Julio López
está desaparecido
hace 6427 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Carta - denuncia de un supuesto "petrista" argentino
Por Carlos Alberto Ricchetti - Thursday, Dec. 29, 2011 at 8:02 PM
revista_reflejos@hotmail.com

Carta - denuncia de ...
1.jpgxag4wq.jpg, image/jpeg, 720x576

Es común, aunque falsa, la creencia popular que generaliza el presunto egocentrismo argentino, extendiéndolo a todos los naturales del país de Carlos Gardel, Diego Maradona o Ernesto “Che” Guevara.

Por supuesto, como hombre y periodista venido al mundo en el corazón de “Mi Buenos Aires Querido”, conociendo nuestra idiosincrasia, cada día esos conceptos me parecen menos serios. No es porque éste individuo, presuntamente “afectado en su amor propio”, lo quiera negar. Hay razones históricas, culturales, cotidianas, empeñadas en desmentir de forma rotunda el hecho, las cuales diversificarían innecesariamente el artículo y serían muy extensas para analizarlas desde éste pequeño espacio.

En lo que a mí respecta, me limito donde vaya a ser el “embajador plenipotenciario de mi tierra”, lo cual considero el mejor mecanismo para desacreditar tal falacia, creada como tantas otras, para que los latinoamericanos vivan divididos, enfrentados, mientras los poderosos multiplican las ganancias a expensas de su labor.

Siempre diré, a partir de un refrán de mi invención –a decir verdad, si no soy el creador, desconozco donde lo oí- “la verdad es hija del tiempo”. La máxima expresión de sinceridad, se imprime en los hechos del ejemplo diario, del que mis compatriotas de Colombia entera pueden dar fiel testimonio, viéndome sufrir a grito herido o desde la contemplación, por las heridas de un pueblo al cual conocí conviviendo a su lado, palmo a palmo. Pueden afirmarlo quienes fueron testigos de encontrarme no del lado de los acomodados, como lo hacen otros tantos extranjeros, que vienen a esquilmar la Patria, sino del de los pobres, los necesitados, los sedientos de fueros y prerrogativas genuinos. Ni siquiera podrán decir que me vanaglorio desde el silencio. Mi mejor testimonio, no será el propio, sino el de los demás.

Muy a mi pesar, sin embargo, me toca hacer una confesión acerca de esa pequeña dosis de “ego”, lógica, sutil, dando el impulso para cuanto los seres humanos se propongan y que quizás, pueda tener algo de malicioso en sí misma. Para ser un tanto más explícito en la definición de esa particularidad de la picardía humana, tal vez próxima al pecado, pero fruto del aprendizaje de no dejarse mancillar a nombre de imposiciones arbitrarias, diré con total desparpajo, que acabo de obtener una satisfacción inesperada de mis detractores reaccionarios de la ultraderecha opresiva.

Deseo aclarar que nunca en la vida me creí el cacique Calarcá, José Antonio Galán, Simón Bolívar, Antonio Nariño, Alfonso López Pumarejo, Jorge Eliécer Gaitán, el sacerdote Camilo Torres, Guadalupe Salcedo, Jaime Bateman Canyón, ni muchas personalidades que me exceden. ¡Pero los verdaderos enemigos del país, los arrastrados, los traidores, los vendepatrias, fueron capaces de ponerme a ese rango! ¡Y lo peor, de “ñapa”, a un argentino!

Es tal mi agradecimiento con éste segmento microscópico de cómplices en segundo grado de la ruina del país, que hasta me siento en la obligación de mencionarlos. Si alguien no se atreve a adivinar de quienes puede provenir una crítica tan juiciosa, le develo el misterio: Fueron los sapientes cronistas del blog oficialista “Colombia Objetiva”, que por ser decididos partidarios del terrorismo de estado, el motosierrismo y sus grotescos actores, no renegaron de una digna prosa subjetivista para ensalzarme…

Esta es su dirección en Internet:
http://centrodeestudioobjetivo.blogspot.com/

Todo comenzó el mediodía del veintiséis de diciembre de dos mil once, a las diez y cincuenta y seis minutos, cuando tras una ardua tarea de varias semanas, lanzamos la nueva documental de la revista “Reflejos de Colombia y Latinoamérica”, “Colombia… ¡Es Tiempo de Derechos Humanos!”, a partir del testimonio en calidad de dirigente social y político de mi gran amigo, el reconocido compañero Jhon Jairo Salinas. No estoy obligado a demostrar la autoridad moral de una persona de los quilates de Salinas, protagonista, estudioso, conocedor, además de hombre amenazado de muerte por las temibles “Águilas Negras” de las Autodefensas Unidas de Colombia. La verdad fragmentada, reside en las voces de las víctimas del escarnio de un Estado asesino, que si se hubiera beneficiado del accionar de las “autoridades constituidas” o de su “herramienta armada ilegal”, las habría ponderado.

Pero como los homenajes ameritan un reconocimiento adecuado, es preciso reproducir y analizar tanto conglomerado de “elogios”, los cuales al margen de las numerosas faltas de ortografía, de horrores… Perdón, quise decir “errores” de ortografía o gramática, son inusuales en épocas de tamaña turbulencia política y fuerza física. Para que puedan comprobarse mis afirmaciones, la reproduzco por partes, haciendo una reflexión luego de cada párrafo. Para despejar cualquier duda, “recomiendo” la visita del blog donde fue “colgado”, muy fácil de hallar en el más mísero de los ordenadores de barrio. Dice la “crítica”:

“La producción documental, con un entramado sociológico y artístico, siempre debe ser bien recibida; hoy celebran haber estrenado un nuevo documental que está desmedido en la mirada sobre Colombia,dirigida por Carlos Alberto Richetti,…”

Me hace feliz saber que en la derecha no todo es asesinato, brutalidad, despojo a los débiles e ignorancia extrema. De hecho, hay cuadros formidables, inteligentes, que saben apreciar el arte y por fortuna, no sucumbieron junto al antiguo Tercer Reich Alemán que pretenden emular, aunque “a la norteamericana”.

Luego, hacen referencia a “una mirada desmedida” que haciendo uso de fotografías tomadas de la realidad colombiana, alcanzo a divisar en los ojos desorbitados de los cadáveres de campesinos, obreros, maestros, sindicalistas, defensores de derechos humanos o ciudadanos del común, asesinados por el Ejercito Nacional, para “demostrar resultados positivos en la lucha antisubversiva” y los paramilitares, a fin de llegar más allá de donde la legalidad se atreve.

Por otra parte, mi apellido no es “Richetti”, aunque sea una variación del mismo. Es Ricchetti, deformación del patronímico heredado de un antepasado común llamado Enrico, oriundo supuestamente de Génova, Italia. No Génova, Quindío, municipio natal de Manuel Marulanda, alias “Tirofijo”, detalle que me resulta necesario aclarar también.

“…argentino enraizado en el eje cafetero, columnista de Rebelión y Kaos en la red, portales non sanctos y éticos y en colaboración de un dirigente de Redepaz, con un documental llamado COLOMBIA ES TIEMPO DE DERECHOS HUMANOS…”

Muchas gracias de nuevo. Me siento tan parte de Colombia, como a ustedes los hago de la Argentina. Por otro lado; ¿no será que tratan de ubicar el sitio en donde vivo, para enviar un mosquito a vomitarme plomo? ¿Acaso desean encontrar una vaina donde enfundar su típica puñalada trapera por la espalda, al no atreverse a luchar con un hombre de igual a igual, tener un mínimo de coraje para mirarlo a los ojos antes de cometer la “hazaña”?

¿Quién dice que los portales “Rebelión” o “Kaos en la Red” pueden calificarse de “non sanctos”. Es un término demasiado inquisidor para la época, aunque ustedes se empeñen en sumir a Colombia en el peor de los atrasos oscurantistas. Los mencionados sitios expresan opiniones que pueden o no compartir. ¿No será que llegaron a creerse sus propias infamias, difundidas por intermedio de RCN, Caracol, Cablenoticias, El Tiempo; etc., que desinforman, justifican la barbarie y aún, invitan a celebrar la muerte, cuando ni la más cruel de las dictaduras, osó hacer tan notorios sus vejámenes?

“…A pesar de quince minutos casi históricos y ordenados en la historia de las revoluciones, saltamos a las fisuras éticas y de libreto por parte de este petrista argentino; Carlos Alberto Richetti; una prueba de su no imparcialidad política, hay fotos en su revista REFLEJOS DE COLOMBIA Y LATINOAMERICANA, con varios comunistas radicales, exguerrilleros y otros incendiarios…”

De nuevo, me regocija el sentido del orden con el cual dicen se expresa el documental durante los primeros quince minutos. No puedo dejar de notar que sea, justamente, esa “glorificación del orden”, propia de la derecha recalcitrante y amorfa, lo único “rescatable”, aunque ustedes la antepongan incluso a la dignidad humana.

Si narrar la verdad acerca de la vida, la muerte de los campesinos, de las grandes dificultades de las organizaciones sociales para operar, de los “falsos positivos”, son una fisura ética y de libreto; ¿ignorar todo ello y reconocer a los victimarios no lo es? Otro calificativo empleado es el de la “no imparcialidad política”. Al menos en mi fuero íntimo, pensaba que en toda tarea periodística debe imponerse la objetividad, sustentada desde el testimonio de los protagonistas de la sexagenaria guerra civil no declarada y su consecuente tragedia humanitaria, en la suma de los aspectos.

Se advierte verdaderamente los nervios, el espíritu exacerbado, combativo y el fuerte temperamento del cronista a cargo, quien estaba tan apasionado, que fue capaz de escribir “REVISTA REFLEJOS DE COLOMBIA Y LATINOAMERICANA”, en vez de “REVISTA REFLEJOS DE COLOMBIA Y LATINOAMERICA”. Al margen del error en la transcripción del medio de comunicación alternativo, que su comité redactor se encuentre integrado por “comunistas radicales, ex guerrilleros e incendiarios” –lo cual desconocía en absoluto- me resulta meritorio.

En el caso del simpático término en referencia a los “comunistas radicales”, dejando de lado los postulados dogmáticos, los pormenores, las diferencias o los detalles en la aplicación de una filosofía con profundo sentido humanista, siento que la misma es una resultante inmediata de la consecuente reiteración de injusticias sociales despiadadas. En el último de los casos, a sus mentes tan simples, les respondería que si los colombianos vivieran con dignidad, tuvieran en su mayoría empleo, salud, educación, a lo mejor ni pensarían en alternativas de cambio tan drásticas. Con respecto a lo de “incendiarios”, de los periodistas ninguno es pirómano, aunque me parece que uno se desempeña como bombero.

¿Ex guerrilleros escribiendo para revista “Reflejos de Colombia y Latinoamérica”? Que yo sepa, nadie. No es la primera vez que los ignorantes, por no tragar enteras las infamias del poder, me tildan de “guerrillo”. Un grupo de trasnochados, llegó al extremo de acusarme de gastar el magro salario que ganaba, trabajando en una cafetería, para cargar el tambor de ocho balas de un viejo revolver del tiempo de “Los Intocables”. En lo personal, no comulgo, ni pertenezco a ningún grupo insurgente y por lo tanto, aunque en verdad ustedes me causan una profunda repugnancia, difícil de digerir, no tengo siquiera el honor de combatirlos con tanta vehemencia…

Con respecto a esto último, si soy petrista como ustedes señalan; ¿cómo voy a estar a favor de las FARC o del ELN, cuando el mismísimo Doctor Gustavo Francisco Petro Urrego, desde hace años, viene manifestándose en contra de la lucha armada como salida viable? Allí cayeron en una contradicción enorme. Seguro dirán que en el pasado, el actual alcalde de Bogotá fue miembro del M-19, estuvo en la insurgencia e intervino en el asalto al Palacio de Justicia. ¡Falso! Para la fecha del origen de esa insurgencia, en mil novecientos setenta y uno, Petro tenía alrededor de once años, de modo que su participación al interior de la organización, era comparable a la mía en calidad de hincha del Club Atlético River Plate. Ello, sin destacar que a la hora de la toma, el seis de noviembre de mil novecientos ochenta y cinco, se encontraba encarcelado en las “caballerizas” creadas por Julio César Turbay Ayala, para torturar a los disidentes políticos y obtener confesiones. A diferencia de él, a mí nunca me llevaron preso por ser “gallina” y que yo sepa, por mi calidad de argentino, todavía tampoco...

“…Habla directamente de terrorismo de Estado y sus primeros símbolos incendiarios es mostrar imágenes de un documental llamado La masacre de la UP, curiosamente realizado por Telesur…”

El terrorismo de estado es un hecho reconocido no sólo en Colombia. También a nivel mundial. Hasta ustedes, con el peso que cargan sobre sus hombros por hacer causa común con lo indefendible, saben de su existencia aunque no quieran admitirla.

Hablan de “imágenes incendiarias”, tomadas de un documental sobre la masacre de la Unión Patriótica (UP). Con todo respeto… ¿Les da demasiada impresión ver el testimonio fílmico de cuanto fueron capaces de hacer? Hasta el propio Estado Colombiano reconoció el exterminio, a partir de los planes “Baile Rojo”, “Esmeralda” y “Cóndor”. Es decir, el gobierno dijo que fue cierto…¿Pero ustedes no?

¿Es mentira el magnicidio de casi cinco mil militantes, otros tantos cuadros, dirigentes políticos, diputados, senadores, concejales, líderes sociales? ¿O será “incendiario” que el mundo entero sepa de los asesinatos de Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa; de Carlos Pizarro Leongomez, del M-19 y el liberal Luis Carlos Galán Sarmiento, de las consecuencias de ello, del alcance, de la repercusión o el dolor causado? Para desgracia de ustedes, su poder de reprimir, perjudicar, censurar, no llega tan lejos como les gustaría.

¿Cuál es el problema que el material haya sido realizado por Telesur? ¿Por qué no beber de otras fuentes para formar criterios propios? ¿No será que esto atenta contra los postulados uribistas de cohesión social y estado de opinión, los cuales junto a los de seguridad democrática, confianza inversionista, buscan reemplazar el Estado de Derecho y de paso, amenazan de muerte a la Constitución Política de 1.991? No pretendo amenazarlos, porque eso a ustedes les queda mejor. Preferiría darles un consejo: No estamos en la Edad del Bronce. Si piensan que la ley, la justicia, el derecho de informarse, debe ser sometido, administrado por una minoría selectiva, asociada al poder, al capital, les advierto que muchos se levantarán en su contra. Ni siquiera asesinos de la calaña de quienes gobiernan Colombia, son capaces de matar tan rápido a tanta gente.

¿Curiosamente realizado por Telesur? ¡No sean imbéciles! Si se fijan en la marca al agua de las imágenes, advertirán que fue elaborado y emitido por Venevisión, canal de televisión que apoyo el golpe contra Hugo Chávez en abril de 2.003, siendo hoy uno de los voceros oficiales de la derecha de Venezuela, aliados con el narcoparamilitar Alvaro Uribe Vélez, para intentar derrocar al gobierno bolivariano legítimamente constituido.

“…Luego rompe el orden cronológico y muestra una campaña realizada en 2008 de miembros de la ONU, el profesor Gustavo Moncayo, entre otros en Cartagena del Chaira, hablando que el Ejército Nacional impide la llegada de alimentos en la región, es causante de las muertes de la región, tortura personas y que impiden trabajar a los campesinos. Aunque no sustenta con argumentos y pruebas…”

En su incapacidad de hacer un análisis coherente y la búsqueda patética de fundamentos de los que carecen, cuando hablan de ruptura cronológica, no alcanzan a advertir la necesidad de enfatizar conceptos verídicos, comprobados, tangibles. Esa es el “alma” del film: Permitir visibilizar los reflejos de lo cotidiano, como piensan, subsisten –porque a ello no se le puede llamar vida- opinan los ciudadanos, en ésta ocasión, los de Cartagena del Chaira. En cuanto a sustentar con argumentos, pruebas, cabría preguntarse si vieron el documental que hicimos con Salinas o en realidad, se lo confundieron con un video institucional de Disneylandia. ¿No observaron el desabastecimiento de los comercios; no advirtieron la pobreza, la miseria, provocada por el “cerco” impuesto por el Ejército Nacional, impidiendo el ingreso de gasolina, comestibles, dinero, medicamentos, forzando a la gente a pedir cómo limosna lo que le corresponde por derecho a la salud, la educación, el trabajo? En la década de los años sesenta del pasado siglo, bajo el gobierno de Guillermo León Valencia, se demostró que dicha clase de procedimientos fueron un fracaso completo, porque con la táctica de “arrinconar” a la guerrilla, provocaron su expansión y lo que es más, el surgimiento de territorios liberados como los de El Pato, Guayabero, Marequitalia o Río Chiquito.

La guerra entera es un negocio redondo, donde el gobierno obtiene pingües ganancias mediante el comercio de armas, las drogas, los dineros del “Plan Colombia”. Los altos mandos encomiendan a los psicópatas de la policía, del ejército, el control, el mantenimiento del orden social a cualquier costo; las bandas paramilitares descuartizan, se apoderan de tierras, producen desplazamiento, tienen nexos con el Palacio de Nariño. Estados Unidos vende las armas, controla el narcotráfico por intermedio de la clase política adicta a la “unidad nacional” y las selvas, los llanos, las montañas, son abonadas con la sangre de los que no encuentran un destino más afortunado fuera del país, los mártires de la Colombia que duele y ustedes pretenden esconder bajo la alfombra.

Por suerte, hay personas que frente al atropello, la indefensión, por la impotencia de no poder hacer más, se sienten en la deuda ética de recoger testimonios de todo tipo, con el noble fin de facilitar así sea una humilde toma de conciencia entre los sectores más analíticos de la sociedad.

“…Primera pregunta. ¿La guerrilla con sus famosos mandatos en estas regiones, no secuestra niños, hace explotación infantil, explotación sexual, laboral, viola los derechos humanos y tenía un imperio del terror en esas regiones de Caquetá, Guaviare y Meta, hasta que la fuerza legítima del Estado llegó a poner orden?...”

¿Primera pregunta? No veo la segunda, la tercera, la cuarta ni la quinta. Responderé a la única, estableciendo que el crimen, es un delito de lesa humanidad independientemente de quien lo cometa, sin importar el móvil. De idéntica forma ocurre con las carencias. No reconocen ideologías, ni colores. Las personas entrevistadas están mucho peor que todos nosotros juntos. Sería tan estúpido como ustedes, si pretendiera hablar del “imperio del horror” desde una sola óptica, excepto para decirles en la cara que es el Estado Colombiano, desde su disfunción crónica, el máximo responsable de que se estén matando entre hermanos desde hace sesenta y cinco años. Los soldados, los campesinos, los paramilitares, los guerrilleros, son colombianos, casi todos de la misma extracción social, pero enfrentados para engrosar el apetito de los siete u ocho países más poderosos del planeta, mientras el gobierno, la clase política, recibe una pitanza mendicante en comparación a lo sustraído. El “imperio de terror” al cual se refieren con obsecuencia inexplicable, continúa impune. En Colombia, robar sigue estando de moda. Lo que ya no se permite, es dejar hacerlo a terceros para permitirles sobrevivir.

“…Luego denuncia violaciones en el Cauca, en las zonas de resguardos indígenas, curiosamente zonas donde fue a refugiarse en sus últimas travesías Alfonso Cano. El Estado rompió esa república independiente y curiosamente no argumenta en detalle los supuestos abusos...”

Por lo que me argumentan, debo entender que las graves violaciones a los derechos humanos en el Cauca, se “explican” porque en esos sitios se refugió “Alfonso Cano”. Entonces; ¿qué se hace? Cómo en la zona hay incursiones de guerrilleros… ¿Hay qué matarlos a todos porque pueden ser cómplices potenciales? Si en algo les doy la razón, es que probablemente el Estado rompió esa república independiente… Pero para hacerlo, también lo hizo con la vida de muchas personas. Me recuerda una broma del programa cómico de televisión “La Banda Francotiradores”, donde el personaje “Dalai” hablaba de erradicar los cultivos ilícitos con glifosato, eliminando la guerrilla aunque en esta acción, de manera conjunta, desaparezca también la selva. Esa solución puede caber en cerebros del tamaño de una uchuva. Como mencionaba antes, la guerra es un negocio y al gobierno, por más implacable que parezca, esto le resulta conveniente para justificar partidas, haciendo ver el problema como el principal del país.

¿Quieren acabar con la guerrilla de una vez por todas, con el paramilitarismo, los falsos positivos y los inconvenientes del país? Generen empleo. ¿Quién va a cargar un AK-47 por la selva, si necesita ahorrar energías para madrugar al día siguiente, a las cuatro de la mañana e ir a tomar el turno en una fábrica, por ejemplo? Disculpen por redundar en lo mismo casi con igual obsesión a la de ustedes, ¿pero cuál es la causa de que la gente emigre masivamente de un país donde según ustedes, se vive tan bueno? En primer término, si fuera así, no existiría la guerrilla. No tendría razón de ser. Nadie se enrolaría. Todos estarían trabajando y gozando de las ventajas de un Estado garante, como debe ser, del derecho de los ciudadanos que pagan impuestos, a vivir con dignidad y ser respetados.

“…Cierra con las protestas estudiantiles de este año, donde declara mártir, aquel estudiante con papas explosivas, que lastimosamente falleció. Estos son algunos detalles del terrorismo fílmico de este año 2011 hecho en Colombia y estrenado el 25 de este mes”.

No fueron protestas las que tuvieron como protagonistas a los estudiantes. No pequen de obtusos. Fueron manifestaciones a favor de la educación pública, las cuales su gobierno integrado por corruptos y paramilitares en todas las esferas, no pudo exterminar porque los estudiantes le torcieron el brazo. No hay injusticia que los pueblos no puedan enfrentar con éxito cuando se deciden. Los estudiantes triunfaron. El gobierno no pudo con ellos. Inexorablemente, aunque los alarme, en Colombia se está acabando la época de poner cara de infeliz para pedirle favores a un politiquero. El pueblo, poco a poco, va a ir tomando lo suyo no de golpe, pero si por etapas. Mahatma Gandhi, el líder hindú, solía explicar que los tiranos a la postre, caen. Si se fuerza el destino, tarde o temprano las cosas se dan. Por eso es que ustedes, amigos del blog ultraderechista “Colombia Objetiva”, parecen enloquecidos como abejas a las cuales les sacudieron el panal con un palo. No tienen margen de maniobra y el tiempo, que anteriormente les sobraba, les está empezando a faltar.

El estudiante al cual se refieren, no falleció “lastimosamente”. Hasta los peritajes forenses de la corrompida Fiscalía General de la Nación, caratularon la causa de muerte como “asesinato”, existiendo numerosos documentos legales que lo avalan.

Por último, les ruego no bauticen como “terrorismo fílmico” al reflejo de lo que ocurre en el país. No es matando y ocultando después el muerto bajo la alfombra, la manera de pacificar un país. Al tiempo, el tremendo hedor sería indisimulable. Hay que apostar más a la vida, en lugar de silenciar a tiros a los que tienen hambre y piensan distinto.

Nuestra respuesta, será el lanzamiento de más documentales, porque para el bien de Colombia, no sólo se torna un deber moral, denunciar el estado de claudicación en el cual se encuentra el país. También a los miserables que lo hacen posible, entre ellos, en menor medida, apóstoles de la violencia, malvados y pobres de espíritu como ustedes.

De hecho, les dejo las fuentes, a partir de las cuales refuto de manera categórica los improperios malintencionados de su blog:

Material Documental:

1- “Colombia… Es Tiempo de Derechos Humanos!” (2.012) de Carlos Alberto
Ricchetti.

2- Imágenes de “Notimundo” de la Misión Humanitaria al Caquetá (Camilo
Raigoso).

3- “Impunity” (2.010) de Hollman Morris (Coproducción franco colombiana).

4- Archivos de la Segunda Guerra Mundial

5- Imágenes de Archivo de la Convención Constituyente de 1.991 (INRAVISION).

6- “La Masacre de la UP”. Documental de Venevisión (Canal de televisión que hoy hace la “vocería” a la derecha antichavista en Venezuela).

7- Imágenes de Infolive TV (Israel).

8- Documetal “La República Perdida 2” (1.986) de Miguel Perez (Argentina).

9- Archivos de revista “Reflejos de Colombia y Latinoamérica”.

Carlos Alberto Ricchetti
(Director del documental: “Colombia… Es tiempo de Derechos Humanos!”)

agrega un comentario