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Juicio a Camps, segunda semana del 2012
Por [Reenvio] APDH - Tuesday, Mar. 06, 2012 at 5:30 AM

Clara Bacchini fue una de las personas que declaró en la audiencia del lunes y precisó los momentos que vivió su padre, detenido y asesinado por la dictadura. Además hablaron entre otros el imputado Cozzani, quién amplió su testimonio y admitió “un pacto de silencio” entre los militares y civiles cómplices. Sigue el martes desde las 10

(13FEBRERO2012) Pasan las semanas y las declaraciones de víctimas y familiares comprometen cada vez más a los 26 imputados del Circuito Camps. La complicidad de sectores de la Iglesia comandados por Monseñor Plaza, las torturas en los centros clandestinos y la confirmación de pactos de silencio para negar lo ocurrido por los mismos actores fueron algunos de los ejes de la jornada, que contó con cinco nuevas declaraciones.
Clara Teresa Bacchini se acercó a la Ex – Amia por pedido de la APDH LP y por más de una hora mezcló su relato con emociones, fuertes convicciones y detalles inolvidables para una familia que sufrió el corte de un proyecto de vida violentamente el 25 de noviembre de 1976, cuando secuestraron a Héctor Bacchini y lo mataron en febrero de 1977 gracias a las pericias del Equipo de Antropología Forense.
“En ese momento tenía solamente 2 meses y 20 días de vida, había nacido ese año. Puedo recordar con mucha claridad el relato de lo que fueron esos acontecimientos. Mi mamá vio militares con uniformes de fajina. Tocaron timbre y le dijeron que querían ver a mi padre. Estaban durmiendo, tardó unos minutos en levantarse, así que tiraron la puerta abajo e ingresaron al domicilio”, indicó, y continuó con su relato: “Estaban con armas largas. Tomaron fuertemente a mi padre de los brazos y después se lo llevaron con un poco más de insistencia, de violencia”
Fue la última vez que lo vieron con vida, y años más tarde comenzaron a acercarse compañeros de cautiverio, como el farmacéutico Carlos De Franceso. “Habló muchas cosas del cautiverio en Comisaría Quinta. Me contó que avanzado el mes de diciembre de 1976 él estaba detenido en un lugar con otro grupos de personas Cuando llegaron las fiestas de 1976 hacía mucho calor en ese lugar. Entre las cosas que me contó que era estar detenido, me dijo que estaban hacinados, y que el piso estaba inundado de la transpiración de los cuerpos con esas temperaturas”, dijo Bacchini.
Ante la mirada de los imputados y más de cincuenta personas en la sala, la testigo destacó que los vejámenes a los que fue sometido su padre implican una tortura permanente para ella. “Es la misma fuerza en la construcción de mi mente lo que tuvo que sufrir. Hay cosas que elijo no conocer porque no creo poder soportar después tener esas imágenes en mi mente. Sentir la impotencia que no puedo hacer nada y lo sufro. Todo el horror que pasó”
Religión y Dictadura
Como lo han expresado diversos testimonios en el Juicio, distintas situaciones durante los secuestros daban a las claras la complicidad de sectores de poder eclesiásticos con los actores principales del exterminio.
“Mi padre identificó los sonidos del Seminario de calle 66 entre 24 y 25 a metros de la Comisaría. En su paso de monje a sacerdote papá había pasado por el Seminario, incluso era Director de una sección. Reconoció también la comida que les daban estando detenidos clandestinamente en ese lugar, como que era la comida que injerían en el Seminario”.
Tiempo antes de lo sucedido, los relatos indican que Monseñor Plaza le prohibía trabajar con jóvenes en el seminario por su “peligrosa” ideología. “Monseñor Plaza lo amenazó cuando había nacido y me habían bautizado. Mucho antes de esto, de formar pareja con mi madre, mi padre había pedido el estado laical y dejar su condición de sacerdote. El arzobispo que tenía que hacer los trámites era Monseñor Plaza –ya fallecido- no hacía correr los trámites para que vaya al Vaticano. Papá tenía esperanzas en que esto iba a ocurrir. Para Plaza era un mal ejemplo y que debía retirarse. Papá le dijo que no se iba a ir, a lo que Plaza le respondió que se atenga a las consecuencias. 20 días después ocurrió lo que relaté”
Con los ojos brillosos, Clara continuó con su relato. “Mi papá le dijo a sus compañeros de cautiverio que si lo veían a Monseñor Plaza que lo insulten. No pidió venganza, solo un insulto, es decir que esa persona lo ha defraudado, y nada más”
A los 35 años, la testigo dejó un pensamiento claro para las nuevas generaciones. “A mi hoy me gusta ver a muchos chicos jóvenes que son mucho más chicos que yo que ni siquiera nacieron en dictadura, que más allá de tener una identificación partidaria, es algo que cantan y que me identifica, para que haya memoria, verdad y justicia. Es un canto que dice que a pesar de las bombas y los fusilamientos, los compañeros muertos, los desaparecidos, no nos han vencido”
Gracias al Equipo de Antropología Forense Héctor Bacchni fue inhumado en Octubre de 2011, y se determinó que fue asesinado a balazos en febrero de 1977 en Ciudadela, y luego enterrado como tumba NN en el cementerio de San Martín, Buenos Aires.
“Yo nací del profundo amor de una pareja, fui esperada con todo ese amor, me brindaron ese amor cuando estuvieron juntos, y en medio de esa potencialidad de amor y de vida y de familia, también un grupo de personas adultas, responsables, decidieron que eso no iba a seguir así, decidieron mutilarme”, concluyó Clara.
“Nos caen las sospechas sobre Monseñor Plaza”
Mercedes Cristina Bacchini es la hermana de Héctor y también relató lo que recordó de aquella época en que la familia cambió para siempre. “A mi me contó mi cuñada que lo vinieron a buscar el 25 de noviembre varias personas de civil armadas y lo secuestraron a las dos de la mañana. A raíz de eso como yo trabajaba en la oficinia jurídica de un banco los abogados me ayudaron a hacer un Habeas Corpus”, detalló.
Los sacerdotes también miraron para otro lado. “Vi al Monseñor Gracelli y no sabía nada. El Monseñor Plaza no nos quiso recibir nunca. Otro Monseñor me decía que mi hermano era subversivo. Nos caen todas las sospechas sobre Monseñor Plaza. Era Capellán del Ejército, amigo de Camps”
Luego recordó que en 1983 apareció un testigo que había estado con él en cautiverio. Además supo que estuvo en Arana y Comisaría Quinta, y que el 2 de febrero de 1977 lo habían fusilado con otros compañeros.
“Era parte de los futuros dirigentes del país”
Perla Amelia Diez habló en relación a la desaparición de Marlene Kegler Drug, quién era la hermana menor de su primer novio.
“La conocí cuando tenía 14 años cuando viajamos al Paraguay. Ella se juntaba con el cura y otros adolescentes a leer al Che Guevara en el monte”, expresó, y agregó: “Ella viene a estudiar obstetricia. A ella la detienen frente a la Facultad. Me acuerdo que cuando viene le veo en la valija un montón de libros. Fue una de las personas más torturadas, y según el relato de Nilda Eloy fue crucificada. Los compañeros han contado de ella de su frase yo con el enemigo no hablo”.
En Argentina Marlene se unió al ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), y según la testigo tenía un nivel de integridad moral extraordinario. “Expresa el espíritu revolucionario del momento. Los querían cortar de cuajo porque eran los futuros dirigentes del país. Toda esa lucha tenía sentido y lo sigue teniendo”
Por último la testigo pidió “como familiar de detenida desaparecida”, que después de estar detenida en una cárcel muchos años, que aquellos que han sido condenados que no tengan arresto domiciliario. “Creo que delitos gravísimos de lesa humanidad, requieren soluciones especiales con el respeto absoluto a todos los derechos humanos y más a todas las personas condenadas, con toda la logística del Servicio Penintencio. Nosotros pedimos protección para el resto de la población, no es un problema de rencor, estos son delitos gravísimos que deben cumplirse en una cárcel común y efectiva”, concluyó.
Ampliación de indagatoria de Cozzani
Uno de los 26 imputados pidió nuevamente la palabra en cuatro meses de juicio, y se mostró de tonada amigable con el Tribunal, al que le prometió dar más detalles de lo que pasó si sus co – procesados no hablan, como así también admitió que hay un “pacto de silencio” en la cúpula de poder.
En relación al caso Mariani volvió a afirmar que en la masacre la beba fue asesinada aunque no supo demostrarlo con pruebas fehacientes ya que entró a la casa ese mismo día pero no vio a Clara Anahí.
“A mi me quedó grabado de las audiencias las declaraciones de Emilce Moler cuando ella habla de la tortura del silencio, y si estaría en el lugar de ella me parecería lo mismo. Creo que es cierto lo de la tortura del silencio. No hay policías que clarifiquen las cosas. Hoy observo por una ingeniería jurídica que no quedan más policías que declaren en esta causa y es cuando veo que hay que aclarar situaciones”, dijo Cozzani, que dio nombres y cargos
del esquema de la Dirección General de Investigaciones comandados por Etchecolatz.
Más tarde hizo hincapié en que son pocas las personas imputadas en el juicio debido a la magnitud de los hechos. “No tengo duda que ha habido pactos de silencio y alegatos de oídos a fiscales y jueces porque sino es incomprensible que haya gente con responsabilidades y que no esté acá atrás”.
Con respecto a los asesinatos en la casa Teruggi – Mariani expresó: “Yo estuve en la calle 30, y veo que nadie le clarifica como es necesario clarificar. Llegué sobre el final pero vi perfectamente lo que pasaba. No disparé un tiro porque no había nada más que disparar”
Cozzani argumentó que en la custodia en total eran 27 personas en tres grupos más un Jefe que era Gabriel González. Con respecto a Etchecolatz expresó que tenía seis choferes.
En línea con declaraciones anteriores, volvió a cargar con la versión de la muerte de la beba. “Yo le puedo explicar en que rincón estaba el cochecito de la beba, cuando yo entré, luego que todo había culminado. El cochecito era una masa de hierro retorcido, que sumado al Comunicado Oficial y las declaraciones de Tarella me hacen pensar que la nena está fallecida. El comentario es que todos habían muerto, aunque en el momento no la vi a la beba”
Por último el imputado sentenció que está esperando que aparezca “un poco de dignidad” entre el resto de los co – procesados. “Si no lo hacen yo avanzaré en mis explicaciones, me comprometo”
“No ví ningún bebé en la morgue”
Roberto Ciafardo es Médico y trabajó en la Policía de la Provincia de Buenos Aires durante la última dictadura en la Dirección de sanidad. La querella representada por Marcelo Ponce Nuñez lo interrogó acerca del hecho de calle 30 para determinar precisiones sobre las personas asesinadas.
- En la autopsia de las personas carbonizadas Darvón (colega del testigo) dijo que usted actuó
- Tengo un leve recuerdo. De la casa y del hecho me acuerdo. Vi cuerpos carbonizados en mis años de trabajo, muchísimos, no solo de estos. Yo concretamente no lo recuerdo pero… el hecho si me acuerdo por haberlo leído en los diarios. Si tuve actuación era en la morgue.
El testigo habló un tanto nervioso y destacó que en la dictadura “hubo un incremento de cadáveres, la mayoría por balas”. A su vez indicó que entre los cadáveres que llegaron de calle 30 no se encontraba el de ningún bebé.
Durante media hora justificó su labor como médico y recordó que en los años 80 un juzgado le pidió los libros de guardia entre 1976 y 1977, que años más tarde “desaparecieron” según comentarios de sus colegas.

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