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En Vicente López ¿son energúmenos los que se oponen a un proyecto?
Por (reenvio) Semanario Prensa Libre - Monday, Dec. 19, 2011 at 8:03 PM

La inauguración del puente Néstor Kirchner trajo de nuevo una vieja polémica acerca de la costa, un tema sobre el que cuesta mucho ponerse de acuerdo y que, año a año reabre viejas heridas en la sociedad, no sólo de Vicente López, sino también en todos los pueblos pegados a la costa, acá y en todo el mundo.

La primera cuestión es si hay que dejar la costa como está para que se recobre de tanta contaminación y regenere su triste deterioro, producto de la actividad predadora del hombre y de la falta de escrúpulos de quienes llegaron a arrojar toda clase de residuos sobre ella a lo largo del tiempo.

Los más viejos recordamos alegres jornadas deportivas a pleno sol o picnics a la sombra de frondosas arboledas y el baño reparador en el verano en toda la costa de capital y gran Buenos Aires. Tanta era la gente que se reunía (de tan diverso origen social y de tan lejanos lugares); y tan bien se la podía pasar que hasta podía competir con destinos más lejanos. Y tanta gente concurría que hasta se recuerda a un Severino Di Giovanni perseguido, pasando desapercibido en medio de un gran picnic anarquista en la ribera sanisidrense.

Pero claro, pasaron muchos años, gobiernos autoritarios, y el deterioro del país se fue profundizando… Viviendas lujosas, autopistas, cemento en calles y casas, sin control ni planes de ninguna clase, y siempre con la excusa del “progreso”. Ese progreso que casi siempre significa deterioro de la calidad de vida, especialmente para los que menos tienen, y buenos negocios para los que saben aprovechar las ocasiones en que el control escasea.

Desde concesiones a instituciones deportivas, que muchas veces no aportaban nada más que a sus propios socios, y en gran parte reducían las posibilidades de vecinos y visitantes lejanos, hasta rellenos sin controles, entre los que se llegaron a encontrar residuos hospitalarios y fabriles.

Pero en particular en Vicente López las opiniones siempre estuvieron divididas y atravesaban las banderías políticas. Y las preguntas nunca fueron respondidas. ¿Por qué se hicieron concursos internacionales con proyectos que ni siquiera llegaron a considerarse seriamente? ¿Por qué muchas instituciones establecieron una propiedad casi privada de la costa? ¿Y por qué en lugar de obligar al cumplimiento de las leyes se utilizaba el hecho para rellenar y “recuperar” quitándole al río lo que ellos se habían apropiado?

Y esa política apropiadora llegaron a utilizarla los que, dueños de un terreno cercano a la costa aparecían luego extendiéndose hacia el río… y vuelta a rellenar…¿Y hacía falta cederle al Colegio Lincoln más de 200 metros de costa, para que muchos años después contribuyeran a crear una reserva que existía años atrás?

Fueron años de rellenos para que no se inunde, y de rellenos para frenar las inundaciones producidas por los rellenos. (Y vecinos en vigilia para evitar que fueran arrojadas basuras.) Promesas de municipios y provincia de Buenos Aires, encuentros y seminarios para discutir lo que no se iba a hacer. Un barrio como El Ceibo con 70 años de pelea para lograr las escrituras prometidas. El tren que se saca, y que se vuelve a poner (tal vez evitando el viejo proyecto de la super carretera super contaminante). El cemento otra vez cercano ala costa, tratando de llevar los autos hasta el borde mismo del agua…

Hasta que en la costa embellecida (aunque fuera con basura) donde los vecinos volvían a tener su espacio,apareció el sueño de los grandes capitales. Otra vez proyectos faraónicos como la aéro isla, pero esta vez con un gran shopping disfrazado (con la oposición de todas las cámaras empresarias), pero con el fundamental aporte de De Narváez, Tinelli que se retira luego, el diario La Nación y otros capitales que sacarán su tajada.

Una ley sobre grandes superficies comerciales, la 12.573, anhelo de Pymes y pequeños comerciantes, aprobada por las legislaturas platenses es burlada en beneficio de grandes monopolios extranjeros, con la complicidad de todos los gobiernos… Esrecordado el lobby de las embajadas para que, desde Ruckauf, los gobernadores enterraran esa ley con la excusa de la inversión de capitales, el “progreso”. ¿Para quién?, cabría preguntarse.

Este recuento a vuelo de pájaro, de esta lucha por preservar en las mejores condiciones el lugar en que se vive, viene a cuento para enmarcar el debate que hoy se abre sobre estas rutas que se hacen para que entren más coches a la costa, para que gasten en los nuevos comercios que se abrirán. En el medio es lícito preguntarse: ¿beneficiarán realmente a la población más vulnerable? ¿Contribuirán a que Vicente López tenga mejor salud, menos contaminación, más viviendas, mayor tranquilidad?

Para algunos vecinos esto no es así, y lucharon con fuerza para torcer este rumbo que creían errado del “progreso”. Lamentablemente no se los escuchó. Sus objeciones fueron echadas en saco roto. Las presentaciones de asociaciones, cámaras y diversas entidades se recibieron y se archivaron. Y para colmo, cuando quisieron expresarse de viva voz fueron reprimidos e insultados… y eso que no bloqueaban la llegada de alimentos ni impedían la salida de los diarios ni cortaban el tránsito de las avenidas…

Tal vezentre los que se opusieron a estas obras habría algunos “energúmenos”, como aquellos que querían ir a gritarle a Enrique García a la puerta de su casa, o los chicos de rastas y amantes de las artesanías y de los árboles ¿podrían ser culpados por eso? Y había señores como el ilustre Ricardo Barbetti, que insistían con sus opiniones en contra del cemento y a favor de la naturaleza; o como el arquitecto Bardeci, escribiendo cartas junto a los miembros de su asociación, que tienen prohibido por estatuto participar en partidos políticos, pero que hacen la generosa tarea de controlar el trabajo de los concejales. También hubo jóvenes deportistas que pedían por lo suyo o maduros vecinos que creían que los negocios y los edificios había que hacerlos en lugares más alejados y no en medio de la zona más poblada, más rica y con menos verde de toda la República Argentina.

Todos ellos lucharon y luchan por lo que creen más justo, y merecen todo el respeto del mundo, al igual que los militantes políticos que se acercaron a acompañar o a buscar adeptos (están en todo su derecho constitucional de hacerlo); desde el PRO hasta el PO, pasando por el resto, se hicieron presentes y usaron en su campaña las excepciones, la falta de trasparencia y las dudas sobre las obras de referencia.

Porque todavía no es tarde para pedir disculpas, porque todavía se puede reconsiderar, porque por algo Vicente López es la comuna donde menos votos sacó el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, hay que barajar y dar de nuevo. Nunca es tarde para hacer las cosas bien y con respeto a las leyes y a las personas. Es una forma de avanzar en esta difícil tarea de crear una sociedad mejor, más igualitaria, sin pobres, y con menos prejuicios.

fuente http://www.sprensalibre.com.ar/index.php?id=4176

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