Julio López
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Jujuy: Gobierno autónomo del pueblo Omaguaca
Por Gobierno Autónomo del Pueblo de Omaguaca - Tuesday, Mar. 27, 2012 at 9:30 AM

El Gobierno Autónomo del Pueblo Omaguaca se dirige a todas las instituciones del Estado Argentino e instituciones del mundo libre, democrático y pleno de los derechos humanos a los fines de informar la actual situación de nuestro Pueblo Omaguaca, denunciar la constante violación a nuestros legítimos derechos y solicitar el fin del colonialismo interno y externo en nuestros territorios ancestrales. Sabemos que el colonialismo dirá que nuestras palabras constituyen una mentira; esto lo sabemos, porque es el discurso que hemos escuchado durante Cinco Siglos y porque la “historia” y la “verdad” “aceptadas” parecen escribirlas los vencedores. Pero, los que escuchan, pueden creer en nuestras palabras como creen en un nuevo amanecer de todos los días. No tenemos razones para mentir y nos sobran las razones para decir nuestra verdad.

Desde tiempos inmemoriales, al este de la “columna vertebral” de los Andes, nuestra Nación y sus ayllus han ocupado y vivido un territorio; el que hoy constituye el límite político estatal Departamento de Humahuaca, Provincia de Jujuy, República Argentina,
entre otros territorios. Hace por lo menos 12.000 años ya vivían (y viven) nuestros ante- abuelos en las wakas de Inca Cueva, Huachichocana y Pintoscayoc. La vida de nuestro Pueblo se desenvolvió en armonía y reciprocidad hasta el momento de la invasión europea del S. XVI de la era cristiana. Como seres humanos libres, pueblo libre con dignidad. Hace casi 500 años comenzó una etapa oscura en la vida de nuestros ayllus. Un proceso de
colonización territorial, por ende, cultural. Lo cual, desafortunadamente, no ha cesado hasta
el presente. Y hemos tratado de sobrevivir como se nos permitió y se nos permite, siempre bajo el dominio del pensamiento estatal occidental colonial.

Durante todo aquel tiempo anterior a la llegada de los conquistadores europeos desarrollamos una cultura inspirada plenamente en la cosmovisión andina originaria.
Aquella que guía nuestras vidas.

Para nosotros el cosmos es una totalidad viva, dinámica. La Pacha es el cosmos, es la realidad cósmica que comprende tiempo, espacio, situación y ser, simultáneamente. Es el pensamiento articulador y ordenador de la vida. La Pacha es el todo, tiene sus partes; y no se concibe o comprende a las partes separadas del todo. Cualquier evento o situación que
sucede, o está, se entiende inmerso dentro de los demás. Cada una de las partes o eventos o
situaciones reflejan al todo, a la Pacha.

Si Pacha es la vida misma de todos los seres vivos, entonces en la realidad cósmica no existe nada sin vida. Todo cuanto existe está vivo, no solo el hombre, las plantas y los animales, sino también las piedras, los cerros y todo lo demás que hallamos en nuestro mundo. Todos ellos tienen vida y participan de la misma, todos comen, todos duermen, todos cantan, todos producen y todos viven en sociedad. Todos nos necesitamos los unos a
los otros. Quienes vivimos en los Andes lo hacemos en forma de crianza mutua ligados por lazos de parentesco, somos una gran familia. La tierra cultivada es una forma de crianza.

Allí no solo se cría a las plantas y a los animales, sino que también se cría al suelo, al agua y al clima. Recíprocamente, la tierra cría a quienes la crían. Se trata pues, nuestra cultura, de continua crianza mutua en un mundo vivo. Y así todos, en este mundo vivo dependemos los unos de los otros. Nos cuidamos los unos a los otros.

Todos los que existen en el mundo andino originario son como somos nosotros mismos y son nuestra familia. Con ellos nos acompañamos, con ellos conversamos e
intercambiamos todo, nos tenemos respeto mutuo. Nos tratamos de igual a igual, horizontalmente, por ello no hay poderosos ni auto-suficientes ni verticalismo ni jerarquías.

El cosmos andino es inmanente, todo ocurre en su interior. El mundo no se proyecta al exterior de sí mismo y no reconoce que nada actúe sobre él desde afuera. No existe lo sobrenatural, ni el más allá, ni lo trascendente. Por ello, todos los seres son visibles, aún los seres sagrados y espirituales.

El mundo andino no es temporalmente lineal ni progresivo, es cíclico y no tiene principio ni tiene fin, sino se renueva constantemente. Pasado, presente y futuro (antes,ahora y después) no son aspectos separados sino que ellos concurren en el ahora: el tiempo
constantemente recreado. El mundo andino siendo diverso siempre es el mismo. La
diversidad es lo habitual y normal. Solo la diversidad y los cambios que convienen a la
vida. Tenemos las nociones del antes y después, pero ellas no se oponen, sino que se hallan
en el presente, en el presente de siempre, siempre re-creado.

El cosmos andino es el mundo comunitario, pleno de un sentimiento de pertenencia: un
mundo en el que no cabe exclusión alguna. Podríamos decir que ese mundo comunitario
está conformado por la Comunidad Natural (tierra, agua, animales, plantas, clima, paisaje),
la Comunidad humana (pueblos que lo habitan) y la Comunidad de Wakas (deidades
sagradas). Uno sabe siempre que es miembro de una comunidad con cuya persistencia se
siente íntimamente comprometido. Uno sabe que es miembro de una comunidad que vive
en uno. En este cosmos existen mundos simultáneos, paralelos y comunicados entre sí, en
los que se reconoce la vida y la comunicación entre las entidades naturales, espirituales y
humanas.

Todas las partes, las comunidades, son diversas y variables, representan al todo. Se
encuentran relacionadas mediante un continuo y activo diálogo, en reciprocidad,
afectividad, equilibrio, complementariedad y efectiva redistribución. Cualquiera de estas
partes es equivalente a otra. Tienen el mismo valor, son importantes, merecen respeto y
consideración. Por ello, todo es sagrado en los Andes: los cerros, las estrellas, el sol, la

luna, la tierra, las piedras, los ríos, los animales y las plantas, los seres humanos vivos y
también los seres humanos muertos. En el mundo andino originario no solo las personas
tienen derechos sino también toda la vida existente. Por ello, los andinos para beber de un
puk´ial (manantial) piden permiso al mismo antes de hacerlo, para extraer leña piden
permiso antes de hacerlo y así. Todo es sagrado, de allí que siempre pedimos permiso a la
Pachamama (Madre Tierra), al Tata Inti (Padre Sol), al Abuelo Fuego. Todos los que
vivimos en la Pacha nos tenemos respeto mutuo.

La territorialidad interpretada en el mundo andino sería el entorno vital dinámico, por lo
tanto, una totalidad viva, donde se nace, se cría, se reproduce y transforma cada ser, cada
especie, cada sociedad, cada cultura, cada pueblo. Tiene sus dimensiones inseparables, por
así llamarlo, tanto tangibles e intangibles, materiales e inmateriales. Es el lugar en el cual
las relaciones de todas las partes son posibles. De allí, que no podrían existir seres vivos sin
territorios dinámicos.

El territorio podría ser la base primera sobre la que se asientan nuestras vidas: LA
TERRITORIALIDAD OCCIDENTAL PODRIA SER, TAL VEZ, LA PACHA MISMA
(aunque es difícil adecuar una idea a la otra). Allí nos criamos y obtenemos los saberes, por
ello, no hay sabiduría sin territorio ni territorio sin sabiduría. La territorialidad es una parte
y tiene que ver con el todo; y no se concibe una parte separada de la otra. El ser parte de un
territorio, de un Ayllu, de la Pacha, es lo que permite dimensionar el sentimiento de
pertenencia, es decir de identidad tanto personal como socio-cultural. Así, en los Andes,
territorio no solo comprende el denominado espacio físico sino también lo intangible, lo
inmaterial. El territorio sería la identidad misma, es dinámico, es nosotros mismos, es
nuestra familia, nuestro ayllu; por eso, no es estático, no es factible de demarcación,
limitación, fraccionamiento o mercantilización. Por ello, no somos dueños o no podemos
tener dominio total sobre el territorio, sobre algo que escapa a nuestro entendimiento
objetivo, porque nosotros seríamos el territorio mismo. La propiedad tal como se la concibe
en occidente no cabe en el mundo andino. En especial en lo concerniente a los límites. Los
límites en el mundo andino no son estáticos y definitivos, sino dinámicos y fluctuantes. Por
lo tanto, poner límite a un ayllu es imponer, por el medio que sea, la cosmovisión
occidental. En este sentido, ciertas veces un lugar determinado (wakas, aguadas, pastoreo,
otros) puede ser compartido por varios grupos humanos y no humanos. Así el acceso
(dominio) a las Pachas (de la tierra) no es totalmente absoluto y universal en el mundo
andino, sino, que tiene múltiples formas. Lo que hace que las relaciones sociales en el
mundo andino originario resulten complejas e inentendibles para la cosmovisión occidental.

Quienes conformamos la comunidad humana, natural y sagrada (wakas), somos el ayllu
que ocupa la Pacha, un lugar. Somos parientes pertenecientes a una misma familia
viviendo en un lugar medianamente determinado, pero muy dinámico. La familia humana
no se diferencia de la gran familia que es el ayllu sino que está inmersa en él.

Esta idea no excluye a otros. Cuando sembramos una semilla de otro lugar le ofrecemos
lo mejor de nuestros suelos y la cuidamos con cariño y esmero, entonces, ella es miembro
de nuestra familia. Así los cultivos de nuestra tierra son hijos de la familia humana que los
cría. Las llamas, las ovejas, son también hijas de la familia que las pastorea y las cría. Los
cerros, las aguadas, tienen sus familias y también son nuestra familia. Cuando recibimos a
un foráneo le damos lo mejor de nuestra comida, lo mejor de nosotros, lo mejor de nuestros
sueños; entonces, cuando este acepta, es parte de nuestra familia. Cuando lo despedimos le
deseamos lo mejor de la vida y le mandamos lo mejor que tenemos para su familia, para sus
hijos, para sus nietos. Y así, nos aceptamos mutuamente como hermanos. La dualidad es un
elemento muy importante en nuestro pueblo. Chacha-Warmi, masculino-femenino, arriba-
abajo, sol-luna, una banda-otra banda, claro-oscuro, naciente-poniente y otros; parecen ser
contrarios pero son fundamentalmente complementarios. En el manejo del espacio, la
familia, las ideas, los pensamientos la dualidad siempre está presente. Es por ello, que no
podemos entender una cosa sin la otra, un arriba sin un abajo. Un aquí sin un allá.

Esta idea inspira a nosotros y ha inspirado a nuestros antepasados. Durante el tiempo pretérito a
la llegada de los europeos, fue el pensamiento y conocimiento preponderante en nuestros ayllus. Y
así hemos erigido nuestros pueblos, hemos sembrado en nuestros andenes, hemos criado nuestros
ganados, a nuestros hijos, hemos cuidado a nuestros ancianos, en fin, hemos vivido como cualquier
pueblo libre de nuestro planeta.

Así ha sido nuestro mundo y lo sigue siendo. Aunque desde la invasión hemos debido
acostumbrarnos a algunos cambios, nos hemos adecuado lo mejor que pudimos, hasta
tristemente hemos ocultado, en parte, nuestra verdadera personalidad. Todo para satisfacer
el hambre de gloria y codicia de los conquistadores feudales y sus descendientes de
siempre. Sin embargo, todo ello no parece haber sido suficiente. El pensamiento occidental
no solo quiere conquistarnos sino también colonizarnos totalmente. Los conquistadores
europeos del S. XVI no parecen diferenciarse de sus descendientes mentales del S. XXI.
Todo lo hemos dado y no se contentan con todo ello. Nos hemos sometido a sus leyes, a su
religión, a su educación, a su discriminación, a su alienación, a su racismo, a sus injusticias
y a todo lo que nos han impuesto y solicitado por las buenas o por las malas, con todos los
métodos del poder. Pero la sed de riqueza y poder no cesa. Nos hemos sometido a todos sus
despojos, de tierras, de recursos naturales, de dignidad y muchos otros. Nuestros hombres,
mujeres y niños les han servido por siglos y no se contentan. Y les seguimos sirviendo.
Pero el ensañamiento parece ser eterno y no han cambiado de idea ni de actitud durante
estos cinco Siglos.

Esta forma de ser y hacer de occidente se resume en un término tristemente inequívoco y
concluyente: ¡ C O L O N I A L I S M O !

Así, queremos decir al mundo ¡BASTA DE COLONIALISMO! NO al colonialismo
mundial que se ejerce en nuestros territorios y NO al colonialismo interno del Estado
Argentino. Porque un Pueblo que oprime a otro no es un Pueblo libre. La situación

sociocultural del Pueblo Omaguaca urge una inmediata DESCOLONIZACION
dentro de los límites del Estado Argentino.

¿Por qué el mundo occidental se empeña en destruir nuestro mundo originario? ¿Para
qué quieren nuestras tierras si no las cuidarán como nosotros? ¿Por qué se empeñan en ser
nuestros amos? ¡Por qué!

La corona española en el S. XVI inició la conquista y colonización de nuestras tierras.
Francisco de Argañaráz y Murguía, el fundador del Jujuy colonial, luego de realizar un
TRATADO con nuestros héroes el principal Viltipoco, el principal Teluy y otros
principales; violó dicho acuerdo. Luego, con ayuda de la institución religiosa, a traición,
tomo prisionero a todos los principales y los confinó a la muerte, emulando a Hernán
Cortéz y Francisco Pizarro. Desde ese tiempo la traición y el engaño han sido conductas
recurrentes de los occidentales para tratar a nuestro Pueblo. De modo que la historia nos
condena a ser los perpetuos inmolados en la relación occidentales-omaguacas, españoles-
omaguacas, argentinos-omaguacas.

Merced a la traición, la derrota política del S. XVI a manos de la corona española recayó
en la resistencia cultural, como defensa de nuestro mundo andino. Nunca nos sometimos
totalmente al poder occidental colonial (este escrito solo es una prueba de ello), tampoco lo
haremos ahora y nuestros hijos y nietos continuarán la lucha. Esto lo sabemos porque
heredamos la dignidad y resistencia de nuestros antepasados. Algún día triunfaremos y
nuestro pueblo volverá a la armonía de siempre, de nuestras Pachas, de nuestras wakas …

Los inicios de la independencia marcaron una nueva esperanza en nuestro pueblo.
Muchos originarios lucharon contra el español. Sin embargo, ninguno de ellos figura en la
historia argentina. Han sido postergados al olvido. Por si fuera poco, una vez consolidada la
independencia, en la tercera década del S. XIX, se reinicio la colonización –que se había
postergado por las guerras- dentro del Estado República Argentina. Y así, nuevamente
fuimos traicionados y engañados. Por distintas disposiciones legales (?), pero ilegítimas,
nos despojaron de nuestras tierras comunitarias. A nuestros principales los despojaron de su
autoridad. Y así, con la excusa, siempre reiterada e intemporal, de que todas las
disposiciones lo hacen por el bien nuestro, el Estado empezó a cuadricular nuestras tierras y
entregarlas en enfiteusis –con todo lo que ello implica-. Por supuesto, detrás de todas las
disposiciones siempre estuvo presente una segunda intención: exterminar al indio,
exterminar las comunidades, exterminar la posesión comunitaria indígena, exterminar el
mundo andino originario.

De este modo, se entregaban reducidas superficies de tierras a los originarios y se
entregaban grandes superficies (o re-legitimaban antiguos justos títulos) a los foráneos, los
terratenientes, los funcionarios y a los señores feudales y coloniales de siempre en la
historia de Jujuy. Mientras, como siempre, a otros originarios se los despojaba de sus

tierras. Una y otra vez, una supuesta justicia acompañada de una gran injusticia. Sin duda,
EL COLONIALISMO SE RENUEVA CONSTANTEMENTE, MUTA, SE MIMETIZA Y
SE ADECUA A LOS TIEMPOS.

Todo ello, lamentablemente, resume la historia de lo que sucedió, lo que sucede y
sucederá a nuestro Pueblo Omaguaca (sino se inicia el proceso de descolonización). Una
interminable lista de injusticias sociales, culturales, económicas, políticas, filosóficas, entre
otras, avaladas supuestamente por la civilización, el derecho occidental y sus creencias. Sin
duda, desde aquella invasión somos tratados como extraños en nuestras tierras. Verdaderos
esclavos sometidos a un lento proceso de genocidio cultural oculto e invisibilizado.
Ciudadanos de segunda. Sometidos al trato cruel, degradante e inhumano. Todo por razones
inentendibles e inexplicables.

Obligados a dividir nuestros territorios a someternos a los nuevos despojos y tratos
desiguales. Nuestros abuelos acompañando a los de la Puna libran la batalla de la Cruz
donde triunfan sobre el ejército argentino, para ser luego derrotados en la batalla de Quera,
todo en la segunda mitad del S. XIX. De allí la saña contra nuestro pueblo fue elevada al
máximo. La venganza fue el arma de occidente, como parece serlo hasta nuestros días. A
estas disputas de sangre siguieron otras grescas y pequeños encuentros con las fuerzas
estatales, ya a principios del S. XX. A fines del S. XIX y principios del S. XX se produce la
enajenación y la subasta pública de las tierras indígenas. Demás esta decir sobre quienes
compran las tierras en propiedad privada y las utilizan como fundos, en las cuales
reproducen las relaciones feudales traídas por los europeos y adecuadas a estas tierras. Y
las injusticias de nuestros abuelos que compran su propia tierra y muchas veces son
engañados por los funcionarios estatales y sus masis. Cada movimiento indígena en pos de
la recuperación de las tierras usurpadas tiene una respuesta colonial que se encamina a un
nuevo despojo territorial indígena. La aristocracia dominante de Jujuy, el poder más
cercano, se las arregla para disfrazar de buena intención, cualquier despojo. Es una
estrategia que les ha servido por cinco Siglos y, lamentablemente, la siguen aplicando en la
actualidad.

Nuevamente nuestros abuelos sabiendo de sus legítimas pretensiones marcharon a la
Capital del Estado Argentino, a reclamar las tierras en 1946, en el llamado Malón de la
Paz. Por supuesto, el gobierno de la justicia social de ese tiempo los puso en vagones de
carga y los devolvió por la fuerza y a los golpes a sus tierras. Años más tarde se firmaría –
quizás por arrepentimiento- un decreto de entrega de tierras a los originarios. Debemos
decir, por un lado, que este decreto no se cumplió totalmente hasta la fecha y, por otro, que
fue un decreto engañoso. Con algunos errores, que lo condenaban –en gran parte- al
fracaso; como por ejemplo que las tierras antes de ser entregadas se debían transferir a la
Provincia de Jujuy. Y que el Estado Provincial haría los trámites o algo similar para la
entrega a los originarios. Este mismo criterio se utiliza en este S. XXI para que las buenas
intenciones del Estado Nacional se cumplan en Jujuy. Por supuesto, aquella intención como

las actuales buenas intenciones no llegan a cumplirse. Ante todo, debido a la casta
aristocrática de origen colonial y feudal que domina la Provincia casi desde la fundación
misma de su Capital San Salvador de Jujuy hasta el presente. Dicha casta es anti-india y
racista por convicción. Jamás permitirá que los originarios gocen del pleno dominio de sus
tierras ni de otros derechos. Hicieron todo lo posible, como sucede ahora, para evitar el
cumplimiento efectivo de ese derecho, del derecho a las tierras. Y para ello, dominan toda
la fuerza estatal conjunta y a la vez son pseudo-capitalistas, señores feudales, señores del
odio y la venganza, tienen preponderante injerencia en todos los órdenes de la vida
sociocultural de Jujuy. Como ven, así es difícil ser libres bajo este régimen colonial,
disfrazado de democracia y Estado de Derecho.

Como todas las disposiciones anteriores que se hicieron supuestamente a favor de los
originarios. Merced al famoso decreto de 1949, nos entregaron las tierras, ambiaguamente,
por una o dos vidas solamente (títulos vitalicios). Emulando a la entrega de tierras que
hacia la corona española en su tiempo en nuestro territorio. También la entrega de tierras,
como siempre, fue muy burocrática, estuvo a merced y condicionada de todos los intereses
de los poderosos del momento, ayudados por la maquinaria estatal colonial. Para la entrega
de tierras los funcionarios estatales impusieron e imponen, como siempre, sus condiciones
draconianas e ilegales, más adelante verán como lo hacen en la actualidad.

Sin embargo, la lucha nunca se termina. Nunca cesa el reclamo de nuestras
comunidades. Es que el derecho ancestral e imprescriptible a nuestros territorios no puede
ser obviado. Sabemos que hay manos amigas de occidente que nos quieren ayudar y creen
fervientemente en la legitimidad de nuestro reclamo ancestral. A ellos dirigimos estas
palabras. Construyamos juntos una República Federativa basado en términos de buena fe y
plena de todos los derechos occidentales y originarios. No puede haber una sola forma de
ver el mundo, no puede haber una sola verdad.

Tras una larga lucha de años realizada por todos nuestros hermanos originarios y manos
amigas se legisla, desde el punto de vista occidental, a favor de todos los Pueblos
Originarios del Estado Argentino. Aunque resta mucho que hacer, se aprueba la ley 23.302,
luego la ley 24.071 (Convenio N°169 de la OIT), Ley 26.160, entre otras de suma
importancia, cuyo elevado ideal se inscribe en la Reforma Constitucional de 1994:
“Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos.
Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural;
reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad
comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras
aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable,
transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación en la
gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten. Las
provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones”. (Art. 75 inc. 17)

Si el cumplimiento de estas leyes fuese óptimo, no habría muchas denuncias de las
comunidades. Sucede que la ley se cumple a medias o se incumple, peor todavía, se cumple
de manera muy irregular y con resultados desastrosos, en desmedro de los propios
beneficiarios, las comunidades indígenas. La entrega de tierras esta sometida a trámites
interminables, con innumerables “chicanas sacadas de la galera”. Las razones: son
múltiples. La historia, el racismo, la xenofobia, la etnicidad, el poder, el colonialismo, el
control, y otros. Todo ello molesta e indigna, y mucho más.

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Molesta saber que mientras la titulación de nuestros territorios (ocupados durante
miles de años) está obstaculizada por toda una serie de requisitos burocráticos
interminables; los colonos (originarios y occidentales) y grandes empresarios
obtienen todas las facilidades para hacerse dueños de unas tierras que ni siquiera
conocen.
Molesta saber que, aún, las tierras tituladas no cuentan con las más mínimas
garantías de parte de las instituciones del Estado de tal manera que, cada día, los
ayllus-comunidades están sometidos a tensiones, riesgos y provocaciones que nos
impiden emprender un desarrollo familiar y comunitario con tranquilidad.
Molesta ver que mientras las empresas extranjeras disfrutan de todas las reglas de
juego necesarias para explotar las materias primas de la Provincia (incluyendo la
impunidad ecológica y laboral), el Estado no ofrece la más mínima atención al
desarrollo de nuestras comunidades ni al conocimiento sobre la biodiversidad, ni a
las tecnologías, ni ofreció nunca otro apoyo más que la represión, la limosna y el
olvido.
Molesta saber como se dictan diariamente normas tendientes a recortar más y más
los derechos indígenas y a fortalecer el derecho de nuestros agresores.
Molesta ver como se silencia con el mayor celo la realidad de las comunidades y
como se confunde diariamente a la opinión pública provincial y nacional a través de
medios de comunicación bajo control de un círculo muy pequeño de la élite
económica e ideológica.
Molesta el observar como son insultados nuestros representantes.
Molesta el sentir que para el Estado no somos más que un recurso folklórico y para
el gobierno el más molestoso obstáculo para el libre juego del despojo de las
riquezas nacionales.
Molesta el ver como nos empobrecemos en nuestras tierras y como se nos acusa de
empobrecernos y como se nos aconseja salir de la pobreza practicando un poco más
de lo mismo que nos empobrece.

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LEY 23.302 (1985)

Esta ley creó el Instituto de Asuntos Indígenas (INAI) como entidad descentralizada con
participación indígena. A 27 años de la ley, todavía no se ha conformado el Concejo de
Coordinación y el Consejo Asesor, entre otros faltantes. Por lo tanto, el funcionamiento del
INAI es y ha sido totalmente distinto a la Ley. Siempre regido por un grupo afín a la
ideología gobernante y lejos de los intereses indígenas omaguacas. Algo fanatizado en estos
últimos tiempos.

Para rematar, el INAI, su cúpula, ha dictado una resolución (entre muchas) para simular
que cumple la ley. Por la cual se eligen representantes indígenas, llamado Concejo de
Participación Indígena (CPI), dichos representantes deben someterse a una reglamentación
autoritaria y coercitiva. Bajo pena de expulsión. A esta amenaza se hallan sometidos
nuestros actuales representantes desde hace unos meses. Es que el INAI, su cúpula, solo
quiere representantes adictos a la causa partidaria e ideológica de turno. No les cae bien los
indígenas que reclaman. Menos aún los que no se muestran sumisos y obedientes.
Obediencia debida, eso es lo quieren. Ningún indígena debe tener una ideología distinta o
extraña al INAI. Esa es la ley colonial no escrita. Cualquier funcionario del INAI trata a
nuestros representantes como empleados suyos. Imponen su ley verbalmente, escriben y
firman muy pocos papeles (una conducta rara en funcionarios del Estado). Tratan de no
dejar huellas de sus impericias. Hasta se dan el lujo de firmar mentiras y firmar sentencias
discriminatorias y denigratorias (sin trámites, sin juicios o descargos previos). Poder e
imposición fanatizados. Ideales mesiánicos disfrazados de democracia y de derechos
humanos. A veces el autoritarismo es contagioso.

Por ello, más que una institución del mundo democrático argentino que debe funcionar
para beneficiar a los indígenas, se parece en mucho a una encomienda de la corona
española, a los patrones de estancia. Tristemente un logro de la argentina libre y la lucha
indígena se transforma en una entidad con rancio sabor inquisitorial y colonial, destinado a
ser condenada por la historia. Sin dudas, las luchas y logros indígenas extrañamente se
transforman en favores para nuestros enemigos históricos. Para aquellas mentalidades de
inspiración fascista, stalinista o símiles.

La participación indígena en el INAI es la mínima de la mínima. La participación
Omaguaca es inexistente o, al menos, no sabemos quien va en nuestro nombre (más allá de
nuestros representantes). PARTICIPACION palabra clara para nosotros, pero utilizada muy
ambiguamente y a conveniencia por el INAI. La participación solo se permite bajo
estrictas normas no escritas del autoritarismo. El que “saca los pies del plato” es inmediata
y sumarísimamente expulsado y denigrado. Emulando las famosas “purgas” o “soluciones
finales” étnicas e históricas. Como si de un ejército se tratara. Por cierto, por qué será que
siempre nos toca relacionarnos con los peores occidentales, los más autoritarios, los más
antidemocráticos, los dueños de la verdad, los coloniales, los inescrupulosos. De estas
palabras, el INAI, su cúpula, buscará venganza contra nuestro pueblo o nuestros
originarios, porque odia la crítica. Eso sí, sabe hacerlo muy bien. A uno de nuestros

hermanos discriminaron, sentenciaron y lo denigraron por escrito. No tienen miedo a la ley,
saben que el poder los protege. Saben que no tenemos dinero para abogados y que en Jujuy
no hay justicia para estos casos, menos aún si se trata de indígenas. Así, la participación
está regulada por un código no escrito de reglas autoritarias y dictatoriales. ¿Saben por qué
sucede esto? Principalmente porque dichos funcionarios, la cúpula, no conocen la realidad,
el mundo indígena. El desconocimiento y su calidad de funcionarios estatales coloniales los
hace creer en su sapiencia e invulnerabilidad. Verdaderos dueños de la verdad. Demasiada
vanidad.

En Diciembre de 2010 representantes comunitarios fueron a Buenos Aires, al INAI, a
fijar postura sobre un cambio de autoridades en el Pueblo Omaguaca. Fuimos recibidos por
una funcionaria que dio su anuencia a nuestro reclamo e incluso firmó una resolución, que
después resultó ser una mentira. Fuimos engañados por esta funcionaria que firmó un
documento público y después ese documento no fue reconocido ni por el mismo INAI. Y
nadie, ni ella, ni otros funcionarios fueron siquiera investigados por la cuestión.
Denunciamos esto ante un hermano de Santiago del Estero de la Secretaría de Afirmación
del Derechos Indígenas o algo parecido, que dicen que manejan los originarios en el INAI,
y no hay respuesta a la fecha, han pasado ya 13 meses. Allá en Buenos Aires el INAI nos
dio comida y hospedaje el primer día de charla con dicha funcionaria. Al segundo día,
luego de entregarnos la citada resolución mentirosa y al saber que estábamos visitando al
Jefe de la Bancada Radical y al Jefe de la Bancada del FPV (porque el INAI tiene espías y
nos vigila constantemente y prohíbe tácitamente la visita a otros funcionarios de Estado),
resolvió desalojarnos del hotel en horas de la noche. Por supuesto, dormimos en las calles
de Buenos Aires, bajo el frío marítimo nocturno. Esto también lo denunciamos ante el
hermano de Santiago del Estero que trabaja en la Secretaría que (supuestamente) manejan
los originarios. Las respuestas no llegaron nunca. Sabemos que el hermano mencionado
puede que tenga prohibido “sacar los pies del plato”, lo entendemos. ¿Manejamos algo en
el INAI? ¿O todo es obediencia debida? La historia se repetía como en aquel gobierno de
1946, este gobierno como su sucesor, nos desalojaba sin piedad y nos deja en la calle,
después de mentirnos. Eso parece ser una muestra de respeto a los derechos humanos del
Pueblo Omaguaca. ¿Seremos humanos para ellos?

Los programas de tierras, otro drama para nuestras comunidades. Demás esta decir que
los programas de tierras implementados por INAI han sido un rotundo fracaso en los
territorios del Pueblo Omaguaca. A la fecha, la cantidad de títulos comunitarios no llega ni
a la media docena, de las 46 comunidades que conforman nuestro Pueblo. Después de 15
años de gastar y gastar dinero (o malgastar, nunca lo sabremos). Creemos que el Estado
Democrático Argentino, todos los ciudadanos, no tienen porque financiar fracasos o
resultados a medias. La titulación y tramitación de los territorios comunitarios, como
siempre, se las ha encomendado al Estado Provincial. Por supuesto, el Estado Provincial, en
manos de la casta aristocrática de origen colonial, hace lo que mejor sabe hacer: despojar a

las comunidades y/o titular las tierras bajo condiciones draconianas o con engaños y/o
impedir la titulación con excusas que salen de sus organismos oficiales, defender a rajatabla
los emprendimientos de las trasnacionales, entre otros vicios. Las comunidades han
denunciado todo esto hasta el cansancio en forma verbal, pocas veces lo han hecho por
escrito (confiando ante todo en la palabra). Sin embargo, el INAI, su cúpula, se inmuta y se
hace el distraído, el silencio ha sido la respuesta principal. No se ha pronunciado ni ha
dicho una palabra de lo engañoso que son los títulos comunitarios otorgados a las
comunidades del Pueblo Omaguaca, tampoco ha dicho nada sobre los procedimientos
chantajistas que esboza el Estado Provincial como condición para entregar títulos
comunitarios.

Nos referimos a que el Estado Provincial pide algunas hectáreas a cambio del título
comunitario. Si la comunidad no accede se cajonea el trámite. Este chantaje se hace en
forma verbal y no deja huellas. El INAI, pese a saberlo, parece aprobar esta forma de
chantaje y neocolonialismo.

Otro ejemplo: en la misma escritura de título comunitario se le obliga implícitamente a
las comunidades a renunciar a sus recursos naturales, siempre bajo pena de cajonear el
trámite. Esto tampoco tiene alguna reflexión del INAI, también parece avalar esta práctica.
Y que decir de la defensa de las empresas trasnacionales. Todos sabemos de la defensa del
saqueo de los recursos naturales que hace la actual ideología que se halla en el poder
nacional o provincial. Son los negocios del poder de turno. Quieren unificarnos a un mundo
globalizado, pero solo como la base de la pirámide social, por supuesto. Nos quieren hacer
codiciosos, egoístas e individualistas. Y así se llaman defensores de los derechos humanos.
¡Que vergüenza!

Y eso no es todo. Uno de esos títulos comunitarios que avala, por acción u omisión el
INAI, contiene graves errores de cálculo y medición con respecto a sus límites. Aparte de
despojar a la comunidad con las llamadas áreas urbanas (el chantaje que ya mencionamos,
hace el Gobierno Provincial) de obligar a renunciar implícitamente a sus recursos naturales
(otro chantaje), sin ninguna razón el Estado Provincial, a través de sus técnicos, hace un
plano de mensura mentiroso, en donde fija una superficie menor a la “pactada” con dicha
comunidad, dejando fuera del límite de propiedad comunitaria una cantidad considerable de
hectáreas. Casualmente estas hectáreas de tierra constituyen un recurso acuífero importante
para esta zona de Puna y recursos mineros y de hidrocarburos. Por supuesto, la comunidad
y el Pueblo Omaguaca no somos tontos. Sabemos que el error no fue tal. Y que constituye
una de las prácticas usuales e históricas del Estado Provincial: engañar a las comunidades.
Lógicamente, el Estado se defenderá afirmando que la comunidad estuvo de acuerdo y no
protestó. Los coloniales saben esto y por ello se aprovechan. Se aprovechan de nuestro
desconocimiento.

Los programas de tierras impulsados desde el año 1996, en muchos puntos, no han
hecho más que legalizar el despojo de nuestras tierras indígenas, con las prácticas usuales
del colonialismo. Pratpaj, Predaj y otros no han sido más que una perdida de tiempo y una
pérdida de dinero para propio Estado. Porque el INAI confió y confía ciegamente en los
organismos provinciales. Y nuevamente entra a funcionar el ardid del despojo territorial
indígena. Programas manejados en un 80% por occidentales que desconocen las
comunidades y una mínima cantidad de indígenas (que tienen prohibido “sacar los pies del
plato”, so pena de ser expulsados y denigrados). Claro, ahora se inicia otro nuevo programa
y van muchos ya. El nuevo programa de tierras que se está iniciando tiene los mismos
vicios. Empezó mal. Su coordinador general cobró dos meses sin trabajar y sin que el
programa empezara en la Provincia de Jujuy! Dos meses. Nos preguntamos quién habrá
permitido esto. ¿Quién dispone u ordena estas persecuciones ideológicas y étnicas? Nos
gustaría que alguna vez se haga una auditoria en serio de todos estos años desde que
empezaron los programas indígenas. Qué se investigue las actitudes y conductas que
prohíjan la limpieza étnica. Por qué tanta persecución política, ideológica y étnica. Muchos
hermanos no pueden denunciar lo que aquí decimos, lamentablemente para nuestras
comunidades y para los ciudadanos contribuyentes.

De este modo, es imposible que cualquier ser humano confíe en estas formas
particulares de llevar adelante un objetivo. ¿Cómo confiar en quienes, por acción u
omisión, avalan implícitamente las injusticias? ¿Se puede creer que todo lo dicho y lo que
se dirá son solamente errores? ¿Para quién se planifica todo esto? ¿Será para las
comunidades? ¿Será para otros?

No puede ser que nuestro Pueblo Omaguaca deba enfrentarse a la entidad que debe
protegerlo, por el solo hecho de denunciar injusticias. No podemos confiar en el INAI, ya
que comete errores extraños. En todo caso, no se puede confiar en esta forma o modo de
planificar los objetivos y afrontarlos. Funcionarios democráticos justos, ciudadanos, les
decimos que el INAI necesita un cambio para mejor. Una institución del Estado no puede ir
en contra de su propio objetivo: las comunidades del Pueblo Omaguaca. Debe cumplirse la
ley y deben conformarse los Consejo de Coordinación y Concejo Asesor, pero con amplia
participación indígena. Los indígenas no somos un adorno, somos humanos y tenemos
capacidades, aunque muchos no lo crean. Nuestra máxima participación ayudará a que los
programas o proyectos tengan un resultado óptimo o cercano a lo óptimo. Pero con
participación democrática no coercitiva ni fanatizada. Participación libre e igualitaria.
Participación en todo el sentido de la palabra. Sin obediencia debida.

La efectividad de los programas de titulación de tierras en el pueblo Omaguaca no
llegan ni al 4%, por cada uno de ellos. NADIE SE DA CUENTA. NADIE CONTROLA.
Pero, sin embargo la Provincia recibe dineros por el 100% de efectividad y los gasta todo,
no devuelve ni un peso. Se formulan proyecto para obtener tales objetivos pero al
ejecutarlos los resultados no se acercan ni a lo mínimo aceptable. El rotundo fracaso no

hace más que dudar de las verdaderas intenciones del INAI que vuelve a repetir el error este
año, confiando en el Gobierno Provincial. Demás está decir que el Gobernador actual
prometió en el año 1996 (año en que era Gobernador) que se entregarían todos los títulos
comunitarios y, por supuesto, no cumplió a la fecha. Por cierto, no tenemos amigos en el
poder. Parece haber una cierta complicidad entre el INAI (el Estado Nacional) y el Estado
Provincial, en las buenas y en las malas que, por lo menos, debería ser investigado por los
funcionarios estatales, democráticos y verdaderos defensores de los derechos humanos,
sobre todo, de los derechos indígenas.

Además debemos decir que el Estado Jujeño no puede llevar adelante un programa de
tierras indígenas, pues es un tercero interesado en nuestras tierras. Esto lo dijeron nuestros
representantes ante el INAI. El Estado Provincial Jujeño no puede tramitar tierras indígenas
porque de serlo inmediatamente se transforma en juez y parte. En todo caso, debe ser una
de las partes que interviene en la tramitación, quedando la tramitación en sí en manos de
una institución confiable y plena de los derechos humanos. Al modo y aval del INAI, la
Provincia tramita los títulos y aprovecha para despojar a las comunidades, entre otros
vicios. Tanto trabajaron los congresistas y los hermanos originarios para hacer la ley 23.302
y ahora nos encontramos con estas prácticas.

La Constitución Provincial, reforma de 1986, en su art. 74 declara a todas las tierras
indígenas como fiscales y sujetas a colonización! Para ello, crea el Instituto de
Colonización, cuyo objetivo principal implícito, entre otros, es competir con la propiedad
comunitaria, convenciendo a los originarios que es mejor la propiedad privada. Este
constituye otros de los rasgos del colonialismo que consiste en sancionar dispositivos
legales para contrarrestar el derecho indígena en la Provincia. Se hacen constantemente
leyes a favor del pensamiento occidental en desmedro de la sociedad indígena. Una práctica
usual e histórica de la aristocracia jujeña. Ahí tienen la ley de aguas, la ley de patrimonio, la
ley minera, en fin, todas realizadas sin ninguna consulta al Pueblo Omaguaca. No solo
sucede en la Legislatura, sino en todos los estamentos del Estado Provincial. En una
Provincia Indígena los gobernantes ignoran a las comunidades, las niegan. La negación es
otro de los elementos del colonialismo, que la aristocracia local sabe realizar muy bien.
Lleva generaciones y generaciones de práctica. Sin duda, el odio y el desprecio a los
indígenas es visceral.

Y esto es solamente una muestra de las “soluciones” que propone el INAI. Ni que hablar
de las eternas capacitaciones y reuniones. Ni que hablar de los formularios para becas que
llenamos y firmamos todos los años, nunca llegan las becas, se burocratizan demasiado,
nunca las cobramos o cobran unos pocos de nuestros alumnos. A veces nos hacen creer que
becas es igual a educación. Y la Educación Intercultural?

Debemos decir que en seno del INAI se han cultivado, regado y ya dieron sus frutos
unas “formaciones” que le sirven de mucho: se trata de las organizaciones sociales. El

asistencialismo opuesto al desarrollo comunitario. La avanzada colonizadora piensa: como
no se puede doblegar a las comunidades entonces ingresemos por otro camino, con
recursos, propaganda y soluciones asistencialistas; entonces la codicia individual los hará
enfrentarse. Estas organizaciones captan muchos recursos y hasta a veces se dan el gusto de
negociar los derechos de las comunidades con el gobierno. Y a veces se las usa para
combatir y contrarrestar las demandas comunitarias, para competir con nuestros ayllus, con
nuestras autoridades, para infundir el colonialismo. Son verdugos lamentables porque
muchos de sus integrantes son nuestros hermanos y tratamos de hacer lo mejor para
respetarlos y no enfrentarlos. Pero el ideal colonialista obliga a las desavenencias. Los
ejércitos deben marchar a una guerra sin sentido y sin razón. Hay que cumplir el mandato
divino y mesiánico, fanático. Hasta allí llega el sadismo. Por supuesto, al gobierno le
conviene negociar con las organizaciones y no con las comunidades, mucho menos con los
pueblos. Las organizaciones son vulnerables al negocio, las comunidades no tanto. El
Pueblo Omaguaca tiene una moral y una ética intachable, tiene dignidad.

En fin, ni que hablar de los otros artículos de la Ley 23.302. Salud, educación, derechos
previsionales, planes de vivienda y otros todavía nos son lejanos. El INAI canaliza casi
todas sus “soluciones” por el Estado Provincial, las Municipalidades, las organizaciones,
las fundaciones, las instituciones religiosas y así; sabemos que esta práctica lleva al
clientelismo político social y religioso y a la corrupción generalizada. Y a los errores de
siempre. Y pone innumerables trabas al pedido de las comunidades omaguacas.

El INAI, su cúpula, se olvida o no sabe que todas las instituciones estatales y
paraestatales se diferencian mucho de las comunidades, especialmente por esa cosmovisión
que esbozamos al principio. No sabe que el colonialismo no ha triunfado todavía. Y que
pese a fomentar sus organizaciones sociales, el comunitarismo será difícil de colonizar,
porque la cultura es difícil colonizar. También se olvida que cualquiera se aprovecha de los
indígenas. Esto ya lo sabía la mismísima corona de España durante la colonia. Las crónicas
españolas siempre mencionaban que: “estos naturales a cualquiera le dicen señor”. Claro,
es el respeto que tenemos a todos y a todas. Es nuestra forma de ser, respetar al otro. Y así
ha sido desde siempre. Nuestro tiempo cíclico nos induce a respetar a todos, y esto nos han
transmitido nuestros ancestros y haremos lo mismo con las futuras generaciones. No tengan
duda. No hemos cambiado mucho en 500 años. Aunque no sea evidente.

El INAI, institución prevista por ley 23.302 debe seguir los principios de la democracia
y proveer a la mejor participación de los pueblos originarios. Debe ser una institución
especial que entienda un mundo (el occidental) y, sobretodo, que entienda el otro (el
originario). Debe ser el nexo real entre dos mundos. Debe estar más allá de las contiendas
con los Pueblos. Cumplir efectivamente sus objetivos de buena fe, favorecer a los
originarios, a las comunidades, a los Pueblos Originarios. Juntos debemos redactar un
protocolo de procedimiento y de buena fe para todas nuestras relaciones formales. De no

ser así, pensaremos que la ley occidental es letra muerta. Que solo nos desea buenos
augurios y nada más.

Somos respetuosos de Ley y el buen derecho, así sea basado en la cosmovisión
occidental. No permitiremos, porque es nuestro deber, que se incumplan las leyes. Menos
aún si se trata de normas que nos protegen como originarios. Lucharemos, en el buen
sentido, por el estricto cumplimiento de la normativa nacional e internacional. Algunos
olvidan que solo pedimos el cumplimiento de nuestros legítimos derechos, no pedimos
favores ni nada que se le parezca. Será un tributo a nuestros antepasados, a los hermanos de
otros Pueblos Originarios, a la argentina democrática, a la buena fe de los congresistas que
sancionaron las normativas, y, sobretodo, a nuestras futuras generaciones. En este sentido,
lucharemos por el INAI que propone la Ley 23.302 complementado con la demás
normativa indígena.

LEY 26.160 -2006- (Prorroga 26554)

La aplicación de esta Ley beneficiosa para las comunidades se transformó en un camino
hacia la eternidad, en donde nadie sabe el final. Con los vicios y errores frecuentes. Con los
acostumbrados fracasos y despilfarros. Como siempre, el Relevamiento Territorial de
Comunidades Indígenas (ReTeCI) fue encomendado al Estado Provincial. Lo cual
constituye otro error, ya que este es un tercero interesado en nuestras tierras (como antes
decíamos). El relevamiento territorial en Jujuy se inició a fines de 2008 y hasta fines de
2010 se desarrolló lo que llamamos el ReTeCI 1, en que debían elaborarse alrededor de 260
carpetas técnicas de las comunidades de Jujuy.

Durante esta etapa tenemos noticia que, tal vez, una (o dos?) sola carpeta técnica haya
sido elaborada y finalizada en el Pueblo Omaguaca. DOS AÑOS PARA HACER UNA
SOLA CARPETA, cuando el proyecto preveía que se haría el relevamiento territorial en
todo nuestro territorio, en 46 comunidades, con 46 carpetas finalizadas. Las excusas no se
hicieron esperar, sigilosamente y en secreto desde el interior del programa, manejado por
occidentales, se buscó un chivo expiatorio. LA ETERNA CULPABILIDAD INDIGENA.
Demás está decir que se deslizó la idea de culpabilidad del Area Social del Programa,
aquella que coordinaba una hermana del Pueblo Tilián. Ya está, el indígena es el culpable.
Echaron a la hermana y junto a otro hermano de nuestro pueblo los sancionaron no
pagándoles sus honorarios por 4 meses. Un desastre, un programa manejado por
accidentales, en donde no se permitió la participación indígena en el verdadero sentido de
la palabra. Y en donde el INAI y el Estado Provincial hicieron causa común para dejar todo
en la nada y empezar de nuevo. Aquí no ha pasado nada

No entendemos como se habrán explicado este rotundo fracaso, con una eficacia que no
llega ni al 2% en nuestro Pueblo. No solo fue una pérdida de dinero, sino también una

pérdida de tiempo y de confianza. Lamentablemente los errores en los programas y en
cualquier trámite con el Estado repercuten negativamente en las comunidades. Hay pérdida
de confianza en los líderes, hay desunión, luchas internas, injusticias, denuncias, bronca,
impotencia y todo lo que puede sucederle a una sociedad oprimida por Siglos.

No contentos con el daño moral y material ocasionado en el ReTeCI 1 tanto al Estado
como a las comunidades, el INAI volvió a encomendarle lo que se llama ReTeCI 2 al
Estado Provincial. Nuevamente el mismo procedimiento de siempre. En tres meses se
preveía finalizar 21 carpetas técnicas. En toda la Provincia no se llegó ni a la docena, en el
Pueblo Omaguaca no se finalizó ni una sola carpeta técnica. Por varias razones. Esta vez
desde nuestro Pueblo, considerando la experiencia anterior, hubo un control estricto de
parte de nuestros representantes. Nuestros representantes plantearon la idea de que se
relevaría una comunidad y se finalizaría la carpeta técnica. El equipo técnico no estuvo a la
altura de las circunstancias y no finalizó la única carpeta que inició en nuestro pueblo. La
coordinación general no supo (o no quiso) elaborar una carpeta técnica acorde y en
consonancia con la ley y con la cosmovisión andina originaria.

Para este ReTeCI 2 las comunidades eligieron como Coordinador del Area Social a un
hermano de nuestro Pueblo. Un hermano que es “rechazado” por el gobierno de Jujuy, por
el INAI y por las organizaciones sociales adictas, los terratenientes y otros; por no acatar la
obediencia debida de turno, por su ideología andina originaria, por defender a las
comunidades y por denunciar constantemente las injusticias en contra de los originarios. En
principio tuvieron que aceptar la voluntad de todos los representantes indígenas de la
Provincia de Jujuy. Ya que los occidentales siempre nos piden que elijamos
democráticamente para ocupar cargos (ellos se “elijen a dedo”, por supuesto) Pero, como
en la guerra, al enemigo no hay que dejarle nada. El INAI a solicitud de la casta
aristocrática de Jujuy, los terratenientes y la organización más poderosa y sofisticada de
Jujuy (financiada por el Estado) y otros, emitió una resolución discriminatoria, denigratoria,
antidemocrática de condena a nuestro hermano, violando el Convenio 169 (Ley 24071). Sin
darle la posibilidad de hacer siquiera un descargo o defenderse de alguna manera. Es que el
poder y el fascismo de izquierda o de derecha reaccionan de esta manera. Todo lo que no
está de acuerdo con ellos se elimina. Así lo hicieron, eliminaron “legal” e ilegítimamente a
nuestro hermano del ReTeCI 2. No respetaron la voluntad de los siete pueblos originarios
de la Provincia de Jujuy. Victoriosos los occidentales, eliminan con un chasquido a los
indígenas. Sin duda, no tienen nada que envidiar a Cortéz, Pizarro o Argañaráz y Murguía.

Por supuesto, el Pueblo Omaguaca no le creyó a las mentiras que puso de excusa, para
tal cometido, el INAI y apoyo fervientemente al hermano discriminado. El INAI ya no es
creíble ni confiable. Ya no sabemos ni a quien favorece realmente. Creemos que ahora está
en manos de los más fanáticos de las ideas extrañas a nosotros. Lo que, muchas veces, les
hace perder el rumbo de institución indígena.

LEY 24071 (CONVENIO N°169 DE LA OIT)

“Deberá impedirse que personas extrañas a esos pueblos puedan aprovecharse de las
costumbres de esos pueblos o de su desconocimiento de las leyes por parte de sus
miembros para arrogarse la propiedad, la posesión o el uso de las tierras pertenecientes a
ellos”.

“No deberá emplearse ninguna forma de fuerza o de coerción que viole los derechos
humanos y las libertades fundamentales de los pueblos interesados, incluidos los derechos
contenidos en el presente Convenio.”

El Estado Nacional y el Estado Provincial al unísono han tramitado y logrado la
Declaración de Patrimonio de la Humanidad a nuestras tierras y con ello han avanzado un
paso más hacia una nueva forma de colonialismo. Fuimos engañados por los funcionarios
estatales. No nos consultaron formalmente sobre este tipo de declaración. Todo fue hecho
coercitivamente. Pero eso no es todo. Ahora, una vez consolidado el engaño, las
consecuencias sociales resultan negativas para nuestro Pueblo Omaguaca. La codicia y el
despojo son problemas acuciantes en nuestras comunidades. La lucha diaria entre
comunitarios y occidentales, entre originarios, es desgastante. Cualquiera, apoyado
económica y políticamente, viene y se hace dueño de nuestras tierras. La compra venta está
a la orden. NO QUEREMOS VENDER NUESTRAS TIERRAS A NADIE POR SON
NUESTRAS Y LAS HEREDAREMOS A NUESTROS HIJOS Y NIETOS. Estamos
sufriendo una nueva invasión. El capitalismo, occidente, se nos viene encima y pretende
acabar con una forma milenaria de tratar la vida, la cosmovisión andina originaria.

El Estado Provincial ni las Municipalidades adictas, otras instituciones estatales y no
estatales realizan sus emprendimientos en nuestras tierras sin ni siquiera informarnos. Por
sorpresa. No nos consultan y nos niegan. EN LA PROVINCIA DE JUJUY NO EXISTE
LA CONSULTA PREVIA LIBRE E INFORMADA HACIA NUESTRO PUEBLO. La
negación y la indiferencia concurren hacia la destrucción de nuestras comunidades.

Desde la Declaración Patrimonio de la Humanidad a la Quebrada de Humahuaca se han
presentado distintas circunstancias que revelan las verdaderas intenciones del Estado, los
intereses, sobre las tierras indígenas: acabar con las últimas resistencias originarias para
implantar su supuesto “progreso”, incorporar nuestras tierras al mercado, saquear los
recursos naturales y manipular los recursos culturales. Como ha ocurrido en toda la historia
de la colonización en nuestras tierras.

La Declaración conlleva múltiples consecuencias negativas. Una de ellas es la
contaminación. Actualmente al río Grande, desde los asentamientos, se vuelcan todos los
desechos cloacales sin tratamiento alguno. Estas aguas contaminadas (a la que se unen las

aguas contaminadas de una empresa minera) son utilizadas, río abajo, para consumo
humano y animal y para riego de cultivos. Cuyos frutos alimentan a gran parte de la
población jujeña, originarios y no originarios.

Actualmente cercana a las urbes de la Quebrada de Humahuaca se hallan amplios
basureros al aire libre, grandes focos de infección. Cuya única tarea del Estado es depositar
la basura y quemarla constantemente, sin ningún tratamiento. Produciendo contaminación
del aire. Produciendo gran proliferación de insectos, roedores y otros animales (perros), con
la consiguiente multiplicación y diseminación de distintas enfermedades (teniendo también
como vías de contagio las aguas y el aire). Que lamentablemente tienen como víctimas
seguras a los originarios que habitan las adyacencias a los basureros, además de sufrir
daños los animales domésticos. La Comunidad de Coraya se ve gravemente afectada por el
basurero a cielo abierto sin ningún tratamiento de la ciudad de Humahuaca.

Actualmente la basura ha cubierto gran parte de la superficie de la Quebrada de
Humahuaca produciendo contaminación. No hay ningún emprendimiento estatal con vistas
a tratar la basura, ni a educar para la buena conservación del medioambiente. Todo se
arregla con “parches”, quemando la basura diariamente (sin ningún otro tratamiento).

Actualmente el faltante de agua, debido a los grandes emprendimientos foráneos
capitalistas (hoteles, empresas de turismo, restaurant) financiados e impulsados por el
Estado, es motivo suficiente para producir cortes de agua a los originarios de los centros
urbanizados, los cuales viven en barrios marginales. Lo que habla a las claras de un trato
discriminatorio hacia los originarios. Lo que más nos duele, es que –a veces- son nuestros
propios hermanos los que amparados por el poder estatal, cometen estos atropellos de todo
tipo, por aquello de que nada es peor que la astilla del mismo palo. Y las injusticias
prosiguen.

Actualmente el Estado financia los emprendimientos foráneos y desalienta o pone
muchas restricciones al emprendimiento de los originarios. Por otro lado, el Estado quiere
que los emprendimientos de los originarios sean estrictamente capitalistas en desmedro del
desarrollo indígena. Esto es colonialismo cruel y puro. Es evidente el fracaso de los
proyectos facilitados a los indígenas que llevan el punto de vista occidental. Ocurre en
todos los rubros (educativo, tecnológico, infraestructura, otros). ¿Nadie se da cuenta?
¿Quién controla?

Actualmente el encarecimiento del nivel de vida (la salud, la vivienda, la educación, el
transporte y otros), en la Quebrada de Humahuaca, tiene como primeras víctimas a los
originarios. Que poseen mínimos porcentaje de dinero efectivo, sin tener otros valores de
cambio, para hacer frente al encarecimiento general. Día a día los originarios despojados de
sus tierras y de sus ancestrales modos de vida pasan a formar parte de la pobreza urbana.

Actualmente el Estado Provincial planifica y ejecuta proyectos en la Quebrada de
Humahuaca, sin respetar ni hacer la mínima consulta al Pueblo Omaguaca. Concretamente,
Estado Provincial se halla dando su anuencia a la Minera Marte para la explotación en
Miyuyoc, todo lo está haciendo a espaldas de la comunidad, sin respetar la normativa
vigente, sin consulta expresa. El Estado Provincial, se halla planificando una ruta O-E de
Humahuaca (Jujuy) a la ciudad de Oran (Salta) bajo intereses puramente capitalistas y a
pedido de las trasnacionales del primer mundo. Todo ello se está haciendo entre Poder
Ejecutivo, Poder Judicial (que aprobaría o aprobó una ley de expropiación), Municipalidad
de Humahuaca y las trasnacionales, por supuesto. Las comunidades del Pueblo Omaguaca,
por donde pasará la ruta asfaltada, no han sido consultadas. Pero se sabe que autoritaria o
coercitivamente el Estado aplicará su ley inconsulta, como lo hace siempre. Cinco
comunidades serán afectadas por este nuevo emprendimiento colonialista del Estado
Provincial. Poco a poco se van apropiando de nuestras tierras. Y hay otros
emprendimientos inconsultos. La lista es por demás amplia.

Actualmente el Estado Provincial y el Estado Municipal se hallan legitimando la
destrucción de un sitio arqueológico ubicado en la misma ciudad de Humahuaca. Mediante
un loteo urbano que ha destruido y continua destruyendo este patrimonio de la Humanidad.
Ambos Estados han defendido, directa o indirectamente, la destrucción de lo ancestral. Y,
en su reemplazo, se está construyendo de edificios modernos. Así sucede en otros puntos.

Actualmente el turismo, que genera buenas utilidades, se halla en manos de empresas
foráneas y amigos del poder de turno, Los originarios no manejan ningún tipo de empresa
turística. Asimismo, el Estado Provincial otorga permisos a las empresas para explotar el
turismo en las comunidades, sin consultar a las mismas. Lo que produce conflictos y
persecución de las autoridades comunitarias. Actualmente la Declaración ha encarecido
notablemente el costo de la tierra e igualmente ha hecho que de la noche a la mañana
aparezcan dudosos dueños, que en muchos casos son legitimados por el Estado.
Produciendo despojos y desigualdad social.

Actualmente la Declaración no ha contribuido en nada a la salud de nuestro Pueblo. El
único hospital de Humahuaca no tiene una sala de cirugía ni una sala compleja para partos,
entre otros faltantes. No tiene atención continua de especialidades. Hace 30 años, este
hospital tenía la complejidad necesaria para la zona, hoy es solo un relicto de aquel
nosocomio. Del hospital lo más rescatable son los recursos humanos. El Estado ha
centralizado toda la atención en la Capital de la Provincia distante a 130 km, por una ruta
que en los meses de estivales se interrumpe.

Actualmente los caminos en el Pueblo Omaguaca no son mantenidos regularmente, lo
que dificulta las comunicaciones. A veces las poblaciones quedan aisladas por varios días.
Hubo muertos por el no acceso a las poblaciones de las ambulancias. Siempre se mueren
los indígenas y al gobierno no le importa.

Actualmente la educación deja mucho que desear. El mismo modelo europeo de
siempre. El mismo colonialismo educativo. Por otro parte, todas las carreras están
centralizadas en la Capital de la Provincia. No tenemos acceso a ninguna carrera
universitaria. Todo lo que conseguimos es apropiado por los occidentales. Un albergue
indígena para estudiantes realizado por las instituciones de la ciudad de Humahuaca ha sido
apropiado por la fuerza, por una poderosa organización social (financiada por el Estado), y,
apoyada -a nivel nacional- por una diputada que defiende los derechos humanos. Todas
injusticias contra nuestro Pueblo. Algunos occidentales se aprovechan de nuestra bondad y
nuestro carácter hospitalario. Recibimos a los occidentales, les brindamos nuestra comida,
les damos una cama para que duerman, les ofrecemos nuestra mejor amistad y ellos solo se
aprovechan. Y pasa en todos los ordenes de la vida comunitaria en nuestros territorios. Y si
los rechazamos nos dicen racistas y fundamentalistas: “A nuestro grito libertario, nuestros
opresores mestizos y blancos se oponen, lanzando alaridos al cielo, dicen: eso es racismo.
Cuando el indio quiere liberarse, el cholaje se indigna, la sociedad antiindia chilla: El
indio no puede liberarse, porque al querer liberarse practica el racismo. ¿Quién ha hecho
y hace racismo? ¿El indio o su opresor mestizo? Desde la iniciación de la República no
hay un Presidente indio, no hay un Arzobispo indio, no hay un General indio, ni un
Ministro indio. ... No hay un indio en la Cancillería ni en el Servicio Diplomático. ¿Quién
es racista? ¿Quién hace discriminación racial en este país? El indio no es racista; el cholo
blanco es racista. … Nosotros no valoramos al hombre por el color de su piel; valoramos
por el grado de verdad que contiene su espíritu. … no es el color del cuero, es el color de
la idea. Se nace con cualquier color, de eso nadie tiene la culpa. Por ello el ser humano es
responsable de las ideas que lleva a su cerebro. El odio racial es un prejuicio, una idea
hecha fuerza, fuerza destructora y ciega”. Fausto Reinaga.

El Estado Provincial prohíja en las escuelas primarias y secundarias un evento llamado
Fiesta de los Estudiantes. Que es un canto al racismo. Sin duda, la conducta sádica de la
casta dominante ha llegado muy lejos. En este evento se elije la reina de los estudiantes,
que responde a los cánones de belleza europeos. Despreciando a nuestra bellezas indias. En
una provincia indígena, la minoría occidental decide que es la belleza y quienes son bellas,
que rasgos. Nuevamente un canto al racismo. Cuando en el mundo la belleza ha dejado en
el pasado el racismo. Y así cada año nuestras bellezas indias son rechazadas por su color,
por sus rasgos, por su pertenencia étnica. Se simula una elección ficticia, cuando ya se sabe
quienes no serán las reinas de los estudiantes. Racismo en los inicios del Siglo XXI. Y
estos son los amigos de los defensores de los derechos humanos. Los que pregonan sus
buenas obras. Hipócritas!

La Declaración Patrimonio de la Humanidad ha perjudicado enormemente a las
comunidades del Pueblo Omaguaca. Ha sido el disparador de la codicia, el individualismo,
el egoísmo, la maldad y toda otra conducta negativa y distinta a la cosmovisión andina
originaria. El Estado se halla erigiendo un negocio capitalista y poco solidario alrededor de

la Declaración, en desmedro de la sociedad indígena local. En donde los máximos
beneficiarios son los foráneos y las empresas nacionales e internacionales. Las
consecuencias enfrentan a originarios contra originarios y originarios contra foráneos. El
Estado favorece a los “buitres” y a los especuladores de siempre. La contaminación del
medio ambiente (especialmente el agua) y los mega-emprendimientos en algún momento
van a traer serias consecuencias a la convivencia. El agua dulce y pura no es infinita y la
tierra no es ilimitada, en este sentido, los conflictos serán las preocupaciones futuras
inmediatas.

ARTICULO 75 INCISO 17 DE LA CONSTITUCION NACIONAL DE 1994

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Desde la reforma constitucional han pasado 18 años sin que se haya cumplido el
mandato total de entregar las tierras a las comunidades del Pueblo Omaguaca. Se
han entregado pocos títulos, pero con los vicios inconstitucionales antes apuntados,
entre otros.
La negación de las autoridades estatales a las comunidades originarias del Pueblo
Omaguaca es sistemática y hasta deliberada. Incumpliendo la Constitución.
La falta de respeto a la identidad indígena Omaguaca es evidente. Los funcionarios
estatales no disimulan su racismo y xenofobia.
La educación intercultural es todavía un sueño. Una letra muerta. Porque una beca
no es igual a educación.
El despojo territorial de las comunidades es frecuentemente. Sistemático y, aveces,
deliberado.
La participación del Pueblo Omaguaca en los asuntos que nos afectan es casi
inexistente. Se manifiesta una participación bajo un régimen engañoso, de mala fe
(púnico), coercitivo (con aplicación de la corrupción social) y autoritario.
El colonialismo imperante en algunos funcionarios de Estado o en algunas
instituciones viola no solo la Constitución Nacional sino todos los pactos, convenios
y declaraciones suscriptos por Argentina.
La violación sistemática del derecho indígena contribuye a las divisiones en el
Pueblo Omaguaca. Hasta se siembra, en nuestros hermanos, la duda sobre la
existencia del derecho indígena
Algunos funcionarios estatales contribuyen a nuestras peleas internas. Y lo hacen
con mentiras y engaños. Promesas vacías de contenido.
El objetivo del colonialismo es desgastar nuestra capacidad de lucha.
Lamentablemente, a veces, cuentan frecuentemente con el aparato estatal.
Frecuentemente somos víctimas de las instituciones estatales oficiales.
Frecuentemente somos víctimas de las instituciones no estatales, financiadas por el
Estado.

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La propaganda oficial dice que estamos bien, cuando es mentira. Algunos
funcionarios se inspiran en aquello que tristemente decían hace 70 años ciertos
fascistas: “miente miente que algo quedará”.

PALABRAS FINALES

Hasta aquí hemos esbozado solo una muestra de las injusticias centenarias que
atravesamos durante estos 500 años. Tenemos mucho más para denunciar, pero por ahora
esto alcanza para informar a la argentina democrática y plena de los derechos humanos. La
historia se repite. Como en la colonia, en la república no ha cambiado nuestra situación. A
veces nos sentimos como ciudadanos de segunda. Verdaderos extraños en nuestras tierras.

A quien escuche, queremos decirle que todo esto ha sido denunciado e informado a las
autoridades estatales, principalmente al INAI. Pedimos que se cumpla la ley. No queremos
privilegios. Solo el estricto cumplimiento de la ley. El cumplimiento de la ley dentro del
marco democrático. Alejado del autoritarismo, el racismo, la xenofobia y otras conductas
anacrónicas al S. XXI. Quere

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