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¡Cómo son los argentinos... que hasta quieren su petróleo!
Por Gustavo Vidal Manzanares .·. - Thursday, Apr. 19, 2012 at 11:05 AM
gvidalmanzanares@gmail.com 620295057 Doctor Fleming, 22. Madrid, España

La expropiación de YPF vista sin la venda de la estupidez o el interés.

Sin tapujos: me ha alegrado muchísimo la decisión de la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner respecto a Repsol YPF. No olvidemos, por otra parte, que expropiar no significa confiscar, sino que, desde los tiempos del Derecho Romano, se compensa al expropiado con un justiprecio.
En este sentido, los últimos días se han proclamado múltiples falacias por parte del desgobierno del PP… aunque yo me pregunto ¡que no habrían dicho de Zapatero si esto hubiera acaecido durante su mandato!

De cualquier modo, veamos, a continuación, las dos principales falsedades



La falacia del “ataque a España”

Pues bien, Repsol no es ya realmente una empresa española. Y mucho menos “propiedad de todos los españoles”, pues más del 50% de su capital se encuentra en manos extranjeras.

Sí, el 42% pertenece a fondos de inversión (gestionados por bancos también extranjeros) y el 9,5% lo posee una empresa mejicana llamada PEMEX.

La participación española, si mis fuentes no mienten, rondaría tan solo el 23%, a distribuir entre la constructora SACYR y Caixabank (10%) más algo de inversores privados.

Lo anterior duele por su injusticia, pues todos sabemos que tanto constructoras como entidades de crédito son modelos de honradez e integridad fiscal, refractarios a la corrupción, el dinero negro, especulación, paraísos fiscales, etc.

Y la medida de Cristina Fernández de Kirchner no enfrenta, como pretenden engañarnos, a dos naciones (Argentina y España). En todo caso confrontaría los intereses de un país soberano, Argentina, frente a la codicia de unos inversores privados, minoritariamente españoles.

Lo anterior es de una lógica apabullante. Repsol-YPF busca el beneficio inmediato para sus accionistas, que no tiene que coincidir (y no suele coincidir) con los intereses de los ciudadanos de un país a corto, medio y largo plazo. Y mucho menos con la planificación y desarrollo de aquella nación. Obviamente, la tarea real de un presidente de Gobierno es velar por los intereses de sus ciudadanos.

Y si alguien lo duda, que reflexione el siguiente dato: entre 1998 y 2007, los beneficios contables de de la multinacional (lo que ganan sus accionistas) crecieron casi un 12% (en concreto 11,97%), la de los trabajadores… un 1,71%.



La falacia de los “perjuicios para la economía española”

Estamos ante una media verdad, que es la manera más perversa de mentir… Repsol declara en España solo el 25% de sus ingresos totales obtenidos por todo el mundo. Grandes “patriotas”, como puede comprobarse. Además, su tipo impositivo no llega ni al 30% (tipo nominal en España), en concreto se situó en un 26,8% en 2010. En total, aquel año aportó 949 millones de euros. Una miseria en comparación con lo que se obtendría de seguir siendo pública. Ciertamente, el auténtico “perjuicio para la economía española” lo acarreó su privatización.

La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad

YPF se fundó en 1922 por el Estado Argentino. Setenta años después fue privatizado en el marco de una serie de medidas auspiciadas por el FMI y que, no hace falta recordarlo, eran muy similares a las impuestas ahora por el Gobierno del Partido Popular.

Y, tampoco hace falta recordarlo, abocaron al país hacia un corralito y una ruina generalizada.

Pero conviene recordar, eso sí, que cuando Argentina dio un puñetazo encima de la mesa, y se rebeló contra los “planes de ajuste”, comenzó a levantar cabeza.

Como ya ha apuntado algún responsable político, es una vergüenza que el Gobierno español defienda a Repsol. El Ejecutivo debería salvaguardar al conjunto de los españoles, y no la codicia de unos pocos. Máxime cuando, según los expertos, Repsol se mueve en los paraísos fiscales como pez en el agua (mejor dicho: como tiburón en el agua).

Por lo demás, no estaría de mal que alguien recordara, como ya dije, que la expropiación es una antiquísima institución jurídica, que ya usaban los romanos, perfectamente reglada, y por la cual se compensa con un justiprecio.

Puede que el justiprecio sepa a poco a quienes babeaban con colosales ganancias especulando con bienes ajenos. Así lo han entendido los argentinos, pero ya sabemos… ¡Cómo son los argentinos… que hasta quieren SU petróleo!

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