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2001-2011: El pibe de la crisis
Por Fuente: UNO Entre Ríos - Tuesday, Dec. 20, 2011 at 8:19 PM

José Daniel Rodríguez en el recuerdo de Alejandro Sologuren, de la CCC. La historia del joven asesinado de un escopetazo y tirado detrás del supermercado Wal Mart. La causa está paralizada y camino a la prescripción.

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Alfredo Hoffman / De la Redacción de UNO

Durante los pocos años que tuvo de vida, unos efímeros veinticinco, José Daniel Rodríguez atravesó más experiencias dolorosas que muchos de nosotros, los que lo superamos ampliamente en edad y seguimos vivos. Nació en Bovril pero no creció junto a su familia biológica, sino que lo adoptó una pareja de Paraná. Con esa familia vivió hasta que se fue de la casa. Muy joven se instaló en La Plata, entabló una relación, tuvo un hijo. Después regresó a la capital entrerriana, estuvo desocupado, fue un pibe de la calle y alguna vez robó para sobrevivir. Trabajó de recolector de residuos, se juntó con otra chica que ya tenía dos nenes. Empezó a participar de las asambleas de la Corriente Clasista y Combativa, estuvo en un sinnúmero de marchas y piquetes, era una ametralladora tirando piedras. Murió acribillado por la espalda con un disparo de Ithaca. Su cuerpo desapareció la noche del 21 o madrugada del 22. Apareció cubierto por gomas, en avanzado estado de descomposición, varios días después de las revueltas de diciembre de 2001. Apareció en una zanja, detrás del supermercado Wal Mart de Paraná.

La historia de José Daniel es la historia de la crisis. El último año de sus cortos 25 lo vivió sobreviviendo, peleando por el pan y por un plan. Su cara se hizo conocida para la Policía, que se armaba hasta los dientes ante cada protesta, porque él era de los que iban adelante, de los que encendían las gomas que se quemaban en las esquinas. Por eso su asesinato siempre tuvo cierta lógica, aunque para los jueces, para la comunidad judicial de Entre Ríos en su conjunto, no hubo elementos que permitieran esclarecer su muerte y mucho menos avanzar en la determinación de responsabilidades penales.

Alejandro Sologuren, coordinador provincial de la Corriente Clasista y Combativa, lo recuerda diez años después en la plaza 20 de Diciembre, muy cerca del lugar donde tiraron el cuerpo: “Yo lo conocí en febrero de 2000, él empezó a participar buscando trabajo en los planes, en febrero, en La Floresta. Nosotros nos juntábamos ahí en la casa de una vecina, Coca Ramírez, que justamente su sobrina fue pareja de José Daniel; era la tía política”.

“Él era aparentemente huérfano –dice Sologuren, intentando reconstruir la historia de José Daniel–, supuestamente era de Bovril y lo adoptaron acá, en Paraná. También estuvo en La Plata dos o tres años, ahí se juntó con otra chica y tuvo un hijo”.

Cuando lo mataron su cuerpo tenía las marcas de la crisis: las bolsas de basura le habían dejado una cicatriz en el abdomen, vestigio de una herida provocada por algún vidrio, y otra más por el filo de un cuchillo durante una pelea.

“Él era un pibe de la calle. Cuando entró (a la CCC) era un buen pibe, en el sentido de que iba a todos los lugares, intentó laburar, participó de una huerta que hicimos... pero el problema es que nunca conseguíamos que se pagara. En aquel entonces también trabajó en los camiones de basura en la Municipalidad, pero en planes que eran muy pocos para la cantidad de gente que había. Y él participaba activamente de las asambleas. Era un militante de base, en realidad su educación fue la calle. Yo sé que alguna vez ratereó, por lo que conozco. Pero no sé si estuvo en cana acá en Paraná”, relata Sologuren.

A la organización llegó por necesidad y encontró contención, y por eso permaneció en sus filas. Pero también era un luchador y como tal se prestaba para las luchas con la fuerza sus brazos. El dirigente recuerda “el día 19 él era una ametralladora tirando piedras”. Y agrega: “Yo por ahí lo paraba, porque también teníamos que parlamentar. Esas actitudes tenía”.

Días revueltos

El chico de la crisis, como venía haciendo en cada movilización, estuvo presente en la revuelta de diciembre de 2001 en Paraná desde el inicio el miércoles 19. “Nosotros como organización todos los años pedíamos comida; todavía estaban Abud, Moine y Spar. Ese año ya había aparecido Hiper Norte. Nosotros habíamos llevado una nota y marchamos. En ese momento había atraso de salarios, así que los trabajadores del hospital San Martín se habían reunido en el hiper Norte de calle Irigoyen. Y los desocupados fuimos. A ellos les entregaron bolsones y salieron por atrás. Ese año, habían cortado todos los bolsones, toda la ayuda alimentaria y todos los planes, no había nada para fin de año. Una situación terrorífica, además del corralito. Estuvimos desde las 10 de la mañana hasta las cinco de la tarde, se empezó a llenar en todos los supermercados. La policía empezó a reprimir”, repasa Sologuren.

Continúa: “Entró a negociar el gobierno provincial. Nos ofreció ayuda alimentaria, que a las cinco de la tarde la iban a entregar. Ellos querían que fuéramos a una cuadra pero nosotros dijimos que no, que íbamos a permanecer ahí. Esa tarde, a las seis de la tarde se empezó a entregar, fueron 300 ayudas alimentarias y se dispuso de acuerdo a la necesidad, es decir, primero a las familias... él no tenía familia pero estaba agregado en una casa aquí atrás, de República de Siria y Ameghino y, bueno, se cortó y a él no le tocó”.

Con las manos vacías, unos 15 o 20 muchachos pasaron por el supermercado que estaba ubicado en calle Echagüe, apedrearon el frente del local y ahí siguieron caminando. Terminaron en el Wal Mart. Ese día el supermercado de calle Don Bosco ya se había saqueado totalmente.

“El día 20 nos juntamos para ir a Casa de Gobierno. Ellos, unos 30-40 (entre los que estaba José Daniel), en determinado momento deciden marchar al Wal Mart. Ese día fue lo de la quema de la puerta de la Casa de Gobierno, si él hubiera estado allí habría sido uno de los primeros (en encender las llamas), pero ellos en realidad se retiraron un rato antes. Ellos siguieron por Laprida. Esa jornada en Paraná todos los barrios se sublevaron. Ellos todas las noches, todos los días, estaban acá. Acá algo entregaron el día 20 a la mañana, no del Wal Mart, del gobierno”.

Desaparecido

“El día 25 vamos a hacer la asamblea en La Floresta; ahí se cuenta todos los compañeros que estaban, que no estaban, dónde estaban. Algunos se habían cruzado a la isla. Y la información que tenemos es que él había sido llevado a la quinta. Ahí es cuando yo decido hacer un hábeas corpus. Y después el juez (Jorge) Barbagelata me dice que en los registros de la quinta no está. Entonces nosotros empezamos a buscar. Después hicimos otra reunión, en la isla no estaba, y se corría el rumor de que había un muerto más”.

El día 30 Sologuren recibió el llamado del periodista Mauricio Antematten: “Me dijo que habían encontrado un cadáver en aquella calle de allá, tirado en una zanja, cubierto por gomas, que era posible que fuera José Daniel. Ahí nosotros vamos, a la Coca le permiten entrar y reconoce el cadáver, en la morgue que todavía estaba en calle Corrientes. Reconoce el cadáver”.

El cuerpo tenía un escopetazo en la espalda. Por un muchacho que iba con él, que vivía en la zona de Artigas y Miguel David y que también se presentó en la Justicia, luego supieron que lo había levantado una camioneta de la Policía.

A pesar de que juntaron firmas pidiendo por los restos de Rodríguez, no pudieron sepultarlo. En marzo, empleados judiciales pudieron averiguar que el cadáver había sido entregado el 13 de enero a un supuesto tío, militante radical y ex policía, recuerda Sologuren.

“Una vez, con (Julio) Solanas de intendente, conseguimos un nicho. Él estaba enterrado en la parte de los pobres del Cementerio. Fuimos a intentar sacarlo y el supuesto tío... Fue el que salió diciendo que era un invento de los sindicalistas la muerte de José Daniel. Yo le pregunté si él había visto la autopsia y dijo que no. Si vos sos pariente lo primero que hacés es ver la autopsia para saber cómo murió”, afirma. “Supuestamente iban a tirar los huesos en la cruz mayor, porque a los cinco años los tiran”.

Impunidad

La CCC no pudo acceder al expediente judicial por no poseer relación de parentesco con la víctima y la causa quedó paralizada. No hay querellantes, ya que sólo se acepta como tal al cónyuge, padres, hijos o último representante legal. En la organización consiguieron saber que la muerte fue ocasionada por perdigones de Ithaca, pero no qué día preciso lo mataron, entre el 21 a la noche que desapareció y el 30 que lo encontraron muerto.

En esos días, los seis juzgados de Instruccion existentes actuaron simultaneamente, en vez de por turnos como es habitual, pero luego las causas por los homicidios recayeron todas en el juzgado Nº 1, en ese entonces a cargo de Ricardo Gonzalez. La fiscal que en ese momento trabajaba con ese juzgado era Estela Bonazzolla, hoy jubilada.

El expediente de Jose Daniel Rodriguez se encuentra en el juzgado Nº 1, que desde 2006 está a cargo de Patricia Yedro. Fuentes judiciales informaron que tiene unos cinco cuerpos, "cientos" de testimoniales y que, aunque se confirmó que fue un homicidio, la investigación "nunca pudo establecer la circunstacia de la muerte". La causa, lógicamente, no tiene imputados.

La misma fuente judicial dijo que hasta el 2007 el expediente registró algún movimiento: “No algo de todos los días, pero que algo hubo”.

Otra voz en Tribunales dijo –bajo reserva de identidad– que la causa está guardada, esperando la prescripción que se dará cuando se cumplan los 12 años (plazo para los homicidios), a menos que alguien, de una buena vez, se decida a investigar y surjan nuevos elementos probatorios.

Colaboración: José Amado

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