Julio López
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Estamos aquí / Estamos en todas partes / Somos la imagen del futuro
Por (A) - Friday, Jun. 08, 2012 at 5:39 PM

Si yo no ardo Si tu no ardes Si nosotros no ardemos Como se iluminara la oscuridad? (Nazim Hikmet, “Like Kerem”)

Rechinando miedo en sus dientes los perros aúllan: Regreso a la normalidad – el banquete de los tontos acabo. Los filologistas de la asimilación ya empezaron a cavar con sus caricias afiladas: “Estamos listos para olvidar, para entender, para cambiar la promiscuidad de estos días, pero ahora compórtense o deberemos traer a nuestros sociólogos, nuestros antropólogos, nuestros psiquiatras! Como padres, hemos tolerado con autocontrol su erupción emocional – ahora miren los escritorios, oficinas y tiendas vacías! Ha llegado la hora del retorno, y quien reniegue de este deber sagrado deberá ser golpeado con fuerza, deberá ser sociologizado, deberá ser psiquiatrizado. Un mandamiento sobrevuela la ciudad: “Estas en tu puesto?” Democracia, armonía social, unidad nacional.

El poder (del gobierno a la familia) apunta no solo a reprimir la insurrección y su generalización, sino a producir una relación de subjetivización. Una relación que define la vida, la vida política, como una esfera de cooperación, compromiso y consenso. “Política es la política del consenso; el resto es guerra de pandillas, disturbios, caos”.
Esa es la verdadera traducción de lo que nos están diciendo, de su esfuerzo de negar el centro viviente de cada acción, y separarnos e aislarnos de lo que podemos hacer: no para unir los dos en uno, sino para quebrar una y otra ves uno en dos.

Los mandarines de la armonía, los barones de la paz y tranquilidad, la ley y el orden, nos instan a volvernos dialécticos. Pero esos trucos son desesperadamente viejos, y su miseria es transparente en las gordas barrigas de los jefes de los sindicatos, en los ojos lavados de los intermediarios, en su depredación sobre toda negación, sobre toda pasión por lo real. Los vimos en mayo, los vimos en LA y Brixton, y los hemos estado viendo durante décadas lamiendo los largos y ahora blancos huesos de la Politécnica en1973. Los vimos de nuevo ayer cuando en ves de llamar al paro general permanente, hablaron de legalidad y llamaron a cancelar la marcha y el paro. Porque ellos saben muy bien que el camino de la generalización de la insurrección es a través del campo de la producción – a través de la ocupación de los medios de producción de este mundo que nos aplasta.

Mañana amanece un día en el que nada es certero. Y que puede ser mas liberador que eso después de tantos años de certeza? Una bala interrumpió la brutal secuencia de todos esos días idénticos. El asesinato de un niño de 15 años fue el momento en el que tuvo lugar un desplazamiento suficientemente fuerte para poner al mundo de cabeza. Un desplazamiento de ver mas haya de un día mas, al punto de que tantos piensen a la ves: “Eso fue todo, ni un paso mas, todo debe cambiar y nosotros lo cambiaremos”. La venganza por la muerte de Alex, se volvió la venganza por todos los días que nos vemos obligados a despertar en este mundo. Y lo que parecía tan difícil se volvió tan simple.

Esto es lo que ha pasado, lo que tenemos. Si algo nos asusta es el regreso a la normalidad. Porque en las calles destruidas y saqueadas de nuestras ciudades de luz no vemos solo las obvias consecuencias de nuestra rabia, sino la oportunidad de volver a vivir. Ya no tenemos nada más que hacer que instalarnos en esta posibilidad y transformarla en una experiencia viviente: parándonos en el campo de la vida cotidiana, nuestra creatividad, nuestro poder de materializar nuestros deseos, nuestro poder de no contemplar sino transformar lo real. Ese es nuestro espacio vital. Todo lo demás es muerte.

Los que quieran entender entenderán. Ahora es el momento de romper las celdas invisibles que nos encadenan a nosotros y a todos en sus/nuestras patéticas pequeñas vidas. Y esto no requiere sola o necesariamente que uno ataque estaciones de policía y prenda en llamas bancos y shoppings. El tiempo en el que uno abandona su sofá y su contemplación pasiva de su propia vida y sale a las calles a hablar y escuchar, dejando atrás todo lo privado, Lleva al campo de las relaciones sociales la fuerza desestabilizadora de una bomba nuclear. Y es por eso precisamente que (hasta ahora) la fijación de todos en su propio microcosmos esta atada a la tracción de fuerzas del átomo. Esas fuerzas que hacen al mundo (capitalista) girar. Este es el dilema: con los insurgentes o solo. Y es una de esas pocas veces que un dilema puede ser a la vez tan absoluto y real.

# En Diciembre del 2008, Grecia. Comunicado de la ocupación de la escuela de economía y negocios de Atenas, 11/12/2008)

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