Julio López
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A 10 años de la Rebelión Popular de Diciembre de 2001
Por MIR MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA - Friday, Dec. 16, 2011 at 5:17 AM

El “capitalismo en serio” no es solución: luchemos por la Revolución y el Socialismo

En abierta contradicción con las estrofas del tango que nos dicen que “veinte años no es nada”, los 10 años transcurridos desde la Rebelión Popular de 2011 (la mitad del período que indica el popular tango) se nos aparecen como un “montón” de tiempo, de vivencias y aprendizajes políticos que se sucedieron vertiginosamente. Es que para la generación militante que protagonizó y se forjó al influjo de esos acontecimientos políticos, parecen cercanas las imágenes de aquellas memorables jornadas de lucha popular donde nuestro pueblo –golpeado por la desocupación y la crisis económica y social- se animó a decir basta y en la calle tiró abajo a un gobierno tan inepto como antipopular. Fueron intensas jornadas de lucha de clases y de calle, donde miles y miles de militantes populares en todo el país cortamos calles y rutas; nos fogueamos a piedrazo limpio contra la Infantería y la Montada; alentamos y promovimos el estallido en las barriadas; destrozamos cuanto banco estafador tuviéramos en frente. Todo para gritarles bien fuerte en la cara “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.

A diez años de estos hechos, la realidad nos muestra que los políticos patronales se reciclaron y la mayoría de ellos “se quedó”. Por su parte, el régimen político de la burguesía logró reacomodarse y recuperó buena parte de los niveles perdidos de autoridad.

Sin embargo, pese a toda esa “normalización”, es toda una metáfora que las vallas de seguridad, diez años después, sigan instaladas en la mitad de la Plaza de Mayo, como medida de seguridad permanente del estado capitalista, ante el fantasma siempre latente del “desborde” de una protesta popular. En la Plaza donde se concentra simbólicamente el poder político en nuestro país, esas vallas explican mejor que nada el sentido que para nuestro pueblo tienen las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2011. Jornadas que, por otra parte, son una referencia ineludible para entender nuestra actualidad caracterizada por la hegemonía política del kirchnerismo.

 

El kirchnerismo, la respuesta desde arriba

No es exagerado plantear que la política impulsada por Néstor Kirchner fue la más inteligente que pudo darse la burguesía, tal vez a su pesar, para salir de la crisis del 2001. A la luz de los hechos, no resulta difícil imaginar cuáles hubieran sido los resultados políticos y sociales de la política económica de férrea ortodoxia neoliberal que proponían Carlos Menem y Ricardo López Murphy, los otros dos candidatos presidenciales en los comicios de 2003, y que hubiera aplicado de haber ganado en las elecciones. No quedan dudas que esa línea de confrontación directa del capital –que ambos candidatos expresaban programáticamente– hubiera generado una durísima respuesta popular que no habría hecho otra cosa que agravar aún más el cuadro de crisis económica y ebullición social.

Por el contrario, el mérito innegable de Néstor Kirchner fue leer correctamente el momento político en el que le tocó asumir la Presidencia, vio claramente la profundidad inédita de esa coyuntura histórica, y utilizó una hábil táctica concesiones y cooptaciones en el movimiento popular para defender –en un sentido estratégico de largo aliento- los intereses de las clases dominantes en Argentina. Kirchner supo llevar adelante esta orientación con audacia política aprovechando a su favor un contexto económico internacional favorable, que abrió una fase de crecimiento económico sostenido que se extendió hasta el actual mandato de su esposa, Cristina Kirchner.

Este escenario de recuperación, en contraste con la debacle social de diciembre de 2001, es la base material en la que hunde sus raíces la adhesión popular al gobierno de Cristina Kirchner, expresado en el 54% de votos obtenidos en las elecciones de octubre último.

Facilitó este trabajo de recomposición la incapacidad que manifestamos los sectores populares en lucha para poner en pie una propuesta política de transformación social profunda, capaz de mostrarse como alternativa política para sectores importantes de nuestra clase trabajadora, a la izquierda del kirchnerismo.

En sus trazos gruesos, éste es el recorrido transitado desde el 2001 a estos días. Desde allí venimos y acá estamos.

 

El fantasma de la Rebelión hoy

Para los capitalistas y políticos burgueses, la película de diciembre de 2011 les genera escozor. Un sudor frío les recorre el cuerpo al recordar esos días en los que tenían que andar escondidos detrás de los vidrios polarizados de sus autos (cuando se animaban a salir un rato de sus oficinas).

En cambio, para nuestro pueblo, la Rebelión Popular de 2001 es memoria viva de lucha, que además de seguir alimentando incesantemente nuestra rebeldía, es el punto de partida que nuestra clase retomará para afrontar las batallas de clase que más temprano o más tarde volverán a darse, con igual o mayor profundidad que diez años atrás.

Como señalamos en nuestro artículo en el folleto que publicamos a 10 años de la Rebelión Popular, y que acompaña esta edición de A Vencer: “el legado de la rebelión popular del 2001 aún nos interpela y nos convoca a seguir militando frente a las injusticias que persisten. Son enormes desafíos que seguimos afrontando con paciencia y confianza en el futuro. Nos impulsa la convicción intransigente de que los trabajadores y trabajadoras tenemos que asumir la necesidad de avanzar por el camino de la independencia política de nuestra clase, construyendo nuestras propias herramientas políticas, desarrollando desde abajo las bases materiales de nuestras propias fuerzas, para alumbrar la Revolución Socialista que los pueblos de nuestro continente necesitan para conquistar el derecho a una vida y a un futuro dignos”.

Estas aspiraciones son las que hacen que en este atípico editorial de A Vencer no exista ni una pizca de melancólica añoranza por el tiempo que pasó. Por el contrario, estas líneas pretenden ser una encendida reivindicación de principios y objetivos políticos de cara al futuro, para seguir organizando a los muchos y muchas que no nos conformamos con las migajas del “capitalismo en serio” que el kirchnerismo propone como respuesta a los problemas profundos de educación, salud, vivienda, pobreza y desigualdad social que padece nuestro pueblo.

A diferencia de esto, desde MIR seguimos peleando por una profunda transformación social que nos permita lograr la definitiva liberación política, económica y social de nuestro pueblo, construyendo la sociedad justa e igualitaria, por la que dieron la vida los 30.000 compañeros/as detenidos desaparecidos.

Ésa es nuestra huella y nuestro proyecto político. Ése es nuestro “nunca menos”. Por eso seguimos luchando, con más fuerzas que nunca, por la Revolución y el Socialismo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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