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Por qué es importante la maternidad responsable
Por (reenvio) Casilda Rodrígañez Bustos - Sunday, May. 06, 2012 at 4:21 PM

Sinopsis de la correlación entre maternidad y sociedad, entre maternidad e individuo, entre matricidio y degeneración y eventual extinción del género humano.

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1.- La maternidad es importante porque es el proceso de formación del ser humano. La maternidad es una secuencia de fenómenos concatenados: concepción, gestación intrauterina, nacimiento, gestación extrauterina y crianza. Todos los seres humanos se forman en esa secuencia. No hay otra manera de ser humano; no hay otra vía, otra alternativa. La maternidad no es solo una experiencia o una faceta de la vida de una mujer, sobre todo es el proceso de formación del ser humano.

2.- Esta secuencia se ha fijado en la evolución mamífera en general y humana en particular; la fijación de la secuencia específicamente humana fue determinante para la fijación de nuestra especie en el ecosistema general de la vida. Las peculiaridades particulares de la maternidad humana se deben sobre todo al específico desarrollo del sistema sexual para adaptar la maternidad a las condiciones anatómicas del bipedismo. (Ver El parto orgásmico, testimonio de mujer y explicación fisiológica, colgado en esta web).

3.- La maternidad, y con ella el proceso de formación de los seres humanos, está pervertida, gravemente alterada en relación al diseño filogenético que aseguró nuestra permanencia como especie. Hay pediatras que afirman que en los hospitales se viola a l@s recién nacid@s porque llaman ‘violación’ al acto de separar a la madre de l@s bebés (1). (Ver El Cuidado Madre Canguro de Nils Bergman, colgado en sites.google.com/site/rescatandotextos, así como su documental Restoring the original paradigm, (http://www.youtube.com/watch?v=hDOpnCPoBg0; también en: http://myblogdecrianzaconamor.blogspot.com/2009/07/restaurando-el-paradigma-original.html).

Otras referencias en El matricidio y la represión del deseo materno a la luz de la neurología y de la práctica clínica neonatal, colgado en esta web)

4.- La perversión de la maternidad afecta a la formación individual del ser humano.

La repercusión de la maternidad en el individuo se puede resumir con un dicho popular catalán, referido a lo que antiguamente se llamaban ‘niños difíciles’; de estos niñ@s se decía: aquest no ha estat prou llepat (a este no le han lamido lo suficiente).

Esta correlación entre maternidad deficiente o mala, y formación deficiente o malformación del individuo humano, ha sido comprobada desde diferentes campos del conocimiento. En concreto, desde la psicología, la neurología y la psiquiatría se han estudiado diferentes aspectos del deterioro de la sociabilidad humana relacionados con la falta de amor materno (diferentes tipos de autismo, esquizofrenia, tendencias suicidas, drogadicción, etc.); estudios que son en general desconocidos, pese al esfuerzo divulgativo de los mismos, por parte de profesionales como Odent, Bergman, Prescott, entre otros. Buena parte, o la mayor parte de lo que está colgado en esta web trata de explicar esta correlación.

La capacidad de amar y la capacidad racional del ser humano están interrelacionadas; se forman en la etapa primaria de su vida, y es una función del deseo materno. Desde mediados de la década de los 90, la prensa ya se hizo eco de los hallazgos de la neurología al respecto: Sandra Blakeslee, "Las emociones moldean las neuronas" (The New York Times/El País, 15.11.1995); Linda Carrol, "Bebés más inteligenes, la lactancia materna favorece el desarrollo del cerebro" (Medical Tribune/el Mundo, Salud nº 128, 17.11.1994); Pablo Jaúregui, "Besos, caricias y abrazos, la afectividad es básica para el desarrollo del cerebro de los niños" (El Mundo, 12.11.1997); Carlos Fresneda, "Las raíces afectivas de la inteligencia" (El Mundo, 22.09.2003).

En estos artículos se pueden encontrar las referencias de la investigación en el campo de la neurología que avalan los titulares de sus artículos; una investigación de la que Nils Bergaman da cuenta en el texto arriba citado, de sus hallazgos y conclusiones más recientes. Por su parte, Ruth Benedict (1946) (El Crisantemo y la Espada, Alianza Editorial, Madrid 1974, pag. 249) ya refería el sorprendente hecho de que en Jápón, los bebés, al menos en aquella época, aprendían a hablar antes que a andar; también decía que las madres disfrutaban dando de mamar, y que para los japoneses, amamantar es uno de los mayores placeres fisiológicos para la mujer, y el bebé aprende fácilmente a compartirlo con ella: el pecho no es sólo alimento... (pag. 247); en Japón existe un concepto, amae, inexistente en las lenguas occidentales para designar el amor primario; según Takeo Doi (1962), dicha inexistencia dificultaba en extremo el diálogo en el campo de la psiquiatría. ("Amae: a key concept for understanding japanese personality structure", Psychologia, Kyoto, vol 1, 5)

Michael Balint (La Falta Básica, Paidós, Barcelona 1993) explicó la existencia de un ámbito psíquico primario -formado en la interacción libidinal madre-criatura, durante la gestación intra y extra-uterina-, que mantiene latente de por vida una capacidad de producir amor. En este ámbito psíquico descansa la bondad innata del ser humano, su capacidad de amar y también en buena medida, la de razonar; su función es retroalimentar y desarrollar dichas capacidades. La formación del ser humano incluye, pues, necesariamente, ineluctablemente, una bondad innata y una capacidad de amar. Michel Odent afirma que el prototipo de todos los modos de amar es el amor materno, y que todas los modos de amar están integrados (La cientificación del amor, Creavida, Argentina, 2001, pag. XVIII). El narcisismo primario de Freud y el inconsciente huérfano de Deleuze y Guattari forman parte de la cultura de la dominación que elimina a la madre: puesto que obviamente, lo primario es el amor a dos y no el narcisismo, y el inconsciente se forma en la vida intrauterina y tiene por tanto, la misma madre que el resto de nuestra organización psicosomática. A pesar de la importantísima obra de estos autores, en esta cuestión no traspasan el dogma básico de la cultura matricida.

Por otra parte, la psicología también ha mostrado la fractura o esquicie psíquica que se produce en el momento en que falla el de amor materno (Balint, Winnicot), fractura sobre la que se construye el ego fratricida, y que éste mantiene para neutralizar la psique primaria humana. Pese a todo, el deseo materno entraña la continuidad de la vida humana, y seguimos viviendo contradictoriamente, con las dos moneditas de Machado (más de una que de otra, según la expansión producida del amor primario y las condiciones del entorno, según la rigidez de la fractura, según el ego, en definitiva, según el grado de deterioro de cada persona).

Para ver como impacta de por vida la falta de madre normal, sólo unos datos de la formación del sistema neurológico, que nos permiten vislumbrar el impacto general: el desarrollo neurológico sólo está pautado genéticamente hasta más o menos las primeras 12/14 semanas de gestación, y luego ya depende de la interacción con la madre; además nacemos sólo con un 25 % del cerebro formado -a diferencia de los demás mamíferos, que nacen con un 80 % del cerebro ya formado-. La falta de amor materno produce descargas de hormonas del stress y del miedo (cortisol, adrenalina…) cuya persistencia a su vez produce una toxicidad neuroquímica que incide en la formación del cerebro. Este depende pues de la interacción con la madre durante la gestación intra y extra-uterina. Concretamente, según Lloyd de Mause, las áreas del cerebro relacionadas con la producción empática no se desarrollan si no hay suficiente cuidado materno, haciendo entonces posible la indiferencia empática compatible con el fratricidio y la crueldad.

Michel Odent también ha hecho una recopilación de estudios epidemiológicos que muestran esta correlación, y que resume en una frase: health is shaped in the womb. (Ponencia I Congreso Internacional de Parto y Nacimiento.en.casa, Jerez, 2000). En definitiva, la perversión de la maternidad es una estrategia para sabotear el desarrollo del ser humano. (Ver El Asalto al Hades, Capítulo II, La Represión del deseo materno, etc. colgados en esta web)

(Explicaciones más extensas y referencias de los campos de la neurología y de la psicología en El matricidio y la represión del deseo materno a la luz de la neurología y de la práctica clínica neonatal, colgado en esta web).

5 – La repercusión social de la alteración del proceso de formación del ser humano.

La repercusión de la maternidad en la sociedad humana, la resumía San Agustín en la siguiente sentencia: Dadme otras madres y os daré otro mundo. La obra pionera en el establecimiento de esta correlación en términos antropológicos, fue el Das Mutterrecht de Bachofen (... aquellas primitivas generaciones de mujeres, con cuya desaparición, desapareció también la paz sobre la Tierra), basada en hechos históricos recogidos en la literatura antigua, que posteriormente han sido corroborados por la arqueología. Esta correlación entre el tipo de madre y el tipo de sociedad también ha sido comprobada desde diferentes campos del conocimiento.

Michel Odent (El bebé es un mamífero, Mandala, Madrid, 1990, pags. 64-65) hizo una recopilación de algunas de las prácticas, ritos y recetas para interferir en el proceso de formación del ser humano, que se han inventado y puesto en práctica a lo largo de la historia. Por ejemplo, los espartanos que tiraban a los bebés rodando por la ladera de una montaña, y los vikingos que los colgaban de un árbol alimentándolos con tuétano, conocían sus efectos para alterar el proceso de formación de la criatura humana, en términos de acorazamiento psicosomático y de eliminación de las producciones empáticas naturales (que hoy se conocen con detalle en términos neurológicos y psicológicos), con el objetivo entonces no simulado de crear pueblos de guerreros y esclav@s, es decir, la civilización de la dominación y del fratricidio.

En esta, por otro lado breve, recapitulación de Odent, destacan los mitos y otras prácticas para promover la separación de la madre de la criatura, encaminadas a interceptar la función del deseo materno en la formación del ser humano, y que ponen de manifiesto el conocimiento que siempre ha existido de su impacto social; mitos que propagan creencias tales como que el calostro es malo (la medicina ayurvédica en el s. II a.c., da una receta a base de miel y mantequilla para sustituir el calostro y la primera e importantísima leche, para la formación del bebé, de los cuatro primeros días), o que el demonio (la oxitocina y la prolactina) habita el cuerpo impuro y la leche de la madre, por lo que para salvaguardar a la criatura, debían de serles sustraídos, en tanto que la madre no pasara por ciertas ceremonias de ‘purificación’, ceremonias que por otro lado, se establecían en el plazo de tiempo suficiente para que la interrupción de la producción materna fuese efectiva; en la Biblia este plazo es de 8 días para los niños y 40 para las niñas, lo que prueba la discriminación por sexos de una represión directamente establecida con un fin social. Estos son unos ejemplos de la implementación de la represión del deseo materno con el preciso objetivo social de pervertir al ser humano para adaptarlo a la dominación. Hoy, en la era de la dominación invisible y de la sumisión inconsciente, los mitos han cambiado y los objetivos se ocultan más.

La manipulación falaz de la obstetricia, de la sexualidad femenina, de la pediatría, tomando el nombre de la Ciencia en vano y sus hallazgos con fines criminales, consagran la mayor perversión quizá de la maternidad de todos los tiempos. Aunque se sigue aplicando sistemáticamente la separación de la madre del bebé, esta separación física ya no es imprescindible, puesto que la industria farmacológica suministra drogas eficaces para interceptar el deseo materno, en el parto, en el inmediato postparto y en la lactancia.

El 21 y 22 de mayo de 1991 tuvo lugar en Arlington (Virginia), con el patrocinio de la New York Academy of Sciences, un Congreso sobre ‘Oxytocin in Maternal, Sexual and Social Behaviours’ (Pedersen et al., Annals of the New York Academy of Sciences, Volumen 652, Nueva York, 1992), un hito de la historia de la Ciencia que abrió las puertas para la recuperación de la maternidad; sin embargo, sus hallazgos se están utilizando principalmente en un sentido inverso, para ejecutar el matricidio con mayor precisión, eficacia y amplitud social.

Otro hito en la historia de la Ciencia, en el sentido de desvelar la verdad del matricidio, fue el I Simposio de Antropología Sexual que tuvo lugar en el marco de la Central State Anthropological Society, en Lexington, Kentucky en mayo de 1965 (citado por Ernest Borneman en Le Patriarcat, Puf, Paris 1979).

6.- La perversión de la maternidad impide el desarrollo de las cualidades básicas in-formacionales del ser humano (in-formacionales = consustanciales a nuestra formación como especie; es decir, no unas cualidades cualesquiera, sino las más fundamentales y básicas que permitieron nuestra formación y fijación como especie): la capacidad de amar y de empatizar con los congéneres, la capacidad de raciocinio, la capacidad de entendimiento, en definitiva, su sociabilidad.

La pérdida y/o deterioro de estas cualidades fundamentales supone un grave proceso de degeneración del género humano, que de no atajarse, y por tratarse de la pérdida de lo fundamental, nos conducirá a la desaparición. La esclavitud requiere destruir la capacidad de amar y la sociabilidad humana, pero esta es una maniobra suicida. Como afirma el neurólogo norteamericano James W. Prescott: without human love there can be no survival of Homo sapiens ("Breastfeeding: brain nutrients in brain development for human love and peace", en Touch The Future Newsletter, Spring 1997). También Odent en una reciente entrevista, afirmaba que la humanidad no puede sobrevivir si se hacen innecesarias las hormonas del amor, como pretende la nueva dominación y sus estrategias conductistas. Pruebas de que este es un camino de degeneración humana son, por un lado, el malestar que produce y que crece en paralelo con el desarrollo de esta civilización, y por otro, el mismo hecho de que estamos destruyendo el ecosistema terrestre del que dependemos.

No es necesario decir que el desarrollo industrial, científico-técnico, etc., de nuestra civilización no justifican ni tendrían que comportar la destrucción de la capacidad de amar del ser humano, ni el matricidio ni la esclavitud. Esta civilización contra natura no es la única posible; la historia y la arqueología han mostrado la existencia de civlizaciones técnica y culturalmente desarrolladas, sin dominación, y en sintonía con la naturaleza. Contraponer la civilización a la naturaleza es una de las estrategias del discurso de la dominación, pero es una contraposición falaz; se trata de saber de qué tipo de civilización hablamos, si de civilizaciones esclavistas o de civilizaciones sin dominación: esa es la verdadera 'contraposición'. (Ver en esta web: La degeneración de la raza humana por la pérdida de sus cualidades fundamentales)

En concreto hay abundante literatura científica que establece una correlación directa entre la violencia y el fratricidio, y la falta de verdadera madre.

(Ver La represión del deseo materno, II parte, capítulo 8; El matricidio y la represión del deseo materno a la luz de la neurología y de la práctica clínica neonatal, colgados en esta web. También El bebé es un mamífero (Michel Odent) y El placer corporal y los orígenes de la violencia (J. W. Prescott) colgado en sites.google.com/site/rescatando textos. Otros textos de Prescott, como Breastfeeding: brain nutrients in brain development for human love and peace, o Only more mother-infant bonding can prevent cycles of violence pueden encontrarse en http://www.violence.de)

7.- La perversión de la maternidad en el grado de generalización actual supone una castración de la mujer, de la cual Freud hizo una constatación empírica. La historia de la mujer en este proceso histórico es una Iliada de sufrimientos, según expresión de Romeo de Maio (Mujer y Renacimiento, Mondadori, Madrid 1988); una represión particularmente inexorable, con palabras de Freud (La sexualidad femenina (1931) Obras completas, Tomo III, Biblioteca Nueva, Madrid 1968, pag. 518). Pero el que las mujeres, como parte de la humanidad, dejen de sufrir, aún siendo algo muy importante, ni siquiera es lo más importante en la encrucijada actual del mundo.

Wilhelm Reich (Reich habla de Freud, Anagrama, Barcelona 1970) dijo que mientras los embriones crecieran en úteros espásticos y los pechos de las mujeres no latieran adecuadamente, no habría parlamento ni constitución que pudiera hacer a los hombres libres. Reich quería decir que los parlamentos y las constituciones pueden y deben reconocer, proclamar y defender la libertad de los hombres y de las mujeres, y la sociedad ofrecer un tejido social adecuado; pero la libertad y la integridad de cada ser humano se hacen en el vientre y en el regazo materno. Hay una cultura silenciosa, la del silencio del mar que nunca se calla, que desarrolla esta condición humana, y hay una cultura de la dominación, suicida, empecinada en promover el malestar y el sufrimiento humano, y en llevar a la humanidad a la autodestrucción.

La obra de Niles Newton, investigadora del Obstetric School of Medicine de la Universidad de Pennsylvania, del Department of Psychiatry and Behavioural Sciences de la Northwestern University Medical School de Chicago, y ponente del Congreso de Arlington de 1991, explica que la sexualidad de la mujer concierne a más aspectos que los de las relaciones con el otro sexo, aspectos que son completamente ignorados y despreciados en nuestra cultura; y denuncia que se haya separado la maternidad de la sexualidad de la mujer (Maternal Emotions, Paul Hoebber, Inc. Medical Book Department of Harper &Brothers, N.Y., 1955). El deseo materno es la continuidad de la vida; la sustancia común de la que estamos hech@s, hombres y mujeres, de cualquier raza, de cualquier país, de cualquier religión o creencia política.

8.- La perversión de la maternidad comenzó hace unos 6.000 años, como una estrategia para esclavizar seres humanos, y se extendió con la expansión de los imperios esclavistas patriarcales.

Primero aconteció en pequeños grupos humanos en los que el hombre cambió la armonía natural entre los sexos por la dominación. El sometimiento de la mujer vino acompañado de una alteración y reducción falocéntrica de su sexualidad. El dominio del hombre sobre la mujer y la represión de la sexualidad materna, están explícitamente concatenadas en el versículo 16 del Génesis 3, que reza así: Multiplicaré los trabajos de tus preñeces. Parirás con dolor los hijos y buscarás con ardor a tu marido que te dominará (Nacar y Colunga, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1963); el tiempo futuro de los verbos indica que todavía en aquel presente las cosas no eran así. Esta perversión se extendió con la expansión de los imperios esclavistas patriarcales.

El ser humano, en su integridad original es incompatible con la dominación, y por ello, el objetivo de la perversión de la maternidad siempre ha sido y es el de sabotear el proceso de formación del ser humano (cambiar las madres para cambiar el mundo). Un ejemplo de esta incompatibilidad: los españoles en el siglo XVI exterminaron a los araucanos, la población indígena del Caribe, porque éstos, en su estado de integridad, no se pudieron adaptar a la esclavitud; entonces tuvieron que llevar esclavos de África para que trabajaran en las haciendas y dominios coloniales.

La destrucción primitiva de la maternidad sobre la que se levantó el patriarcado y la dominación, es lo que divers@s autor@s han llamado ‘matricidio primitivo’, que se fijó social y culturalmente, con una abundante mitología general y, en particular, con la generalización de diferentes mitos sobre nuestros orígenes. La malformación o deformación del ser humano (la pérdida de sus cualidades fundamentales) fue y es un requerimiento de esta civilización esclavista, patriarcal, basada en relaciones de dominación y promotora del fratricidio humano. Por más invisibles que sean hoy la dominación y la esclavitud, su esencia es la misma.

9.- A pesar de los hallazgos científicos, en la actualidad, la perversión de la maternidad ha alcanzado cotas demasiado altas, y además, dicha perversión está más generalizada que nunca. A comienzos del siglo pasado había una parte de la humanidad que todavía escapaba de este aspecto de nuestra civilización; pero los hallazgos de la medicina y de la tecnología se han implementado en un sentido favorable a la fijación de la perversión, acorde con la nueva esclavitud de los nuevos tiempos.

Superados en cierta medida algunos mitos, hay una contradicción flagrante entre el conocimiento y su aplicación, que solo se explica por la intervención política de los gestores, los nuevos sacerdotes, de la dominación. Michel Odent (1999) hacía la siguiente mención sobre dicha intervención: Estamos en condiciones de comprender por qué los personajes cuyos nombres están asociados tanto al nacimiento como a la capacidad de amar, encuentran poderosos obstáculos: hacen temblar los fundamentos de nuestras culturas (…) podríamos explicar la tendencia muy expandida de neutralizar, colocar fuera de la ley, o perseguir a cualquiera que promulgue mensajes tanto sobre la capacidad de amar como sobre la forma de nacer. (La cientificación del amor).

Desde la medicina, desde la pediatría, desde la sexología científica, desde la psicología, desde la neurología, desde la endocrinología, desde la historia y la arqueología, y desde otras ciencias, aplicadas y no aplicadas, se ha producido un esclarecimiento científico de la maternidad como proceso de formación del ser humano, y también un esclarecimiento del daño del matricidio para el conjunto de la humanidad; es decir, podemos explicar y entender de manera científica e irrefutable la correlación entre maternidad y sociedad, entre maternidad e individuo, entre matricidio y degeneración y eventual extinción del género humano. Por eso la cuestión se dirime, se está dirimiendo, en términos políticos. Es preciso, para hacer acopio de fuerzas y empujar en un sentido favorable a la supervivencia de la humanidad, saber los términos y el contenido real de esta guerra.

10.- De la recuperación de la maternidad depende el que la humanidad tenga o no tenga futuro.

Aunque no aparezca en los titulares de la prensa ni en los informativos de las televisiones, y aunque, desde luego, las batallas contra el fratricidio, el genocidio, etc., son muchas y en diferentes frentes, y hay que estar en todas ellas, en mi opinión la supervivencia de la humanidad depende de que se pueda frenar el proceso de degeneración del ser humano, lo que supone recuperar la maternidad. Además, en cualquier caso, todos los pasos que se puedan dar en este sentido, por todo lo que dicha recuperación entraña, liberarían un caudal de fuerzas latentes, hoy replegadas, que serían sustento de las demás batallas.

La maquinaria criminal de la nueva dominación ha sido calificada de diversas formas: horror, terror moral, crueldad, sadismo, etc., que expresan un primer estadio de percepción del dolor, de la naúsea, o de la compasión que sus efectos nos producen; pero racionalmente, es decir, lo que solemos llamar científicamente, sólo se puede comprender en términos de degeneración del ser humano, de un determinado estado degenerado de la condición humana. No basta con comprender la dimensión económica y política de la nueva dominación, cuya potencia y envergadura mueven a la colaboración o a la paralizaciónn de mucha gente; tampoco nos quedamos en el dolor o en la naúsea o en la compasión, por muy intensos que éstos sean, porque quedarnos ahí también nos llevaría a la paralización. Desde mi punto de vista, por eso cuelgo estos escritos en esta web, es necesaria la comprensión racional del proceso en curso de degeneración de la condición humana, como contexto o referencia para poder entender los demás aspectos de la nueva dominación -la misma ambición de dominar el mundo solo se puede entender en términos de degeneración humana. Y frenar este proceso de degeneración hace imprescindible, además de otras muchas cosas, la recuperación de la maternidad.

La recuperación de la maternidad por un lado puede parecer una cosa muy díficil y lejana, pero por otro, puede ser fácil e inmediata, puesto que está ahí, pertenece a nuestra condición humana. Implica dos cosas también aparentemente difíciles: la recuperación de la sexualidad femenina, y la recuperación de las relaciones armónicas entre hombres y mujeres (pues no hay otro modo de recuperar la maternidad). Pero ambas están latentes: todo el mundo prefiere, muchos hombres también, las relaciones armónicas a las relaciones de dominio; y todas las mujeres preferirían disfrutar de la maternidad en vez de padecerla, si supieran que ello es posible. Por eso, desde mi punto de vista, no es tan difícil recuperar la maternidad. En nuestra sociedad no solo hay una castración cultural, también hay una latencia irreductible, con una fuerza impresionante, que explica los continuos y enormes esfuerzos, las elaboradas estrategias de represión que implementa la nueva dominación para contenerla.

Por eso pienso que en realidad es muy fácil; por nuestra parte no tenemos que diseñar estrategia alguna, sólo explicar la verdad de las cosas, y creo que hay mucha gente que las sabe y que está dispuesta a explicarlas. Y, por otra parte, son muy fáciles de entender; tan fáciles de entender como el documental Restoring the original paradigm de Nils Bergman, cuya divulgación por ello ha sido objeto de un persistente sabotaje. La dificultad es política, la política de la nueva esclavitud que intercepta la palabra; la política que utiliza, entre otras cosas, inhibidores hormonales o relajantes musculares como armas para ejecutar el matricidio de forma invisible. No podemos olvidar que la nueva dominación con su nueva esclavitud, no sólo es una injusticia, acompañada de muchísimo sufrimiento, para el 99,9 % de la humanidad; es un suicidio.

San Ildefonso, 2 de febrero 2012
corregido el 2 de mayo de 2012

(1) Utilizo la arroba no porque crea que es una solución alternativa al masculino genérico sino para evitar el uso del mismo en la expresión escrita; es sólo una solución de emergencia, pragmática y provisional, para eludir la obligación de propagar inexorablemente el androcentrismo de nuestra lengua.

Nuestra lengua se ha formado en un contexto androcrático, que necesariamente ha fijado diversos aspectos de un determinado sexismo androcéntrico. Si la lengua se hace hablando, y está siempre viva y evolucionando, lo mismo que ahora incorpora términos ingleses, productos de la tecnología digital y otros, cuando nuestras relaciones sociales dejen de ser androcráticas, el androcentrismo y el masculino genérico desaparecerán poco a poco de nuestra lengua, y producirá otras formas de expresar la igualdad que exista entre hombres y mujeres.

La negación de que masculino genérico de nuestra lengua es una manifestación del androcentrismo social, se apoya en que hay nombres genéricos que son masculinos y otros femeninos, como la jirafa, la ballena o la hormiga que son nombres genéricos de especies que siendo gramaticalmente femeninos incluyen a los machos y a las hembras, y por eso, cuando nos referimos a una jirafa o a una ballena macho, no decimos ‘jirafo’ o ‘balleno’; de ahí concluyen que ‘hombre’ es el nombre genérico de nuestra especie que siendo gramaticalmente masculino no excluye a las mujeres. Desde este razonamiento se nos critica a quienes utilizamos ‘ser humano’ en lugar de ‘hombre’ como expresión genérica del individuo de la especie humana. Pero la generalización de ‘jirafa’ y de ‘hombre’ no es análoga. ‘Jirafa’ es efectivamente el nombre genérico de la especie, y si queremos precisar decimos ‘jirafa macho’ o ‘jirafa hembra’; pero en cambio no podemos decir ‘hombre macho’ y ‘hombre hembra’, o ‘hombre varón’ y ‘hombre mujer’, lo cual pone de manifiesto que ‘hombre’ no es una voz genérica que incluye a las mujeres, (como lo hace la voz ‘jirafa’ que sí incluye a las jirafas machos). Cuando usamos ‘hombre’ como voz genérica de nuestra especie estamos excluyendo conceptualmente a las mujeres. Una exclusión conceptual que es correlativa a la exclusión social (¿en qué año accedieron al derecho a voto las civilizadísimas mujeres suizas? ¿y las españolas? ¿y de cuándo data la formación de las lenguas romances?).

Por otra parte, la exclusión conceptual que entraña el uso genérico de ‘hombre’ no puede ser casual porque no es un hecho aislado, sino que se repite con ‘los niños’, ‘los’ jóvenes, ‘los viejos’, ‘los padres’, etc. Quienes están en contra de la exclusión social de las mujeres y al mismo tiempo creen que el uso de este masculino genérico es un fenómeno aleatorio deberían de preguntarse si no es demasiada casualidad… O hacerse la pregunta inversa: ¿cómo hubiese sido posible, siendo nuestra sociedad como ha sido y como todavía sigue siendo, que la dominación de un sexo y la exclusión social del otro durante cientos de años no se hubiese quedado plasmada en la lengua?

Sabemos que la interacción entre sociedad y lenguaje opera en ambos sentidos: las relaciones sociales hacen lenguaje, y el lenguaje reproduce las relaciones sociales; y el lenguaje androcéntrico reproduce el androcentrismo social. Por lo tanto, eludir siempre que podamos y denunciar el uso del masculino genérico, son modos de intervenir en la evolución conjunta de la lengua y de la sociedad en un sentido favorable a la recuperación de la armonía y del entendimiento social.

La lengua se hace, evoluciona y cambia con las relaciones sociales, y nadie individualmente puede hacerla cambiar. Pero creo que es legítimo usar la arroba como denuncia, como si fuera una pancarta, aunque sepamos que no es la solución; la pancarta sólo es para decir que hay algo que no está bien, y por sí misma no resuelve el problema; las denuncias en todo caso son pequeñísimos pasos en el camino de la resolución del problema. Lo mismo que la denuncia de la violencia criminal no elimina dicha violencia, pero no podemos evitar el denunciarla.

Quienes critican el uso del 'os/as' o el de la arroba, quienes critican los gobiernos paritarios en número de hombres y mujeres de Zapatero, lo suelen hacer desde el negacionismo de la injusticia androcrática. Quienes reconocen la existencia del androcentrismo en el lenguaje, aunque no les gusten lo que dicen determinadas pancartas, las entienden como tales. Pero quienes defienden la injusticia del estado de cosas y están siempre, desde arriba, implementándola, en cuanto alguien levanta una pancarta de pronto se ponen en pie de igualdad para rasgarse las vestiduras ante semejante oprobio: cambian el terreno de juego para salirse del estado de injusticia y presentar la denuncia como una arbitrariedad. Porque la pancarta es una denuncia de un estado de injusticia que debe permanecer invisible.

Una de las críticas que he escuchado al uso de la arroba en el lenguaje escrito, es que no se puede decir en el lenguaje hablado, lo cual es cierto; pero también es cierto que sí se puede leer, que es de lo que se trata con el lenguaje escrito, enviando así un mensaje, una determinada denuncia de un estado de cosas, a nuestro universo conceptual. Cuando hablo, y cuando he hablado en público dando charlas o seminarios, he utilizado, claro está, el masculino genérico, pero introduciendo de vez en cuando algún 'niños y niñas', alguna precisión, a modo de pancarta; no hablo de continuo con la pancarta en alto, porque efectivamente es absurdo. Pero a lo largo de media hora o de una hora de exposición, decir cuatro o cinco veces algún 'niños y niñas' no es absurdo ni rompe el hilo de los razonamientos ni es cargante para la mente. Y así he tratado de dejar constancia de la protesta.

Tengo un amigo que ha hecho suya la dignidad de las mujeres, y que utiliza en el lenguaje hablado, sistemáticamente, el femenino genérico, a modo de pancarta. No comparto esa manera de protestar porque no me gustan las expresiones que puedan sugerir que la solución de los problemas es una cuestión mecánica de 'dar la vuelta a la tortilla'. Pero entiendo y respeto su manera de protestar, y sobre todo entiendo que no pretende que el femenino genérico sea la solución alternativa al masculino genérico.

Otro argumento habitual en defensa del masculino genérico es el de que forma parte del núcleo duro de la estructura gramatical de la lengua, por lo que no puede ser objeto de cambio o de evolución. Pero este argumento lo que pone de manifiesto es que la androcracia y su androcentrismo eran parte del núcleo duro de la dominación en el momento de la formación de nuestra lengua y por eso la refleja. Porque la lengua, como la vida misma, en sí misma no es rígida; toda ella es pura flexibilidad. El argumento de la fijación inexorable de la gramática actual trata de yugular el cuestionamiento de dicha fijación, y que dejemos de emplear nuestra capacidad racional ante la discriminación del lenguaje.

Hay también una confusión entre el uso discriminatorio de la lengua y el hecho de que la lengua se haya fijado con una determinada discriminación. Son dos cosas distintas, pero si tratamos de usar la palabra de forma no discriminatoria, poco a poco cambiaremos también las discriminaciones que se han fijado aparentemente de forma inexorable.

Un ejemplo de cómo la lengua quebranta sus propias normas gramaticales es lo que ha hecho para evitar decir 'la agua' o 'la hambre', u otras que resultan incómodas de decir, y ha permitido que digamos 'el agua está fría' o 'tengo un hambre espantosa', poniendo artículos masculinos para determinar o indeterminar sustantivos y adjetivos femeninos, sin que nos chirríe la mente ni ninguna otra cosa, y sólo para evitar una incomodidad. Del mismo modo, pienso, que cuando nuestro masculino genérico nos resulte inconveniente, la gramática, mansamente, por evitar nuestra incomodidad, quebrantará o rectificará sus normas, para adaptarlas a la conveniencia de nuestras relaciones sociales; en otras palabras, cuando cambien nuestras relaciones sociales lo que será inexorable es que la lengua cambie.

Y nuestras relaciones sociales ya han empezado a cambiar; y en mi opinión ya hay un desfase entre lengua y sociedad que se manifiesta en las pancartas y en las resistencias que están apareciendo en el uso de la lengua; sé, por ejemplo, de un APA (Asociación de Padres de Alumnos) de una escuela pública cuyos integrantes han peleado por conseguir cambiar el nombre y llamarse ‘Asociación de Padres y Madres…’, y lo han conseguido. Puede que mucha gente considere que ‘padres’ es un genérico que contiene a los padres y a las madres, pero es un hecho que ya hay gente que no lo considera así. En los primeros pasos de los cambios siempre se producen torpezas y simplificaciones, por eso entiendo que es posible que yo esté equivocada y que los ejemplos y las razones que he puesto no valgan; expongo mis razonamientos con todas mis excusas por adelantado.

Después de lo dicho, queda claro que el uso de la arroba no pretende cambiar nada, ni siquiera es una propuesta; posiblemente haya mejores maneras de eludir la complicidad con la injusticia o de poner en evidencia su invisibilidad. Pero, ¿por qué, si estamos de acuerdo en que la lengua es flexible y se tiene que adaptar a las relaciones sociales, quienes admiten la evolución de la lengua en otros aspectos, no toleran las pancartas y cierren filas en defensa del masculino genérico?

Hay dos argumentos que no me convencen: uno es que el androcentrismo no existe en la lengua, y otro, que sus fijaciones son inexorables. Hombres eruditos como A. García Meseguer (Lenguaje y discriminación sexual, Madrid, Edicusa 1977), han dejado bien demostrado la existencia del androcentrismo de nuestra lengua; a ellos me remito porque el hambre y sed de justicia en cambio no es androcéntrica ni sexista: es un lugar común.

San Ildefonso, 8 de marzo 2012
corregido el 16 de abril 2012

En este site están colgados mis libros (La sexualidad y el funcionamiento de la dominación, Rebelión de Edipo 2: es la edición revisada digital del 2010 ), asi como otros escritos de los últimos tiempos.

También en pulposymedusas.blogspot.com, tengo colgadas cosas cortas. A la izquierda podéis pinchar los textos disponibles, libros, artículos, etc.
- En APUNTES PARA RE-ESCRIBIR LA HISTORIA, cuelgo cosas que pienso que pueden servir para cuando se aborde la tarea de re-escribir la historia desde la perspectiva de las civilizaciones humanas primigenias, es decir, desde un punto de vista no esclavista y no patriarcal.
- En ADVERTENCIAS, doy aviso de de algunos 'pufos' editoriales, de cosas mías que contienen deformaciones de los escritos originales.
- En PRESENTACIONES (powerpoints), están colgadas algunas 'presentaciones' que contienen fichas e imágenes, por si pueden ser de utilidad.

- También en: sites.google.com/site/rescatandotextos
he colgado algunos textos que me parecen importantes

- No hace falta pedirme permiso para reproducir cualquiera de los escritos que están colgados, siempre y cuando no se tergivesen o se modifiquen, por añadiduras, omisiones o falsas 'traducciones'.

Reflexión autocrítica

El trabajo aquí expuesto no ha sido un proyecto premeditado. Nunca pensé que me dedicaría escribir, que publicaría libros, que escribiría artículos, que presentaría ponencias en jornadas, o que colgaría textos míos en una web. Los escritos han ido saliendo según me he visto en la necesidad de expresar las cosas que iba ‘descubriendo’. Creo que el interés que pueda tener lo que aquí está recogido, reside en el intento de perforar el magma dogmático que subyace a la civilización de la dominación y del sufrimiento humano, ‘el dogma conceptual básico’ del que hablaron Ruth Benedict y Amparo Moreno Sardá (o ‘la mentira universal’ de Camus).

El interés que puedan tener mis escritos, es la misma búsqueda a través de las grietas del magma. Más allá de los resultados obtenidos en esta búsqueda, los obstáculos o las dificultades encontradas que se ponen en evidencia, pueden ser de utilidad para quienes se empeñen en la misma tarea. La misma censura encontrada es la mayor indicación, incluso en algún caso, una precisa definición conceptual de algo que se esconde detrás del magma. La construcción criminal de la realidad artificial, es también la prueba más importante de la realidad natural que se opone al dominio y al saqueo, a la injusticia y al sufrimiento humano. Si aquí alguien encuentra algo que le pueda servir para vislumbrar algo de la vida que subyace al mundo de la dominación, ya habrá valido la pena el esfuerzo.

He trabajado respondiendo a impulsos concretos por esclarecer cosas concretas, acuciada por la necesidad de entender lo que pasaba y de propio equilibrio y auto-regulación psicosomática; por poner un ejemplo concreto: la necesidad de entender y definir la pulsión del deseo materno, percibida de un modo tan nítido que toda la presión del magma no fue suficiente para que pasara por mí como si nada. Sin la fuerza y la guía de la pulsión creo que no se puede traspasar el magma dogmático, o por lo menos yo ni me lo hubiera planteado: nada, ninguna otra cosa, me había sugerido antes que la idea de la maternidad que tenía, socialmente establecida y culturalmente argumentada, fuese una monumental mentira. Así es como aparece el interés por algo que quieres saber y que no lo encuentras dicho en ninguna parte, o al menos nadie te lo ha dicho a ti, ni a lo largo de la enseñanza reglada, ni tu familia, ni la literatura y la cultura en general a la que has tenido acceso. A base de buscar, a veces encuentras que hay cosas que sí que han sido dichas, unas veces de forma muy clara, y otras parcialmente, sesgadamente, difuminadas en otro contexto; pero enterradas o arrumbadas al margen de los medios normales de transmisión de conocimientos.

Esta manera de buscar y de investigar, desde mi punto de vista, no sólo es válida, sino que es la que directamente se enfrenta a ‘la mentira universal’, al dogma conceptual básico; pero tiene sus inconvenientes, y es que te hace a veces simplificar los fenómenos. Aunque la simplificación se pueda justificar, porque muy posiblemente en un primer momento sea inevitable, no quita que lo sea. Cuando vislumbras la verdad que hay detrás de una mentira, es tal el deslumbramiento que irradia, que oscurece todo lo que la rodea. La verdad concreta que emerge tiende a aíslarse, difuminando sus conexiones, y con ellas, a veces, sus matices. Sobre todo sucede cuando se trata de una empresa en solitario, como es mi caso, que casi no puedes contrastar opiniones, y sobre todo, encuentras enormes dificultades, en ocasiones insalvables, para acceder a las fuentes. Todo ello agravado por el hecho de que la investigación ha sido forzosamente multidisciplinar, lo cual hubiera requerido un conocimiento profundo de cada una de las disciplinas implicadas, y no un bagaje de cultura general medio como el mío.

Ahora, cuando releo algún texto mío, tengo que decir que no me gusta la manera en que digo las cosas, sobre todo en los escritos más antiguos. Sigo estando identificada con sus conclusiones, todas, porque en lo esencial he tratado de ser fiel y rigurosa con respecto a la pregunta inicial, y creo que las respuestas, pese a todo, están suficientemente argumentadas; para mí desde luego lo están. Pero me he encontrado con muchas cosas que ahora me parecen razonamientos forzados, simplistas o exagerados, es decir, que son de alguna manera, una deformación parcial de algún fenómeno.

Me gustaría volver a re-escribir lo escrito. Hacer una crítica, capítulo a capítulo de cada libro, artículo por artículo. O escribir un nuevo libro que contara las cosas de otra manera. No sé si lo podré hacer, pero está planteado.

San Ildefonso, 21 de julio 2011

fuente http://sites.google.com/site/casildarodriganez/

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