Julio López
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Juicio Camps. Retorno y pedido de detención‏
Por [Reenvio] APDH La Plata - Saturday, Mar. 03, 2012 at 3:35 AM

El juicio retornó con una mezcla de sensaciones: emociones en familiares de víctimas, fuertes acusaciones y las contradicciones de dos funcionarios de la dictadura, a tal punto que un abogado de la defensa pidió la detención de uno de ellos por “ser parte de una manera u otra” de los delitos cometidos en Comisaría Quinta.
 
Prensa y Difusión
 
APDH LA PLATA

(6FEBRERO2012) Siete personas hablaron en la Ex – Amia en el retorno del Juicio que persigue a 26 imputados por crímenes de lesa humanidad en parte del Circuito Camps en la Provincia de Buenos Aires. A las víctimas y familiares se sumaron dos funcionarios en la época de la dictadura, uno de los cuales presenció el hecho de calle 30 y el otro detalló los delitos cometidos en la Comisaría Quinta.

 
Tres mujeres se acercaron a calle 4 para hablar en referencia a la desaparición de Guillermo Cano, militante de Montoneros. Se trata de su ex esposa Susana Habiaga y las hijas del matrimonio, Guillermina y Carolina Cano. Entrelazando las declaraciones se pudo destacar que la detención se produjo el 20 de noviembre de 1976 –un día antes de la masacre a la casa Teruggi – Mariani- y los lugares donde pasó cautiverio la víctima fueron Brigada de Investigaciones de La Plata y La Cacha.
 
“A papá lo vimos algunas veces cuando estaba secuestrado, hasta fuimos a ver la habitación en Brigada que compartía junto a tres mujeres”, expresó Carolina. Al parecer, los secuestradores pedían concesiones al padre de Guillermo a cambio de las visitas, como fue en navidad que pudo compartir un almuerzo con su familia mientras civiles armados aguardaban en la puerta de su casa.
 
“Cuando lo vimos después de la detención era otra persona, tenía los dientes rotos, le faltaban las uñas, estaba flaco y sin ánimo”, precisó Guillermina, quién guardó las cartas que le mandó su padre antes de la desaparición definitiva, las cuales le servirán al Tribunal como prueba. A mediados de 1977 Horacio arregló con su familia hacer los pasaportes en la Policía Federal para exiliarse en Uruguay, pero los responsables fallaron. Le comunicaron a su familia que esperen el llamado de Horacio pero nunca llegó.
 
“Un cura presenciaba las torturas”
 
Carlos Gregorio Schultz fue detenido entre el 29 y el 30 de septiembre de 1976 junto a Ana Diego. Junto a Horacio Húngaro compartieron militancia en un Movimiento Estudiantil de la Facultad de Medicina.
 
En cautiverio vivieron momentos de humillación, con escasa alimentación y sesiones de torturas con interrogatorios. A Carlos lo sometieron dos noches seguidas, pero a Ana continuaron hostigándola: “en realidad era a ella a quién la fueron a buscar esa noche en el bosque”, recordó Schultz, y agregó: “En la primera sesión de tortura se me sale la venda que tenía puesta, y vi dos personas, una con uniforme de fajina y otra de cura”.
 
Como en tantos lugares, también hubo simulacros de fusilamiento y quedaba lejos de las grandes ciudades, así el resto de la población no podía escuchar los gritos producto de las torturas con picana eléctrica. Según la declaración, el ruido del tren y diversos detalles suponen que Campo de Arana era el lugar de detención.
 
Luego de una semana a Carlos lo liberan por el parque Pereyra Iraola al lado de las vías. “Me dijeron que me prepare para el fusilamiento, pero a los dos minutos el auto arrancó y se fueron”, concluyó el testigo.
 
“Solamente tengo el deseo de justicia”
 
Nora Alicia Húngaro habló largo y tendido, en una declaración importante desde todas las ópticas, tanto políticas como jurídicas y teóricas.
 
Estuvo en diferentes centros clandestinos, entre ellos pasó dos veces por Campo de  Arana. Fue secuestrada dos semanas después que su hermano Horacio y su amigo Daniel Racero, compañeros de la Unión de Estudiantes Secundarios. 
 
Cuando la secuestran a Nora, le vendan los ojos, y la tiran en el piso del auto. “Mejor que tengas los documentos para que no te cortemos la mano para identificarte”, le dijeron.
 
Me llevan a 1 y 60, reconozco a pesar de estar vendada. Me tiran encima una manta y reconozco el olor de los caballos –soy Veterinaria-, que era de la caballeriza de la dependencia. Me trasladan con dos personas más a un lugar con puerta metálica, nos tiran a un pasillo y de ahí nos golpean, nos dan trompadas en el estómago. Me interrogan, me tiran a un elástico de las camas, como tiras metálicas. Me atan las piernas, los tobillos y las muñecas. Comienzan a pasarme corriente eléctrica y escucho que piden ‘lobo alcanzame la mayonesa-. Lobo era el Comisario Vides, y Coronel Vargas, era el Coronel Campoamor. Mientras recibía el tormento comían sándwich de lomito. Uno se ahoga en sus propios gritos, el cuerpo no le pertenece, se arquea. Me preguntan por Horacio Húngaro, yo insulto porque sé que  pasó por ahí, lo que derivó en una paliza muy grande. El subhumano es el que tortura, no el que recibe una violación”, relató en un emocionante monólogo la víctima.
 
Tras esas situaciones extremas fue trasladada con Ana Diego y Carlos Schultz a Campo de Arana. “Los conocía del mismo ámbito de militancia. Pertenecíamos a las facultades del bosque. Nos ponen a Ana y a mi en una celda –estoy hablando de Arana- tenía 23 años. Además estaba Ángela López Martín, de 29 años profesora de Geografía del Colegio Nacional, también Amelia Acosta. Las cuatro estuvimos un tiempo importante, comenzamos a hablar y se generó una relación hermosa”, sinceró.
 
Previo paso por Brigada de Quilmes, las llevan de nuevo a Campo de Arana. La ponen en una celda más pequeña que comparte con Nilda Eloy. Ella le comenta que cuando es secuestrada al papá lo habían operado hace poco, que entraron con violencia a su casa. “No nos pudimos ver la cara”, expresó.
 
Con respecto a la alimentación y situaciones cotidianas indicó que “ni siquiera un mate cocido. Alguna vez pan y creo que una sola vez bocaditos, porque era un domingo y no estaban los jefes, pedacitos de carne en la boca.  Se escuchaban gritos de tortura, y también tiros. Decían saquen los cuerpos, limpien”
 
Nuevamente la complicidad eclesiástica se refleja en los relatos: “Entraba un cura, recitaba pasajes de la Biblia, mofándose de nuestra situación de detenidos”, dijo la testigo.
 
Vale destacar que el jueves 30 de septiembre de 1976 fue secuestrada Nora, mientras el hermano sufrió lo mismo el jueves 16 de septiembre en el marco de la denominada “Noche de los Lápices”.
 
“Estuve en los hechos de calle 30”
 
Gabriel Ernesto González era Cadete en la década del 70 y fue trasladado cuando comienza la dictadura a la Dirección General de Investigaciones, donde queda bajo el mando del represor Etchecolatz.
 
-¿Qué tareas desarrolló durante la dictadura?, preguntó el Juez Rosanski
 
-El Director me designó integrar el grupo de operaciones especiales, que abarcaba delitos complejos, secuestros. Comenzamos los primeros pasos con un grupo de siete u ocho policías que teníamos la instrucción práctica e intelectual. Me designaron al poco tiempo para preparar mi entrenamiento, a un grupo especial. Fui a Base de Submarino de Mar del Plata. Recibimos instrucción de todo tipo para aplicarla a nivel grupal, para cuando funcione.
 
-¿Conoce a los imputados?
 
-Ninguno fue compañero. Mi actividad era específica, yo solo tenía vínculo con el Director, y respondía a Etchecolatz. Era una persona que a mi entender me designaba porque era necesario trabajar las in-conductas del personal policial, que hasta el día de hoy me genera algunos inconvenientes.
 
Luego, la querella comenzó un ida y vuelta con el ex funcionario de la dictadura sobre los hechos de calle 30, y empezaron las contradicciones, porque aseveró que la orden de ir al lugar la dio el Comisario Vides, y supuestamente las órdenes solo las aceptaba de Etchecolatz. Luego dijo que fue solo al lugar, aspecto que contradijo cuando explicó que fue en un Renault 12 con el Comisario mencionado.
 
 “Estuve en calle 30, estaba en la Dirección con el personal. Piden refuerzo, yo me constituyo solo. Se produjo un enfrentamiento muy fuerte, creo que hubo abatidos del personal policial y la gente que estaba en el domicilio. No entré porque tomó posición la fuerza militar. No alcancé a llegar a la casa, habré estado a 30, 40 metros”, indicó, y completó: “Yo no lo vi al Director. Nos ordenaron que nos retiremos, y me vine a la Dirección. Permanecí una hora en el lugar, como mucho. El grupo que yo me quedé fue el personal de Infantería que estaban lamentando la muerte de dos compañeros”
 
Omar Raúl Piacentini se llenó de contradicciones
 
Estuvo en Comisaría Quinta desde el año 1974 hasta 1977 / 1978, según explicó. Era Agente y se ocupó de las guardias nocturnas. Las calles de la seccional estaban valladas y con señas de luces los autos traían a las víctimas.
 
“Había detenidos, no sé de donde los traían. No eran similares a los anteriores, decían que eran extremistas y esas cosas que se hablaban. Los traían en coche, de una manera normal como cualquier detenido. Estaban con la cara tapada”, arguyó.
 
Minutos más tarde el Tribunal le citó declaraciones expresadas en el Juicio por la Verdad, que se contradecían con lo expresado. Primero dijo que las personas no estaban encapuchadas, luego que si. Más tarde dijo que no veía a los detenidos, luego los diferenció entre varones y mujeres. Lo más extraño es que no recordaba ver mujeres embarazadas ni personas muertas en las celdas, por lo que se rectificó y afirmó esas situaciones, como así también escuchó gritos de torturas y precisó la sala donde se realizaban, denominada “la cuadra”.
 
“En ese momento me decían bigote, nos ponían apodos. Fue una orden que no usemos nombre verdadero”, indicó el último testigo de la jornada. Por último reconoció que un compañero de trabajo se mató porque no soportó la situación. “Algunos eligían eso, yo no lo comparto”, sentenció.
 
Un abogado de la defensa pidió la detención del testigo ya que formó parte “de alguna manera” de los hechos expresados, sea por complicidad, omisión o acción. Otros solicitaron la nulidad del testimonio, mientras la querella no compartió esa opinión. Mañana el Tribunal tomará una decisión al respecto.
 
Por otra parte el imputado Cozzani pidió ampliar su declaración indagatoria. La audiencia comenzará desde las 10.
 

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