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Censura en Página/12 y en Télam frente al asesinato de Cristian Ferreyra
Por Reenvío - Thursday, Dec. 08, 2011 at 1:20 PM

RELATO SOBRE LO OCURRIDO EN LA ASAMBLEA DE PAGINA 12, OFRECIDO POR LOS PROPIOS PARTICIPANTES

Compañeras y compañeros:

La asamblea de PáginaI12, con alrededor de 60/70 participantes, trató ayer durante tres horas la censura a las menciones del gobernador santiagueño Gerardo Zamora en las notas que Darío Aranda publicó el viernes y el sábado sobre el asesinato de Cristian Ferreyra, del Mocase-VC.

Desde la Comisión Interna contamos cómo sucedieron los hechos y luego Darío relató su historia en el diario: pasante en 2003, “colaborador” desde 2004, especialista en temas de movimientos campesinos y pueblos originarios desde mucho antes, superó durante años el límite de las 23 colaboraciones hasta que en 2009 fue admitido como “colaborador permanente”. Describió un panorama de precariedad laboral absoluta (viajes y estadías costeados por él mismo o por organizaciones campesinas, jamás por la empresa, y un promedio de 500/600 pesos de pagos mensuales por “colaboraciones”) y situaciones que sugieren un destrato recurrente y dificultades/resistencias para informar ciertos temas: presiones del gobierno de Formosa ante la publicación de un informe de Amnesty sobre violaciones a los DDHH de pueblos indígenas, que derivaron en la suspensión ad infinitum de un viaje programado; rechazo a viajar para cubrir el corte de ruta de la comunidad qom La Primavera (nunca le aceptaron una nota sobre esa comunidad); rechazo a cubrir la represión de ese corte, que el 23/11/10 termino con dos muertos y que cubrió finalmente un pasante recién ingresado, con un enfoque orientado a no cuestionar al poder político ni la modelo agropecuario; y “freezer” luego de manifestar su disgusto a los editores y de escribir en libertad en su blog.

Luego, los episodios de los últimos días:

El viernes, al margen de la edición discutida y acordada, se eliminó sin su consentimiento el único párrafo que informaba quién gobierna Santiago, su condición kirchnerista (radical K) y su silencio frente al asesinato. Contó Darío que quien lo editó le aseguró que no había sacado el párrafo censurado, en tanto el jefe de la sección “bastardeó” su trabajo: le pidió que dejara de relacionar las muertes con el modelo agropecuario, lo acusó de tener “mala lecha” con el gobernador y, ante una comparación con Macri, cerró el diálogo diciendo “si querés defender a Macri y criticar al Gobierno, andate a Clarín o La Nación”.

Esa noche, después de mandar su nota sobre la marcha para exigir justicia, el mismo jefe volvió a llamarlo para cuestionarle que “la censura del párrafo de Zamora es tema del día en Twiter”, que “no había vuelta atrás” (en su situación laboral) y le exigió una desmentida pública. Darío le dijo que él no debía desmentir nada porque no había denunciado nada, se había limitado a informar a determinadas personas sobre el párrafo eliminado.

El sábado, al buscar su nota publicada, se encontró con una cabeza totalmente destruida (pero con su firma), de la que se eliminó la distinción por parte del Movimiento Campesino de cuatro niveles de responsabilidad, que incluían la única mención con nombre y apellido a Zamora.

En resumen: durante dos días seguidos, el nombre de Zamora fue eliminado y --gracias a los párrafos censurados-- no se informó quién gobernaba la provincia.

Darío destacó que era cierto que Página es el medio que más espacio dedicó a sus temas pero que no explicaban cómo (léase gracias al esfuerzo individual de un colaborador al que le pagan cifras simbólicas y ni siquiera viáticos de los viajes), que además era sumamente desgastante que cada nota estuviera sujeta al humor de un editor, y que por el maltrato y “los aprietes” del viernes no podía seguir manteniendo una relación con ese editor-jefe. La exposición concluyó con un aplauso de la asamblea.

Antes de abrir la ronda de oradores, desde la Interna leímos un mensaje de Osvaldo Bayer (repudió la censura y se comprometió a interceder para garantizar la continuidad de Darío) y destacamos que la “desmentida” del diario no desmentía nada, que “curiosa, intencionada” e “insólita” no era la denuncia sino la edición que había arrasado con las menciones a Zamora y su alineamiento con el gobierno, y que era falso que el diario se enteró el lunes que la censura había trascendido porque el viernes ya le estaban exigiendo a Darío que lo desmintiera.

Las exposiciones de la asamblea (19 compañeros tomaron la palabra) fueron en su amplia mayoría de solidaridad con Darío, con elogios a su militancia, al coraje de denunciar pese a su inestabilidad laboral; de repudio a los actos de censura, y de propuestas para solicitar su pase a planta permanente como respuesta a los ocho años de trabajo, a cientos de notas, decenas de tapas e investigaciones que prestigian al diario.

Se distinguió la facultad de fijar una línea editorial por parte de la empresa de la obligación de dar a conocer información básica. “Los periodistas debemos exigir que se cumpla esa obligación, no que nos saquen la firma porque no se cumple”, fue el razonamiento.

Un compañero destacó que había pasado por situaciones similares pero no se había animado a hacerlo público y tampoco se sentía con la mínima fuerza necesaria porque no sabía hacer uso de las redes sociales. “Pero debemos hacer algo a partir de este caso. Tenemos libertad para decir pero también para sufrir si no estamos en línea con el diario”, dijo. Otro sugirió que hay casos mucho peores que el de Darío, “notas enteras que no salen”.

El jefe de Sociedad, invitado a tomar la palabra, dijo que no existió censura sino “episodios como los que habitualmente suceden en el marco de la tensión natural en la que se desarrolla el trabajo periodístico”; afirmó que Darío había sido informado de todos los cambios y no había pedido que le retiraran la firma, y que “de ocho referencias críticas al gobierno provincial se dejaron siete”, dato que más tarde se demostró absolutamente falso. “Hacemos mal el trabajo de censores”, ironizó, y sugirió que hacer públicos los hechos “pone en riesgo al diario”.

El compañero que editó originalmente las notas admitió que “la decisión de edición pudo ser errónea”, y coincidió con algunas posiciones anteriores en el sentido de “cierta blandura en la línea editorial, que no es beneficiosa”. Luego expresó su deseo de poder seguir trabajando junto a Darío.

Algunos compañeros plantearon que era contraproducente que estos hechos se ventilaran fuera del diario; cuestionaron que debió tratarse en asamblea mucho antes, o al menos informarse por mail, y que si durante días circuló un texto de repudio que firmaron cientos de personas y organizaciones sin que los trabajadores de Página conocieran los hechos significaba que “algo se hizo mal” (luego se aclaró que ese texto no pertenece a la Interna y que la confusión se generó porque se incluyó el mail).

Varios destacaron como positivo que un caso de censura pueda trascender, porque “así los lectores saben que los temas se pueden hablar”; también que “nadie duda que hay que cuidar a Página, pero hay situaciones que no se pueden dejar pasar y se deben denunciar”.

Varias intervenciones calificaron la asamblea como “histórica” o “fundante”, destacaron la necesidad de profundizar el diálogo, de tratar abiertamente los casos de censura. “Es importante que Página preserve una ética”, se dijo.

“Quiero mucho al diario”, dijo Darío en su última intervención, pero explicó que ocultar los casos de censura no era el modo adecuado, y contó otro ejemplo que involucraba al ministro de ciencia Lino Barañao. “Acá a Barañao no se lo toca”, fue la respuesta. “Lo que hace mal es ocultar información” y no que trascienda que se oculta, explicó. Cuando terminó, la asamblea lo volvió a aplaudir.

Finalmente se decidió redactar un comunicado como trabajadores para repudiar la censura, solidarizarnos con Darío y hacer público que valoramos su trabajo y su compromiso; pedir como asamblea su pase a planta permanente y hacer pública nuestra preocupación por la precarización que reina en el enorme universo de “colaboradores” y la importancia de buscar soluciones en el marco de las paritarias que se desarrollan en estos días. Hoy vamos a proponer un texto, como Interna, para que se apruebe en asamblea.



Dario Aranda: "El periodismo tiene que dejar de alegar obediencia debida"

Luego del asesinato de Cristian Ferreyra, militante del Mocase, desde los grandes medios se trató de desdibujar las responsabilidades políticas y ocultar el trasfondo de la muerte: la lucha por la tierra. Darío Aranda, periodista de Pagina/12, asegura que Ferreyra fue una nueva víctima de la expansión de los agronegocios y que varias de sus notas sobre el tema fueron retocadas por el diario cambiando el sentido de las mismas.

¿Cómo se desarrolló todo esto porque desde muchos medios lo primero que trataron de correr es que tuviera que ver con la disputa por la tierra?

Lamentablemente es algo recurrente lo que está pasando en los medios, por un lado los grandes medios asociados a los agronegocios lo tratan de mostrar casi como un hecho policial muchas veces o cuando se demuestra que fue una represión por un tema territorial no se aborda el fondo de la cuestión; el motivo de todas las represiones, de los asesinatos es el modelo extractivo petrolero, minero, forestal, agropecuario, que avanza sobre territorios campesinos indígenas ancestrales con derechos reconocidos por las propias leyes argentinas, internacionales, que no debieran ser corridos de esos lugares donde vivieron siempre.

¿Cómo fue el caso puntual de Cristian Ferreyra?

Cristian era un joven militante de 23 años, referente de las comunidades a 60 km de Monte Quemado, limite norte de santiago del Estero, se conoce con los agresores, quienes fueron a la casa de un compañero, Dario Godoy, incluso uno de los agresores tiene una relación de parentesco con la compañera de Cristian, son conocidos en el lugar, en la zona norte de Santiago de Estero como una mano de obra disponible en todo este trabajo represivo, ya sea para sectores políticos o sectores empresarios.

El MOCASE lo ha denunciado claramente y la comunidad viene enfrentando recientemente un proceso de hostigamiento en los últimos dos años que incluyó la quema de una radio, el encarcelamiento de Ricardo Cuella, y el pedido de captura por el mismo juez que está interviniendo ahora y que ahora pareciera que interviene tan rápido, cuando es un juez sindicado como cómplice de todas estas represiones. El juez había ordenado 12 detenciones con el único argumento de campesinos que han defendido su territorio, en el hecho puntual, el miércoles a la hora de la siesta llegaron a la casa de Darío Godoy a buscar directamente a Cristián, cuando salieron y sin mediar palabra le dispararon y lamentablemente Cristián murió desangrado con su esposa y su hijito de dos años enfrente.



Texto elaborado por la Comisión Interna de TELAM por mandato de la Asamblea del jueves último y divulgado hoy.

La asamblea general de trabajadores de Télam repudia la operación de prensa montada en la agencia y la censura sufrida en los despachos informativos redactados por nuestros compañeros de la sección Política sobre el asesinato del dirigente campesino Cristian Ferreyra, integrante del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase-VC).
Enterados de la noticia un día después, 17 de noviembre último, junto a la denuncia del Mocase, redactores de la sección recababan el relato de compañeros de Ferreyra e intentaban vanamente conseguir declaraciones de alguna autoridad del gobierno provincial.

Al día siguiente cubrimos con redactor y fotógrafo una marcha convocada por el Mocase con el apoyo de movimientos político sociales, entre ellos el Movimiento Evita, uno de cuyos dirigentes, el “Chino” Navarro, aportó como otros sus declaraciones señalando la responsabilidad de “gobiernos provinciales” en la violencia de los terratenientes contra campesinos, en alusión en este caso al gobernador santiagueño, Gerardo Zamora.

La nota fue demorada y se presionó finalmente para eliminar la presencia del Movimiento Evita en la marcha y las declaraciones de Navarro. Por último, fue eliminado el párrafo en que éste responsabilizaba a gobiernos provinciales y funcionarios judiciales por la violencia rural, sin consultar al redactor y dejando su sigla. Tampoco se incluyeron fotos, según se indicó a compañeros de fotografía, “por orden del jefe de prensa del gobernador de Santiago del Estero Gerardo Zamora”.

El 23 de noviembre se cubrió una conferencia de prensa del Mocase junto a organizaciones kirchneristas, emitida casi cinco horas después de terminada sin el párrafo en el cual Alfredo Farías, del Mocase, atribuía una vez más responsabilidad al gobernador Zamora en la violencia de empresarios rurales y el incumplimiento de sus compromisos con las organizaciones campesinas.

¿Si todo esto no es censura que nos expliquen que entienden por ella?

Pero además, y quizás lo más grave, con el concurso de la agencia se montó una operación. El mismo día de la marcha del 18, por la mañana, se emitió un despacho de unas 90 líneas que afirmada en el título y la cabeza que Ferreira había sido asesinado en un enfrentamiento entre vecinos, adoptando sin distancia alguna la afirmación de un supuesto informe o “parte oficial” de la policía santiagueña, sobre el crimen cometido en realidad por sicarios de un terrateniente. Ante la protesta de periodistas, se dijo que ese “parte” había sido remitido por Zamora con pedido de publicación.

Sin pormenorizar más la descripción, cabe subrayar que en la cobertura de este crimen, mientras compañeros pugnaban por dar a conocer la información chequeada, desde la conducción periodística de la agencia se presionó todo el tiempo con argumentos como que el jefe de prensa del gobernador Zamora “no quiere que se publiquen fotos del Mocase” o se vociferó que “acá no sale nada más del Mocase”.

Los trabajadores de Télam no queremos más censura ni mendacidad. El caso de censura en noticias sobre el asesinato de Ferreira, que es muy grave, no es una excepción. La censura y la selección de hechos que deben ser ignorados son moneda corriente. Sabemos por experiencia que esto no es nuevo. Esto, lamentablemente, repite prácticas que también fueron de gestiones anteriores, en diverso grado. Exigimos que de ahora en más no se repitan hechos de esta naturaleza.

Quienes llevan adelante este tipo de practicas nefastas son los mismos que lo hicieron durante gestiones anteriores y que lamentablemente continuan en cargos de importancia en la Mesa de Edición, a pesar de sus repetidos y resonantes errores profesionales durante años nefastos.

La asamblea decidió por unanimidad repudiar estos hechos y constituir una comisión que, junto a la Comisión Gremial Interna, controle y tome nota minuciosa de estas situaciones en caso de repetirse, además de abordar otras cuestiones que preocupan al conjunto de los compañeros porque ponen en juego el ejercicio honesto de nuestra profesión.

También se decidió reclamar a las jefaturas de las respectivas secciones de la Redacción que defiendan el trabajo y la profesionalidad de los periodistas.

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Adelante
Por Jorge - Thursday, Dec. 08, 2011 at 5:48 PM

Soy periodista dell interior,despedido porcausass gremiales .Me emociona la lucha de los compaañeros de telam y pagina 12,eso es dignidad. la ley de medios no puede ser democratica si s e opone a lo principal: la reincorporacion de los despedidos po r causa s politicas y gremiales en medio s privados y estatales. Adelante y fuerza !!!!!

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