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Una mujer denunció a su padre ex agente de la SIDE por manejar centros de prostitución
Por Fuente: Página 12 - Monday, Jan. 09, 2012 at 3:10 AM

Un emporio de Buenos Aires a Cancún

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UNA MUJER DENUNCIO A SU PADRE, RAUL MARTINS, EX AGENTE DE LA SIDE, POR MANEJAR CENTROS DE PROSTITUCION

Según Lorena Martins, su padre mantiene siete locales en Buenos Aires y un gran boliche en la ciudad de Cancún, en el Caribe mexicano, y denunció que pagaba coimas a autoridades policiales. En la investigación declararán mujeres que fueron llevadas a México.

Por Raúl Kollmann

La hija del hombre considerado uno de los mayores zares de la prostitución en la Argentina y en Cancún, México, se presentó ante la Justicia la semana pasada para denunciar a su propio padre, detallando la forma en la que quiebran a las chicas, las llevan a México y las mantienen en un régimen durísimo. Lorena Cristina Martins es quien formuló esta denuncia contra Raúl Martins, agente de la SIDE durante 13 años, que mantiene en Buenos Aires un emporio de siete locales y domina también la noche de Cancún con el único local –de gran envergadura– en la zona turística de esa ciudad. El expediente quedó abierto en la Unidad Fiscal de Asistencia en Secuestros Extorsivos (Ufase), encabezada por el fiscal Marcelo Colombo, que atiende los casos de trata de personas. Colombo giró el expediente a la Cámara Federal y ésta sorteó la causa, quedando a cargo el juez Norberto Oyarbide y el fiscal Gerardo Pollicita. Ante la Justicia, Lorena también denunció que se pagan las coimas en once dependencias de la Policía Federal por un total de 35 mil pesos mensuales, y que jefes e inspectores del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires cobran para evitar las inspecciones y clausuras. También declararán chicas que fueron llevadas a México. Lorena sufrió una tentativa de homicidio: el 29 de octubre pasado, dos matones intentaron atacarla en su vivienda de San Isidro (ver aparte), por lo cual el fiscal Colombo pidió que se le ponga una custodia y la ministra de Seguridad, Nilda Garré, ordenó que esté a cargo de hombres de la Gendarmería.

Raúl Martins ya había sido denunciado ante el fiscal José María Campagnoli por el delito de promoción y facilitación de la prostitución. Su prontuario como ex agente de la SIDE y esas denuncias terminaron llevándolo a Cancún, donde estableció –siempre según señala su hija en la denuncia– un famoso prostíbulo, The One, que lleva el mismo nombre que el que tenía y sigue teniendo en la Capital Federal en la calle Chacabuco. En México se armó un verdadero escándalo porque las autoridades federales acusaron a las provinciales, del departamento de Quintana Roo, por encubrimiento de Martins. Entre otras cosas se imputaban la facilidad con que el ex agente de la SIDE conseguía visas para las chicas argentinas que trabajaban en sus prostíbulos: Divas, Ellegance, The One, Maxims (Playa del Carmen) y Mix Sky Lounge. El primero fue clausurado, pero el segundo se reabrió después del escándalo. En el país del norte ya rige una orden de expulsión de Martins, pero su equipo de abogados presentó un amparo judicial tras otro, y su situación actual es que no puede salir de México porque no podría volver a entrar.

Hace un año, Martins empezó a desconocer a su esposa y a sus tres hijos, todos los cuales vivían en España. A raíz de ello, Lorena decidió simular un acercamiento para infiltrarse en la organización y reunir los elementos para denunciar a su padre, sus actividades y la forma en la que estaba despojando a su madre y a las tres hijas. En ese proceso descubrió que Martins vivía con otra mujer, Estela Percival, y que pasó a nombre de testaferros una enorme cantidad de bienes y cuentas. Dentro de la organización, Lorena accedió a mails con los informes sobre las coimas que se pagaban y vio de cerca todo el proceso de trata de personas, incluyendo el reclutamiento en la Argentina. En este año, la joven de 35 años fue apoyada por su madre y estableció también una relación con Claudio Lifschitz, ex abogado de Martins en México y quien en su momento también lo denunció, desatando el escándalo en Cancún y en el gobierno federal mexicano. La asombrosa historia tiene una relación con el caso AMIA (ver aparte).

En diálogo con Página/12, Lorena reveló que a las chicas argentinas “les prometen trabajo de recepcionista o de modelo, diciéndoles que pueden hacerles ganar muchísimo dinero. Les pagan los pasajes aéreos, les dan hospedaje y les prometen documentación para residir legalmente en México. Con la excusa de que necesitan los pasaportes para hacer los trámites migratorios y para asegurarse de que salden la deuda del pasaje, les retienen los pasaportes.

“Una vez instaladas –sigue contando Lorena– se les van quitando las supuestas ayudas, como ser el hospedaje, les complican la situación migratoria y las colocan en situación de desamparo. A este proceso, mi padre lo llama ‘quebrar chicas’ y deriva en que van aceptando prestar ‘servicios’. Martins se queda con la mitad de lo que cobra cada chica.”

En la denuncia que se presentó a la Justicia, Lorena Martins describe minuciosamente la metodología.

- “Las chicas cobran por los servicios que hacen según una planilla identificada con número y de acuerdo con unas tarjetas. Por ejemplo, uno y dos son distintos tipo de baile; tres es baile con algo de sexo, por ejemplo, sexo oral; cuatro, es la chica que pasa y tiene sexo con el cliente en los cuartos.”

- “Cuando las chicas se quieren retirar del prostíbulo, primero tienen que entregar la mitad de lo que cobraron, rindiendo cuentas con las tarjetas numeradas que son marcadas. Además, a las chicas les ponen multas. A veces son por rechazos de las chicas a algún cliente, pero otras veces se usan las multas para sacarles plata a las chicas. Ellas no pueden retirarse si desde adentro y por handy no dan la autorización al de seguridad de la puerta para que las dejen salir. La autorización se da cuando pagaron lo que tienen que pagar. En verdad están privadas de su libertad.”

Lorena le contó a este diario que las multas más graves se ponen cuando le pasan el teléfono a algún cliente, cuando intentan citarse fuera del local, cuando le cuentan al cliente que “la casa” se queda con una parte, en caso de faltas de respeto al cliente, llevárselo al cuarto sin que consumiera la copa o, simplemente, por cualquier cosa con la que “la casa” no estuviera de acuerdo.

“A las chicas argentinas, tanto Martins como su concubina, Percival, las hacen salir en modo obligado y con una tarifa total de 3 mil pesos mexicanos (unos 200 dólares) con los narcos con los que quieren quedar bien. Las chicas que se niegan son multadas. Y si reinciden, las dejan a la buena de Dios en un país que no es el de ellas.”

Lorena relata que “cuando les dejan de servir, porque ya no soportan que les quiten tanta plata o se involucran mucho con la droga, no les permiten ingresar más al prostíbulo, dejándolas sin el dinero para volver a la Argentina”.

Después de declarar largamente en la Ufase, el fiscal Marcelo Colombo resolvió trasladar la denuncia a la Cámara Federal, quien realizó el sorteo. Es posible que el juez Oyarbide se aparte del expediente porque ya ha actuado en otros similares vinculados con Martins. Por su parte, Pollicita abordará el caso hoy mismo, cuando retorne de una breve licencia.

raulkollmann@hotmail.com

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La trata de blancas en la Argentina
Por Informe - Monday, Jan. 09, 2012 at 11:04 AM

No es, por cierto, una actividad delictiva reciente y desconocida. Por el contrario, la trata de blancas está afincada en la Argentina desde hace más de un siglo. Pero ahora comienza a tener características alarmantes y, por lo tanto, sería muy positivo que las autoridades se preocupasen por hacerle frente en medida proporcional a esa preocupante situación.

Por sus particulares características es un aberrante delito, tan antiguo como el mundo civilizado. Conceptualmente es definido como el tráfico de mujeres -de cualquier raza u origen- atraídas a centros de prostitución para explotarlas, generalmente con privación de su libertad. Es probable que esa denominación se remonte a los tiempos en que también existía el tráfico de esclavos y tuviese por objeto diferenciarlos.

Desde hace un tiempo a esta parte, en nuestro país se produjeron, en especial en el norte argentino, desapariciones de mujeres nativas y algunas turistas extranjeras. Es de sospechar que muchas han sido secuestradas y puestas a trabajar en condiciones infrahumanas. No en balde, después del de las drogas y las armas, el de blancas está tercero entre los tráficos ilegales más lucrativos.

Tan cruel realidad es conocida por los dolorosos relatos de mujeres que han logrado huir del confinamiento degradante en que se las mantenía. El representante de la Organización Internacional para las Migraciones estimó que el 30% de las muchachas paraguayas cautivas de ese vil comercio se encuentra atrapado en La Plata y su área de influencia.

También son conocidos los casos de peruanas, guatemaltecas y bolivianas que fueron atraídas y engañadas mediante la oferta de trabajo en nuestro país, para lo cual firmaron algún tipo de contrato de préstamo o similar, que documenta el dinero adelantado por el rufián que favorece el ingreso en la Argentina. Una vez consumado el traslado, las mujeres así engañadas son secuestradas y les sacan los documentos, aduciendo que tienen que trabajar prostituyéndose para pagar la deuda. En muchos de estos episodios, han sido encerradas en prostíbulos estrechamente vigilados, donde por cualquier nimiedad son sometidas a castigos violentos o a multas pecuniarias, se les descuenta la comida, etcétera, de modo que nunca llegan a pagar su deuda y siguen sometidas a perpetuidad o hasta que a sus carceleros se les antoja.

Se sabe que los traficantes no sólo "importan" mujeres provenientes del exterior sino que, además, las reclutan aquí para abastecer casas de lenocinio del exterior. Interpol, por ejemplo, descubrió una red dedicada a tan repugnante negocio y ello permitió rescatar en España a 25 mujeres, vendidas como ganado en pie, de las cuales 19 eran tucumanas.

El Departamento de Estado de los Estados Unidos dio a conocer un documento según el cual la Argentina es un país de destino para la trata de hombres, mujeres y niños, con fines de explotación sexual y trabajo forzado. El mencionado informe nos coloca en una categoría que agrupa a aquellos países donde el problema existe, pero cuyos gobiernos se esfuerzan por revertirlo. El embajador estadounidense ha dicho que en nuestro país la trata de seres humanos no es un delito específico. Sin perjuicio de que ello no sería estrictamente así, pues el Código Penal Argentino establece: "El que promoviere o facilitare la entrada o salida del país, de una mujer o un menor de edad para que ejerzan la prostitución, será reprimido con prisión de 3 a 6 años", sería conveniente que nuestra legislación fuese actualizada según los tratados internacionales, incluyendo a todo tráfico humano forzado o engañado, cualquiera fuere su destino final.

Tampoco debe olvidarse que el "Convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena", aprobado por la asamblea general de las Naciones Unidas, considera que el delito se comete aun si la persona objeto de la trata ha dado su consentimiento. Con ello se procura sancionar a quienes se aprovechan de las diferencias económicas con los países desarrollados, la falta de trabajo y la necesidad de supervivencia de muchos seres humanos.

Esta delicada cuestión exige la máxima colaboración entre los países, a niveles tales como los que en su época requirieron la lucha contra la esclavitud o la piratería, o, más recientemente, el terrorismo y el narcotráfico. Que existan y sean medianamente conocidos y ubicables burdeles convertidos en prisiones para sus ocupantes, es una ignominia que ningún Estado puede tolerar. Muchas veces, los políticos y la policía conocen estas detestables realidades y, por un motivo u otro -entre ellos, el enquistamiento de la corrupción-, hacen la vista gorda. En un caso reciente, ocurrido en José C. Paz, dos víctimas que lograron escapar de sus tenebrosos captores, tuvieron que recorrer tres comisarías antes de que les tomaran la denuncia.

Es imprescindible, pues, una campaña nacional, con extensión internacional, acerca de este lacerante problema. Esa intervención honda y decidida debería abarcar, todos sus aspectos económicos, sociales, éticos y jurídicos, y estar animada por la decisión política de llegar a una solución eficiente y duradera. No hay justificativo alguno para que en nuestro país siga existiendo un tráfico tan degradante como el que promueve y alimenta la explotación de la mujer con fines sexuales. .

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