Julio López
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Murió Arias Duval, uno de los imputados
Por reenvio - Wednesday, May. 30, 2012 at 11:49 AM

Estaba acusado del ataque a la Casa Teruggi Mariani. Nacimientos en cautiverio, complicidades eclesiásticas y persecuciones sistemáticas con torturas físicas y psíquicas conformaron los ejes de la jornada. El final de una etapa de relatos que pasaron por los CCD de Arana, Brigada de Investigaciones y Comisaría Quinta de La Plata.

PRENSA Y DIFUSIÓN
APDH LA PLATA

(28MAYO2012) Mientras se espera por la declaración en la jornada de mañana de Lidia Papaleo, hoy hubo importantes testimonios en la Ex – Amia, donde la novedad principal pasó por el fallecimiento de Agustín Arias Duval, uno de los imputados por cometer crímenes de lesa humanidad en su carácter de militar. Así lo informó su abogado defensor que dejó la sala al instante.

El imputado estaba acusado por 10 casos de secuestros y torturas del CCD de Comisaría Quinta y por su responsabilidad en el ataque a la casa Mariani- Teruggi en noviembre de 1976. Sin recibir condena murió el pasado 25 de mayo.

“Mi hija nació en cautiverio”

Ricardo Victorino Molina fue secuestrado el 14 de abril de 1977 en La Plata. Su primer destino en cautiverio fue el Centro Clandestino de Detención de La Cacha, donde pasó alrededor de 60 días, antes de rotar en el engranaje de poder a otro lugar de depósito: Comisaría Octava de La Plata, ya a disposición del Poder Ejecutivo.

El último destino que pasó Molina en cautiverio fue la Unidad 9 de La Plata, cárcel que fue el eje del juicio en 2010 donde se condenaron a 11 policías y 3 médicos por delitos de lesa humanidad.

La odisea continuó en libertad, ya que el testigo era vigilado constantemente y decidió exiliarse ante los miedos generados post secuestro. “Mi segunda hija nació en cautiverio en abril de 1977, un día me llevaron a verla junto a su madre Liliana Galarza, que estaba flaca y muy nerviosa”, expresó el testigo. Es decir, de un lugar clandestino pasó a otro a ver a su mujer, aún detenida desaparecida; y a su hija que tiempo más tarde fue entregada a sus abuelos.

En cuanto a reconocimiento de secuestradores era difícil determinar sus nombres, pero si sus apodos. “El Frances lideraba el operativo”, expresó Molina, que en aquel entonces (24 años) era Delegado en una fábrica de Aluminio sobre la Ruta 2, y militante de la Juventud Trabajadora Peronista. A su vez, estudiaba arquitectura en la Universidad Nacional de La Plata.

Diez hermanos militantes

Jorge Manuel Sartor tiene una historia particular, ya que tiene nueve hermanos y todos heredaron la actitud de militancia como su padre, y en distintos espacios –ámbitos religiosos, movimientos campesinos, cooperativas- dejaron el cuerpo por sus ideas. Por tal motivo la dictadura cívico militar puso el ojo en la familia a partir del 24 de marzo de 1976.

“En noviembre de 1976 allanaron la casa de mis padres en Santa Fe y de mis hermanos más tarde. Ahí detienen a mi hermano Eduardo, Secretario de la Federación Agraria, y lo llevaron a la Base Aérea de Reconquista”, expresó Jorge, que se exilió junto a parte de su familia y dejó su militancia en las Ligas Agrarias.
En marzo de 1977 desaparece en Capital Federal su hermano mayor Hector José Sartor, quién participaba en una Cooperativa de Construcción de Viviendas en Córdoba. “Él se va comprometiendo, y trae dificultades, por eso emigra de Córdoba y desaparece en Buenos Aires”, explicó el testigo, quién luego contó: “Íbamos a la cancha a ver a San Lorenzo, era el único espacio que podíamos compartir porque estábamos vigilados, ya teníamos un hermano preso”. Con emotividad, lo describió como una persona alegre que abocaba por los derechos de los trabajadores en una fábrica de gaseosas, donde trabajaba.

Josefina era una de las hermanas y presentó Habeas Corpus por sus hermanos desaparecidos, pero nunca recibió respuesta.

Con respecto al paradero de Hector su hermano dijo que “hay un testimonio de Gil Montenegro que dice que estuvo en la Comisaría Quinta. Creemos que debería haber estado. Es muy importante ese dato”.
Por otra parte su hermano Eduardo Luis sobrevivió del cautiverio luego de más de cinco años, liberado en 1982.

El secuestro de las hermanas Mafeo

Graciela y Analía Mafeo fueron secuestradas el 6 de julio de 1977 en sendos departamentos de La Plata por patotas civiles. En dos autos por separado la llevaron a un centro clandestino platense

Así explicó Graciela los primeros momentos: “Nos llevaron a un cuarto, una oficina con escritorio y luz potente. Nos hicieron preguntas, me pegaron una cachetada. Hacía mucho frío, lo sufrimos. Al rato nos metieron en auto a las dos juntas, hicimos un recorrido largo, que llegamos a un lugar muy solitario en cuanto a ruidos. Era Campo de Arana. Ahí me dejaron en una celda. Creía que tenía gente al lado, pero estaba sola. Durante ese período que estimo habían sido dos horas que duró la tortura de mi hermana. Escuché todo, los gritos desgarradores. Por momentos había silencios, por momentos escuchaba como la ahogaban con algo”

“Ahora te toca a vos”

Graciela no tenía ningún tipo de militancia, a diferencia de su hermana Analía que hasta 1976 había sido parte de la Juventud Trabajadora Peronista. Así continuó con su relato:

“Me llevaron a la sala de torturas. Me hicieron desvestir, me acostaron en un colchón, solo me ataron la mano izquierda. Me dejó tranquila pensar que si era una mano, era probable que no viniera tan dura la cosa. Igualmente, se me paró alguno de ellos con los bolsegos en la panza, me dijeron que me cuide esa noche. Me preguntaban nombre de guerra. Con mis 19 años, estaba desnuda, rodeada de hombres. Después me hicieron vestir, volver a la celda. Ahí empezaron una secuencia, ingresaban a la celda, golpeaban una chapa contra la pared. Parecía como que me dormía y esos golpes me hacían despertar. Aparecía uno que se hacía el bueno, otro se hacía el malo. Había algunos que manoseaban”

A Graciela Mafeo la sacaron de Arana, mientras quedó un tiempo más su hermana Analía. La volvieron a llevar a “Robos y Hurtos”, Centro de Inteligencia en La Plata y la liberaron tiempo más tarde.

Las secuelas estuvieron momentos después, ya que la víctima comenzó a tener ataques de pánico y no volvió a la Universidad, donde estudiaba arquitectura. “Todavía hay cierta gente que no le digo que estuve desaparecida, lo ven como una mancha, cuando uno fue una víctima. Todo eso es una terrible tortura desde el momento que me pusieron la venda en los ojos. Nunca me trataron como persona”, concluyó Graciela, que tenía 19 años en aquel momento.


Analía Mafeo

Además de su militancia, la testigo trabajaba en una Oficina del Ministerio de Economía antes del ingreso laboral al banco Provincia, ya que el padre era Gerente. “Me incorporé como delegada gremial en la JTP como bancaria”, explicó.

Desde 1972 militaba, pero dejó en 1976 porque muchos de sus compañeros habían sido asesinados por la AAA antes del golpe de Estado. Al igual que Graciela, recorrió el Centro de Inteligencia de La Plata y luego fue a Arana, donde fue torturada con picana eléctrica.

“Apenas bajamos, me llevaron a una pieza y me hicieron desvestir. Me pusieron en una cama, me ataron de pies y manos y me torturaron con picana eléctrica. Me preguntaron por el portugués, que había sido novio mío. Me preguntaban direcciones que no conocía, luego sobre mi actividad. Recuerdo asfixia con almohada. Todo fue terrorífico. Llegué a estar al borde de la muerte, la sentí de cerca”, dijo la testigo.

Al otro día la vuelven a poner en la cama de tortura. “Fue más leve, no tanto como la noche anterior”, indicó. A la tardecita la vuelven a llevar al Centro de Inteligencia. “Me llevaron a una habitación donde una persona escritorio de por medio, me lee algo donde me acusan de Montonera. No sé si lo firmé, me largué a llorar y le dije que no era cierto”, argumentó.

El paso por la clandestinidad duró 34 días, ya que el destino siguiente fue la Comisaría Quinta de La Plata. Ahí recordó compartir momentos con la “Gallita”, dija de un delegado del Partido Socialista de los Trabajadores, como también a Blanca Rosi, Lidia Fernández y Georgina Martínez.

Como tantos otros testimonios, dejó en clara la connivencia eclesiástica en esos momentos de terror. “Aparece un día un hombre que pregunta por mí. Dijo que me saque la venda, le dije que no porque si veía algo me hacían boleta. Era un cura, tenía el cuellito blanco. Le preguntaron si íbamos a salir y dijo que no sabía, que un día podíamos estar y otro no. Era Von Wernich”, dijo.

Más tarde volvió a hacerse presente el cura condenado en 2007 en La Plata. Las víctimas le pidieron una Biblia pero fue negada por considerarlas “Comunistas”, según dijo el ex Capellán de la dictadura.

“No volví a ser interrogada en Comisaría Quinta, pero se escuchaba como torturaban gente a la noche y a la madrugada. Llantos, gemidos, gritos. Me acuerdo de voces de varones”, sentenció Analía, como también reconoció que hubo mujeres abusadas en ese Centro de Detención.

La suerte hizo que volviera a “Robos y Hurtos”, lugar de inteligencia. Ahí pasaban lista, preguntaban por su nombre. La alimentación no era abundante, y recién dos días antes de ser liberada se pudo bañar.

Mañana continúa la jornada a partir de las 10 en la Ex – Amia, y uno de los ejes pasará por las irregularidades en la causa de Papel Prensa.

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