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A los Compañeros estatales
Por Unidad de Trabajadores Estatales -
Friday, May. 25, 2012 at 1:46 AM
unidaddetrabajadoresestatales@gmail.com
Para nosotros hay algunos ejes fundamentales sobre los que queremos
avanzar para abrir la discusión e impulsar medidas de acción en torno a
ellos.
Entendemos que como estatales compartimos el mismo patrón y la misma
miseria. Nuestro patrón es el Estado encarnado en diferentes niveles de
Gobiernos y jurisdicciones Nacional, Provincial o Municipal.
Frente a la crisis capitalista mundial, el ajuste ha comenzado por
nuestro sector, reflejado en los misérrimos porcentajes de aumento
salarial que se obtuvieron en las paritarias, el cierre de centros de
salud, la falta de insumos, el recorte o congelamiento y hasta
supresión de partidas para asistencia en salud, comedores, etc.; los
cierres de grados y cursos en Educación con la consiguiente puesta en
disponibilidad de los docentes; las cesantías por caídas de contratos,
supresión de servicios, y lo peor, hasta por persecuciones por
actividades gremiales y políticas.
Estos Gobiernos han declarado la guerra a los trabajadores y nos han
condenado a la miseria implementando políticas hambreadoras en
resguardo de sus cajas, la
cuales son verdaderos manantiales de privilegios impositivos a empresas
y fuentes de prebendas para los aliados políticos de los partidos
gobernantes.
Esta política salarial se
volvió más notoria aún cuando, una vez cerrados los acuerdos
paritarios, se dio un aumento en cascada de impuestos, contribuciones,
tarifas de servicios elementales como la luz, el agua y el transporte,
agregado todo ello a una impresionante carestía en constante suba.
La inflación, en término de un par de semanas, puso debajo de la
llamada línea
de pobreza a muchos que
habíamos obtenido un aumento después de meses de reclamos, paros y
acciones concretas y de discusiones paritarias.
Mientras los funcionarios de todo tipo
incrementan sus sueldos en sumas siderales, a nosotros nos tiran
migajas.
No es desconocido por los trabajadores estatales que utilizan una
lógica cuartelera para perseguir a los activistas y a todos los
compañeros que deciden luchar, amenazados desde ya por la Ley
Antiterrorista, con acusaciones presidenciales de extorsión
a quienes acompañan sus reclamos con la acción directa en ejercicio del
derecho de huelga. En una palabra: pretenden convertir el ejercicio del
derecho de huelga en delito.
Las cúpulas sindicales de nuestros
gremios se han encargado de cancelar en las paritarias nuestras
aspiraciones a una vida digna con salarios acordes con el costo de la
canasta familiar.
En el trámite de las mismas se disolvió cualquier idea de unidad,
llevando a plantear por separado los reclamos y en ocasiones (por
ejemplo Maguid-Hoffman) actuando abiertamente contra quienes -como los
docentes- continuaron empujando desde la votación de base, planes de
lucha por esos justos reclamos.
Demás está decir que mientras los
dirigentes gremiales se preocupan en cumplir con una legislación
establecida para limitar toda expresión de lucha concreta de esos
reclamos, la salud, la escuela pública, la asistencia esencial y todo
lo que pueda significar beneficioso para el pueblo, se ve sometido al
ajuste, violando cuanta legislación, promesa o compromiso haya asumido
el patrón Estado.
No menos en peligro están quienes se han jubilado, que deben subsistir
con porcentajes de lo que perciben los compañeros en funciones, una
injusticia que expone gravemente a los trabajadores de toda una vida
justo cuando más necesidades de todo tipo tienen y cuando más deberían
ser recompensados por sus años de aportes no sólo de salarios
descontados, sino de esfuerzo en las tareas.
También hemos discutido la situación del IAPOS, sometido gobierno tras
gobierno a una administración discrecional llevada a cabo por quienes
nada tienen de trabajadores y en ausencia de controladores efectivos
por parte de éstos. Las limitaciones, los gerenciamientos privados, las
innumerables trabas para accederservicios esenciales, los plus médicos,
las maniobras fraudulentas de los prestadores negando -por ejemplo el
caso más común- la existencia de camas para internación de los
afiliados, en fin, un sinnúmero de
estafas, están cargando sobre los magros salarios el costo de lo que
debería ser íntegramente cubierto por una obra social cuyos fondos van
a parar vaya a saber a qué bolsillo, campaña electoral o
enriquecimiento personal.
Es una realidad que hacemos distingos entre la conducta de los
distintos dirigentes gremiales. Unos son los eternos implicados en la
defraudación al pueblo y otros recién llegados a los negocios de la
burocracia sindical. Algunos aparentan enfrentar estas conductas de un
modo tan duro de boca como blando de mano en definitiva terminan
paralizando por cobardía, complicidad o conveniencia personal pura, los
enormes esfuerzos que hacemos desde las bases para conseguir lo que es
justo y necesario.
Pero lo cierto es que necesitamos una unidad en la lucha de los
trabajadores que ninguno, ni los burócratas más recalcitrantes, ni las
oposiciones que predican la democracia gremial, están en condiciones de
garantizar.
Esto significa en los hechos concretos
que, por algunas de las razones que enumeramos, los de arriba nos
dividen. Superar estas divisiones es parte de la tarea que creemos
necesaria. Crear el frente común de quienes tenemos patrón y problemas
con el patrón que nos son comunes. Y sobre todo, el común objetivo de
lograr la satisfacción de nuestros reclamos porque en ello nos va la
vida.
unidaddetrabajadoresestatales@gmail.com