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Piden que el Museo restituya restos de una mujer aché
Por Fuente: Cintia Kemelmajer - Tuesday, May. 22, 2012 at 1:37 PM

Es la mamá de Damiana, una joven que estuvo en La Plata a principios del siglo pasado y ya fue devuelta a Paraguay. Sus huesos siguen en ese centro de estudios de la UNLP.

1896. Colonos blancos atacan la comunidad Aché, en el actual parque nacional de Caazapá, a 300 kilómetros al sudeste de Asunción del Paraguay. Caen muertos tres miembros de la familia de Damiana, una niña de alrededor de dos años que sobrevive al ataque. Dos años después es entregada al antropólogo holandés Ten Kate, jefe de la sección de Antropología Biológica del Museo de La Plata, quien viaja al Paraguay a estudiar a los Aché. En La Plata Ten Kate deja la niña en “custodia” del médico germano-argentino Alejandro Korn, fundador y entonces director del hospital “Melchor Romero”. Su madre toma a la niña de 4 a 5 años como sirvienta. En 1907, a sus 13 años, el antropólogo alemán Lehmann-Nietzche la fotografía, desnuda. Su imagen es exhibida en el Museo de La Plata, y a los dos meses, Damiana fallece.

Su cabeza es enviada al académico Hans Virchow, en Alemania, y es exhibida ante la Sociedad Antropológica de Berlín.

2010. El resto del cuerpo de la chica, esqueletizado, es devuelto por el Museo de la Facultad de Ciencias Naturales de la UNLP a su comunidad de origen. Pero no aún el de su madre, que yació en el mismo momento de su captura y su esqueleto, trasladado al mismo Museo, sigue allí desde entonces.

2012. Organizaciones de Derechos Humanos de Paraguay piden para que se agilice el expediente, y que se restituyan finalmente ese y todos los restos Aché que están en el Museo: esqueleto N° 7930, N° 7931, N° 7932, N° 7933, N° 7934 y los cráneos N° 20 y N° 21. El cráneo N° 22 perteneciente a un hombre Aché N.N. asesinado en los yerbatales paraguayos fue restituido en el 2010 junto al cuerpo de Damiana.

Ese reclamo incluye un planteo para que se devuelvan los objetos tomados como trofeos de guerra durante el ataque de 1896.

COMPLETAR LA REPARACIÓN. Al momento de la masacre a los Aché la pequeña Damiana, repetía las palabras Caibú, aputiné y apallú. Se suponía que Caibú era el nombre de la madre, que yacía en ese mismo momento, moribunda, herida de dos tiros en el estómago, ultimada a machetazos en la cabeza, y cuyo esqueleto era enviado al Museo de La Plata. “Nos parece importante que, habiendo siendo restituida Damiana, los restos de esta mujer Aché asesinada cruelmente en el momento del rapto de Damiana, sea su nombre Caibú o no, también sean restituidos”, indicó Fernando Miguel Pepe, coordinador del Colectivo GUIAS (Grupo Universitario de Investigación y Antropología Social), encargado de las restituciones.

La negativa del Museo a restituir a Caibú, indicó Pepe, se debe a que faltarían partes de su esqueleto, en base a las fotografías publicadas de la época en que trajeron quince huesos del esqueleto: el cráneo con la mandíbula, la cintura pélvica completa, el sacro, los omoplatos, una clavícula y ocho huesos de las extremidades. De ellas, GUIAS encontró solo seis: el cráneo sin mandíbula, los dos fémures y el humero derecho, la pelvis y el sacro. Hoy el Museo aduce que solo tiene cinco restos, y que el húmero derecho de Caibú está extraviado. “Hasta que no terminen de rastrear si no están las otras piezas no quieren restituirlo. Hay un antecedente negativo que el museo no quiere repetir, el de la restitución de Inakayal, en la que fue restituido en en 1984 incompleto, lo que genero mucho malestar en las comunidades y nuevos reclamos al museo”, expresó Pepe.

En el Museo también están el cráneo de un hombre Aché traído en la misma expedición que trajo a Damiana viva y a Caibú muerta. “El cráneo de este hombre tampoco fue restituido, porque aducen en el museo que están mal los números de catálogo. Nosotros determinamos cuál era el cráneo, se podría haber restituido, pero ellos no lo pudieron determinar”, explicó Pepe.

GESTIONES. “La restitución es una acción política. Es un proceso aún muy lento por las presiones que existen, entendemos que se tiene que agilizar. En el ´94 el Museo entregó al cacique Inacayal, en el 2001 a Mariano Rosas, en el 2010 a Damiana: prácticamente es uno por década”, manifestó Pepe.

Contra todos los pronósticos, en el caso de la restitución del cráneo de Damiana que incluyó la gestión y conexión con Alemania fue más rápida que la del cuerpo desde el museo de La Plata. “En el Museo local se tardó tres años en conseguir restituir sus restos, mientras que en Alemania la gestión duró sólo un año”, explicitó el coordinador del Colectivo GUIAS.

¿Por qué existe tal dificultad a la hora de la restitución de los restos a sus comunidades? La razón de tal lentitud, según Pepe, se debe a las presiones de los investigadores que trabajan sobre los restos humanos solicitados. “No es ético trabajar con restos humanos que están siendo reclamados por sus comunidades. Se ´estudian´ sin el consentimiento de su comunidad. Sobre todo los que son de grandes caciques y dirigentes, muchos de ellos asesinados o fusilados por el ejército o la policía, tienen una fuerte connotación como ´trofeos de guerra´, es inaudito que estos investigadores en su mayoría jóvenes pongan palos en la rueda para su restitución”, dijo Fernando Pepe.

¿Qué significado tiene, para los pueblos originarios, la restitución de los restos de sus antepasados? Como lo explica Pepe, “en primer lugar se recupera la identidad, dejan de ser objetos de estudio y vuelven a ser sujetos, desde lo simbólico también es muy fuerte la visibilización de estas trágicas historia, y finalmente cuando un resto humano vuelve a su comunidad estamos afirmando que ese territorio es de la comunidad, entonces esto resignifica el presente. La comunidad Aché enterró a Damiana no en el territorio que el Estado les asignó para vivir sino en un Parque Nacional que está al lado, que ellos están reclamando como propio. Contribuyendo así a la lucha principal de los pueblos originarios, que es la lucha por recuperar sus territorios ancestrales”.

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