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"La realidad del aborto dista de lo ideal"
Por Julieta Lutz Díaz - Tuesday, May. 29, 2012 at 7:53 PM

Sería ideal no tener que pensar el debate sobre la legalidad o ilegalidad del aborto. Sería ideal que el aborto no se practicara. Sería ideal que no existieran las casi 4000 muertes por abortos clandestinos e inseguros desde el retorno de la democracia en la Argentina. Pero lo ideal no es lo real.

Dentro de los parámetros de la prohibición e ilegalidad de la ley, se calcula que entre 450 mil y 600 mil mujeres recurren al aborto clandestino cada año en el país. Es decir, la penalización del aborto no impide que éste se practique y lo único que logra es la clandestinidad e inseguridad de los modos en que se lleva a cabo por mujeres de todo el país.

El aborto es universal y transversal en todos los sectores sociales. La diferencia radica en que quienes mueren son las mujeres pertenecientes a los sectores más pobres de la sociedad. Mientras una mujer con acceso a la Salud, en condiciones higiénicas y seguras, puede practicarse silenciosamente un aborto y sobrepasarlo con las garantías básicas dentro de la clandestinidad, otra mujer en condiciones carentes accede al aborto, con prácticas insalubres, inseguras y sin garantías de atravesar las consecuencias con protección mínima del Estado, del sistema de salud o de la sociedad misma.

Es normal que mujeres pobres sufran hemorragias o complicaciones después de hacerse abortos inseguros, si es que no mueren antes. Muchas de ellas han denunciado que al acudir a hospitales han tenido que afrontar situaciones donde médicos no quieran atenderlas o grupos conservadores vinculados a la Iglesia las escrachen diciéndoles “asesinas”, partiendo de sus criterios filosóficos.

La Iglesia, recordemos, la institución de una religión que se elige, es la principal precursora de que se mantenga la penalización del aborto y lleva a cabo distintas campañas para que se respete “la vida del niño por nacer”. La religión es algo personal, seguir sus creencias y sostener sus posturas filosóficas también. Nadie puede oponerse a ello, pero tampoco nadie puede oponerse a la decisión personal de cada mujer de poder elegir.

Estudiosos del tema sostienen que con educación sexual para poder comprender y decidir, seguido de acceso a anticonceptivos en todos los sectores de la sociedad asegurados por el Estado para no tener que recurrir al aborto, son la combinación necesaria para no tener que llevar adelante abortos. Pero hay situaciones que a veces exceden cualquier precaución: violaciones, fallas en los anticonceptivos, falta de comprensión, errores humanos -que a todos les pasan-, etc. Ante estos cuadros, el aborto tiene que ser legal, seguro y gratuito para que las mujeres no mueran en condiciones insalubres, inseguras y clandestinas, por falta de dinero o acceso a métodos que no afecten sus vidas.

Hoy en día la Educación Sexual es ley, sin embargo no se lleva a cabo en todas las provincias y mucho menos en todas las escuelas. La repartición obligatoria de anticonceptivos también, pero convengamos que no se reparten constantemente y es improbable que la ciudadanía se acerque permanentemente en busca de ellos a los hospitales. El activismo para promover ambas iniciativas debe ser permanente. Y la lucha para que se concrete el aborto legal debe ser impulsado por la sociedad.

La cifra de abortos clandestinos demuestra que la penalización no impiden que se practiquen. Si la sociedad no es consciente de la realidad que afronta esta problemática, las muertes por abortos inseguros, y principal causa de muerte materna, seguirán siendo el precio que haya que pagar.

Asimismo, este problema mueve mil millones de pesos anuales en la Argentina, según un informe de periodistas de Radio Nacional. Cada año mueren en el país más de 100 mujeres por prácticas de abortos clandestinos e inseguros, según estadísticas oficiales.

Actualmente existe una Guía Técnica para la Atención de los Abortos No Punibles, que contempla al Artículo 86 del Código Penal. Ésta está distribuida en todo el país, pero los médicos y jueces la contemplan según su interpretación filosófica de la realidad.

Esta semana se pondrá este tema en agenda. La Iglesia Católica quiere frenar la implementación de los protocolos hospitalarios en las provincias para la atención de abortos en caso de violación. Es decir, ir contra el histórico fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que interpreta que en cualquier caso de violación la mujer no debe pedir autorización y puede abortar directamente. Asimismo, la Iglesia presentó proyectos de ley, para que se endurezca la ley en caso de violación y que se promueva que se continúe con la gestación forzada, para dar en adopción al bebé después. Por otro lado, el kirchnerismo presentaría un proyecto de ley que universalice el fallo histórico de la corte, donde se prevea que toda mujer violada pueda abortar sin trámites ni autorizaciones previas. En tanto, el proyecto de la Campaña Latinoamericana por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito, el de más larga data y militancia, sigue postergándose.

“La mujer decide. La sociedad respeta. El Estado garantiza. La Iglesia no interviene” y “educación para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”, no son sólo frases hechas. La sociedad debe comprenderlas y aprehenderlas constantemente.

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