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Profundizando el modelo: impulso represivo para la megaminería
Por Juventud Guevarista - Wednesday, Feb. 22, 2012 at 5:33 AM

Durante la campaña electoral que terminó consagrando en la reelección a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, desde el oficialismo se insistió con la frase “vamos por la profundización del Modelo”. Las dudas sobre qué implicaba esa profundización se develó rápidamente en los primeros días del nuevo-viejo Gobierno. La propia Presidenta enarboló ante el mundo la bandera del “capitalismo en serio”, lanzó una quita de subsidios a los servicios, le tendió la mano a las mega empresas mineras extranjeras, al tiempo que le ofreció palos y detenciones (estrenando la flamante Ley Antiterrorista) a quienes se oponen al saqueo y envenenamiento de sus pueblos.

profmodelo2Hace ocho meses atrás, en una charla que brindó en Rosario en la Cátedra Guevarista, el economista Claudio Katz (1) preveía que, luego de las elecciones de octubre, se iría “a una fase de mayor disciplinamiento”. Y explicaba que sería una etapa: “De pacto social, de techos salariales, con menos huelgas y piquetes y más muestras de confianza a las empresas. No quiere decir más represión pero sí una búsqueda de orden y dureza frente a la protesta”.

Ante los hechos de las últimas semanas en las provincias de Catamarca y La Rioja, los pronósticos de Katz parecen haber quedado cortos. En la búsqueda de generar confianza a las empresas, en este caso mineras, se recurrió a la represión sin más de vecinos/as y asambleístas que se oponen a un modelo extractivo exportador que pone en riesgo su territorio y sus propias vidas.

La minería en Argentina representa un 1,26% del PBI y las exportaciones sólo de oro y aluminio son el 3,66% de las exportaciones totales. Aunque los números parezcan poco significativos, como bien señala el periodista Darío Aranda en su artículo “Argentina: Minería o derechos humanos” (2), hay una gran cantidad de proyectos de explotaciones, que han pasado de 40 en el 2003 a 600 en la actualidad. Además, todo indica que el gobierno apunta a ponerlos en marcha más en una apuesta por el equilibrio macroeconómico que en la búsqueda de desarrollo. En este punto vemos la profundización.

Justamente, uno de los principales puntos a discutir frente al impulso que se les quiere dar a las mineras es el modelo de desarrollo del país. En Argentina casi no hay refinerías de oro y cobre, por ejemplo, que son los principales minerales extraídos en estas canteras. Con lo cual, estos productos se exportan casi sin elaboración a precios altísimos porque así están en el mercado internacional, sin ningún tipo de articulación económica más que con el transporte. Así, las mineras no generan mucho empleo indirecto, amén del poco que generan directamente.

A pesar de ello, el gobierno sigue hablando del sueño del país con inclusión social a través de la minería, el mismo sueño con que Menem inauguró la mina Bajo la Alumbrera en 1996. De los 10 mil puestos de trabajo prometidos, nunca se pasó de los 4 mil alcanzados en el período de construcción. Este yacimiento, que es uno de los mayores del mundo que se explota a cielo abierto, sólo tiene unos 1800 trabajadores permanentes más un grupo variable de obreros con contratos.

Paralelamente, este tipo de emprendimientos han retrasado el desarrollo de economías regionales, principalmente relacionadas con la actividad agropecuaria (como la vitivinícola en Catamarca), donde mientras viene creciendo la producción minera, la falta de agua determinó una caída en la productividad. Actividades todas que, en poblaciones campesinas, no eran muy extensivas pero sí tenían un mercado regional.

Por otro lado, la minería es un tema que marca la continuidad con la década del 90. El código minero, que se aprobó en 1997, un año después de que La Alumbrera empiece a construirse, no ha sido modificado en nada. Este código exime de muchos impuestos y retenciones a la minería, que se imponen bajo declaración jurada de las empresas sin ningún tipo de control por parte de los Estados provinciales o Nacional, y tampoco obliga a las empresas a hacer ningún procesamiento del material en el país.

También el gobierno nacional pretende desconocer las consecuencias ambientales de la mega minería a cielo abierto. Ginés Gonzáles García, ex Ministro de Medio Ambiente del gobierno de Kirchner y actual embajador en Chile, sostuvo que Se gasta más agua haciendo un litro de Coca Cola que un kilo de oro”. En la videoconferencia que diera en diálogo con el “obrero” de Olavarría, la presidenta se preguntaba: “¿Qué trabajador se va a meter en un lugar sabiendo que se está intoxicando o que se va a morir?”. Sin embargo la contaminación ha sido comprobada en varias ocasiones incluso por organismos estatales como en 2005 por la Comisión Nacional de Energía Atómica y en 2007 por la Secretaría de Ambiente de la Nación Argentina.

Afortunadamente, la organización popular está teniendo victorias. Las luchas contra la mega minería se vienen masificando y teniendo éxito. El último fue el freno que le pusieron en Famatina a Osisco Mining Corporation, pero en 2010 se frenó también a Agua Rica, que prometía ser el emprendimiento más grande del país.

Acuciado por una crisis internacional que cada vez más amenaza con traer consecuencias para el país, el gobierno nacional parece estar pensando más en el pan para hoy que en el hambre que las mineras pueden traer para mañana. Y es en estos casos donde se ponen en evidencia con mayor fuerza las contradicciones del tan mentado “modelo”.

Como bien dijo la presidenta hace unos días, hay que “dar una discusión en serio” (3) sobre el tema de la minería. Pero un debate de ese tipo implica, justamente, el modelo de desarrollo que se quiere para el país.

Una economía basada en la extracción de recursos naturales, con la consecuente destrucción del medio ambiente y de poblaciones enteras, sólo podrá imponerse con la represión del pueblo que concientemente luche por su vida y sus territorios.

La alternativa es una economía inclusiva, que atienda el desarrollo de las economías regionales, que impulse el crecimiento poblacional de las provincias, que no se base en la mera extracción sino en la recuperación del patrimonio nacional de manos de las multinacionales para el impulso del país en su conjunto.

Mientras el gobierno pretenda seguir adelante con la primera opción, más y más serán las voces que desde el pueblo se alcen en su contra, defendiendo los recursos naturales, la vida y el futuro de la región y del país.

Repudiamos la represión sufrida por el pueblo de Catamarca, La Rioja y Tucumán no sólo por nuestro compromiso con los derechos humanos y la facultad que tienen los/as ciudadanos/as de manifestarse contra las injusticias, sino también porque esa represión es la forma mediante la que se quiere imponer un modelo con el que buena parte de la población no está de acuerdo.

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