precios de los productos en las góndolas, todo el mundo va a ver que el ajuste no era para las empresas (que, por supuesto, van a trasladar la quita a los precios), sino que es un ajuste contra los trabajadores..
El número pasado decíamos que este ajuste iba a ser "escalonado", para que así el gobierno no tenga que pagar el costo político “al contado” del tarifazo, palabra que los K no quieren mencionar, sólo para disimularlo. Suponíamos que iban a ir de a poco, sector por sector. Pero está cada vez más claro que la crisis de la economía aprieta, que los números no cierran y que el gobierno no puede estirar el ajuste indefinidamente. Con elecciones cada dos años, el ajuste debe llevarlo adelante lo más rápido posible, para intentar que para el 2013 la cosa haya quedado en el olvido. Esto es lo que explica que todos los días haya una novedad al respecto y que se vaya haciendo cada vez más duro.
En este escenario, entre el ajuste, la suba de precios y el tope que el gobierno y la patronal le quieren imponer a los aumentos salariales para 2012 (hablan de un 18%), lo que seguramente se va a abrir a mediano plazo son duras luchas: las paritarias 2012 van a concentrar todas estas tensiones.
Los trabajadores deben prepararse para salir a enfrentar el ajuste; y como la vanguardia independiente es la única que lo enfrenta consecuentemente, el gobierno está ensañado contra ésta, persiguiendo con causas penales a lo más consecuente del activismo.Enfrentar la persecusión judicial a los delegados, comisiones internas y luchadores obreros es una de las principales tareas del momento.

Vendiendo gato por liebre

El gobierno quiere presentar la quita de subsidios como una medida que afecta “sólo a las grandes empresas”, al tiempo que baja una línea de que “los subsidios deben ser para los que los necesitan”. Puede caer simpático que se presente una medida como que va a afectar las ganancias de los ricos, ¿pero esto va a ser efectivamente así? La verdad es que no. Y menos aún después del discurso de Cristina como veremos más abajo. No sólo porque las empresas que ya quedaron sin subsidios, como las de telefonía celular o petroleras, van a trasladar a los usuarios los costos de la “quita”, sino porque no hay ni va a haber un verdadero control de precios del gobierno que haga que los costos de la aplicación de esta medida salgan de las ganancias de las empresas. Y como el gobierno no quiere que las empresas salgan perjudicadas, lo que hasta hoy les pagaba el Estado lo van a pagar,los trabajadores. Para el gobierno las ganancias de los capitalistas son sagradas, el salario no.
Luego de empezar por los barrios privados o Puerto Madero, el próximo paso será mandar (de a poco, por zonas), una declaración jurada junto a las boletas de estos servicios a todos los domicilios, donde el usuario debe decir si pide mantener el subsidio o no, y en caso de pedir que esa ayuda continúe, debe justificarlo. La idea es que sólo serán aceptados para mantener el subsidio los que vivan con jubilación mínima, Asignación Universal por Hijo y planes sociales. Todo el resto deberá pagar los servicios públicos sin subsidios, lo que implicará duplicar o triplicar el monto de la boleta. Cuando Boudou insiste con que "no hay suba de tarifas, lo que hay es quita de subsidios” (Clarín digital 23/11), sabiendo que el número real se va a duplicar o triplicar, roza la burla. Para colmo, la campaña de los medios felpudos del gobierno como Página 12 hace alharaca de cómo los ministros del gobierno ya renunciaron al subsidio, a los que se sumaron Macri, De Narvaez, Tinelli, Ricardo Fort. ¡Cobrando millones a quién le molestaría pagar 300 pesos de luz! ¡Entonces que cada trabajador cobre el mismo salario que un diputado nacional! [1]
A esto se sumarán, como señalamos el número pasado, los aumentos en los medios de transporte, colectivos, trenes y subtes. En este último caso, hay una puja entre el gobierno porteño y el nacional, debido a que Cristina quiere pasarle los subtes a Macri sin subsidios para que éste aumente el boleto de $1,10 a $3,40 aproximadamente. Macri reclama el 50% del subsidio que hasta hoy venía dando el gobierno hasta 2017, y Cristina se lo quiere dar hasta 2012. Al margen de estos tironeos, en lo que ambos están de acuerdo es en que se acabe la “economía subsidiada” y que los trabajadores paguen “lo que tengan que pagar”. Un problema de forma y no de contenido; la sintonía entre ambos nunca estuvo tan afinada.
La cuestión de fondo de este tema es que, con la quita de subsidios y trasladando todos los costos a los trabajadores y usuarios, se intenta desmontar una conquista indirecta del Argentinazo de diciembre del 2001. Por la rebelión popular contra el hambre y la desocupación el gobierno de Duhalde tuvo que devaluar, al tiempo que no le quedó otra que congelar los precios de los servicios públicos para intentar que no se desmadre todo. Hasta el día de hoy eso no se tocó. Pero ahora que la crisis mundial golpea las puertas de Argentina y que el gobierno quiere dar unas vueltas de tuerca más en la “normalización”, el brutal plan de ajuste intenta ser una salida económica que ataca de frente al salario. Esta medida “ortodoxa” está tan en la tónica de los planes del FMI y los grandes banqueros que fue bienvenida y celebrada por lo más rancio de los capitalistas, y la única crítica que se escuchó de Macri o el diario oligarca La Nación es simplemente que no se aplicó antes.

Amor con la patronal, chispazos con la burocracia sindical y dureza con los trabajadores

El gobierno, en el Congreso Industrial, dio un giro categórico hacia la patronal, y dio sobradas muestras que quiere imponer el ajuste con mano dura sobre los trabajadores y garantizarle las superganancias a los empresarios.
Los golpes a la vanguardia luchadora e independiente de la burocracia están a la orden del día, pero es tan a fondo la ofensiva del gobierno y tan estratégica su alianza con los sectores capitalistas como la UIA, que hasta se da el lujo de “tirarle la carrocería encima” a burócratas sindicales como Moyano (un pilar del “proyecto nacional y popular”) y a otros como Cirielli. Respecto al primero, que el año pasado había impulsado una “ley de reparto de las ganancias” [2], Cristina salió abiertamente en su discurso a cajonear el proyecto: “Hay empresarios que han acordado distribuir su utilidades con sus trabajadores, y me parece muy bien. Pero justamente, eso es algo que tienen que decidir los trabajadores y los empresarios. No es algo que pueda imponer por la fuerza el Estado a través del Parlamento. Seamos sinceros” (La Nación, 22/11). Lo importante del caso (aparte de las limitaciones que ya tenía el proyecto de Moyano, que no tocaba nada sustancial), es que para Cristina no es función del Estado reglamentar y controlar las ganancias, y menos que menos ser el garante de que los trabajadores se lleven una parte. Por lo cual ratifica que el ajuste lo van a pagar los trabajadores, por la sencilla razón de que las ganancias de los empresarios son intocables.
Tanto es así que dio un paso más en este sentido, cuando se encargó de darles tranquilidad a las grandes patronales para que envíen sus suculentas ganancias a las casas matrices, léase, cobrar en Argentina pero guardarlas (en dólares) en otros países, alimentando la fuga de divisas [3]: “Aprovecho para pasar un aviso frente a tanta cosa que se publica y se dice de modificación, de promoción, de ley, de inversiones y cosas extrañas, que no se va a permitir por ley remitir ganancias. Yo creo que ofenden la inteligencia de los argentinos; a mí me preocupa la gente que lanza estas cosas, que lo hace como han lanzado toda clase de rumores en las últimas semanas, de lo más disparatados. Realmente no me preocupan, porque sé los intereses que representan; a mí lo que más me preocupa son los tontos que pueden creer cosas como éstas después de 8 años y medio que lleva este gobierno” (ídem). Esto significa que no está para nada en los planes del gobierno desempolvar la ley 20.557 de inversiones extranjeras de 1973, que ponía algunos límites a los capitales extranjeros y fue derogada en 1976. Por otro lado, es llamativo que la misma presidenta trate de tontos a quienes esperan que este gobierno tome una medida que afecte a los capitales extranjeros…
También se encargó de despotricar contra las luchas de los trabajadores: “Últimamente asistimos a prácticas, y ya que vos hablabas, De Mendiguren, de innovación de comportamientos, donde los conflictos ya no son ni siquiera con la patronal o con el Estado, son intersindicales, de encuadramiento, de quienes son mis afiliados o quienes dejan de serlo y paralizan la actividad de una empresa o toda la actividad económica. Esto no es conflicto laboral, esto es conflicto sindical” (ídem). El dardo acá está puesto en desprestigiar todo tipo de reclamo, porque al margen de las maniobras que hace el moyanismo para disputar de manera burocrática sectores de otros gremios, a lo que apunta realmente el gobierno es a la cabeza de todos los luchadores. En el conflicto de Aerolíneas Argentinas (que se trata aparte), por más que la principal referencia sea el intragable burócrata Cirielli, ya se ve la hilacha de Cristina frente a las luchas venideras.

Prepararse para duras luchas y pelear por barrer a la burocracia sindical

El gobierno está yendo con los tapones de punta contra toda la vanguardia independiente. Las causas penales son moneda corriente contra todo aquel que salga o haya salido a luchar.
Y si el panorama a mediano plazo es que se vengan duras luchas contra los efectos del ajuste, la pelea contra el gobierno se va a hacer más dura aún. Pero algo dejó en claro la masiva marcha del 23 de noviembre de toda la vanguardia obrera, estudiantil y la izquierda a Plaza de Mayo: si el gobierno quiere avanzar en la judicialización y penalización de la protesta, desde la izquierda y los luchadores no nos vamos a quedar de brazos cruzados: es fundamental responderle movilizando masivamente contra estos zarpazos. Porque está claro que ante cada conflicto el gobierno nos va a tirar con conciliaciones obligatorias, el Ministerio de Trabajo, las patotas sindicales, las fuerzas represivas y las causas penales, y desde los trabajadores, los luchadores y la izquierda tenemos que responderle con pelea en las calles y organización. ¡Vamos a pelear para que no pase el ajuste!
Pero también se acerca una dura pelea en el gremio del neumático: entre fines de este año y comienzos del próximo se van a realizar elecciones a cuerpo de delegados, seccionales y nacional del SUTNA. Desde el Nuevo MAS daremos una volveremos a dar pelea por defender la conquista de la seccional San Fernando, independiente de la patronal y la burocracia, al tiempo que volveremos a poner como centro la pelea por el SUTNA Nacional. Es necesario barrer a la burocracia de Wasiejko-Yasky y construir un gremio independiente, que resuelva todo en asambleas generales y luche por las condiciones laborales y el salario de todos los trabajadores del neumático, y sea un aporte cualitativo al proceso de recomposición del movimiento obrero a nivel nacional.

Notas
1. La vaciada campaña del FIT decía todo al revés: “que cada diputado cobre como un docente”. Una consigna que vulgariza el programa de la Comuna de París sin responder a ninguna necesidad de los trabajadores, como ya lo es el aumento de salarios en el marco del ajuste que se viene. Claro que no hablaron ni de ajuste, ni de aborto, ni de nada. “Meta diputados de izquierda”, “Llevá tu reclamo al Congreso” o “Legisladores de izquierda” fueron consignas que no colaboraron en nada a preparar a un sector más amplio para lo que se venía... y se vino.
2. SoB 201, 12/05/11.
3. Ver “El regreso de la amenaza verde”, Marcelo Yunes en Sob periódico nº 213, 10/11/11.

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