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La dictadura militar y el 1° de Mayo
Por Leónidas Ceruti - Sunday, Apr. 29, 2012 at 11:38 PM

LA DICTADURA MILITAR Y EL 1° DE MAYO

Discursos, amenazas, represión y disciplinamiento

Durante los años de la dictadura militar del 76 no se dejó de conmemorarlo, de una u otra forma, a pesar de las prohibiciones y las persecuciones. Lo hicieron algunos sindicatos, agrupaciones gremiales, partidos políticos y militantes. Pero también hubo colaboracionistas con los dictadores que en esos días hicieron declaraciones formales, vacías de reclamos. A su vez, desde el gobierno dictatorial, a través de sus ministros, aprovechaban la ocasión para atacar al movimiento obrero, justificar las persecuciones, y las medidas anti obreras que fueron tomadas.

La Junta Militar designó como Ministro de Trabajo al General Horacio Tomás Liendo, quien luego de ordenar una batería de medidas contra la clase obrera, participó activamente en las reformas a la Ley de Contratos de Trabajo, por la cual se dejaba sin vigencia una serie de normas que hacían a los derechos individuales. Entre sus primeras actividades estuvo definir la política del gobierno hacia el movimiento obrero en su mensaje del 1º de mayo de 1976. En el mismo, con todo cinismo, fijó las pautas de la política laboral, al afirmar que “la intervención militar no se hizo en contra de un determinado sector social, partido político o sistema económico, sino para corregir excesos, impedir desviaciones, reordenar y reencauzar la vida nacional, cambiar la actitud argentina con respecto a su propia responsabilidad, facilitar en suma, el desarrollo pleno de nuestra potencialidad”. Para luego puntualizar que “referido a las disposiciones legales que encuadran la actividad y estructura gremial, su revisión no tiene en modo alguno como objetivo lesionar el principio protector incito en el derecho laboral, ni cercenar ningún derecho inalienable del trabajador. Su finalidad es la de corregir excesos, vicios, instrumentar normas que eviten la corruptela en la utilización de fondos y reconstruir la armonía en el campo laboral a través de las relaciones individuales de trabajo”. (4)

Posteriormente, defendió las modificaciones a la Ley de Contrato de Trabajo, la reglamentación del derecho de huelga, que se hallaba suspendido, la Ley de Asociaciones Profesionales y la intervención de la CGT. Finalmente, dejó en claro cuál era la política para cualquier oposición en las fábricas a la dictadura al afirmar que “Con relación a la actividad de la subversión en el ámbito fabril se sabe que ella intenta desarrollar una intensa y activa campaña de terrorismo e intimidación a nivel del sector laboral. Los objetivos de esa campaña son: la destrucción de la Nación, la paralización del aparato productor, la instauración de una dictadura marxista y la negación del ser nacional. Para combatir y destruir a la subversión hay que conocer su modo de actuar: adoctrinamiento individual y de grupos para la conquista de base obreras, colocándose a la cabeza de falsas reivindicaciones, creación de conflictos artificiales para logra el enfrentamiento con dirigentes empresarios y el desprestigio de los auténticos dirigentes obreros, el sabotaje a la producción, la intimidación, secuestro y asesinato de obreros y empresarios que se opongan a sus fines. Ejecutores de ese accionar son agentes infiltrados y activistas perfectamente diferenciales de los verdaderos delegados que ejercen la representación gremial de sus mandantes. Frente a ese accionar, el gobierno y las FFAA han comprometido sus medios y su máximo esfuerzo para garantizar la libertad de trabajo, la seguridad familiar e individual de empresarios y trabajadores y el aniquilamiento de enemigo de todos. (5)

Todos los primeros de mayo, las FFAA daban a conocer distintos mensajes con una serie de medidas. En 1977, el Comando del II Cuerpo de Ejército, con asiento en Rosario, emitió un comunicado del arma, en el cual puntualizó que “La suspensión temporaria de algunas actividad gremiales tuvo como finalidad corregir factores distorsionantes de la vida nacional, teniendo en cuenta que serán paulatinamente restablecidas en cuanto se logre el reordenamiento y reencauzamiento planificado y se ubiquen por encima de lo coyuntural. El Ejército defiende la necesidad de un orden mínimo imprescindible para la convivencia y el progreso de la Nación, ordenamiento cuyos límites han sido fijados teniendo en cuenta las especiales circunstancias que vive el país. Esos limites son lo suficientemente flexibles para evitar que una excesiva rigidez los convierta en un esquema estático fácilmente superable por una realidad en permanente cambio”. Para luego aclarar que se lo hacía “para evitar que su trasgresión desate la puja de intereses sectoriales y se convierta en un impedimento para la consolidación de unidad nacional. El Ejército Argentino sabe perfectamente que el sector sindical tiene espíritu y vocación nacional y que a pesar de todos los intentos realizados desde distintos puntos del espectro ideológico para infiltrarlo no ha sido contaminado ni por el marxismo ni por ninguna otra doctrina extranjerizante opuesta al sentir nacional”. (6)

El Ministro de Trabajo Gral. Liendo para el primero de mayo de 1977 desgranó estos conceptos: “Hemos partido de una intolerable situación de desorden y desequilibrio en las relaciones laborales y debemos llegar a una nueva situación de armonía con entidades representativas y sólidas”, para luego llamar al “diálogo”, al pronunciar que “el gobierno ha llamado al diálogo y a la participación y esa convocatoria es, en el ámbito laboral, el medio idóneo para efectuar la tarea preparatoria de la normalización gremial. Ese diálogo estará encuadrado por las pautas siguientes:

-Responsabilidad de los interlocutores.

-Prudencia en los enfoques y en las soluciones propuestas.

-Representatividad legítima. El gobierno no admite la invocación de mandatos inexistentes.

-Conducta. La República está empeñada en una empresa de reivindicación moral y la claridad de los procedimientos es requisito inexcusable en el ejercicio de las funciones representativas.

-Espíritu nacional. Los intereses sectoriales deben subordinarse al interés general de la comunidad, aun cuando sea preciso declinar transitoriamente aspiraciones legítimas o llegar incluso a renunciamientos personales”. (13)

Luego de ese discurso oficial, la prensa de Rosario comentó que “en los medios sindicales de nuestra ciudad prevalece el comentario favorable al mensaje del Gral. Liendo. Se ha fortalecido la tesis de que, visto lo dicho por el ministro, queda reabierto el diálogo entre el Poder Ejecutivo y la dirección de los gremios, el que estaba prácticamente paralizado. Cabe señalar que esa paralización se debió sobre todo a las desavenencias habidas entre los dirigentes de los sindicatos con motivo de la elaboración del comunicado. Tal comunicado, suscripto por la Comisión de los Veinte que integran organizaciones intervenidas y no intervenidas y que no tuvo publicación, sino que circuló privadamente, parece -según se afirma en los círculos aludidos- contribuir a que las cosas marchen bien en el futuro. (14)

Para el aniversario de 1978, a varios sindicatos y medios de difusión de Rosario, el Departamento de Información Pública de la Armada Argentina les hizo llegar la reproducción de la obra “A pleno sol” del artista Benito Quinquela Martín. La gacetilla que acompañaba la postal planteaba que dicho pintor “constituye un arquetipo de una vida dedicada al trabajo con esfuerzo y humildad y sin duda uno de los mejores ejemplos para las nuevas generaciones. A quienes que con su trabajo defienden nuestra soberanía va el reconocimiento de la Armada Argentina”. Todo un signo de hipocresía por parte de los marinos que continuaban con su cruzada de crímenes y desapariciones. (7)

En 1979 el Ministro Llamil Reston, sucesor de Liendo en el Ministerio de Trabajo, hizo referencia al paro de actividades que hacía pocos días se había realizado, afirmando que “el gobierno y el pueblo están dispuestos a consolidar los objetivos alcanzados por encima de intereses mezquinos, sectoriales o individuales, cuya acción perjudica al conjunto de la Nación”. Dejando una observación para los sindicalistas, que “debían asumir sus responsabilidades, cumpliendo con sus deberes y derechos”, y finalizando con una nueva advertencia: “En esta dura prueba que la Nación debió afrontar, hemos ganado la paz y la seguridad. No debemos olvidar que nuestros enemigos, aunque derrotados, están presentes y se manifiestan de diversa manera. Contra ellos debemos estar prevenidos y no dejar de mirar el rumbo…ya que el Proceso de Reorganización Nacional aún no ha concluido su misión y la gran labor de todos ha sido que impere un orden social y para lograrlo el gobierno tiene comprometida toda su voluntad y energía”. (8)

En síntesis, los mensajes de los genocidas del 76 en los distintos primeros de mayo hicieron hincapié en los objetivos económicos del proceso, la necesidad de sacrificios y esfuerzos de los trabajadores, las tareas de ordenar y recuperar a la Nación, a la vez que se destacaba que se buscaba el punto de equilibrio entre el desarrollo de sus riquezas potenciales y la armonización de su crecimiento económico y social, como también corregir los excesos y vicios, e instrumentar normas que eviten la corruptela en la utilización de fondos sindicales y reconstruir la armonía en el campo laboral a través de las relaciones individuales de trabajo.

O sea que esas conmemoraciones transcurrieron entre los discursos de los Ministros de Trabajo; los pocos actos de los gremios y los partidos políticos, dada la represión y las prohibiciones existentes; los distintos comunicados gubernamentales, algunos con tonos amenazantes, otros conciliadores, los restantes de denuncias.

El panorama en Rosario

La situación no distó de lo que sucedía en el resto del país. La Asociación de Empleados de Comercio fue el gremio más consecuente en esos años en conmemorar la fecha, y el Círculo Católico de Obreros dió a conocer una serie de documentos analizando la situación de la clase obrera. De parte del resto del movimiento obrero se destacaron el documento de 45 gremios emitido el 1º de mayo de 1981, la actitud durante la Guerra de Malvinas, los actos y las numerosas declaraciones en 1983.

A poco más de un mes del golpe, para el primero de mayo de 1976, dado el clima de represión a las organizaciones sindicales y políticas, las manifestaciones públicas fueron casi nulas. Solo las expresiones oficiales, a través del delegado interventor de la Delegación Regional Rosario del Ministerio de Trabajo de la Nación, Mayor Arístides Roque Bonino (también integrante de los “Consejos de Guerra”, actual Director del Museo de Armas de la Nación) (26)(27), informando de los alcances del feriado y del discurso del Ministro de Trabajo, Gral. Liendo. Por su parte, en esos días, los gremialistas Hugo Ortolan, Andrés Poletti y José Pascual informaron que “quedaron en la Central Obrera realizando tareas administrativa, atendiendo el departamento de vivienda, de previsión social, y el banco de sangre”. (10)

El editorial de La Capital llevó por título “Significado del 1º de Mayo”, en el cual se hacía referencia al día de los trabajadores, a la jura de la Constitución y al pronunciamiento de Urquiza. En el mismo diario, el periodista confidente de los militares, Bernardo Neustadt, a través de un articulo analizó la realidad argentina, y luego de elogiar la política económica de Martínez de Hoz, criticar las posiciones “estatistas y populistas” de Rodrigo, Mondelli y Alfredo Gómez Morales, hizo referencia al movimiento obrero expresando que la intervención gradual a casi todos los gremios y el nuevo plantel militar que ingresó a la CGT, hablan de la profundización que se dará a la tarea de reestructurar un “sector clave” en el porvenir argentino”. (11)

La primer huelga general se realizó días previos a la conmemoración del 1º de Mayo de 1979. Una vez anunciado el paro, fueron detenidos varios dirigentes, e inmediatamente fue solicitada su libertad. Y a la vez los sindicalistas de “los 25” ratificaban la decisión de parar y en el comunicado emitido aludían a “los vínculos de amistad que unen a las FFAA de la Nación con el pueblo” y lamenta que la política económica los lleva a “tomar esta decisión”. Por su parte, el gobierno explicitó que estaba garantizada la libertad de trabajo, a la vez que calificó a la medida como “paro ilegal”.

Luego del paro, el gobierno y la prensa informaron que “hubo normalidad en todo el país. En general las actividades demostraron que las jornadas de protesta no tuvieron el éxito esperado”.

En Rosario, salvo en un sector de los ferroviarios del Mitre y algunos establecimientos fabriles, no se alteraron las actividades fundamentales. No fue acatada por otros sectores, incluso los gremios de la carne y los metalúrgicos, informaron que no habían ordenado ninguna medida de fuerza. Según el Ministerio de Gobierno de la Provincia de Santa Fe, los datos del ausentismo fueron en los Talleres del Ferrocarril Mitre del 98%, en la Planta de Celulosa Argentina en Capitán Bermúdez del 98%, en Electroclor fue del 100%, y en empresas más chicas como Calzado Arroyito del 16%.

Mientras que en 1981 ante la celebración del 1º de mayo se conoció un crítico documento de la CGT, puntualizando que “No aceptaremos argumento alguno que pretenda justificar que todo este esquema económico sea soportado por los trabajadores. Vemos con alegría y esperanza como en muchos lugares de la tierra los trabajadores han logrado acceder a mejores condiciones de vida y también fundamentalmente a un mayor ejercicio de su libertad, pues participan en las grandes decisiones en las que se juega su destino”. Sin embargo, el documento también adelanta algunos de los argumentos de lo que más tarde sería conocido como teoría de los dos demonios. “En nuestra América, en cambio, el panorama suele presentarse más oscuro, pues nuestros pueblos han visto y ven correr su sangre y dilapidando sus sacrificios por una lucha irracional entre minorías de izquierda y de derecha, ninguna de las cuales representa al verdadero deseo de paz e independencia que en ellas anida, sino el bastardo objetivo de anexarse a uno u otro de los imperios que hoy dirimen su supremacía planetaria. En nuestro país con sus particularidades observamos una situación que guarda similitudes. Los trabajadores hemos sido blanco de las agresiones de los dos extremos, que por encima de sus diferencias ideológicas han visto en los hombres y en las organizaciones sindicales un bastión de resistencia nacional a esas intenciones”. (16)

Ese año se realizó un encuentro de un sector de los sindicatos de Rosario agrupados en la Intersectorial de los 20, con dirigentes nacionales como Jorge Triaca, secretario general del Sindicato de Obreros del Plástico, que fue acompañado por Delfor Jiménez de los Textiles, Otto Calace, de Sanidad y Juan Rachini de Aguas Gaseosas. En la ocasión, Jorge Triaca, aquel que años después durante el juicio a las Juntas Militares declaró que no sabía nada de los desaparecidos, que no los había en el movimiento obrero, que no recordaba nada de lo sucedido durante los años de la represión, comento ese día con total cinismo que “es importante reivindicar el deterioro que ha tenido el salario real, pero también es mucho más importante que se ponga en marcha el aparato productivo nacional, porque de poco sería beneficioso para nosotros que tuviéramos nominalmente una escala de salarios que pudieran satisfacer nuestras inquietudes y que después no tuviéramos oportunidad de percibirlas. Es decir, en este momento la crisis ha sido tan honda que ha interesado tanto al aparato productivo argentino que evidentemente, nuestra recomposición del salario es fundamental y prioritario, pero tan fundamental y prioritaria como la recomposición de la industria para poder percibir ese salario que reclamamos”. (17)

A la reunión concurrieron delegados de 50 gremios de la zona, que emitieron un documento denominado “1º de Mayo. Día de los trabajadores”, en el cual señalaron que “Con plena conciencia del momento y con la claridad con que siempre nos hemos expresado, reclamamos la urgente rectificación de una filosofía cuyos resultados están a la vista de todo el pueblo argentino. Esa filosofía, que se proclama como un dogma irrevocable, condicionó los derechos de hombres y mujeres que trabajan, a los intereses especulativos que arrastraron al aparato productivo nacional. Ni un solo peso de los 18.000 millones de dólares que forman la deuda financiera interna, se han empleado para mejorar nuestras condiciones de vida. Ni un solo dólar de los 28.000 millones que forman la deuda externa se ha invertido en salarios, viviendas, salud o descanso de los trabajadores argentinos. El país que queremos no es el de Martínez de Hoz, es el de Savio y de Mosconi, capaz de extraer petróleo cuando comprobamos carbón de piedra a los ingleses para mover las usinas eléctricas, capaz de levantar altos hornos siderúrgicos cuando todavía se importaban las cucharitas de café, ya que la única filosofía que no se puede cambiar es la que proyecta un país en grande, dueño de sus fuentes de riqueza, protector de sus fuentes de trabajo, dirigido a ocupar un lugar en el mundo de acorde no sólo con su potencial sino con su cultura y tecnología. Es la filosofía de la Patria Grande, que vive en la decisión de un pueblo que quiere agotar su tiempo histórico con dignidad. El retorno a la normalidad institucional y la recuperación de la libertad sindical serán pasos seguros a quien los da, y tienen el valor de reiniciar la marcha esta vez gobernando con el pueblo. Los trabajadores hemos escuchado hasta el cansancio la exhortación a lograr una paz que merezca ser vivida, pero contemplamos apenados que una rémora para tan elevado propósito es la injusta situación que padece la Sra. María Estela Martínez de Perón, víctima de una absurda persecución que ha despertado sensibles ecos dentro y fuera del país, y que no contribuye en absoluto a serenar los espíritus y mucho menos a lograr para la argentina actual el respeto de la comunidad internacional”.

Luego se declaraba la esperanza que no vuelva a producirse otro primero de mayo como el de Chicago de 1866, concluyendo con estos conceptos “que este 1º de Mayo, que el sindicalismo argentino ha engalanado siempre con los colores nacionales, sirva para la meditación para quienes tienen hoy en sus manos la responsabilidad del Estado, la casi totalidad del país, clama por conocer la verdad del destino de miles de millones de dólares que se esfumaron provocando una crisis sin precedentes. Y clama también porque se restituyan a los trabajadores las organizaciones intervenidas militarmente y se establezca la normalización sindical, la recuperación del poder adquisitivo del salario mediante la libre discusión de los convenios y estableciendo también un régimen que lleve tranquilidad definitiva a la clase pasiva”. (18)

La acumulación de la crisis económica, sumado a los problemas internos, al desprestigio generalizado, llevó a los militares a buscar una salida y lograr consenso nacional, al replantear en los hechos y por sorpresa la antigua demanda nacional de la recuperación de las islas Malvinas el 2 de abril de 1982. Durante el tiempo que duró el conflicto armado con Gran Bretaña, se produjo una nueva conmemoración del primero de mayo. Las posturas, actitudes, declaraciones, documentos, tanto desde el gobierno como de los gremios o partidos políticos fueron disímiles y contradictorios.

Por su parte, las posturas de la Iglesia Católica frente a la dictadura militar, mudaron desde la jerarquía que en su gran mayoría fueron quienes apoyaron, colaboraron, y justificaron sus acciones, hasta una minoría de quienes se opusieron denunciando tanto la represión como la política económica. Frente a las distintas conmemoraciones del primero de mayo, se dieron en la ciudad variadas posiciones. En 1977, el Círculo Católico de Obreros reflexionó sobre la situación del movimiento obrero, al afirmar que “En estos momentos en que persiste la inquietud material y espiritual que vive la República, podemos afirmar que se agravia a la justicia con el cuadro de estrechez en que deben ingeniarse los trabajadores para subsistir dignamente y los círculos católicos de obreros se hacen un deber en manifestar su solidaridad cristiana con todos aquellos que no obstante los bajos salarios se sobreponen a estas condiciones de vida solidaridad que se acentúa para con los hogares numerosos que padecen en estos momentos con mayores apremios la situación por que atraviesa la Nación”. “El precario estado económico y social en que continúa viviendo la clase obrera en nuestro país, motivado por factores notorios de distinto orden y que gravitan de manera sensible sobre su condición salarial, incidiendo en su nivel de vida, alerta y sacude a nuestros espíritus de fieles discípulos de Cristo obrero, propaladores de la doctrina social de la iglesia”. “Con honda fe en nuestra pródiga nación que está llena de pujanza y riqueza material, queremos creer en la transitoriedad de estos días y confiamos plenamente en el pronto mejoramiento económico de nuestra disciplinada clase obrera”. “Por ello, para que cese la violencia fratricida y estéril, por una convivencia en paz y por una justicia social en Cristo y restauración de la conciencia y orden moral, bregamos incansablemente y sin claudicaciones a fin de que estos objetivos se cumplan y sean realidad en esta patria nuestra tan necesitada de armonía y amor cristiano”. (19)

Mientras que en 1979, como una forma de adhesión a la fecha se inauguró el nuevo templo en San José Obrero en la zona norte de la ciudad, con una peregrinación y la presencia del Arzobispo de Rosario Guillermo Bolatti. Luego todos los años se concretaba un extenso programa que incluía misa, ofrenda y bendición de los instrumentos de trabajo, de herramientas. Luego almuerzo de confraternidad, y peñas por la noche.

El Circulo Católico de Obreros, en 1981, emitió un extenso documento en el cual luego de analizar la revolución industrial, el origen del capitalismo, y las consecuencias sociales del mismo, puntualiza que “la doctrina social de la Iglesia, asegura que el único remedio para estos males es moral, y debe estar basado en el sentimiento de justicia y humanidad por parte de los patronos y de honradez por parte de los trabajadores, siendo otros métodos falsos e incompletos. Y así fue como, sobre la base de la doctrina expuesta en las encíclicas papales de León XIII y Pío XI en forma especial, se ha llegado a un cierto nivel de la fortuna que dejó de ser patrimonio de pequeños núcleos con retención de poder e influencia social, imponiéndose las ideas democráticas con la igualdad de derechos, todo esto merced a las ideas predicadas por el cristianismo, cuyo lema ha sido siempre la igualdad esencial de la criatura humana. Siempre la Iglesia estuvo por la reciprocidad entre pueblos e individuos, de derechos y deberes, por la abolición de la esclavitud y cualquier servidumbre, por la dignidad humana, por la justicia universal y el derecho natural…..”. Posteriormente, destacaba la larga lucha de los obreros por los derechos laborales, manifestando que “Por estos principios han luchado muchos años los obreros y asalariados, años ha, su día de trabajo era la presentación muchas veces tumultuosa, ante las autoridades insensibles a sus peticiones y víctimas de las violencias para acallar justos reclamos. Hoy la legislación social de la mayoría de los pueblos reconoció los derechos que por naturaleza les corresponde, movidos por la autoridad moral de la Iglesia, que en su doctrina social reclama que los derechos sean respetados y acrecentados. La Federación de los Círculos Católicos de Obreros, que debe su existencia a la necesidad de promover y defender el bienestar espiritual y material de la clase trabajadora, de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia Católica, fiel su tesitura a la festividad del Día del Trabajo y de los trabajadores, y de acuerdo a sus principios insiste que se acreciente el respeto a la dignidad de los trabajadores, la distribución equitativa de la riqueza, el ordenamiento integral de la vida económica, social y política, basada en la moral cristiana en la protección de los derechos individuales y el imperio de la justicia social por parte del Estado, el bienestar social de la familia, la consolidación de un salario justo y suficiente, el desarrollo de la producción y la defensa de los consumidores, el pleno goce de la democracia y de la libertad sindical, exenta de cualquier injerencia política”. (20)

Fin de la dictadura y muchos actos

Luego de la derrota en Malvinas, el régimen militar se desfondó y Leopoldo Galtieri fue rápidamente reemplazado por el Gral. Reynaldo Bignone, quien se limitó a abrir el proceso electoral, tratando de obtener para las Fuerzas Armadas algunos resguardos para el futuro. Había llegado la hora de la democracia y de los partidos políticos. Llevó todavía algo más de un año desempolvar las urnas, que según una célebre declaración de Galtieri estaban “muy bien guardadas”. Un nuevo Estatuto de los Partidos Políticos dio pautas para la organización de esas asociaciones, estableciendo normas para la afiliación y las elecciones internas.

Propio de la situación que se vivía en el país -con la retirada de los militares, la apertura democrática, la movilización social y política, las elecciones en octubre- para la conmemoración de 1983 se dieron varios actos, conferencias, reuniones, hasta las más variadas manifestaciones.

Las declaraciones y comunicados fueron numerosos. Por su parte la UOM seccional Rosario expresó que “seguirá bregando por consolidar los principios de la justicia social, tan caras a los anhelos de la clase obrera”. Se hizo un racconto de lo realizado a través del sanatorio Rosendo García, de la entrega de viviendas y de una escuela para el barrio obrero y de la construcción de una escuela secundaria. Finalizando con estos conceptos: “que nadie dude que esta seccional no ha de dudar a través de sus estamentos de la política gremial en buscar coincidencias con los dirigentes nacionales de nuestro gremio y con todas las organizaciones hermanas, a los objetivos de plasmar la unidad en una sola CGT, terminando con los enfrentamientos estériles que tanto daño hacen a la clase trabajadora”. A su vez, el SMATA saludó a los trabajadores, y las 62 Organizaciones Peronistas (Línea Azopardo) instó “a los compañeros trabajadores a mantenerse unidos a sus organizaciones en la seguridad de que el triunfo será del pueblo, como lo fue en aquel lejano 1º de mayo de 1886 en que, no obstante las muertes y encarcelamiento que sufrió el pueblo trabajador, se consiguió el objetivo de ese momento: las ocho horas de trabajo”. (21)

Por su parte, la Comisión Directiva de la Agrupación Lista Marrón del Sindicato de Trabajadores Municipales organizó un acto en el Planetario Municipal, que consistió en la colocación de una ofrenda floral, minuto de silencio y palabras de los dirigentes. El “Centro de Trabajo para el Modelo Argentino”, adherido a la línea del MUSO del PJ, brindó un almuerzo “por la lealtad del trabajador peronista”.

Los otros comunicados fueron del Movimiento Nacional de trabajadores radicales “Juan Capillo”, Coordinadora de Acción Justicialista, Partido Intransigente, Sociedad Obreros Panaderos, Sindicatos de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), Movimiento de Unidad de los Trabajadores de la Educación (MUTE), Comisión de Mujeres Bancarias, PTP, Juventud Sindical Peronista de la UOCRA, Movimiento Nacional Judicial Seccional Rosario, Ateneo Crisologo Larralde del Movimiento Renovación y Cambio, y la Línea de Apertura Santafesina del PDC.

El acto más importante fue el organizado por el MAS y se realizó el 29 de abril en Plaza Pinasco “para recordar la fecha que es un símbolo de las luchas de la clase obrera por sus reivindicaciones contra la explotación capitalista”, planteaba la convocatoria. Los oradores destacaron que el 1º de mayo no es un día festivo sino un “símbolo de trabajo, movilización y lucha” y la necesidad de terminar con el imperialismo y reemplazarlo por un sistema justo y nuevo, como el socialismo, ya que “su principio fundamental es la independencia política de la clase trabajadora”, señalo un integrante del centro de Estudiantes de Ingeniería. Luego habló como invitada María Rosa de White de la APDH, quien se refirió al documento sobre la subversión de la Junta Militar y dijo “que está muy lejos de constituirse en un aporte y que el gobierno no asume ante la nación ni el mundo sus responsabilidades”. Posteriormente Anita Labat de Magistral, del gremio textil, afirmó que “ya no podemos quedarnos en nuestras casas a esperar, porque corremos el riesgo de no poder defender nuestros derechos, hacerse socialista es querer una vida mejor”. A su turno, Alberto Pujals, integrante del Comité de huelga de Villa Constitución de 1975, informó que “el socialismo reunió los 7000 afiliados requeridos en esta provincia”, para luego expresar que “nuestro país necesita hacer una segunda lucha por nuestra independencia, la primera fue contra las tropas españolas, la segunda contra el imperialismo y los monopolios, que la van hacer los trabajadores”. Cerró el acto Rubén Visconti, integrante de la Junta Promotora Nacional del MAS, quien criticó el documento dado a conocer por el gobierno sobre la lucha contra la subversión y puntualizó “la necesidad de desapoderar a los que poseen la riqueza nacional, para supuestos beneficios futuros y ponerlos al servicio del pueblo. La tierra debe ser de los hombres que la trabajan. Debemos terminar con la especulación financiera, hay que sancionar a los que estafan y poner el comercio exterior en manos del pueblo. No pretendemos representar a toda la Nación argentina, donde unos tienen privilegios y otros sufren hambre, sino que queremos ser el partido de los desposeídos y de los que luchan por sus derechos. No queremos enemigos dentro del movimiento, ni traidores que rompan nuestros programas. A la fuerza del pueblo en marcha no hay Ejército que la derrote”. (22)

A su vez, la CGTRA de calle Italia, junto con las 62 Organizaciones y la Mesa de Agrupaciones Gremiales Peronistas, convocaron a una misa en la Iglesia San Antonio de Padua, de San Martín y Ayolas, y una concentración en el Cristo Redentor, depositándose ofrendas florales por los mártires del movimiento obrero. La CGT de calle Córdoba se manifestó reafirmando la decisión irrevocable de profundizar la acción en la defensa integral de los derechos adquiridos por la clase trabajadora, insistiendo en la inmediata normalización sindical, devolución de las obras sociales, la corrección de las políticas socioeconómicas que determinan la insuficiencia salarial y la reactivación del aparato productivo para reducir el alto índice de desocupación y subocupación existente. (23)

Entre los dirigentes que hicieron declaraciones estuvo Hugo Ortolan quien afirmó que “el pacto militar-sindical no le preocupa, y que el sector obrero esta unido más halla de la opinión de los dirigentes con el único propósito de defender sus propios intereses, y que su sector no siente ningún odio y queremos que lograr la felicidad de la célula más importante de la sociedad, que es la familia. La normalización sindical de producirá cuando se levanten las leyes restrictivas y se pongan en vigencia los derechos constitucionales”. Por su parte, en Buenos Aires, la CGT Azopardo, se declaró dispuesta a “valorar el proceso de institucionalización en la medida que se realice limpiamente y no se intente mostrar como democracia, acuerdos espurios o como símbolo de libertad la primacía de determinados sectores”. Tal postura fue subrayada en un extenso documento y constituía una advertencia al gobierno por lo que esa central obrera evaluaba como creciente relación entre los sectores militares y miembros de la CGT-RA y especialmente de las 62 Organizaciones de Lorenzo Miguel. (24)

Durante todos esos años, los comunicados y declaraciones de los distintos partidos políticos fueron clandestinos, producto de la represión que se vivía. De los pocos dados a conocer por la prensa, estuvo el comunicado de la Federación Santafesina del Partido Socialista Popular, que en 1981, planteaba “Saludo fraternal a los trabajadores de la de la provincia. La indecible decisión de luchar por el mejoramiento de la calidad de vida de los trabajadores argentinos. Necesidad de mejorar los salarios, congelar los precios de los artículos básicos de la canasta familiar y obtener el libre acceso a la vivienda, la salud y la educación”. Los socialistas abogaron por la plena organización y funcionamiento de los sindicatos, la vigencia de las convenciones de trabajo y la libertad de los presos políticos y gremiales”. (25)

Los trabajadores y el país marchaban hacía las elecciones, recuperando la democracia, dejando atrás años de represión, crisis económica, corrupción, como nunca había vivido la Argentina.

CITAS

4.-La Capital, 30 de abril de 1976, pág. 1.

5.-La Capital, 2 de mayo de 1976, pág. 1 y 27.

6.-La Capital, 2 de mayo de 1977, pág. 1 y 4.

7.-El País, sábado 29 de abril de 1978, pág. 11.

8.-La Capital, 2 de mayo de 1979, pág. 1 y 2.

9.-Abós, Alvaro, “Las organizaciones sindicales y el poder militar

(1976-1983)”, pág. 36, CEAL, Nº 60, Buenos Aires, 1984.

10.-La Capital, 29 de abril de 1976, pág. 5.

11.-La Capital, miércoles 2 de mayo de 1979, pág. 1.

12.-Mensaje de Rubén Ghioldi, para el 1º de mayo de 1979, en archivo de

Empleados de Comercio de Rosario.

13.-La Capital, 2 de mayo de 1977, pág. 7.

14.-La Capital, 2 de mayo de 1977, pág. 1-4.

15.-La Capital, miércoles 2 de mayo de 1979, pág. 1.

16.-La Capital, Miércoles 29 de abril de 1981, pág. 3.

17.-La Capital, Jueves 30 de abril de 1981, Pág. 8.

18.-La Capital, Jueves 30 de abril de 1981, Pág. 8.

19.-El País, viernes 29 de abril de 1977, pág. 2.

20.-La Capital, 30 de abril de 1981, pág. 8.

21.-La Capital, 28 de abril de 1983, pág. 5.

22.-La Capital, 30 de abril de 1983, pág. 1.

23.-La Capital, 30 de abril de 1983, pág. 1.

24.-La Capital, 2 de mayo de 1983, pág. 7.

25.-La Capital, 2 de mayo de 1981, pág. 9.

26 – Página 12, 24 de abril de 2011, suplemento Rosario 12 http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/9-28406-2011-04-24.html

27 - http://www.circulomilitar.org/Co.htm

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