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Ayudan a los pueblos indígenas a vender sus artesanías
Por Fuente: Clarín zonal Vicente Lopez - Monday, Dec. 05, 2011 at 8:29 PM

04/12/2011 En 1985, un grupo de padres del Instituto Pedro Poveda formó la ONG Arte y Esperanza para apoyar la producción aborigen argentina. Buscaban ayudarlos para venderla bajo las normas internacionales de comercio justo. Hoy, la Asociación acompaña a 39 comunidades pertenecientes a ocho etnias distintas del país.

Por GUILLERMINA DE DOMINI

En 1985, un grupo de padres del Instituto Pedro Poveda, un colegio con 50 años en el Partido, comenzó a visitar regularmente a las familias indígenas del Gran Chaco. Desde entonces, el lazo entre las dos comunidades nunca más se cortó.

"Nuestro corazón quedó prendado allí", contó Mercedes Marsal, una de las madres que viajó en aquel momento. Ella recorrió la historia de esa relación y explicó que en aquellos tiempos, el motivo de la visita del colegio era principalmente asistencial: llevaba donaciones de alimentos, ropa y medicamentos a los wichí. Pero al poco tiempo, Mercedes, vecina de Vicente López, y Mabel Quinteros, una de las voluntarias teresianas que vivía con los wichí en Salta, vieron la necesidad de generarles trabajo a los indígenas través de su producción artesanal, sin que tuvieran que abandonar su tierra.

La idea se concretó. Hicieron las primeras ferias en el Poveda y, de a poco, fueron incorporándose más grupos de artesanos indígenas. La iniciativa terminó conviertiéndose en Arte y Esperanza, una de las asociaciones que apoya la producción aborigen en todo el país y ayuda a venderla bajo las normas internacionales del comercio justo. ¿Qué significa esto? Tal como lo explica la World Fair Trade Organization (Organización Mundial de Comercio Justo, en español), esta forma de intercambio se basa en principios clave: que el precio que se pague a los productores les permita condiciones dignas de vida, igual paga a hombres y mujeres, el rechazo al trabajo infantil y el respeto por el medio ambiente.

“Empezamos con los wichí, una comunidad a la que hoy se la sigue acompañando desde el Instituto Poveda con apoyo educativo y psicopedagógico. Pero lo nuestro se especializó en los últimos 26 años en dar trabajo a través de la venta ética de sus productos artesanales y en capacitarlos laboralmente”, señaló Mercedes, la fundadora de la ONG, en el local del Bajo de San Isidro donde, sin ánimo de lucro para la organización, venden muchos de los productos indígenas.

Así, en la tienda se pueden encontrar pajaritos de palo santo, cortapapeles, copetineros, sapitos cantores, de los wichí. También hay máscaras hechas por los chané; prendas tejidas de lana de llama y de oveja por los kollas, los "yicas de chaguar", que son carteras de mujer. Todos trabajos artesanales auténticos que, sin la colaboración de Arte y Esperanza, posiblemente jamás hubieran llegado a Buenos Aires.

En 1995 surgió la idea de tener una tienda en Buenos Aires para vender los productos. Arte y Esperanza empezó a funcionar en el edificio de Cáritas Comisión Nacional en San Telmo. Superó las expectativas y, en 2003, con el apoyo de la cooperativa italiana Chico Mendes, abrió una segunda tienda y depósito frente a la estación de San Isidro del Tren de la Costa. Y a través de Tulipano-Ceibo, un Proyecto de Promoción Social que busca aumentar el número de familias asistidas por Arte y Esperanza, se inauguró la tercera, en Suipacha y Paraguay, Retiro.

Hoy, Arte y Esperanza, integrada por 25 personas, acompaña a 39 comunidades pertenecientes a ocho etnias distintas. El apoyo social y económico de la ONG alcanza a más de 500 familias de las comunidades Kolla, Wichí, Tehuelche, Qom-Toba, Mbya-Guaraní, Pilagá, Chané, Diaguita, Calchaquí y Mapuche.

Los artesanos y artesanas de las comunidades toman del medio ambiente las materias primas a través de las cuales desarrollan sus artesanías. Por su estrecha relación con la naturaleza, hacen su recolección sin dañar la tierra. Ellos crean sus productos en familia, con herramientas muy sencillas y de forma manual. Para enviarlas a las tiendas de Buenos Aires, recorren varios kilómetros a pie o en bicicleta.

La otra cara de la moneda del comercio justo es el consumo responsable, que busca incorporar la dimensión ética en la forma de consumir. En Arte y Esperanza explican que, sin la presencia de consumidores conscientes, responsables y solidarios que reconozcan el verdadero valor de los productos que consumen, no se puede sostener un comercio más equitativo. “Hay personas que prefieren pagar más porque saben de dónde viene el producto”, dijo Mercedes.

La última campaña la lanzaron el 26 de noviembre. El artista Milo Lockett donó dibujos para ser estampados en remeras de colores. De esta manera, ayudan a 90 familias Tobas que producen algodón. Cuestan desde $ 100 y viene con una caja también diseñada por Lockett.

El jueves 8 de diciembre harán una gran feria de artesanías en el Instituto Pedro Poveda, en Hipólito Yrigoyen 725, desde las cinco de la tarde.

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