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Crónica de un día de justicia en Bellavista
Por Colectivo Bellavista - Friday, Dec. 23, 2011 at 8:51 PM

El domingo 18 de diciembre el barrio Bellavista de la ciudad de Rosario rememoró en su plaza principal lo acontecido hace diez años en ese espacio del oeste rosarino.

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Hace diez años el barrio Bellavista fue, junto con la gran mayoría de las barriadas rosarinas, blanco de la represión policial en esos días trágicos del 19 y 20 de diciembre de 2001. La situación que vivieron los vecinos, antes y después de esa fecha, fue tan dramática que muchos de ellos comenzaron a organizarse para tratar, de manera colectiva, de abastecer a todo el barrio y suplir las necesidades más urgentes. La represión, perpetrada por los comerciantes y las fuerzas policiales representando al Estado, fue tan feroz que el costo final fue la vida de Yanina “Pichuca” García y varios vecinos heridos con perdigones.

A diez años de lo ocurrido el barrio se fue congregando en Plaza Chiodi (Pasco y Lima) para ser parte otra vez de la historia. El encuentro fue emitido para las 16 horas por parte del Colectivo Bellavista que ese día, además, daba el cierre a sus talleres de arte. Los pibes y los vecinos mayores, desde muy temprano estuvieron adornando la plaza con banderines y banderas que fueron haciendo los chicos en los talleres durante todo el año. Don López, un viejo trabajador del barrio que siempre se acuerda de su Chaco natal, arriba de una escalera dejó prolijamente colgada en un añoso árbol una bandera que remarcaba una frase contundente: “Justicia para Yanina y todas las víctimas del 2001”.

Las familias se fueron acercando a la plaza con mates y algún tereré. Abrió la tarde la murga Aguantando la Pelusa, del barrio vecino La República. La pibada al ver a los murgueros y murgueras comenzaron a entusiasmarse y muchos terminaron con sus caras firuleteadas de colores y sonrisas. Mientras esto pasaba en barrio Bellavista, en otro lado de la ciudad, en Barrio Ludueña, el olvido caía derrotado ante el encuentro de los vecinos, la radio abierta y el recital que llevó adelante El Bodegón Cultural para homenajear al querido Pocho Lepratti y todas las víctimas del 2001.

En Plaza Chiodi, mientras tanto, la jornada siguió con “Los pibes de Bellavista”, grupo de cumbia surgido en el barrio en los talleres de arte del Colectivo Bellavista. Jóvenes entre catorce y veintisiete años le pusieron música a la tarde recordando a la “Pichuca” y agradeciendo a varios vecinos que de manera incondicional están cada semana trabajando a la par de los pibes transformando la realidad del barrio. Entre ellos y ellas, Margarita, una señora mayor que cada fin de semana se acerca al centro Comunitario San José Obrero, con su bastón y su sombrero, a dar una mano en todo lo necesario para que las actividades de arte se puedan llevar a cabo. Luego de la actuación de “Los Pibes de Bellavista”, del aplauso de la gente y amigos, fue el turno de la entrega a los vecinos del tercer número de la revista del barrio “Bellavista y sus voces”. Esta revista está construida con gran cantidad de aportes de vecinos mayores y jóvenes de esta barriada de zona oeste. Con ilustraciones de Carlitos, algunas notas sobre derecho de género escritas por Elías, entrevistas de la Tati, y voces de Lila, Mimí, Gallo, Pablito, Rolando, Claudio, Don López y varios más. El tercer número fue dedicado a rememorar lo ocurrido en el 2001 en el barrio. Rolando, un compañero del barrio, expresa en sus páginas en relación a las noticias de esos días que “la información que escuchábamos sabíamos que no era verdad, que muchas cosas que pasaban acá no se mostraban en televisión. Donde a mí siempre me quedó la espina es que ellos filman las situaciones dramáticas después, pero en el momento en que se decía que la gente saqueaba o que tenía hambre, no quisieron entrar en la villa para ir a ver cuántos chicos eran y que iban a comer esa noche”. Con respecto a la represión recuerda que “el que más jodido estuvo fue en el supermercado, creo que era ´Reina Elena´ (Godoy y Castellanos), donde el jefe de infantería cuando se presentó frente a la gente habló como militar. Él hirió a tres personas de entrada, y eso la televisión no lo mostró, Después la misma gente, nosotros, tratábamos de aconsejarlo porque vimos que el que estaba a cargo no era de los que entendía que la gente estaba peleando por hambre. Éste no, éste se había parado frente a la línea, hizo parar a tres detrás de él y a cinco efectivos más abiertos. Quedaron en forma de ejecución, se armaron en forma de ejecutar. Nosotros nos dimos cuenta que no jugaba y agarré y le dije a la misma gente ‘éste tipo está loco’. Llamé como a cuatro o cinco más, que nos pusimos al frente, porque los demás querían entrar. Entraron dos y le dispararon a las piernas. Mientras tanto nosotros le repetíamos que la gente estaba ahí porque tenía hambre y no porque no quería trabajar”.

Gallo, un lúcido compañero del barrio y otra de las voces de Bellavista, también suma sus palabras a este número especial de Bellavista y sus Voces : “yo lo que recuerdo, es que se estaba viviendo una situación muy difícil en nuestro país. No sólo acá en Rosario. Con respecto a un modelo económico que nos ha llevado a la marginación a la clase baja del país. He participado, porque no tengo nada que ocultar, del famoso saqueo, porque no tenía nada ni para darle de comer a mis seis hijos. Estábamos en la calle Pasco y Gutenberg, todo el sector policial se agrupó en Gutenberg. Entonces se generó un ‘enfrentamiento’ como ellos lo llaman, pero desgraciadamente el pobre iba con hambre, no con balas”. Claudio, otro compañero del barrio, explica en la revista lo que fue vivir con dos mangos en esos días: “Lo primero que había pasado fue que empezaron a aumentar las cosas. De un día para el otro empezamos a ver la diferencia, que no alcanzaba la plata para las cosas que necesitábamos. En esos días había llegado a pagar un pañal a cinco pesos. Yo no tenía laburo, andaba haciendo changuitas. Lo que hacía era para comprar un par de pañales, ni siquiera para comprar un pedazo de carne. Y se veía que la gente estaba apretada, comentando acá en el pasillo como aumentaban las cosas. Al pan lo habíamos pasado a pagar cuatro pesos el kilo”. Es don Gallo, otra vez, haciendo un balance de diez años quien explica que “desde mi punto de vista la inflación está latente, y la paga el consumidor, continuamente recae sobre los mismos trabajadores. Yo creo que el pueblo argentino, la clase humilde despertó y la gente por eso está en estas luchas”.

Luego de repartir la revista a todos los vecinos de la Plaza fue el turno del momento más triste y emotivo de la tarde. Lila Mansilla, la mamá de Yanina “Pichuca” García, recordó entre lágrimas y palabras entrecortadas, lo sucedido hace diez cuando “La Pichu” caía herida por bala de plomo. La Pichu tenía 18 años cuando salió de su casa, en el medio de la represión, a buscar a Brenda, su pequeña hija de dos años. Allí fue herida de muerte, y allí comenzó la larga lucha por justicia por parte de Lila que ya lleva diez años. Aún hoy se sigue buscando algún testigo en el barrio que pueda dar más detalles de lo ocurrido. Lila explica que la gente no atestiguó “en parte porque le tenían miedo a la policía”. Esa misma tarde del 18, con una plaza colmada de vecinos, de pibes y de viejos, se le estaba ganando una vieja pulseada al miedo impuesto y al olvido. El barrio decía sin miedo que exige justicia a la par de Lila. El final de sus palabras en esa tarde calurosa fue una apuesta para el futuro y la esperanza. Lila le pidió al barrio que la acompañen en lo queda de esta lucha. Casi como el pedido que reza la frase en la intersección de la calle Valparaíso y Pellegrini donde está pintada la sonrisa de la Pichu: “Exijo justicia. Por mi memoria y mi familia. No me olviden!!!”

El final de la jornada fue una fiesta. La banda de cumbia del barrio “A 2 peso Wachin” cerró con su “cumbia potente”, como dice una de sus canciones haciendo bailar a los pibes y pibas, y despertando varias sonrisas cómplices en los más grandes. Quizás el momento más lindo de la tarde fue cuando el Ema, cantante y animador de la banda, un pibe de Bellavista de 25 años, pidió silencio en toda la plaza y la gente de a poco se fue callando sin saber que estaba sucediendo. El Ema, luego de lograr el casi milagroso silencio después de haber tocado varias cumbias, sacó una hoja de su bolsillo y leyó unas palabras en homenaje a la familia de Yanina y a sus amigos. También le mandó un saludo en forma de homenaje a “la mamá del Fede” El Fede es uno de los percusionistas de a 2 Pesos, y hermano menor de Yanina García. En esos días trágicos el Fede tenía seis años. Hoy ya con dieciséis labura en el arte de tocar los bongó en la banda de cumbia. “Pichu, te recuerda tu familia, tus amigos y 2 pesos Wachin” fueron las palabras finales del Ema que desde el corazón de la barriada con sus compañeros músicos le ponía música a una lucha contra la desmemoria que ya lleva diez años.

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